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Fallece una de las mujeres que contrajeron el primer matrimonio entre personas del mismo sexo de Australia, cuyos trámites se aceleraron por el cáncer que padecía

Martes, 13 de marzo de 2018
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jill-kindt-jo-grant-696x522Foto: ABC Australia

El pasado 15 de diciembre, Jill Kindt y Jo Grant, una pareja de mujeres, hacían historia al convertirse en el primer matrimonio con dos contrayentes del mismo sexo en Australia, un dato que no había sido confirmado hasta ahora. Sucedía solo unos días después de la aprobación de la apertura del matrimonio a las parejas de mujeres y hombres por parte del Parlamento. Sin embargo, la felicidad de Kindt y Grant ha durado poco. Tras apenas 48 días efectivos de matrimonio, Jo Grant ha muerto como consecuencia de un cáncer terminal“Falleció sabiendo que había cumplido su deseo de casarse con la persona que amaba”, ha dicho la Fiscal General del Estado de Queensland, Yvette D’Ath, que también ha explicado que, conociendo el caso, los funcionarios de justicia adelantaron los trámites para que la boda pudiera llevarse a término con más celeridad.

Ahora, se ha conocido a través de sus familiares, que Jo falleció tan solo 48 días después de celebrarse la boda.  El parlamento de Queensland ha recibido a aquellas personas que hicieron posible la boda. Jill Kindt y el resto de la familia de Jo Grant han autorizado a los funcionarios para hacer público su caso esta semana, después de su fallecimiento el pasado 30 de enero. “Esta es una historia de amor y del vínculo profundo entre Jo Grant y Jill Kindt”, ha expresado la Fiscal General del Estado de Queensland, Yvette D’Ath.

La misma alta funcionaria ha añadido que  “esta es también una historia inspiradora de la extraordinaria celeridad de nuestro personal para hacer que este matrimonio histórico se produjera antes de que fuera demasiado tarde”. “El matrimonio de la Sra. Grant y de la Sra. Kindr se aprobó, se materalizó y se registró en el mismo día, después de obtener un permiso especial. Los funcionarios también juegan un papel importante, uno de ellos incluso vino conduciendo desde Brisbane para conocer a la pareja y hacer la documentación necesaria para celebrar la boda”. Según ha confirmado D’Ath, el de Kindt y Grant fue el primer matrimonio en ser celebrado en Australia, un dato que no se conocía con exactitud.

Jill añadió: “Sé que otras muchas parejas se casaron ese fin de semana por distintas razones. Están entre las primeras… nosotras lo hicimos por una razón muy triste y daría cualquier cosa por no estar aquí hablando de esto”

Jill Kindt y Jo Grant mantuvieron una relación de ocho años, pero solo estuvieron legalmente casadas durante 48 días, tras la ceremonia que tuvo lugar en el jardín de su casa de Sunshine Coast, el 15 pasado de diciembre. Al parecer, Jo Grant ya había sido diagnosticada y tanto ella como la que ya es su viuda querían formalizar su amor, incluso presagiando el triste final. Dadas estas circunstancias, la boda se desarrolló en la intimidad de sus familiares y amigos cercanos, por lo que su historia había pasado de puntillas en los medios de comunicación. Sin embargo, con el permiso familiar, la historia de este primer matrimonio igualitario en Australia se ha vuelto viral y está siendo recogido por la prensa internacional.

Como recogíamos en su momento, aunque la aprobación del matrimonio para las parejas del mismo sexo se producía en diciembre, no estaba previsto que los enlaces empezaran a ser efectivos hasta pasado un mes. El celebrante de la boda, Kari, pensó que la pareja podría obtener un permiso especial para acelerar el proceso, por lo que llevó el caso al tribunal de Nambour, donde la aprobación para casarse llegaba “en media hora”. Por su parte, Sandra, la madre de Jo, considera que el matrimonio renovó su espíritu, “manteniéndola viva lo suficiente como para tener una última Navidad con su familia”.

En otro orden de cosas, hace solo unos días, también nos hacíamos eco del nombramiento de Michael McCormack como viceprimer ministro de Australia, tras la dimisión de Barnaby Joyce. El activismo LGTB expresaba su preocupación por los antecedentes homófobos de McCormack.

 Fuente ABC Australia, vía Dosmanzanas/EstoyBailando

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Los antecedentes homófobos del nuevo viceprimer ministro de Australia desatan las alarmas del activismo LGTB

Martes, 6 de marzo de 2018
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articulo_homofobo_mccormack-239x300220px-michael_mccormack_portrait_2010El hasta ahora viceprimer ministro de Australia, Barnaby Joyce, dimitía de su cargo el pasado viernes, al verse acorralado por un escándalo sexual que le hizo perder la confianza de la mayoría del Gobierno, aunque en un principio mantendrá su escaño. Desde este lunes, el sucesor de Joyce es el también conservador Michael McCormack, del Partido Nacional. El nuevo viceprimer ministro McCormack cuenta con unos preocupantes antecedentes homófobos. En los años 90 calificó públicamente a los homosexuales como “sórdidos” y “antinaturales”. También dijo que “desafortunadamente los gais están aquí y, si la enfermedad que sus actos antinaturales ayudaron a propagar no elimina a la humanidad, están aquí para quedarse”. Aunque se ha disculpado en varias ocasiones por estas declaraciones y sostiene que su mentalidad ha “evolucionado”, Rodney Croome, activista LGTB y portavoz de Just Equal, dice que “muchos australianos LGTBI estarán justificadamente preocupados porque Michael McCormack sea nuestro viceprimer ministro, dados sus odiosos comentarios contra nosotros en el pasado”.

Desde este lunes, Michael McCormack releva oficialmente a Barnaby Joyce como viceprimer ministro de Australia. El dimisionario Joyce (de 50 años) renunciaba el pasado viernes a su cargo (que no a su escaño) para tratar de cerrar el huracán político que desataba la salida a la luz de su relación extramatrimonial con Vikki Campion (de 33 años), una antigua subordinada de su Gabinete. Una relación que choca con su habitual discurso público de defensa de los valores de la familia tradicional, como político conservador y católico practicante. Natalie, la ya exmujer de Joyce tras 24 años de matrimonio y madre de las cuatro hijas de ambos, emitía un comunicado hace unos días en el que decía sentirse “profundamente triste por la noticia de que mi esposo había tenido una aventura y ahora va a tener un hijo con una antigua miembro del personal”.

Este escándalo protagonizado por Joyce dividía al Gobierno y ha sido foco de críticas por parte la oposición, especialmente al conocerse la creación de puestos “ad hoc” para recolocar a Vikki Campion, tras su salida del Gabinete del viceprimer ministro, donde ejercía como asesora de prensa. El 15 de febrero se conoció la primera medida del derechista primer ministro, Malcolm Turnbull, en relación con el caso de Joyce y Campion: Australia estrenaba la prohibición de las relaciones sexuales entre ministros y sus empleados. Finalmente, como decíamos, Barnaby Joyce dimitía el viernes.

El pasado homófobo de Michael McCormack

Este 26 de febrero hemos conocido el nombre del sucesor de Joyce, Michael McCormack, que ha sido elegido mediante una votación interna. Pero el nombramiento de McCormack desata un nuevo frente; en este caso la preocupación del activismo LGTB por sus polémicas declaraciones homófobas en el pasado. En mayo de 1993, en calidad de editor de The Daily Advertiser, publicó un artículo demonializando la homosexualidad, especialmente en relación con el VIH/Sida. Así abría su texto: “ya nunca pasa una semana en que los homosexuales y su comportamiento sórdido no se arraiguen aún más en la sociedad”.

También decía cosas como que “el lunes, cientos de miles de homosexuales marcharon en Washington en una manifestación destinada a mostrar sus demandas de igualdad de derechos y el fin de la discriminación”, pero se preguntaba “¿cómo pueden estas personas reclamar derechos cuando son responsables del mayor dilema médico conocido por el hombre? ¿Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida? El Sida no muestra discriminación”.

Desconfianza entre el colectivo LGTB

En el contexto actual, tras la aprobación del matrimonio igualitario el pasado mes de diciembre en Australia, McCormack tendría una carrera muy difícil si se mantuviera públicamente firme en sus comentarios de hace años pero, dada la oportunidad de fijar su posición, el nuevo viceprimer ministro decía lo siguiente: “me disculpé por ello, he evolucionado, y por lo que a mí respecta, es el final” de la cuestión.

Durante el debate sobre la apertura del matrimonio a las parejas del mismo sexo, McCormack se disculpó una vez más por el editorial de 1993  y alegó que “crecí y aprendí no solo a tolerar sino a aceptar a todas las personas, independientemente de su orientación sexual, o cualquier otro rasgo o característica que nos haga a cada uno diferentes y únicos”, lo que no pareció demostrar con anterioridad, en cualquier caso.

Con todo, la elección de McCormack despierta la desconfianza de la comunidad LGTB, que le pide muestras claras y evidentes de ese supuesto cambio de postura, materializadas en políticas inclusivas y antidiscriminatorias. Para Rodney Croome, activista LGTB y portavoz de Just Equal, “muchos australianos LGTBI estarán justificadamente preocupados porque Michael McCormack sea nuestro viceprimer ministro, dados sus odiosos comentarios contra nosotros en el pasado”.

Croome agrega que el nuevo viceprimer ministro debería de haber curado las “heridas causadas por el odio pasado” y le emplaza a “respaldar iniciativas que reduzcan los niveles inaceptablemente altos de aislamiento, prejuicios y suicidios LGTBI que aún existen en algunas partes de la Australia rural”.

Fuente Dosmanzanas

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Australia: un chico de 13 años se quita la vida en plena campaña ultraconservadora contra un plan de prevención del acoso homófobo

Lunes, 28 de noviembre de 2016
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3ab7cd4600000578-0-image-a-67_1480001404779El odio homófobo se ha cobrado una nueva víctima. Tyrone Unsworth, un chico de 13 años, se ha quitado la vida después de sufrir acoso homófobo durante años por parte de otros chicos de su edad en Brisbane (Australia). La noticia resulta aún más terrible si se tiene en cuenta que sucede después de que grupos ultraconservadores hayan lanzado (y con bastante éxito) su propia campaña de acoso contra el programa Safe Schools, cuyo objetivo es combatir el bullying LGTBfóbico en las escuelas.

Con sólo 13 años de edad, Tyrone Unsworth, se quitaba la vida el lunes, 21 de noviembre, después de ser víctima del acoso y la intimidación desde que tenía 5 años de edad debido a su orientación sexual, según asegura su madre, Amanda Unsworth, afirmando que en los últimos años las presiones se habían vuelto más maliciosas.  La policía de Brisbane, en el estado australiano de Queensland, está investigando el incidente.

“Tyrone terminó siendo gay y mucha gente empezó a molestarle. Era un chico muy femenino, le encantaba la moda y el maquillaje, y los otros chicos no paraban de meterse con él, le llamaban gay-boy, maricón, mariquita; así ha sido, de forma constante, desde que iba a 5º curso”, declaraba su madre, Amanda Unsworth, a The Courier Mail (Tyrone se encontraba ahora en 7º curso, el último año de la educación primaria en el sistema educativo australiano). “Quería ser veterinario o diseñador cuando fuera mayor, y su frase favorita era ‘Los palos y las piedras romperán mis huesos, pero las palabras nunca podrán hacerme daño’. Pero sí pudieron con él”, añadía. Se trata, para los que no la conozcan, de una frase hecha en inglés (“sticks and stones may break my bones but words will never hurt me”), que se usa precisamente para advertir a los niños de que no hagan caso de los insultos que reciben. A algunos quizá les suene también porque ha sido utilizada en la letra de varias canciones.

La muerte de Tyrone llega apenas un mes después de que su madre denunciara que su hijo había sido agredido físicamente fuera del recinto escolar con la estaca de una valla por otro alumno del mismo centro. Un incidente por el que Tyrone tuvo que ser ingresado en el hospital, necesitando cirugía en el rostro. Después de este incidente, la señora Unsworth se persona en el centro de enseñanza secundario de su hijo, el Instituto Aspley State, para transmitir su preocupación por el acoso al que estaba siendo sometido.

Jacquinta Miller, la directora de la Aspley State High School, la escuela a la que acudía Tyrone, ha negado por su parte tener conocimiento de que el chico estuviera siendo acosado en la escuela, asegurando que si él o su familia se hubiesen quejado se habrían tomado medidas. “No tuvimos informes sobre el acoso, la verdad es que tratamos de trabajar con las familias para resolver estos complejos problemas. Me siento tan triste y lamento que no tuviéramos la oportunidad de ayudar a este joven”, asegura Miller, afirmando que habrían tomado cartas en el asunto si la familia hubiera acudido antes a ellos. “La seguridad y el bienestar de todos los alumnos de nuestra escuela es nuestra principal prioridad y por eso no toleramos el acoso en ninguna de sus formas”, se ha permitido incluso declarar. Palabras que se nos antojan hipócritas si se tiene en cuenta que Tyrone fue salvajemente agredido por un compañero (es cierto que fuera de los límites de la escuela) hace menos de un mes, requiriendo hospitalización y cirugía después de ser golpeado en la mandíbula con el tablón de una cerca.

“Cuando salió del hospital era un chico diferente. Repetía constantemente ‘No quiero ir a la escuela, no quiero terminar de vuelta al hospital'”, declara Twiggy Jones, la abuela de Tyrone, que asegura que su nieto siempre había sido un niño feliz. El funeral de Tyrone será el 1 de diciembre, para el que su madre ha pedido a todos los que tengan la intención de asistir que vayan con ropa de colores brillantes.

La Coalición para la Seguridad en las Escuelas de Australia extendió su pésame por la muerte de Tyrone Unsworth, señalando que su caso es una prueba del impacto de la intimidación y la discriminación a la que se enfrentan todos los jóvenes LGBT en Australia. Según un informe, el 75 % de los jóvenes homosexuales, de edades comprendidas entre los 14 y los 21 años, han experimentado alguna forma de intimidación o abuso homofóbico debido por su orientación sexual, de los que un 80 % asegura haberlos sufrido en el período escolar.

Campaña ultraconservadora contra el programa Safe Schools

No se trata, por desgracia, del primer suicidio de un niño o de un adolescente LGTB que recogemos en Cristianos Gayss. Hay además otros muchos que ni siquiera saltan la barrera de los medios. Pero si en este caso la noticia nos resulta especialmente estremecedora es porque el sucidio de Tyrone coincide con una feroz campaña que los grupos ultraconservadores australianos están llevando a cabo contra Safe Schools, un programa de prevención del acoso escolar por LGTBfobia. Una polémica que por otra parte no es posible desvincular de todo del enrarecido clima de discusión sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia.

Safe Schools es un programa promovido por Safe Schools Coalition Australia que se puso en marcha en el estado de Victoria en 2010, y que se extendió a toda Australia en 2013. El programa provee de recursos sobre diversidad afectivo-sexual a las escuelas, con el objeto de garantizar un entorno seguro a los estudiantes LGTB. Sin embargo, pronto comenzó a suscitar críticas entre grupos ultraconservadores, como Australian Christian Lobby (una organización similar, por mencionar un ejemplo cercano, a la española HazteOír). Críticas que encontraron eco, por ejemplo, en The Australian, diario conservador propiedad del magnate Rupert Murdoch. Hace unos meses las críticas subieron de tono, e incluso el diputado conservador George Christensen llegó a acusar al programa en el Parlamento de Australia de exponer a los menores a material pornográfico y lo relacionó con la pederastia.

De hecho, el gobierno federal australiano, sometido a las presiones del sector más derechista de la coalición conservadora que lo sustenta, decidió finalmente someter al programa a importantes restricciones, como limitarlo a los cursos de secundaria, prohibir el uso de recursos externos y obligar a que los padres den su consentimiento firmado para que los alumnos participen. Medidas que en la práctica suponen el fin del programa tal y como fue concebido, y que ha hecho que al menos dos gobiernos, los del Territorio de la Capital Australiana (donde se localiza Canberra, la capital federal) y los del estado de Victoria, donde nació precisamente el programa, hayan decidido tomarlo bajo su control y financiarlo para asegurar su mantenimiento. Ambos territorios están gobernados por el Partido Laborista.

Fuente Dosmanzanas/Universogay

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Los liberales australianos se deshacen por sorpresa del homófobo Tony Abbott y colocan a un primer ministro favorable al matrimonio igualitario

Martes, 15 de septiembre de 2015
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turnbullInesperada pero excelente noticia la que se acaba de producir en Australia, donde por tercera vez consecutiva el partido gobernante se desembaraza de un primer ministro debido a su baja popularidad. La víctima es en esta ocasión Tony Abbott, que había hecho de su oposición al matrimonio igualitario una de sus señas de identidad. Le sustituye en el cargo Malcolm Turnbull, hasta ahora ministro de Comunicaciones, en lo personal favorable al matrimonio igualitario y que en el pasado se ha mostrado partidario de que diputados y senadores voten libremente sobre la medida. Los colectivos LGTB australianos, sabedores de que su oposición frontal al matrimonio igualitario ha sido una de las razones –no la única– del descrédito de Abbott, vuelven a tener esperanza.

Ni la aprobación del matrimonio igualitario en la vecina Nueva Zelanda, con el consiguiente éxodo de parejas del mismo sexo australianas a ese país para casarse; ni su aprobación en tres de la naciones que componen el Reino Unido, con el que Australia comparte monarquía y sigue conservando fuertes lazos emocionales; ni el resultado del referéndum irlandés (Australia también cuenta con una importante población con ancestros de ese país) ni la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos considerando inconstitucional la prohibición del matrimonio igualitario habían conseguido ablandar el corazón de Abbott. Pese a las repetidas insinuaciones de que finalmente permitiría a los suyos votar en conciencia, el pasado agosto el primer ministro liberal-conservador conseguía que los diputados y senadores de su coalición avalasen, por 66 votos contra 33, su decisión de oponerse en bloque a la aprobación del matrimonio igualitario en el Parlamento, pese a la existencia de un sector partidario del mismo entre sus filas. Dado el juego de mayorías existente hoy en Australia, ello ponía fin a la esperanza de ver aprobado el matrimonio igualitario durante la presente legislatura. El anuncio de un proyecto de ley presentado por diputados de varios partidos, incluyendo por primera vez a la coalición liberal-conservadora, quedaba así en agua de borrajas.

Abbott imponía además la tesis (contraria a la opinión que el mismo defendía meses atrás) de que todo cambio en la materia debería producirse mediante un referéndum, convocado en una fecha por definir pero en cualquier caso posterior a las próximas elecciones generales.

Apenas un mes después de aquello, el liderazgo de Abbott ha acabado por desplomarse. Los motivos son variados. Sin duda uno de los principales es la pobre percepción de la marcha de la economía, pero no hay duda ninguna de que el desgaste que a los liberales les está suponiendo el apoyar la posición ultramontana de Abbott sobre el matrimonio ha contribuido también. En pocas horas, y prácticamente por sorpresa, Abbott se veía obligado a convocar una votación entre sus parlamentarios para decidir sobre su liderazgo. Malcolm Turnbull daba un paso adelante, dimitía como ministro y retaba a Abbott, con éxito: 54 parlamentarios le apoyaban, frente a 44 que permanecían fieles a Abbott.

Una sociedad favorable con líderes contrarios la igualdad

El debate sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia viene de muy lejos. Ya antes de las elecciones de 2013, que dieron la victoria a Abbott, fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y  durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que ya en su congreso nacional de 2011 el partido incorporaba la defensa del matrimonio igualitario a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas –cuyos votos eran todos necesarios, debido a lo ajustado de su mayoría– tuvieran libertad de voto. Una libertad que Tony Abbott negó entonces a los suyos y que desembocó en el fracaso de la iniciativa. De la mano de Gillard, Australia perdía una primera oportunidad histórica.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro (mediante una maniobra similar a la que ahora ha destronado a Abbott, y que a su vez antes había utilizado Gillard para sustituir a Rudd) . Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal. Pero la sustitución de Gillard no evitó la derrota laborista, y tras las elecciones Abbott  (un católico conservador fuertemente opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana) se convertía en primer ministro. Su victoria alejó las expectativas de aprobación, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho ya desde el principio el propio Abbott reconoció que en el futuro le resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia. Lo consiguió… pero su empeño le ha costado el puesto.

Expectación ante el próximo futuro

El cambio acaba de producirse, y aún es pronto para calibrar su alcance en materia LGTB. Malcolm Turnbull aún no se ha pronunciado sobre cuáles son sus intenciones sobre el matrimonio igualitario, y si respetará lo decidido en agosto. Lo que sí es seguro es que entonces ministro de Comunicaciones fue uno de los que con más ahínco defendió que los liberales tuvieran libertad de voto, asegurando que si así fuera él votaría a favor. Nosotros mismos recogíamos en abril una declaraciones suyas en ese sentido, cuando aún nada de lo que ha sucedido ahora era previsible.

Parecería poco congruente que siguiera adelante con las intenciones de Abbott de resolver el tema con un referéndum de fecha incierta, sobre todo cuando parece claro que esa ha sido una de las cusas de su desgaste. Todo es posible, no obstante, en un país cuya clase política –a izquierda y a derecha– ha demostrado durante años ser mucho más homófoba que sus propios votantes.

Fuente Dosmanzanas

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Jarro de agua fría: la opinión del primer ministro se impone y Australia no aprobará el matrimonio igualitario

Sábado, 15 de agosto de 2015
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35000_537831El primer ministro Abbot con miembros de la coalición gobernante

Australia seguirá negando a las parejas del mismo sexo su derecho a contraer matrimonio, tal y como le primer ministro Tony Abbott lleva años defendiendo. Sorprende especialmente que un país en el que las encuestas arrojan un apoyo muy mayoritario al matrimonio igualitario, su clase política esté demostrando ser tan hostil a la igualdad, a izquierda y a derecha del espectro político. Y es que las dos personas que en los últimos años han regido de forma preferente los destinos del país, la laborista Julia Gillard y el liberal Abbott, se han mostrado especialmente batalladores contra el matrimonio igualitario. 

Ni la aprobación del matrimonio igualitario en la vecina Nueva Zelanda, con el consiguiente éxodo de parejas del mismo sexo australianas a ese país para casarse; ni su aprobación en tres de la naciones que componen el Reino Unido, con el que Australia comparte monarquía y sigue conservando fuertes lazos emocionales; ni el resultado del referéndum irlandés (Australia también cuenta con una importante población con ancestros de ese país) ni la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos considerando inconstitucional la prohibición del matrimonio igualitario han ablandado el corazón de Tony Abbott. Pese a las repetidas insinuaciones de que finalmente permitiría a los suyos votar en conciencia, el primer ministro liberal-conservador ha conseguido que los diputados y senadores de su coalición avalen su política y decidan, por 66 votos contra 33, oponerse en bloque a la aprobación del matrimonio igualitario pese a la existencia de un sector partidario del mismo entre sus propias filas.

Dado el juego de mayorías existente actualmente en Australia, en la práctica ello impide la aprobación de cualquier iniciativa en ese sentido. El reciente anuncio de un proyecto de ley presentado por diputados de varios de los partidos representados en la Cámara de Representantes, incluyendo por primera vez a la coalición liberal-conservadora, queda así en agua de borrajas. Tony Abbott ha cerrado la puerta a cualquier avance sobre la materia en lo que resta de legislatura, y de hecho ha declarado que un cambio en la definición del matrimonio en la próxima legislatura deberá producirse mediante referéndum, y no mediante una discusión en el Parlamento (contradiciendo, por cierto, la opinión que el mismo defendía unos meses atrás).

Una sociedad favorable… con líderes contrarios la igualdad

El debate sobre la aprobación del matrimonio igualitario en Australia viene de muy lejos. Ya antes de las elecciones de septiembre de 2013, que dieron la victoria a Abbott, fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía firmemente, y  durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que ya en su congreso nacional de 2011 el partido incorporaba la defensa del matrimonio igualitario a su ideario. Ideario que Gillard se encargó de convertir en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas tuvieran libertad de voto (curioso criterio el de los políticos homófobos, partidarios o contrarios a la libertad de voto según les convenga…). Una libertad que Tony Abbott negó entonces a los suyos, obligándolos a acatar la disciplina de partido contraria a la igualdad, y que desembocó en el fracaso de la iniciativa. De la mano de Gillard, Australia perdía una primera oportunidad histórica.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro. Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como primer ministro se caracterizó también -otro más- por un rechazo frontal al mismo. Pero la sustitución de Gillard no fue suficiente para evitar la derrota laborista, y tras las elecciones Tony Abbott se convertía en primer ministro. Abbott es un católico conservador fuertemente opuesto al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana. Su victoria alejó las expectativas de aprobación a corto plazo, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho ya desde el principio el propio Abbott reconoció que en el futuro le resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia. Por el momento, sin embargo, lo ha conseguido.

De poco han valido las iniciativas del senador liberal demócrata David Leyonhjelm, que quiso presentar un proyecto de ley de matrimonio igualitario, al considerar que los “verdaderos liberales” debían dar su apoyo al proyecto. Acabó por rendirse a la evidencia. Tampoco el pronunciamiento del Senado de Australia, que hace unos meses hizo un llamamiento a Abbott para que permitiera el voto en conciencia. Ni los múltiples apoyos al matrimonio igualitario surgidos de la sociedad civil australiana, incluyendo al primer representante de confesión musulmana en el Parlamento australiano o al director ejecutivo de Qantas, la compañía aérea más importante del país. Ni las recientes movilizaciones en las principales ciudades australianas, de las que dábamos cuenta esta misma semana.

Por el momento, Australia se configura como el gran borrón de este año 2015 en la lucha a favor de la igualdad de las personas LGTB y en la primera gran victoria de las fuerzas homófobas en un país de tradición occidental en tiempos recientes.

Fuente Dosmanzanas

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Australia se moviliza por el matrimonio igualitario ante su posible tramitación parlamentaria en las próximas semanas

Miércoles, 12 de agosto de 2015
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b7339_536816El pasado mes de julio,  avanzábamos la iniciativa parlamentaria para la aprobación del matrimonio igualitario en Australia. En las próximas semanas, se prevé que el Parlamento someta a debate y a votación el proyecto de ley, en el que han participado representantes liberales, laboristas, verdes e independientes. Un proyecto que, sin embargo, cuenta con la oposición del primer ministro, el liberal Tony Abbott. Ante este panorama político, miles de activistas y ciudadanos de todo el país han participado en distintas manifestaciones, a lo largo del fin de semana, para visibilizar el apoyo a la igualdad. El aeropuerto de Canberra, de capital privado, se ha iluminado con los colores del arcoíris y luce el lema de la campaña nacional de Australian Marriage Equality: #WeCanDoThis. El recinto aeroportuario recibe así a los diputados federales que llegan a la capital para debatir sobre el matrimonio entre personas homosexuales.

Las calles de Sídney, Hobart, Brisbane, Melbourne o Perth han acogido, entre otras ciudades, distintas marchas y acciones en favor del matrimonio igualitario. El activismo LGTB de Australia, consciente de lo mucho que se juega en estos momentos, se está movilizando para visibilizar sus reivindicaciones y concienciar a los parlamentarios de cara al debate y a la votación de la ley que permitiría las uniones entre personas del mismo sexo. En los últimos años, la sociedad australiana ha evolucionado, mayoritariamente, hacia posturas inclusivas e igualitarias. Si en 2004 solo un 33 % de la población era partidaria de las bodas entre personas homosexuales, en la actualidad el apoyo ha ascendido hasta el 72 %.

En declaraciones a ‘Same Same’, un medio LGTB australiano, los organizadores de la marcha de Sídney aseguraban que si “ganamos la igualdad de matrimonio en Irlanda y en los Estados Unidos, también podemos ganar aquí”. Por su parte, los activistas de Brisbane advierten de que “si todos los años de campaña nos han enseñado algo es que no hay garantías cuando se trata de los grandes partidos y tenemos que mantener la presión”. Precisamente, por este último motivo (ejercer presión) se han sucedido este fin de semana las marchas igualitarias en distintas ciudades del país. En todas ellas, se ha leído un manifiesto y los participantes han recorrido los centros de los cascos urbanos, elevando sus mensajes por la inclusión legislativa.

Antes de que finalice agosto, está previsto que la Cámara de Representantes de Australia (el equivalente al Congreso de los Diputados) aborde el proyecto de ley sobre el matrimonio igualitario, en el que han participado representantes de las distintas fuerzas políticas australianas (liberales, laboristas, verdes e independientes). Cabe recordar que el primer ministro, Tony Abbott, perteneciente a la Coalición Liberal-Nacional, no ha escondido su oposición a la ley igualitaria. Todavía está en el aire si su postura contraria condicionará el voto de los ministros del Gobierno o, si por el contrario, estos votarán en libertad de conciencia. Para que el texto legislativo obtenga la luz verde es necesario que sea aprobado por la Cámara de Representantes y ratificado, posteriormente, por el Senado. Si la propuesta de ley consigue llegar a la Cámara Alta (Senado), según los últimos cálculos de The Guardian, el resultado podría llegar a depender de tan solo dos votos.

Guiño del aeropuerto de Canberra

aeropuerto-de-Canberra-por-la-igualdadAl activismo LGTB de Australia también se ha sumado el respaldo de otros sectores sociales como el empresarial. Uno de los apoyos más sonados ha sido el del aeropuerto de la capital política del país. El recinto aeroportuario se ha engalanado con los colores de la bandera del arcoíris (emblema LGTB), en forma de luces nocturnas, y ha instalado, con grandes letras, el lema de la campaña nacional de Australian Marriage Equality: #WeCanDoThis. Es su forma de dar la bienvenida a los diputados que, en las próximas semanas, tendrán la posibilidad de conseguir una sociedad más justa e igualitaria.

El aeropuerto es una institución de capital privado, controlado por la familia Snow. Uno de los hermanos, Tom Snow, contrajo matrimonio el año pasado con su marido Brooke Horne en Nueva Zelanda. En la actualidad, la pareja tiene tres hijos. Stephen Byron, director gerente del aeropuerto, defiende que con estas acciones pretenden mostrar su rechazo a la discriminación “ridícula” en contra de las parejas del mismo sexo. Byron ha instado al parlamento a actuar y a que sea “cuanto antes, mejor”, ya que se trata de “un problema que trasciende a la política”.

El activismo LGTB, por su parte, ha alabado esta iniciativa. En palabras de Rodney Croome, uno de los integrantes de Australian Marriage Equality , “el respaldo de las empresas, que normalmente no se involucran en temas sociales, muestra la fuerza de la sensibilidad en la comunidad australiana en el apoyo de la igualdad de matrimonio”. Además, Croome ha añadido que empresas como esta “saben que el matrimonio igualitario no es solo lo que hay que hacer, sino que también es popular entre su personal y clientes”.

Batalla entre partidarios y detractores en TV

Como suele pasar en casi todas las sociedades que plantean avanzar en los derechos de las personas LGTB, en Australia no han faltado las voces representativas de los grupos más reaccionarios. En junio publicábamos la hilarante noticia de una pareja australiana que amenazaba con divorciarse en caso de aprobarse el matrimonio igualitario. Una historia que se convirtió en viral y que fue respondida con toca clase de memes y respuestas humorísticas. Incluso se creó un grupo de Facebook para celebrar su divorcio. No obstante, es digno de mención el hecho de que muchas parejas australianas se niegan a oír textos LGTBfobos en sus bodas, como recogimos hace una semana en dosmanzanas.

La última acción de los sectores conservadores ha sido la puesta en marcha de una campaña de televisión homófoba. Marriage Alliance asevera que “la aprobación no es tan simple como piensa”. Asimismo, plantean preguntas de la siguiente calaña: “¿cómo va a afectar a los niños?”, “¿cómo va a afectar a la educación sexual en las escuelas?” o “¿qué derechos puede perder usted?”. Dos canales, Chanel 7 y Chanel 10, se han negado a emitir el spot de Marriage Alliance, mientras que Foxtel y Chanel 9 la han aceptado en espacios muy selectivos. A continuación, podéis ver el vídeo del citado anuncio homófobo:

En el extremo contrario, Australian Marriage Equality también ha desarrollado una campaña de televisión, que no ha contado hasta el momento con el impedimento de ningún canal. Para mantener su continuidad, la organización LGTB ha abierto, en una página de financiación colectiva, una llamada a las donaciones ciudadanas. El objetivo es recaudar 20.000 dólares australianos (en el momento de publicar esta noticia se habían obtenido 9.575). En el spot en favor de la igualdad aparecen rostros populares en Australia tales como los de Hugo Weaving, Julia Morris, Julie Goodwin, o de jugadores del St Kilda y el Hawthorn, entre otros. Os dejamos con los spots de Australian Marriage Equality:

Fuente Dosmanzanas

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Nueva iniciativa parlamentaria para aprobar el matrimonio igualitario en Australia

Lunes, 6 de julio de 2015
Comentarios desactivados en Nueva iniciativa parlamentaria para aprobar el matrimonio igualitario en Australia

australia gayLa larga batalla por la igualdad LGTB en Australia toma de nuevo impulso al calor de los últimos y cruciales avances en Irlanda y Estados Unidos. Diputados de casi todos los grupos presentes en la Cámara de Representantes, incluyendo por primera vez a la coalición liberal-conservadora de Gobierno, presentarán el próximo mes de agosto un proyecto de ley de matrimonio igualitario. Ahora está en manos del primer ministro la decisión de permitir su tramitación.

El debate sobre este asunto viene de lejos: antes de las elecciones de septiembre de 2013 fueron los laboristas, entonces al frente del Gobierno, los que actuaron como freno al matrimonio igualitario. La que hasta junio de ese año había sido primera ministra, Julia Gillard, se oponía, y durante sus años de gobierno no dudó en maniobrar para impedir que los partidarios de la igualdad dentro del Partido Laborista -en teoría mayoritarios- trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que en su congreso nacional de 2011 el partido lo incorporaba a su ideario.

La impopularidad de Gillard llevó a Kevin Rudd a arrebatarle el liderazgo del partido y el puesto de primer ministro. Ya por entonces Rudd se había convertido en defensor del matrimonio igualitario, pese a que su anterior etapa como jefe del Gobierno se caracterizó también por un rechazo frontal al mismo. Pero la sustitución de Gillard no fue suficiente para evitar la derrota laborista, y tras las elecciones el liberal Tony Abbott se convertía en primer ministro. Su victoria alejó las expectativas de aprobación a corto plazo, pese a que un número no determinado de diputados de su partido son partidarios del matrimonio igualitario, y de hecho el propio Abbott reconoció que resultaría complicado mantener la disciplina de voto en esta materia.

La presentación de un proyecto de ley de matrimonio igualitario por parte del senador liberal-demócrata David Leyonhjelm (que finalmente no fue sometida a votación) y la aprobación de una moción de los Verdes pidiendo la libertad de voto precipitaron los acontecimientos. Partidarios y opositores al matrimonio igualitario se movilizaban, y la organización Australian Marriage Equality conseguía reunir más de un millón de correos electrónicos para los parlamentarios del Partidos Liberal y de su socio minoritario, el Partido Nacional (con el que está coaligado a nivel federal), pidiéndoles un voto en conciencia. El pasado mes de abril, el ministro de Comunicaciones australiano, Malcolm Turnbull, aseguraba que antes de que acabe el año se debatirá en el Parlamento el matrimonio igualitario y que los diputados que sostienen al Gobierno liberal-conservador dispondrán de libertad de voto.

La decisión, en manos de Tony Abbott

Poco después de conocerse el resultado del referéndum irlandés, el líder del opositor Partido Laborista, Bill Shorten, anunció la presentación de un proyecto de ley sobre esta materia, sin que se admitiera su votación en el Pleno. Por esas fechas, además, el primer ministro Abbott establecía las condiciones para permitir el voto en conciencia a sus representantes: “Si nuestro Parlamento tuviera que tomar una decisión en un asunto como este, quiero que la iniciativa pertenezca al Parlamento, no a ningún partido en particular”.

Y esa es precisamente la labor que ha desarrollado un grupo de trabajo que aúna a representantes liberales, laboristas, verdes e independientes, los cuales han alcanzado un acuerdo para someter un proyecto de ley de matrimonio igualitario a consideración del Parlamento el próximo mes de agosto. Se trata de la primera vez en la que parlamentarios liberales copatrocinan una iniciativa de este tipo, pero sus esfuerzos se topan con la reticencia del primer ministro. Pese a que la iniciativa cumpliría los requisitos establecidos para permitir el voto en conciencia de los miembros de su partido, Abbott no quiere facilitar su tramitación. Las presiones de los representantes del ala más conservadora (que califican la jugada de “emboscada) y las prioridades de su agenda, centrada en la economía y la seguridad, son algunos de los motivos que explican esta actitud.

La clave  para desbloquear el asunto está en el comité que se encarga de seleccionar los proyectos de ley que serán sometidos a votación, un órgano que se encuentra bajo control del Gobierno y que ha sido el responsable de que el proyecto de Shorten no alcanzara la fase de discusión por el Pleno. Solo el primer ministro tiene en sus manos permitir que se vote el nuevo texto, fruto de un consenso multipartito. Según un recuento de los representantes de los diversos partidos que han expresado públicamente su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo a fecha de mayo, se estaría tan solo a un voto para lograr la mayoría en la Cámara de Representantes (la cámara baja del Parlamento australiano), y ya se contaría con una mayoría en el Senado (la cámara alta). La incógnita reside en quienes aún no se han pronunciado, pero las perspectivas parecen favorables. Seguiremos atentos a los próximos movimientos…

Fuente Dosmanzanas

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