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Las películas candidatas a los Óscar deberán cumplir con unos criterios de representación de la diversidad, incluida la LGTBI

Viernes, 18 de septiembre de 2020
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Premios-Oscar-2019-lgtb-gay-640x360Los premios Óscar serán, en los próximos años, más respetuosos con la diversidad. La Academia del Cine ha publicado unos criterios de representación de los grupos sociales más ignorados por las producciones del cine estadounidense: mujeres, minorías étnicas y raciales, personas LGTBI y personas con diversidad funcional. La presentación de un formulario que justifique el grado de cumplimiento de los estándares de inclusión de la Academia será obligatoria desde los Óscar de 2022. A partir de la ceremonia del año 2024, las cintas que quieran optar al premio a la Mejor Película deberán cumplir con al menos dos de los cuatro criterios de representación.

El anuncio de la Academia del Cine se produjo el pasado martes y se enmarca en la estrategia denominada Apertura 2025. Según los responsables de la emblemática institución, la iniciativa pretende «reflejar mejor la diversidad de los espectadores del cine». Citan como inspiración los estándares de representación que el British Film Institute desarrolló para las películas candidatas a los premios BAFTA. El presidente de la Academia, David Rubin, califica la medida como «un catalizador de un cambio duradero y esencial» en la industria del cine.

Las nuevas exigencias se implantarán, eso sí, de manera gradual. En las ceremonias de los Óscar de 2022 y 2023, los filmes que quieran optar a Mejor Película deberán rellenar un formulario de Estándares de Inclusión de la Academia. El cumplimiento de los criterios, sin embargo, no será obligatorio hasta los Óscar de 2024, que se celebrarán dentro de más de tres años. En esa cita, las candidatas tendrán que cumplir con al menos dos de las cuatro categorías de representación de la diversidad.

Los estándares pretenden mejorar la visibilidad de grupos infrarrepresentados en el cine estadounidense y que son las mujeres, las minorías étnicas y raciales, la comunidad LGTBI y las personas con diversidad funcional. Se establecen cuatro categorías: actores y actrices en papeles protagonistas y secundarios, equipo técnico, becarios y aprendices, y departamento de publicidad y marketing. En al menos dos de ellas se deberá garantizar una presencia mínima de personas pertenecientes a los grupos nombrados.

La iniciativa de la Academia intenta superar la permanente crítica a la falta de diversidad en las películas premiadas con el máximo galardón. Un reproche centrado especialmente en el ámbito étnico y racial, pero que también manifestó la comunidad LGTBI con ocasión, por ejemplo, de la elección de Crash como Mejor Película en 2006 en detrimento de Brokeback Mountain. Habría que esperar a 2017 para que Moonlight se convirtiera en la primera cinta de temática LGTBI en alzarse con la preciada estatuilla.

Fuente Dosmanzanas

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La representación del colectivo LGBT en el cine sigue siendo pobre y mala según informe de GLAAD

Lunes, 29 de mayo de 2017
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moonlight-peliculaLa Alianza Gay y Lésbica contra la difamación afirma en su informe anual que la representación de personajes LGBTQ en las principales películas de Hollywood aumentó casi un 1% en 2016, aunque muchas de esas representaciones no fueron positivas.

La Alianza Gay y Lésbica contra la difamación (GLAAD por sus siglas en inglés: Gay and Lesbian Alliance Against Defamation) publica este jueves, 25 de mayo, su quinto informe sobre la inclusión de personajes LGBT en el cine, en el que examina hasta 125 estrenos de los siete principales estudios de Hollywood, concluyendo que de nuevo la representación del colectivo LGBT en el cine está muy por detrás de los avances realizados en la televisión y el cine independiente.

En el informe destaca el logro de una película como Moonlight (Barry Jenkins, 2016, EE.UU.), que después de conseguir el Globo de Oro a la mejor película en la categoría de drama, se alzaba con 3 premios oscar incluyendo el de mejor actor de reparto, para Mahershala Ali, el de mejor guion, para Barry Jenkins y Tarell Alvin McCraney, y el de mejor película, siendo la primera vez que un filme que gira en torno a un personaje homosexual consigue tal reconocimiento por parte de la Academia. Sin embargo, ninguno de los principales estudios de Hollywood recibe una calificación positiva, dado que aunque algunos incluyen personajes homosexuales, bisexuales o transexuales, lo hace como mero reclamo en frases claves, recibiendo incluso calificaciones negativas estudios como Lionsgate Entertainment, Sony Pictures y Walt Disney Studios.

Si bien el informe sí avanza un signo de progreso en lo que será el informe del año que viene, en el que estarán incluidas las referencias de blockbusters como La Bella y la Bestia o Power Rangers y, probablemente, Wonder Woman; desde GLAAD instan a los estudios no sólo a la inclusión de personajes del colectivo LGBT en sus películas, sino a que sean personajes importantes para el desarrollo del relato.

De entre las 125 películas que forman parte del informe, sólo 23 de ellas (el 18,4 %), incluyen personajes identificados directamente como miembros de alguna manera del colectivo LGBT, aunque la mayoría están representados en personajes secundarios, anecdóticos en muchos casos, teniendo una representación negativa en comedias como Dirty Grandpa (Dan Mazer, 2016, EE.UU.) y Un espía y medio (Central Intelligence, Rawson Marshall Thurber, 2016, EE.UU.), siendo objeto de burla en títuloso como agente contrainteligente (Grimsby, Louis Leterrier, 2016, Reino Unido, Canadá & EE.UU.) e Infiltrados en Miami (Ride Along 2, Tim Story, EE.UU.), en los que no se incluyen personajes homosexuales, pero se alude de manera negativa al colectivo al crear secuencias de humor basadas en la desagradabel idea de que se toquen dos personas del mismo sexo.

En comparación con el informe del año anterior, la representación del colectivo afroamericano o de otras razas que no sean la caucásica se ha reducido hasta en cinco puntos, confirmando una línea descendente consecutiva en los dos últimos años en lo que respecta a la diversidad racial dentro del colectivo LGBT, a pesar de títulos como Moonlight o Star Trek: más allá (Star Trek Beyond, Justin Lin, 2016, China, hong Kong & EE.UU.). La representación de la homosexualidad masculina siendo notablemente superior a la femenina, aunque las lesbianas aumentan su visibilidad desde un 23 % en 2015 al 35 %. Las personas bisexuales ocupan un reducido porcentaje del 13 %. En este sentido, el informe destaca de manera negativa casos como el de Suicide Squad (David Ayer, 2016, EE.UU.), siendo un personaje como Harley Quinn perfectamente identificado como bisexual en la novela gráfica, que se vuelve al armario en su adaptación cinematográfica

La representación de las personas transexuales en el cine estadounidense sigue siendo «abismalmente» baja, reduciéndose a un simple personaje, al igual que en 2015, teniendo simplemente una mera presencia en Zoolander 2 (Ben Stiller, 2016, EE.UU.), mientras que una película como Absolutely Fabulous: The Movie, también incluye un personaje transexual, pero nuevamente utilizado para conseguir un efecto cómico.

«Con muchos de los programas de TV más populares incluyen con orgullo personajes e historias LGBTQ, ha llegado el momento de que la industria cinematográfica de un paso al frente y muestre toda la diversidad del mundo que el público del cine vive hoy en día y acabe con el humor anticuado visto en muchos títulos (…). Películas como Moonlight demuestran que hay una gran oportunidad para no sólo contar historias LGBTQ dignas de Oscar, sino para abrir las mentes y los corazones del público aquí y en todo el mundo, en lugares donde estas historias pueden ser una salvavidas para las personas que más lo necesitan», declara Sarah Kate Ellis, presidenta y consejera delegada de GLAAD.

Fuente Universogay

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Los “Plumas y Látigos” 2017 rinden homenaje a Armand de Fluvià, que advierte del riesgo de la desmemoria

Lunes, 22 de mayo de 2017
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daiwzibxgaebqlxComo ya habíamos anunciado la pasada semana, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) celebró este jueves, en el Palacio de Cibeles (sede del Ayuntamiento de Madrid) la gala de entreba de sus Premios Plumas y Látigos, que este año alcanzaban su XI edición. A lo largo del acto, amenizado con las actuaciones de Barei y La Prohibida, abundaron las referencias al 25º aniversario de la FELGTB, a la celebración este año en Madrid del World Pride y a la necesidad imperiosa de aprobar la ley de igualdad LGTB que esta misma organización ha propuesto. Pero si por algo creemos que destacó el acto fue por el merecido homenaje al histórico activista Armand de Fluvià, fundador del primer colectivo homosexual del estado y presidente de la propia FELGTB entre 1995 y 1997. Sus palabras, por cierto, merecen especial atención.

Los premiados este 2017 fueron:

  • Pluma Mediática: la actriz y presentadora Cayetana Guillén Cuervo, “por su compromiso con la defensa de los derechos del colectivo LGTB, así como por su personaje de Irene Larra en la serie de Televisión Española ‘El Ministerio del Tiempo’”. “Ningún otro premio me va a hacer la misma ilusión”, aseguró la actriz, que arrancó el primer gran aplauso de la noche al recordar a Pedro Zerolo, al que le unía una amistad personal.
  • Pluma Musical: la canción ¿A quién le importa?, de Alaska y Dinarama, “por haberse convertido en el himno del colectivo LGTB en España”. Recogió el premio la propia Alaska, en su nombre y en el de Nacho Canut y el fallecido Carlos Berlanga. Alaska tuvo un recuerdo especial a los años en los que el Orgullo madrileño terminaba en la Puerta de Sol, cuando el ¿A quién le importa? se convirtió en lo que hoy es y el Orgullo creció y paso de movilizar unos pocos cientos de personas a arrastrar cientos de miles. Un recuerdo que muchos de los que ya tenemos una cierta edad y va por entonces vivíamos en Madrid compartimos…
  • Pluma Educativa: Josefa Suárez, la “seño Josefa”, “por su valentía a la hora de romper barreras dentro y fuera del aula y dar visibilidad a la transexualidad”. Suárez, muy aplaudida por el auditorio, recordó la importancia de la visibilidad. En concreto, aludió a aquellas personas trans que después de su proceso de reasignación prefieren invisibilizarse como trans. Algo que ella aseguró que nunca haría, “porque la visibilidad es nuestra principal arma”.
  • Pluma Literaria: Eduardo Mendicutti, “por su trayectoria y por su compromiso de visibilidad personal y profesional de la diversidad de las personas LGTB”. En su discurso, Mendicutti reconoció haber sido un privilegiado, pero recordó que no todas las personas LGTB han podido ni pueden vivir sus vidas como él sí ha podido, y en ese sentido agradeció el papel que el activismo juega en su defensa. “Colaboro siempre que me llaman, pero no he sido nunca militante del colectivo. Sin embargo, siempre estaré agradecido a las personas que sí militan”, aseguró.
  • Pluma Acción Social: la Coordinadora estatal de VIH y sida (CESIDA), “ser la entidad más representativa del movimiento ciudadano de VIH y sida del Estado Español, así como por tener muy presente la perspectiva LGTB en su labor”.

Látigos a la OMS, Rusia y Chechenia

Los dos latigazos de la noche fueron, por un lado, para la Organización Mundial de la Salud, “por mantener la transexualidad en su catálogo de enfermedades mentales, persistiendo en la estigmatización de las personas trans” y por otro a la República de Chechenia y a la Federación Rusa, “por la persecución sistemática hacia las personas LGTB”. Latigazos que fueron acompañados de fuertes abucheos por parte del público.

Menciones Especiales

Hubo tres menciones especiales, ambas por partida doble:

  • La primera, a la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) y a Plena inclusión, “por su compromiso creciente en incorporar la perspectiva LGTB en su trabajo de intervención y empoderamiento con personas con discapacidad”. La Mención Especial a Plena Inclusión fue recogida por un chico gay con síndrome de Down, que se convirtió en uno de los más aplaudidos de la noche.
  • La segunda mención fue para dos películas: Rara, de la directora chilena Pepa San Martín, y Moonlight, del director estadounidense Barry Jenkins, ganadora del Óscar a Mejor película este año 2017, “por su tratamiento de la diversidad afectivo-sexual y por la denuncia de las barreras sociales, culturales y políticas que todavía quedan por derrumbar”.

Reconocimiento a Armand de Fluvià

Como ya es tradición, la Gala de los Premios Plumas y Látigos tuvo también carácter solidario. De nuevo este año ha existido creado una “Fila cero”, gracias a la colaboración y patrocinio de PayPal, cuya recaudación será destinada íntegramente a financiar dos de los proyectos que está llevando a cabo la FELGTB: Red Educa y La Liga Arcoíris, que tienen como objetivos principales luchar contra la discriminación y la LGTBfobia en los ámbitos educativo y deportivo, respectivamente.

Hubo sin duda más detalles (se anunciaron, por ejemplo, los tres dibujos ganadores del concurso infantil “Esta es mi familia”) pero el momento culminante de la noche llegó a la hora de homenajear al activismo histórico. Tras un primer reconocimiento a las cuatro entidades más veteranas de la FELGTB (aquellas que son más “viejas” que la propia Federación: COGAM, el colectivo Lambda, No te Prives y Stop Sida) llegó la hora de rendir homenaje al activista catalán Armand de Fluvià, que recibió emocionado la Pluma Activismo.

Fluvià, recordemos, es a sus 85 años la figura más señera del activismo LGTB español. Entre otros innumerables hitos, fue uno de los fundadores, en 1970, del Movimiento Español de Liberación Homosexual, primer colectivo LGTB de España, que en 1972 comenzó a editar AGHOIS, la primera revista de temática LGTB. Todo ello, huelga decirlo, en la clandestinidad. Una organización que años más tarde acabaría dando lugar al Front d’Alliberament Gai de Catalunya. Fue también uno de los primeros presidentes de la FELGTB, allá por los años noventa, cuando esta organización aún se denominaba simplemente “Federación de Gais y Lesbianas”.

Un visiblemente emocionado Fluvià, al que todo el auditorio aplaudió puesto en pie, hizo un repaso de todos los logros del movimiento LGTB en estos últimos cincuenta años, desde los tiempos en que “ser maricón era lo peor. El peor pecado, el peor delito (…) Te empujaban a suicidarte” hasta los tiempos actuales, en que gozamos de casi plena igualdad jurídica. Fluvià, con la clarividencia que dan los años, tuvo palabras de advertencia, al asegurar que “queda lo más difícil”, en referencia a la lucha contra la homofobia. En este sentido, Fluvià se mostró especialmente preocupado, y de hecho incidió en ello a lo largo de su discurso, por el hecho de los más jóvenes parezcan ignorar nuestra historia y antecedentes y no ser conscientes de todo el sufrimiento acumulado por el colectivo LGTB en décadas pasadas. Un toque de atención que tanto la sociedad como el activismo LGTB no deberían pasar por alto.

Fuente Dosmanzanas

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Oscars 2017: La ‘venganza’ del cine negro (y gay)

Viernes, 10 de marzo de 2017
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20151025_Moonlight_D10_C1_K1_0610.tifCuando se disipe la polvareda de la gala más surrealista de la historia, lo que se recordará de la 89ª edición de los Oscar será el ‘revolucionario’ triunfo de ‘Moonlight’, una película destinada a cambiar el paso de una industria dispuesta a reconocer un cine diferente.

Cuando se despeje la polvareda y Warren Beatty pida perdón a Faye Dunaway, cuando la incompetencia arrogante de PwC deje de arruinarnos la vida, cuando el presentador de TV Pablo Iglesias aprenda a pronunciar de tirón PricewaterhouseCoopers, cuando todo eso ocurra, que sucederá, entonces cobraremos consciencia del verdadero tamaño del hito alcanzado por Moonlight en la noche del domingo. A partir de ahora, para bien, los Oscar son otra cosa. Y a partir de esta misma semana, para mejor incluso, el cine es ya diferente. Diferente en el más amplio y riguroso sentido del término.

La película de Barry Jenkins no sólo consiguió romper todos los pronósticos y tendencias de los últimos años, sino que su triunfo acabó con las peores manías y obsesiones de una industria, la del cine, demasiado tiempo detenida en sí misma. En qué si no. La La Land, sin ánimo de desmerecer la melancólica sabiduría de su director, Damien Chazelle, representa la parte más amaneradamente blanca, en el peor sentido, de un Hollywood tan vanidoso que no se ha resistido a convertir cada una de sus últimas ceremonias en un homenaje a sí mismo cerca de la parodia.

En realidad, siempre ha sido así. Desde antes incluso de Eva al desnudo cada vez que una cinta ha mostrado pleitesía a todos los jubilados de Hollywood, los Oscar se han rendido a sus pies. Ocurrió recientemente con The Artist, con Birdman y, apurando, con Argo, la historia al fin y al cabo de un espía que jugaba a ser productor de cine. A todas ellas, a un lado sus méritos, les une el olor a naftalina y un cierto tufo autocomplaciente muy cerca de la arrogancia. Todo indicaba que esta vez también iba a ser así y que la aventura de un pianista blanco empeñado en rescatar a la música negra de las garras de los propios negros (es así) iba a ser la conclusión evidente a una gala fundamentalmente obvia.

Y no. Moonlight trajo al palmarés, y a la gloria que se quiera o no siempre significan los Oscar, la urgencia de un tiempo, el nuestro, que reclama para sí algo más que la necesidad de la evasión. Manchester frente al mar, Comanchería, Jackie o la ignorada Silencio habrían sido otras opciones. Todas ellas son cintas heridas que, de un modo u otro, colocan al espectador al borde de su propio vacío. Pero no sólo eso.

La película de Barry Jenkins es, además, la primera producción abiertamente gay (o LGTB) que conquista el mayor honor. Ni Milk ni Brokeback Mountain ni Dallas Buyers Club lo consiguieron con antelación. Pero, y esto es quizá lo más relevante, Moonlight es también la primera producción completamente negra que no hace de la reivindicación racial ni su prioridad ni siquiera su objetivo más visible. Desde 12 años de esclavitud a En el calor de la noche, las dos con Oscar a mejor película, son antes que nada cintas contra el horror de ser negro en un mundo blanco. Y, por ello, son trabajos a los que la izquierda progresista blanca concede el privilegio, sin duda paternalista, de la denuncia. Llamaba la atención, en la confusión de los sobres cambiados, ver sobre el escenario cómo el equipo blanquísimo de La La Land se apartaba ante los auténticos premiados. Todo un símbolo.

Y aquí conviene detenerse. Moonlight es antes que nada un ejercicio delicado, como no podía ser de otro modo, de autenticidad. Dos jóvenes pasean por la playa a la hora en la que los colores se desvanecen y cambian de forma. La piel también. Se besan. Es sólo un momento. Brillante, sutil, quizá perfecto. Y es ahí, precisamente, donde reside tal vez su encanto y precisión. Todo discurre en tres actos. Y en cada uno de ellos vemos tres formas de ser Chiron, el protagonista. De niño, de adolescente y ya de adulto. En un calculado equilibrio, todo se mueve a tientas por esos terrenos siempre desconocidos en los que la carne toma la densidad del deseo. Suena lírico y, en realidad, todo es más crudo. Por brutalmente cierto. De hecho, toda la cinta se resuelve en la certeza de la duda. Cualquiera de ellas.

Por supuesto que es una película política. Pero en su sentido más radical. No se trata sólo de una película notable, quizá memorable, sino, apurando, hasta necesaria. Y lo es por su voluntad de subvertir cada uno de los gestos aprendidos. Si el destino del cine, del auténtico, es enseñar el mundo por primera vez, Moonlight ocupa justo ese espacio, el hueco donde habita lo visto como nunca antes. Y por eso, por su voluntad universal de moverse contra los prejuicios y las barreras de los estereotipos (sean negros, hispanos o iraníes), Moonlight es ya otra cosa. Para siempre.

Si a lo anterior se suma que nunca antes en una ceremonia había habido tantos premiados afroamericanos (además, los actores Mahershala Ali y Viola Davis; el director del documental O.J.: Made in America, Ezra Edelman; y los guionistas Tarell Alvin McCraney y el propio Jenkins) y que el presupuesto de la cinta (1,5 millones de dólares) es exactamente nada comparado con los 30 millones de La La Land, el resultado de la gala bombardeada por PwC se acerca poco a poco a la revolución.

En 1969, Cowboy de medianoche abrió la industria de Hollywood a otra manera de mirar. Quién sabe si, cuando olvidemos la cantidad de consonantes que lleva PricewaterhouseCoopers, caigamos en la cuenta del milagro que acabamos de presenciar.

Fuente: El Mundo, vía SentidoG

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Los Globos de Oro 2017 en clave LGTB: “Moonlight”, Sarah Paulson, el beso de Deadpool y Spiderman…

Viernes, 13 de enero de 2017
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globos-de-oro-2017-moonlight-300x155El pasado domingo 8 de enero tuvo lugar la 74ª entrega de los Globos de Oro, los premios a la industria cinematográfica y televisiva estadounidense que otorga la prensa extranjera acreditada en Hollywood, y que son considerados, en sus categorías cinematográficas, antesala de  los populares Óscar. Presentados por el conocido cómico y conductor televisivo Jimmy Fallon, en la ceremonia se premiaron algunas obras o interpretaciones con claro tinte LGTB, entre ellos, el premio a la mejor película dramática para Moonlight. Pasamos a detallarlos:

Cine

En las categorias cinematográficas, efectivamente, destaca el galardón concecido como mejor película dramática a Moonlight, que estaba nominada en seis apartados. El largometraje cuenta la historia de un joven gay afroamericano, desde su infancia y adolescencia en un barrio conflictivo de Miami a su madurez. El descubrimiento de su orientación sexual y la incomprensión de su entorno familiar y social son uno de los pilares fundamentales de la multipremiada película. Aquí tenéis su trailer oficial (en inglés):

 Considerada por gran parte de la crítica estadounidense como la mejor película del año, Moonlight se ha alzado con una larga lista de premios, además de este Globo de Oro: mejor película para el Círculo de Críticos de Los Ángeles; mejor película para el Círculo de Críticos de San Francisco; Premio Gotham a la mejor película; mejor película internacional en los British Independent Film Awards. Su reparto, director y guionistas también han cosechado numerosos galardones.El premio al mejor largometraje de animación ha sido para Zootropia (Zootrópolis en su estreno en España), uno de cuyos creadores es Byron Howard, que en su discurso de agradecimiento en la gala no olvidó mencionar especialmente a su marido.

Televisión

american-crime-story-the-people-v-o-j-simpson-221x300En las categorías televisivas no hubo ningún premio para una obra de temática LGTB, aunque sí para algunos creadores o intérpretes. La excelente Transparent —que cuenta la vida de una mujer transexual— y su intérprete Jeffrey Tambor finalmente no recibieron los premios a que estaban nominados. Por tanto, el matiz LGTB en los Globos de Oro de televisión de este año se limita a una única serie, que ni siquiera tiene esa temática. Se trata de la primera temporada de American Crime Story, que ha llevado el título genérico de The People v. O.J. Simpson, y que narra lo sucedido a lo largo del juicio por homicidio contra el famoso deportista, que conmocionó a la sociedad estadounidense.

globos-de-oro-2017-sarah-paulson-239x300La obra se ha alzado con el premio en la categoría de miniserie o película televisiva, a pesar de que consta de diez episodios y tiene previstas al menos dos temporada más. La clave LGTB está en su creador, el abiertamente gay Ryan Murphy (conocido por series como Nip/Tuck, Glee, The New Normal, American Horror Story o la versión para televisión de The Normal Heat), o en su productora ejecutiva Nina Jacobson, que agradeció en el escenario a su esposa su apoyo incondicional. También en la galardornada como mejor actriz en una miniserie, la abiertamente bisexual Sarah Paulson, bien conocida por series como Jack and Jill, Studio 60 on the Sunset Strip o la anteriormente mencionada American Horror Story. Sarah Paulson mantiene actualmente una relación con la también actriz Holland Taylor, a la que de hecho ya homenajeó cuando ganó un galardón equivalente en los últimos premios Emmy.

Las próximas temporadas de American Crime Story estarán dedicadas a las secuelas dejadas por el huracán Katrina y al asesinato del diseñador italiano Gianni Versace.

El beso de Deadpool y Spiderman

beso-ryan-reynold-y-andrew-gardfield-300x296Uno de los momentos de la ceremonia que se convirtió rápidamente en viral sucedió durante la entrega del premio al mejor actor de comedia en una película, que recibió Ryan Gosling por su interpretación en la exitosa La La Land. Mientras Gosling subía al escenario, dos de sus compañeros nominados que se habían quedado sin trofeo decidieron consolarse con un efusivo beso en los labios: Ryan Reynolds (que competía en la misma categoría que Gosling por su interpretación en Deadpool) y Andrew Gardfield (que lo hacía en la de mejor actor en una película dramática, por su papel en Hacksaw Ridge).

Aunque el instante ni siquiera obtuvo un primer plano de las cámaras presentes, llamó, sin embargo, inmediatamente la atención, y las redes sociales lo difundieron con profusión de comentarios. Lo podéis ver en el siguiente vídeo:

 beso-deadpool-y-spiderman-136x300Y es que, además de lo simpático, homoerótico y desinhibido del gesto, al sector más friki de la red no se le escapó que ambos actores han interpretado a sendos superhéroes de Marvel en la gran pantalla: el pansexual Deadpool (Masacre para los aficionados españoles al cómic más veteranos) y Spiderman. Miles de ilustraciones profusamente publicadas en las páginas de fan art durante años tomaban finalmente cuerpo: Wade Winston Wilson y Peter Parker se fundían en un beso. Tan solo falta que, siguiendo los deseos expresados por el propio Ryan Reynolds, en la siguiente película de Deadpool el protagonista tenga una relación amorosa con otro hombre.

Fuente Dosmanzanas
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