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“Lectura para el verano”, por Gabriel Mª Otalora

Miércoles, 19 de julio de 2023
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El tiempo es un valor que nos iguala veinticuatro horas cada día durante todo el año. Da igual ser ministro que atleta o jubilada… Esto vale también para nuestro tiempo libre, en el que la lectura placentera ocupa todavía un lugar de importancia. Y eso que nuestra sociedad tremendamente frenética no ayuda a estarse quieto un buen rato con un libro entre las manos. En este contexto, el tiempo libre por excelencia lo marca el verano en el marco incomparable de las vacaciones como escenario perfecto para reposar lecturas que durante el resto del año han tenido que esperar.

La lectura nos proporciona viajar a otros espacios y otras épocas para explorar nuevas experiencias sin necesidad de invertir tiempo en desplazamientos. Hay libros que nos han hecho volar lejos, viajar a través de lugares inimaginables, escapar de nuestro mal momento con experiencias que calan hondo. Leer nos activa las endorfinas del ejercicio intelectual que tonifican nuestro interior. Ya lo dijo Joseph Adisson en el siglo XVII: la lectura es para la mente lo que el ejercicio es para el cuerpo. Es una gran verdad: con los buenos libros se pueden vivir experiencias plenas, aprender, moldear nuestros sentimientos mientras disfrutamos, con la inteligencia a pleno rendimiento como lo demuestra la ciencia:

El Museo de Historia Natural de Londres albergó una exposición sobre el cerebro humano. En una de las salas se mostraba la reproducción de un cerebro a gran escala. Y cada zona cerebral que entra en actividad según la tarea que se le encomiende, está marcada por unos focos que iluminan la zona del cerebro que activamos desde la inteligencia. En total, cincuenta y nueve zonas están señaladas en un panel con un botón para señalar cualquiera de ellas, de manera interactiva. Las conclusiones se comentan por sí solas: apretando el botón de escuchar música se activan cuarenta y dos zonas cerebrales. En cambio, ver un programa de televisión solo cinco. Pero si pulsamos la lectura de textos literarios, oh sorpresa, se encienden la totalidad de luces, o lo que es lo mismo, que el cerebro humano trabaja en su totalidad a pleno rendimiento en cuanto nos sumergimos en la lectura.

En esta primera reflexión veraniega me voy a permitir recomendar un libro de algo que andamos escasos en nuestras relaciones humanas: la escucha, a pesar de que es una herramienta básica para una sana convivencia, el enriquecimiento amistoso así como para el diálogo fecundo en la vida espiritual, con uno mismo, con el prójimo y con Dios. Los cristianos, en particular, deberíamos saber más de la escucha, que por algo es uno de los fundamentos de la oración, comenzando por la escucha para acoger la Palabra.

El libro que recomiendo es Escuchar para ser, de Franz Jalics, y presentado por Pablo d´Ors con una reflexión también muy interesante; editado por Siruela, 2022. Existen muchos libros que reflexionan sobre la escucha, pero este es especial. La apertura al otro y al Otro, la escucha desinteresada, incluso buscando que el otro se sienta acogido en la escucha, amado, pero no de forma posesiva. Aquí se nos recuerda que escuchar adecuadamente puede ser un servicio mucho más valioso que hablar teniendo muy presente -escribe Jalics- que, incluso en el campo de la fe, el anuncio no consiste tanto en “transmitir” o “convencer” cuanto  en compartir… Resalta que oración y escucha forman una unidad y se sustentan la una a la otra como ayuda a una profunda transformación interior que nos lleve a relaciones humanas más auténticas.

Lo cierto es que este libro interesa desde el primer capítulo titulado “Convertirse al prójimo”. Jalics nos va llevando a través de 200 páginas por sus enseñanzas como escuchador, a caballo entre un ensayo espiritual y un cuaderno de experiencias que no defraudarán a los lectores. Y lo hace sabiamente desde la humildad y su enorme bagaje, con sencillez como lo contrario a la simpleza, corrigiendo lo que pueda entorpecer el verdadero diálogo en la escucha. Y nos advierte: aunque sepamos qué le preocupa a la persona que tenemos enfrente no descartemos que necesite ser escuchada.

Si leer activa todas las zonas del cerebro, nos hace más cultos, más reflexivos y sobre todo más humanos gracias al incesante diálogo de quien lee con el autor o ensayista de turno, qué no decir de los libros de espiritualidad como este, cuando el interlocutor predispone a un diálogo profundo y enriquecedor con uno mismo y con Dios, que nos espera también tras las páginas de un buen libro pensando en quienes necesitan de nuestra buena escucha. Y yo acabo de proponer uno.

¡¡Feliz diálogo espiritual veraniego!!

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Lectio divina desde la vida de laicos y laicas en el mundo.

Jueves, 1 de febrero de 2018
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donde-esta-la-bendicionHay muchos tesoros en la vida monástica que tiene un mensaje para la vida de los laicos en el mundo. Uno de ellos es la Lectio Divina.

Muchos se preguntarán qué puede interesar esa lectura pausada de la Palabra que hacen los monjes y monjas en los scriptorium. Sentados cada uno en su mesa o pupitre, como maduros colegiales. En silencio van desgranando letra a letra el Mensaje que irá calando en el interior de la persona que se expone a una lectura orante que será alimento para el camino de la vida.

Los monjes necesitan ese alimento pero los laicos también. Adentrarse en la LecturaMeditaciónOración y Contemplación de la Palabra de Dios es alimento nutritivo en la vida espiritual y tendrá su expresión en todos los momentos de nuestra vida.

Creo que  hemos de felicitarnos pues parece que estamos en un tiempo de descubrimiento de la Lectio Divina que en otros tiempos era considerada casi en exclusiva para la vida monástica.

Si nos animamos a hacer que sea un espacio que se incorpore a nuestra vida con la misma naturalidad que cualquiera de los actos personales que realizamos en el día: comer, asearnos, dormir o respirar, en determinado momentos reconoceremos que es necesaria para la vida de los laicos también.

Dejar espacio en el ajetreado día de quienes vivimos en el mundo con tantas y tan diversas tareas, preocupaciones, ruido y poco tiempo para nada que no sea lo que está programado como obligatorio, es una compleja aventura que sólo saldrá adelante si el deseo de Dios es sencillo al tiempo que profundo.

Creo que es importante empezar escogiendo un tiempo y un espacio concretos. Esto no es que sea indispensable pero ayuda mucho a adquirir un hábito, al menos al principio.

¿Cuándo y dónde? Eso ya es cosa de cada uno, mirando su jornada y todo lo que ella trae habitualmente. Lo que es seguro es que lo importante es el primer paso, perseverar y un buen día darse cuenta de que se va haciendo camino.

Cuando vamos a pasar unos días en un monasterio vemos que el horario y los espacios propician el clima de oración, meditación, lectio, etc.; pero esto no pasa en el entorno de los laicos. Sin ánimo de copiar el modelo monástico, vemos que es necesario “hacerse un hueco” físico para adentrarse en la oración y la lectio.

Compartiré una experiencia de hace ya muchos años. Sentí profundamente la necesidad de tener un espacio de soledad, silencio… al menos un poco (tenía tres hijos pequeños), en donde poder sentarme y hacer oración. Elegí un rinconcito del dormitorio: puse un par de cojines, uno para sentarme y el otro de respaldo y una vela. Era fácil de poner y quitar según las necesidades de la habitación, pero se convirtió en “mi sitio orante”.

Entendí enseguida que era importante que no sólo yo tuviera claro de qué se trataba mi espacio y mi tiempo con los dos cojines y la vela, habría de ser paciente y esperar que mi entorno familiar lo integrara con normalidad. Tantas veces, nada más sentarme, aparecía una cabecita por la puerta diciendo: “Mamá, puedes venir un momento”. Yo preguntaba: “¿Es muy urgente o puedes esperar diez minutos?”… “¡Vale, me espero!”.

Oración, silencio, soledad, lectio… en nuestra vida de laicos y laicas en el mundo, es alimento nutritivo para quien busca a Dios.

Como decía Guido, el cartujo, en el siglo XII: “Buscad leyendo, y encontraréis meditando; llamad, orando, y se os abrirá por la contemplación”.

Os recomiendo un pequeño libro titulado “Orar con la Lectio Divina- El beso de Dios a su pueblo creyente del abad cisterciense Bernardo Olivera (ocso), Ed. EDIBESA. Es de lectura sencilla y muy práctica.

Publicado en la revista SEGÚN TU PALABRA – Guía para practicar lectio divina sencilla, Nº 110 (enero 2018), págs. 46-47

Mari Paz López Santos

Fuente Fe Adulta

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El invitado amargo

Sábado, 30 de abril de 2016
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el invitado amargo…en un libro escrito al 50% por ti y por mí: una novela de amor intenso y complicado, lleno de generosidad y egoísmo, de incertidumbres y de entregas, que sus autores contemplarían y reconstruirían por separado, sin omitir nada, desde el hoy.

Nada mejor que esta frase de una de las cartas recopiladas en la novela para describir El invitado amargo (Anagrama, 2014), de Vicente Molina Foix y Luis Cremades. La recuperación desde el presente de una historia de amor/desamor que ya no existe más pero desde el punto de vista de los dos implicados, como si de un juicio cara a cara se tratase. Una novela, un libro de memorias, fundamental para entender la trayectoria vital de dos de nuestros mejores escritores.

El invitado amargo empieza con el anuncio de la muerte del padre en una escena de cama de su hijo, y termina, al cabo de más de tres décadas, el mismo día del año y en la misma casa, donde la entrada de unos ladrones hace salir de una caja negra el pasado de dos amantes.

En el transcurso, no siempre lineal, de ese tiempo iniciado por el encuentro de un escritor de treinta y cinco años y un joven estudiante que escribe versos, el libro se despliega como una novela de la memoria, un recuento verídico tratado con los dispositivos de la ficción. Pero también como un ensayo narrativo sobre las ilusiones y los resentimientos del amor, y como un doble autorretrato con paisaje -el de la España cambiante de los años 1980- y con figuras, una rica galería de personas reales, algunas sobradamente conocidas, tratadas como personajes o testigos de una tragicomedia de la felicidad, la infidelidad, las búsquedas personales y el anhelo de lo que pudo ser.

Con la figura de Vicente Aleixandre como Dios omnipresente, El invitado amargo refleja el espíritu de una época y nos acerca a la figura de otros poetas y novelistas de finales del XX (Benet, Alas, Gimferrer, Umbral, Pombo, de Villena, Savater) con un tono que a veces puede caer en el chascarrillo (hiriente, seguro, para algunos) y cuya veracidad (como todas las veracidades) hay que cuestionar, como debería uno cuestionar cualquier recuerdo, siendo el recuerdo eso que uno se construye a sí mismo para sobrevivir.

Luis Cremades y Vicente Molina Foix han escrito de un modo singular pero separadamente este libro sin precedentes. En la libertad mutua de rememorar por separado, en la importancia dada a lo que pusieron por escrito mientras se amaban y se traicionaban, los autores reencuentran el territorio común de la palabra para mirarse desde el presente tratando de recuperar con desnuda autenticidad, sin nostalgia, lo que esos espejos contuvieron en su día y han dejado como poso.

Y lo han hecho, como ellos mismos señalan irónicamente, siguiendo el patrón del «folletín» en el sentido original del término: cada capítulo, firmado en alternancia por ambos, se escribía sin previo acuerdo y le llegaba al otro manteniendo la intriga, como en las novelas del siglo XIX. Con la diferencia de que en ese feuilleton en 64 capítulos los dos protagonistas-lectores sabían el final, pero no las sorpresas y revelaciones que su propia historia les podía deparar.

En este libro, que no dejará indiferente a ningún lector, asistimos a la demostración de la probada maestría de Molina Foix y a la revelación narrativa de un poeta, largo tiempo en silencio.

Muy interesante es la crítica de Luis Antonio de Villena:

A Vicente Molina Foix se le ocurrió la idea. Es novedosa y no siempre posible. Contar una historia de amor y desamor  a cuatro manos. O sea uno de los protagonistas escribe suversión en un capitulo y el otro en el siguiente, alternándose. Vemos los puntos de vista de los dos hombres que vivieron esa historia (1981-1983) hoy suficientemente lejana. Vicente Molina es bien conocido, el otro es el poeta alicantino también, Luis Cremades, que no ha tenido –parece- demasiada suerte en la vida. Yo soy un extraño lector para este libro sin duda interesante, porque fui la persona que presentó a los dos amantes y viví (u oí) casi todo muy de cerca. El libro es un logro en su idea básica (análisis del amor y de los celos) y también un logro –sobre todo en Molina, más experto- en las excursiones memorialísticas que ambos hacen a historias, personajes o situaciones  que, varias veces, tienen menos que ver con el meollo. Como el libro me ha gustado mucho, puedo decir mejor mis dudas. Lo mejor: el análisis y recuento del amor, de las infidelidades de ese shakespiriano “Invitado amargo” (Anagrama) que son los celos y hasta el fuerte desamor y casi rencor del mayor (Molina). Es decir, uno echa en falta aún más análisis y pese a que estén bien escritas y adornen, cree  que hubiera sido mejor adelgazar las excursiones foráneas, por ilustres o trágicas que a veces sean, de Benet a Savater, por ejemplo…

El lector comprende pronto –pero a toro pasado, lo que excusa a los protagonistas- que están en una relación imposible, claramente llamada al fracaso. Molina (maduro) busca un amor, el verdadero amor, aunque a veces sea egoísta, ¿qué enamorado no lo es? Pero Cremades  (joven) busca un maestro, alguien que le guíe y enseñe –suele aparecer como inseguro- pero con la libertad, muy de la época, de probar la fruta del cercado ajeno. Hay momentos de plenitud y muchas suspicacias que terminan rompiendo, lo que nunca se ató bien, porque era imposible. Es grato el retrato de Aleixandre –para quienes lo conocimos bien- como tenaz defensor de las parejas “epénticas”, en voz de origen lorquiano, homosexuales.  Al fin, uno diría que el tiempo ha borrado las heridas que     –en Molina especialmente- fueron amargas. Insisto, ese es el lado mejor de este libro dual: el desnudamiento de la pasión amorosa y su caída hasta la inquina. En tal camino el libro deja casi con hambre. El conjunto resulta óptimo, incluso en el menos avezado Cremades que cuenta sobriamente su enfermedad, sin autocompasión. A mí me pinta mal en una escena inicial falsa, sin duda porque lo desdeñé y se lo pasé a otro. Miente. Él se me rindió con armas y bagajes, pero las armas eran chicas y los bagajes estaban por venir. Lógico que me riña, feo que mienta, ojalá no haya otras mentiras en su parte. Pero es minucia en un libro grande, atractivo y original. Deconstruir un amor real e imposible. Gloria y daño. Belleza de la búsqueda interior, incluso airada y paseo sólo por los adornos circunstantes. En cualquier caso, una obra singular y distinta. Con garra.

Ficha técnica

Título: El invitado amargo | Autores: Vicente Molina Foix y Javier Cremades | Editorial: Anagrama | Colección: Narrativas hispánicas | Género: Novela | ISBN:  978-84-339-9770-8 | Páginas: 416 | Precio: 19,90 euros

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Talleres de yoga y lectura para gays y lesbianas en cárcel mexicana

Jueves, 3 de septiembre de 2015
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carcel_vihSe complementarán con labores asistenciales a este grupo de internas e internos que han sido abandonados por sus familiares a causa de su orientación o identidad de género.

La población Lésbico, Gay, Bisexual, Transgénero, Travesti, Transexual e Intersexual (LGBTTTI) del Reclusorio Preventivo Varonil Norte y la Penitenciaría de Santa Martha Acatitla en México, recibieron talleres de yoga y lectura en prevención de VIH/Sida, a fin de poner atención a este sector.

En un comunicado, la subsecretaría de Sistema Penitenciario de la capital mexicana, en coordinación con la Asociación Civil “Almas Cautivas”, organizó talleres de lectura en especial para mujeres transexuales, así como ejecuciones de Yoga Kundalini en el marco del Proyecto “La Primavera en Rosa” que previene la transmisión del VIH.

Precisó que son más de 160 internos de este sector de la población quienes reciben las clases, y que al finalizar recibirán una constancia de participación, siempre y cuando cumplan 80 por ciento de asistencia. Se prevé que el proyecto termine en diciembre.

Al respecto el subsecretario de Sistema Penitenciario, Hazael Ruiz Ortega, señaló que “se continúa con la instrucción de la secretaria de Gobierno, Patricia Mercado, de desarrollar labores asistenciales a este grupo de internas e internos que han sido abandonados por sus familiares a causa de su orientación o identidad de género”.

Además, dijo que con el apoyo de la Secretaría de Salud del Distrito Federal, “estamos reforzando una campaña para prevenir y atender infecciones de transmisión sexual y brindar orientación psicológica individual y en grupo”. Durante las actividades de yoga y lectura se hará la entrega de preservativos y kits de limpieza a la población LGBT.

Fuente Cáscara Amarga

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