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Un sacerdote del Opus Dei, investigado por Doctrina de la Fe por abusar de varios estudiantes después de la confesión

Sábado, 13 de abril de 2019
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Manuel-Cocina-Abella_2111498887_13507821_237x250Manuel Cociña y Abella convivió con Escrivá de Balaguer

El prelado del Opus Dei ordena una investigación contra Manuel Cociña y Abella, sacerdote que convivió con san Josemaría Escrivá, por abusos a varios estudiantes en un Colegio Mayor de Sevilla entre 2002 y 2003

Según el relato de una de las víctimas, Cociña les hacía “masajes” en los genitales, en algunos casos después de la confesión.

La Santa Sede confirma que el caso se encuentra en Doctrina de la Fe, en fase de primer estudio

El Opus Dei confirma la información e informa que el sacerdote tiene prohibido el contacto con menores de 30 años y restringidas sus actividades pastorales.

Sin embargo, Cociña continúa ejerciendo como tal, y es uno de los priores de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén en el sur de España

El Opus Dei escondió durante seis años su protocolo antiabusos

Habla la víctima de los abusos en el Opus Dei: “Manuel Cociña sabía que me podía hacer lo que quisiera porque era más frágil…”Un vicario de la Obra me dijo que no era una víctima, que no tenía derechos”

Juan Cuatrecasas, al prelado del Opus Dei: “Deben ser cómplices en la ayuda y el acompañamiento y no en el silencio encubridor”

El sacerdote numerario Manuel Cociña y Abella lo tenía todo para ser obispo. De hecho, llegó a estar en varias ternas. Miembro de la Academia de Historia Eclesiástica, este clérigo del Opus Dei, que había convivido con el mismísimo san Josemaría Escrivá de Balaguer, se convertía entre 2007 y 2008 en rector de la Basílica de San Miguel, en Madrid (confiada desde 1959 a los sacerdotes de la Obra), e iba camino de convertirse en el primer prelado numerario de la Prelatura. Sin embargo, algo truncó esta carrera. ¿Qué ocurrió?

En 2002, MGF residía en el Colegio Mayor Almonte, de Sevilla. A sus recién cumplidos 18 años, formaba parte de la Obra desde 1999. Tras una confesión, Manuel Cociña abusó de él. Desde noviembre de 2002 hasta julio de 2003 (cuando MGF abandonó la residencia), y al menos en siete ocasiones, el sacerdote aprovechaba su situación para “hacerme masajes” que acababan con tocamientos en los genitales.

Así lo denuncia este joven, hoy casado, residente en Chile, en la denuncia que presentó en 2018, después de la visita del Papa Francisco al país andino. No fue el único: al menos otras cuatro personas han testimoniado episodios similares.

Ocáriz ordena investigar

En octubre de 2018, el actual prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, ordenó una investigación, dirigida por Rafael Rodríguez Ocaña, cuyos resultados, según ha podido saber RD, se enviaron en diciembre a la Congregación para la Doctrina de la Fe, a la sección de delitos más graves.

Fuentes oficiales confirman que está en fase de primer estudio. Por el hecho de los abusos, pero especialmente por haberse cometido utilizando el secreto de confesión, lo que podría acabar con la excomunión y la expulsión del religioso. El interrogatorio se llevó a cabo el 11 de octubre de ese año en la sede de la Prelatura en Santiago de Chile, ante un abogado y un notario.

Posteriormente, el prelado viajó a Granada (a finales de noviembre) y en ese momento se hicieron efectivas ciertas medidas cautelares. La Oficina del Opus Dei en España confirma la investigación, que se entregó a Roma en diciembre, y dichas medidas cautelares para Manuel Cociña, consistentes en la prohibición de mantener contacto con menores de 30 años, y la restricción de sus actividades pastorales al centro en el que reside, en Granada, mientas la Santa Sede toma una decisión.

Correo de víctimas del Opus

La Obra en España declara su dolor y cercanía a la o las víctimas” y se ofrece a ayudar en todo lo posible en la investigación. El caso de MGF es uno de las decenas que han ido llegando en las últimas semanas al correo que un grupo de víctimas del Opus Dei ha decidido abrir para denunciar el silencio de la Obra en España, que se ha convertido en flagrante tras la sentencia contra un profesor del colegio Gaztelueta.

Desde el correo abusosopusdei@gmail.com, esperan poder encontrar no sólo nuevos casos, sino una fórmula para encontrarse, compartir experiencias y ayudarse mutuamente. No sólo son abusos sexuales a menores, nos explican, sino también de poder. El silencio de la Obra, que se ha hecho escandaloso tras la sentencia condenatoria a once años de prisión a un profesor del colegio Gaztelueta, obliga a que las víctimas alcen su voz, y exijan su espacio, también en el interior del Opus Dei, para hacer realidad la tan cacareada ‘tolerancia cero’ impulsada por el Papa Francisco

¿Por qué no denunció antes? “Abandoné el Opus Dei en 2010. Cuando dejé la Obra, en los tres meses, antes de que me dieran la dispensa, yo vivía en Madrid, y se lo comenté a la persona que me atendió esos tres meses, un director regional del Opus Dei. (…). Él me dijo: Mira, no te puedo contar más, pero no me hace ruido, no me extraña; a esta persona la hemos sacado de la circulación; la hemos mandado a Galicia; no te preocupes, porque no va a tratar más a gente joven”.

“Cállate, reza por él y no te preocupes”

El relato cuadra con la ‘desaparición’ de Manuel Cociña, que hoy vive en un centro de la Obra en Granada. Y MGF hizo caso y no denunció. “Me aconsejó: mira, no denuncies esto, porque no sé si él lo hacía con una intención sexual o no, esto fue una imprudencia. Era la mentalidad de hace 15 años, para mí y para todo el mundo. Me dijo: lo hemos mandado a otro sitio, no levantes más historias, esto va a hacer daño, cállate, reza por él y no te preocupes. Y es lo que he hecho hasta que llegué a Chile”, relata MGF en su interrogatorio ante los enviados del Prelado del Opus Dei.

En junio de 2013, MGF dejó España y recaló en Chile, donde ejerce su profesión, se ha casado y es padre de dos hijos. “Hasta hace seis años yo no pensaba que esto había sido algo raro, yo todos estos años pensaba que era un problema mío (…). Todos estos años me he echado la culpa a mí mismo y siempre lo he visto como una vergüenza propia”. MGF dejó el Opus en 2010, pero entre 2003 -cuando Manuel Cociña fue enviado a Madrid-, “de vez en cuando le escribía (…). Nunca rompimos la relación hasta que dejé la Obra”.

Denunció tras escuchar al Papa en Chile

“Cuando llegué a Chile y empecé a ver el caso del sacerdote Karadima, vi una similitud. Manuel Cociña es el ‘Karadima del Opus Dei’. Y llevo cinco años con un proceso de intentar entender qué pasó”, nos cuenta MGF. “Pero todo esto se desencadenó hace un año, cuando este señor me pide amistad por ‘Linkedin’. Me puse a investigar y ví que seguía siendo sacerdote, y que vivía en Granada, y que hace comentarios del evangelio ‘on line’ en un par de webs”. Sólo entonces, y tras comprobar cómo el Papa Francisco tomaba las riendas en el escándalo de abusos en Chile, MGF se decidió a dar el paso y denunciar a Manuel Cociña. “Cuando el Papa dijo en la misa en el parque O’Higgins que hay que levantar la basura, me decidí”.

Cociña, es cierto, fue ‘retirado’ durante un tiempo, y sus opciones de alcanzar el episcopado se difuminaron. Pero, al menos desde 2013, Cociña reaparece en Granada, donde continúa trabajando y dando formación como sacerdote y persona que ‘convivió con san Josemaría’. Pese a que desde la Obra se ha asegurado a MGF que Manuel Cociña está separado de cualquier contacto con personas de menos de 30 años, no ha sido apartado de sus funciones sacerdotales. De hecho, hace dos semanas participó, en calidad de prior de la Delegación en Granada, en el retiro cuaresmal de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén.

El Opus Dei confirma la exclusiva de RD, y la investigación contra un sacerdote de la Obra por abusos

La Obra muestra “el más completo rechazo hacia cualquier abuso y la total colaboración para ayudar a curar las heridas”

Tras la publicación de la exclusiva de Religión Digital sobre las acusaciones de abusos contra el sacerdote numerario Manuel Cociña Abella, la Oficina de información del Opus Dei ha emitido un comunicado en el que, sin citar en ningún momento a nuestra web, admite todos y cada uno de los términos de nuestra información, al tiempo que muestra “el más completo rechazo hacia cualquier abuso y la total colaboración para ayudar a curar las heridas”.

En la nota, la Obra confirma “con gran dolor y cercanía a los afectados” que la prelatura recibió una denuncia de abuso sexual contra este sacerdote, ocurrida en Sevilla en el curso 2002-2003, y que en septiembre se encargó, a instancias del prelado, Fernando Ocáriz, “una investigación preliminar”, que concluyó con el envío a Roma de la documentación y “la medida cautelar de restringir la actividad pastoral de este sacerdote al ámbito del Centro de la Prelatura en el que reside, y en todo caso con mayores de 30 años”.

Comunicado del Opus Dei

A propósito de la noticia publicada en algunos medios de comunicación sobre un sacerdote de la prelatura (Manuel Cociña), con gran dolor y cercanía a los afectados, confirmamos que:

1. En agosto de 2018 la prelatura del Opus Dei en España recibió una denuncia de abuso sexual contra este sacerdote, ocurrida en Sevilla en el curso 2002-2003. El denunciante era mayor de edad en el momento de los hechos.

2. El 14 de septiembre de 2018 el Vicario Regional de la Prelatura del Opus Dei en España, a instancias del Prelado, ordenó una Investigación Preliminar en conformidad con el canon 1717 del Código de Derecho Canónico.

3. El Prelado del Opus Dei adoptó, con fecha 1 de octubre de 2018, la medida cautelar de restringir la actividad pastoral de este sacerdote al ámbito del Centro de la Prelatura en el que reside, y en todo caso con mayores de 30 años.

4. Como es lógico, la investigación incluye la declaración del denunciante tomada en Chile, país donde reside. El expediente se remitió a la Santa Sede (Congregación para la Doctrina de la Fe), en diciembre de 2018, donde se encuentra en fase de estudio.

5. Queremos manifestar nuestra cercanía y apoyo al denunciante, así como el más completo rechazo hacia cualquier abuso y la total colaboración para ayudar a curar las heridas.

6. No tenemos constancia de menores involucrados. Cualquier persona afectada puede dirigirse a proteccionmenores.es@opusdei.org

Fuente Religión Digital

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“No me pueden despedir así. Mi hoja de servicios a la Iglesia merece otra cosa”

Martes, 5 de agosto de 2014
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1352461232696Rouco Varela detallednLa última jugada de Rouco

(José Manuel Vidal,  Religión Digital).-

Indignado e incómodo, el cardenal Rouco Varela no daba crédito a lo que estaba pasando. En su fuero interno pensaba: “No me pueden despedir así. Mi hoja de servicios a la Iglesia merece otra cosa. Tuvo que hacer gala de todo su autocontrol ante el Nuncio, aunque en su mente martilleaba sin cesar una idea: Roma estaba cometiendo una gran injusticia con él. En el fondo y en la forma.

Un sudor frío comenzó a recorrer su frente. Y eso que la tarde del 26 de julio hacía un calor de muerte en la calle Pío XII de Madrid, sede de la Nunciatura de la Santa Sede. En el interior del despacho del Nuncio Fratini, sin embargo, el ambiente era apacible. Los gruesos muros del palacete no dejan pasar el calor y el jardín que lo rodea lo mantiene fresco incluso en el fragor del verano madrileño.

Rouco no acababa de creérselo. Y, además, se sentía humillado. El día 25 había estado en Compostela, presenciando en primera fila, como eclesiástico de mayor rango, la primera ofrenda del nuevo Rey, Felipe VI, al Apóstol. Allí, todo el mundo sabía que estaba de salida, pero seguía conservando su aura de poder. En todos los corrillos clericales compostelanos se hablaba de él y de su “secreto” para permanecer en el puesto de arzobispo de Madrid tres años después de haber cumplido los 75 y con un Papa que no es de su cuerda.

Agasajado cordialmente por unos, temido por otros, el cardenal se fue esa misma noche con su sobrino, monseñor Carrasco Rouco, a pernoctar al obispado de Lugo. Y allí recibió, al día siguiente, la llamada del Nuncio de Su Santidad:Eminencia, tengo que verlo mañana sin falta en la sede de Nunciatura. Tengo que darle una noticia en persona”. Ni Rouco preguntó de qué se trataba ni el Nuncio se lo adelantó.

Durante el viaje de Lugo a Madrid no paró de darle vueltas a la llamada del Nuncio. ¿Qué cosa tan importante tendría que comunicarle monseñor Fratini, para hacerle regresar a Madrid a toda prisa? Y repasó asuntos eclesiásticos graves. Podía ser algún caso de pederastia apunto de estallar. O el traslado urgente de algún obispo. O que el representante papal quisiese saber su opinión sobre el caso Pujol. O que Roma quisiese conocer su parecer sobre el sucesor del cardenal Sistach en Barcelona. O que hubiesen llegado al Vaticano rumores sobre el calamitoso estado de las cuentas del arzobispado de Madrid…

Ni por asomo se puso en la tesitura de que el Nuncio le fuese a comunicar que el Papa aceptaba su renuncia. Primero, porque no suele ser el procedimiento habitual. Normalmente, cuando un cardenalazo pasa a la reserva, Roma le comunica con mucha antelación el día en que se va a hacer pública la aceptación de su renuncia, así como el nombre de su sucesor. Esa era la praxis, al menos hasta ahora. Pero ya se sabe que, con Francisco, las cosas han cambiado tanto en tan poco tiempo…

cardenal-Rouco-Varela-manifestacion-matrimonio_EDIIMA20130311_0230_4Y como no se lo esperaba, salió de Nunciatura todavía más dolido. Como un basilisco. Y así sigue: tremendamente herido y enfadado con el mundo. Los que le han visto estos días aseguran que “casi llora por las esquinas” y que, en privado, no hace más que lamentarse. Repite al que quiere oírle casi lo mismo que le dijo al Nuncio: Con lo bien que estoy de salud, puedo seguir. Hace una semana que estuve en Roma y nadie me dijo nada. Y, ahora, me lo sueltan a través del Nuncio. Con Benedicto XVI no habría pasado”.

En su entorno, que cada vez presenta más grietas, aseguran que “cuando se lo dijo el Nuncio, se pilló un rebote monumental y, ahora, está afectadísimo. No quiere irse. No acepta la idea de tener que dejar el cargo y pasar a ser emérito“. Su enfado es tal que, a algunos llegó a decirles que, venga quien venga, él se va a quedar en Madrid. Más aún, amenaza con permanecer en el propio palacio de San Justo, residencia de los arzobispos madrileños: “Haremos un piso abajo para el que venga y yo me quedaré arriba, en mi casa de siempre”.

Para demostrar que está en buena forma y que la archidiócesis sigue funcionando a pleno rendimiento, el cardenal ha llenado de grandes actos su agenda hasta octubre: el 6 de agosto preside, en Compostela, la conmemoración del 25 aniversario de la JMJ de 1989; del 18 al 21 de septiembre Madrid acoge las II Jornadas Sociales Católicas Europeas; el 27 de septiembre la beatificación de monseñor Álvaro del Portillo, sucesor de Escrivá de Balaguer al frente del Opus Dei; y hasta tiene programado ya para el día 7 de octubre el comienzo de la visita pastoral a la vicaría V de la diócesis madrileña.

Pero no por ésas. De ahí que su indignación se acreciente, cuando se para a pensar en la forma en que le comunicaron la aceptación de la renuncia: haciéndolo regresar a toda prisa de su tierra y por boca de un hombre que, hasta ahora, había sido una especie de subalterno para él. El emperador humillado. El vicepapa español despedido por un simple nuncio, al que siempre tuvo controlado y mantuvo sin mando real en el episcopado.

Hombre de poder, acostumbrado a dirigir los hilos de la política eclesiástica española durante más de dos décadas, Rouco se siente, por vez primera, impotente y sin apenas capacidad de maniobra. Pero fiel a sí mismo, no ha parado de buscar explicaciones a la llamada del Nuncio. De entrada, está tan enfadado con monseñor Fratini que hasta le echa la culpa de que el Papa le haya aceptado la renuncia así, de repente y sin previo aviso.

Por otra parte, su indignación subió de tono, cuando la noticia se filtró a los medios y el miércoles 30 de julio, tan sólo tres días después de que se lo comunicase el Nuncio, el diario La Razón publicaba el siguiente titular: El Papa acepta la renuncia de Rouco Varela al frente de Madrid.

Le dolía especialmente que fuese ese diario, por ser el periódico “de cabecera” del cardenal Cañizares, su eventual sucesor. En su entorno más próximo se apresuraron a atribuir al prefecto del Culto la maniobra de la filtración de la noticia. Para quemarlo como eventual sucesor. Pero Rouco no terminó de creérselo. Conoce muy bien al ministro de la liturgia del Papa (desde los tiempos en que eran íntimos amigos) y sabe que no maneja los tiempos ni los medios ni quiere echar más leña al fuego de la sucesión. Le basta con esperar desde la distancia romana. Leer más…

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