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Dos víctimas acusan al cardenal Dolan de encubrir los sacerdotes que abusaron de ellos

Sábado, 27 de octubre de 2018
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dolanEl hoy arzobispo de Nueva York vivía en la mismacasa donde se produjeron, en los 70, los crímenes

Chris O’Leary: “Dolan no es ningún pastor, es un lobo. No es parte de la solución, sino del problema. Borró toda prueba de nuestras conversaciones del expediente del padre Valentine”. Las denuncias no aparecen en el expediente

Otra víctima acusa a Dolan de encubrir al sacerdote que abusó de él, esta vez en Nueva York

“Sin ninguna duda, ha estado activamente escondiendo a abusadores en la archidiócesis”

Kevin Stanton: “El cardenal es un obispo absolutamente negligente y un fraude piadoso”

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(Cameron Doody).- El cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, encubrió a un sacerdote que, en los años 70 y 80, abusó de un menor en la misma casa parroquial de San Luis donde el hoy purpurado residía, según denuncia la propia víctima, Chris O’Leary, en conversación exclusiva con RD. Este diario ha intentado, sin éxito, recabar la opinión de Dolan.

Chris, superviviente reconocido, apenas era un niño cuando comenzó a sufrir abusos por parte parte del padre LeRoy Valentine, abusos que duraron varios años. Hablando con RD, Chris desvela que Dolan ocultó deliberadamente a las autoridades eclesiales la denuncia que él formuló contra un cura con el que Dolan vivió en la iglesia de la Immacolata en Richmond Heights, Misuri, un barrio de San Luis.

La pesadilla de Chris empezó a finales de la década de los 70, cuando fue abusado por Valetine. Las cicatrices físicas y emocionales sufridas durante años hicieron que no fuera hasta 2002 cuando se atrevió a contar su drama. Valentine fue apartado del sacerdocio en 2013 tras confirmarse otros abusos en la diócesis.

6coc_oqc_400x400El padre LeRoy Valentine abraza a Chris O’Leary.

En marzo de aquel año, justo cuando salía a la luz el escándalo de Spotlight, otras tres víctimas de Valentine, que ya habían llegado a un acuerdo judicial con la archidiócesis de San Luis, se enteraron de que el cura abusador seguía en el ministerio activo, en una escuela de primaria. En contra de las promesas del entonces arzobispo (luego cardenal) Justin Rigali. Se desató el escándalo, y la archidiócesis invitó a otras posibles víctimas de Valentine a presentarse. Chris aceptó la invitación.

“Había pasado mucho tiempo con el padre Valentine, a solas y ayudándole en sus misas, y pensaba: ‘Si alguien le conoció, fui yo'”, dice Chris.

Chris denunció los abusos de Valentine a una fiscal de su distrito, a una periodista de la televisión local y al entonces obispo auxiliar y vicario de curas en la archidiócesis de San Luis, Timothy Dolan. Solo Dolan se puso en contacto con él, pero el hoy cardenal de Nueva York le contó que no había pasado nada. Que sus recuerdos no significaron nada. Así es como Chris recuerda las palabras exactas de Dolan:

Conozco bien al padre Valentine. Estuvimos juntos en el seminario. Vivimos y trabajamos juntos en la Immacolata. Sé que LeRoy Valentine no hizo nada de lo que se le acusa. Sé que nunca haría nada para hacerle daño a un niño.

Aún así, si todavía quieres hablar con alguien, podría organizar algo.

En otras palabras, Dolan no creyó a Chris, sino a su abusador, Valentine. Un hombre con el que Dolan vivió en la parroquia de la Immacolata, en la habitación contigua a la que Valentine traía a sus víctimas. Chris afirma que otra víctima le contó después que Dolan sabía, y veía a Valentine traer a niños a su habitación.

Chris acusa a Dolan de haberle hecho “ver lo blanco negro” al no creerle, y dice que esta tortura psicológica le hirió profundamente. El daño provino del hombre que protagoniza el más pronto recuerdo de Chris de un cura, cuando Dolan mandó a su clase representar el episodio de la curación de Jesucristo del hombre ciego en Marcos 8, y encomendó a Chris el papel de Cristo.

Aún así, Chris aceptó la oferta de Dolan de ponerle en contacto con alguien que le podría ayudar. Chris se encontró pocas semanas después con una mujer que cree recordar fue Nancy Brown, la entonces directora adjunta de la Oficina de la Protección del Menor en la archidiócesis de San Luis. Brown, como Dolan, le dijo que no pasó nada con Valentine. Le manifestó que estaba “malinterpretando” las acciones e intenciones de su depredador. De igual forma que con el obispo, Chris creyó en la palabra de la psicóloga y, durante los siguientes nueve años, continuó con su vida.

cardenales-rigali-dolan-y-burkeCardenales Rigali, Dolan y Burke juntos, en una foto que Chris denuncia que la archidiócesis de San Luis ha intentado quitar de Internet y de las redes sociales

“Dolan borró toda prueba de nuestras conversaciones del expediente del padre Valentine”

Dolan dejó la archidiócesis de San Luis rumbo a Milwaukee en agosto de 2002, y Rigali partió rumbo a Filadelfia en julio de 2003. Pero aunque estos protectores de Valentine siguieron adelante, Chris no pudo hacerlo, y empezó a sufrir ataques de pánico, cada vez más frecuentes e intensos conforme iban pasando los años.

Chris perdió su trabajo, vio cómo se desintegró su matrimonio y se distanció de su familia. Entre tanto, nunca supo nada de la archidiócesis, ahora encabezada por el entonces arzobispo (y ahora cardenal) Raymond Burke.

El 9 de mayo de 2011, Chris no pudo aguantar más el dolor, y regresó a la archidiócesis de San Luis. El diácono Philip Hengen -entonces director de la Oficina de la Protección del Menor- se puso a la defensiva desde el principio. El religioso trajo consigo dos abogados a su primera reunión con Chris, en contra de la política archidiocesana sobre reuniones con víctimas de abusos sexuales.

La Iglesia no había cambiado su actitud ante el abusador Valentine desde que Chris se reuniera con Dolan nueve años atrás. Sus representantes repitieron que los abusos de Chris nunca se produjeron. Pero Chris descubrió algo más perturbador en su reunión con Hengen y los abogados en 2011: que la archidiócesis no tenía constancia de sus conversaciones con Dolan en 2002. Una laguna que hizo pensar a Chris que Dolan había encubierto deliberadamente a Valentine.

“Dolan borró toda prueba de nuestras conversaciones del expediente del padre Valentine”, denuncia Chris. Un hecho que, según la víctima, fue corroborado por el sucesor de Dolan como vicario de curas en San Luis, el ahora obispo Rick Stika, en un tuit de agosto de 2018.

Stika confirmó que Dolan seguía a cargo de la protección del menor en la archidiócesis cuando Chris hizo su primera denuncia, y que no había partido aún para Milwaukee. Stika le dijo a Chris que no había encontrado ningún rastro de sus acusaciones en el expediente de Valentine.

“Dolan no es ningún pastor. Es un lobo”

La archidiócesis de San Luis no sólo insistió en no tener constancia de la denuncia de 2002 de Chris. Hengen también achacó a problemas paternales la ansiedad que Chris padecía ya en 2011. Las negaciones de los abusos que había sufrido le sumieron en una espiral descendente que solo se intensificó cuando Hengen prometió en julio de 2011, a insistencia de Chris, hablar con su psicólogo. Nunca lo hizo.

El 10 de mayo de 2013 la archidiócesis de San Luis anunció que Valentine sería apartado del ministerio debido a otra denuncia recibida contra él en 2012. Dicha denuncia, a diferencia de la de Chris, había sido considerada sustanciada. Pero ni siquiera entonces la Iglesia se puso en contacto con él para interesarse por su caso. Se limitó a repetir sus ofertas poco precisas de colaborar en un plan de tratamiento que Chris tendría que costear.

Chris se sintió frustrado con la que dice fue la estrategia de la archidiócesis “de hacer simplemente que desapareciera”, e intentó ir al superior de Hengen, monseñor Richard Hanneke, entonces vicario de curas. Hanneke acabó mandándole de vuelta a Hengen.

Chris lo había perdido todo y se había visto obligado a volver a vivir en casa de sus padres, pero lo peor estaba todavía por llegar. En octubre de 2015 demandó a la archidiócesis de San Luis y dos meses después descubrió que tenía en el brazo un melanoma maligno. Aunque parece que ya se ha recuperado de ese cáncer, Chris dice que el estrés de luchar contra la Iglesia le ha supuesto otro problema serio de salud: la diabetes tipo II.

Chris se vio forzado a llegar a un acuerdo judicial con la archidiócesis de San Luis en septiembre de 2017. Fue debido a un problema con los plazos de prescripción que Chris dice surgió de los esfuerzos de la archidiócesis de manipularle psicológicamente y de darle largas. Chris sigue luchando, no obstante, en la que él llama la “guerra” en la Iglesia entre los “convencidos de que el escándalo [de abusos] es real y sigue siendo un problema” y los “escépticos, negadores y apañadores que cree ‘que todo son calumnias'”. Su sitio web es la trinchera desde la que libra su lucha.

En febrero de este año, Chris recibió un email de la directora de la Oficina de la Protección del Menor de la archidiócesis de San Luis que admitía que sus acusaciones de abusos contra Valentine “fueron reconocidas por el diácono Philip Hengen, la archidiócesis de San Luis y los tribunales”. Solo unas semanas después, no obstante, un portavoz de la archidiócesis insistió en que “el historial de las acusaciones del señor O’Leary que tiene la archidiócesis es sensiblemente distinto” al que mantiene Chris. Y que “la información que compartió O’Leary cambió múltiples veces”, negándole así a esta víctima de abusos el cierre de heridas que tanto busca.

Chris busca también contarle a todo el que quiera escuchar el papel que jugó el ahora cardenal Dolan en los abusos sexuales, emocionales y psicológicos que sufrió a manos de la Iglesia. Esta es una parte de su relato que dice que nunca ha sido reconocida.

El cardenal Dolan “es un lobo”, dice Chris. “Esto hace sea aún más asqueroso que… se esté presentado como un pastor”. “El cardenal Dolan no es parte de la solución. Es parte del problema”.

Esta es la primera parte de una serie de RD sobre acusaciones de encubrimiento de abusos contra el cardenal Timothy Dolan. Publicaremos la segunda parte en los próximos días.

***

(Cameron Doody).- Nuevas revelaciones de víctimas de abusos colocan en una delicada situación al cardenal Dolan. Junto a la denuncia de Chris -publicada ayer en exclusiva por RD-, abusado por un cura en la habitación contigua a la que ocupaba el hoy arzobispo de NY, otro superviviente de la pederastia clerical, Kevin Stanton, denuncia que el purpurado también encubrió los abusos de su depredador, esta vez en Nueva York.

En esta conversación exclusiva con RD, Kevin denuncia que Dolan otorga títulos a curas depredadores, que ha aparcado a algunos de ellos en una residencia especial en el Bronx, y que impone estándares imposibles de pruebas a las víctimas para proteger a la Iglesia de demandas de indemnizaciones.

Kevin tenía seis años cuando el padre Joseph Reynolds de Millbrook, Nueva York, vino a su casa una noche de 1986 para una cena con sus padres en la que no faltaba el alcohol. Reynolds no olvidó llevarse consigo el muñeco de Snoopy con el que había predicado a niños durante años, y con el cual se ganó la confianza de Kevin, hasta el punto de abusar sexualmente de él aquella noche en su dormitorio.

El dolor físico y emocional que Kevin sostuvo a manos de Reynolds fue suficiente como para impedir que contara los abusos hasta 2010, cuando los denunció al fiscal del condado de Dutchess. Se encontró con que la justicia no pudo procesar sus abusos debido a que habían prescrito. Cuando Kevin acudió ese mismo año a la archidiócesis de Nueva York, la junta de revisión encabezada por Dolan juzgó su denuncia como no sustanciada. Kevin ni siquiera sabe por qué, dado que los criterios para determinar la validez o no de una denuncia de abusos a menores nunca han sido públicos.

Desde el momento en el que hizo su denuncia, Kevin ha llegado a albergar aún más dudas acerca del proceso en Nueva York, después de saber que Reynolds había sido suspendido del ministerio en 2009 por otras acusaciones de abusos: un año antes de que Kevin se quejara de él.

“Dolan voluntaria y conscientemente dejó a curas abusadores en parroquias durante cinco años”

Insatisfecho con el trato que recibió a manos de Dolan y la archidiócesis de Nueva York, Kevin se puso a investigar por su cuenta. Así, descubrió primero que aunque los predecesores de Dolan -los cardenales John O’Connor y Edward Egan- habían prometido retirar a curas abusadores del ministerio, no hicieron nada.

Kevin también supo que cuando Dolan llegó a Nueva York en 2009, tampoco tomó ninguna acción decisiva contra los sacerdotes pedófilos, alojando a algunos de ellos en un centro especial en el Bronx -Reynolds sigue residiendo ahí hoy- y otorgándoles a algunos títulos específicos, como “Sacerdote Senior Administrador” (un eufemismo para considerarlos ‘curas eméritos’, sin levantar sospechas entre los fieles). Un proceso, afirma Kevin, con el que “Dolan voluntaria y conscientemente dejó a curas abusadores en parroquias durante cinco años”. Leer más…

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El alcalde de Nueva York participará en el Día de San Patricio tras la inclusión de un grupo LGTB irlandés

Viernes, 12 de febrero de 2016
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Bill-de-BlasioEl desfile del Día de San Patricio en Nueva York acogerá el próximo mes de marzo por primera vez a un grupo LGTB irlandés. El alcalde Bill de Blasio, que rechazó acudir a las dos ediciones anteriores de la marcha precisamente por la exclusión de la comunidad LGTB, sí que participará en esta ocasión.

La polémica en torno a la exclusión de cualquier atisbo de representatividad LGTB en el desfile de San Patricio no es ni mucho menos nueva. Cualquier referencia al tema (banderas, pins, pancartas, etc.) estuvo durante años estrictamente prohibida. Los organizadores del desfile, la Orden de los Hiberneos (Ancient Order of Hibernians, sociedad vinculada al nacionalismo tradicionalista irlandés para pertenecer a la cual hay que tener sangre irlandesa y ser católico) justificaban su negativa en que se trata de “un desfile religiosoa pesar de que hace años que San Patricio se convirtió en una celebración secular que moviliza a cientos de miles de personas.

Ya en 1993 el entonces alcalde, David Dinkins, boicoteó la marcha después de que los tribunales confirmaran que la prohibición de participar a los grupos LGTB era legal. Una decisión judicial que entonces fue recibida como una gran victoria por el ya fallecido cardenal John O’Connor, arzobispo de Nueva York. Ahí quedó la protesta. Ninguno de los sucesores de Dinkins, Rudolf Giuliani y Michael Bloomberg, repitió el gesto. Sin embargo, hace pocos años la polémica volvía a ganar calado político. En 2009 la entonces concejala Christine Quinn, abiertamente lesbiana (y por cierto rival del actual alcalde Bill de Blasio en las primarias demócratas) intentó reunirse con los organizadores sin obtener respuesta alguna.

La polémica acabó por llegar a la propia Irlanda, donde la postura de los tradicionalistas no encontró precisamente comprensión. La entonces Presidenta de Irlanda, Mary McAleese, rechazó en 2010 el cargo de “grand marshal” del desfile por ese motivo. Y en 2011 fue el ministro irlandés de Exteriores, el laborista Eamon Gilmore, el que criticó abiertamente la discriminación de los colectivos LGTB. “Excluir no es propio de irlandeses”, afirmó entonces Gilmore.

De Blasio, alcalde desde 2014, anunció tras llegar al cargo que no participaría en el tradicional desfile del Día de San Patricio debido a la exclusión del mismo de los grupos LGTB. Fue la primera vez en 20 años, tras el boicot de Dinkins, que el alcalde de la ciudad no estuvo presente en el acto más simbólico de la principal festividad de la comunidad irlandesa. En 2015 los organizadores permitieron desfilar al grupo LGTB de la cadena de televisión NBC, pero De Blasio mantuvo su negativa a participar hasta que se invitara a una asociación LGTB irlandesa.

Dicha invitación se produjo por fin en septiembre del año pasado. La Alianza Lavanda y Verde (Lavender and Green Alliance) se convertirá el próximo 17 de marzo en el primer colectivo LGTB irlandés que marche tras su pancarta por la Quinta Avenida en el desfile de San Patricio. El ayuntamiento de Nueva York y el propio alcalde De Blasio formarán parte del desfile tras el levantamiento del veto a las organizaciones LGTB, según la publicación Irish Central. Los nuevos participantes de la marcha también han invitado al exalcalde Dinkins a desfilar con ellos.

Fuente Dosmanzanas

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Guinness (y otras cervezas) se suman al boicot a los desfiles de San Patricio de Nueva York y Boston por discriminar a los grupos LGTB.

Sábado, 22 de marzo de 2014
Comentarios desactivados en Guinness (y otras cervezas) se suman al boicot a los desfiles de San Patricio de Nueva York y Boston por discriminar a los grupos LGTB.

repositorio_obj_3086_1393886174La exclusión expresa de los grupos LGTB de desfiles de San Patricio tan importantes como los de Nueva York o Boston resulta cada vez más difícil de defender por parte de sus organizadores y encuentra más respuesta social. Buena muestra de ello es el hecho de que este año 2014 diversas marcas de cerveza hayan decidido sumarse al boicot a las marchas no inclusivas. Entre ellas se encuentra Guinness, la marca de cerveza irlandesa más conocida del mundo. Una decisión que ha indignado a personalidades y organizadores conservadoras, como el magnate Rupert Murdoch o la Liga Católica.

En dosmanzanas nos hemos referido en diversas ocasiones a la polémica que rodea la exclusión de grupos LGTB de los desfiles de San Patricio, y más en concreto del de Nueva York, el más multitudinario del mundo. Hace pocas semanas recogíamos por ejemplo como el nuevo alcalde, Bill de Blasio, anunciaba su boicot al desfile, una decisión que suponía la ausencia del alcalde de Nueva York por primera vez en los últimos 20 años de un acto en en el que cualquier atisbo de representatividad LGTB (banderas, pins, pancartas, etc.) está prohibida. La organizadora oficial del desfile, la Orden de los Hiberneos (Ancient Order of Hibernians, una sociedad vinculada al nacionalismo tradicionalista irlandés) justifica su negativa en que se trata de “un desfile religioso”, a pesar de que hace años que San Patricio se convirtió en una celebración secular que moviliza a cientos de miles de personas.

El de Nueva York es quizá del caso más paradigmático: ya en 1993 David Dinkins (su primer alcalde afroamericano) boicoteó la marcha después de que los tribunales confirmaran que la prohibición de participar a los grupos LGTB era legal. Una decisión judicial que fue recibida como una gran victoria por el ya fallecido cardenal John O’Connor, arzobispo de Nueva York. Ninguno de los sucesores de Dinkins, Rudolf Giuliani y Michael Bloomberg, repitió el gesto. Pero no se trata del único caso: también el nuevo alcalde de Boston, Martin Walsh, decidía este año no acudir al desfile de su ciudad por la misma razón. Decisión que tomó después de semanas de discusión con los organizadores, que no dieron su brazo a torcer a pesar de que el propio Walsh es hijo de irlandeses emigrados a Estados Unidos.

De hecho, la polémica en torno a los desfiles de San Patricio discriminatorios ha llegado a la propia Irlanda, donde la postura de los tradicionalistas no encuentra precisamente comprensión. La que entonces era presidenta de Irlanda, Mary McAleese, rechazó en 2010 el cargo de “grand marshal” del desfile de Nueva York por ese motivo. Y en 2011 fue el ministro irlandés de Exteriores, el laborista Eamon Gilmore, el que criticó abiertamente la discriminación de los colectivos LGTB. “Excluir no es propio de irlandeses”, afirmó entonces Gilmore.

Menos preocupado por la ausencia de los LGTB se ha mostrado sin embargo el primer ministro irlandés, Enda Kenny, de visita en Estados Unidos estos días, que aunque no ha asistido propiamente a los desfiles de San Patricio (sí a otros actos relacionados con la festividad) no ha querido condenar la exclusión argumentando que estos desfiles tienen que ver con el hecho de ser irlandés y no con la sexualidad.

Guinness, Samuel Adams o Heineken se suman al boicot

Pero si un hecho supone este año un simbólico punto de inflexión ese es la decisión de Guinness de retirar su patrocinio al desfile de San Patricio de Nueva York. “Guinness cuenta con una sólida historia de apoyo a la diversidad y de defensa de la igualdad para todos. Teníamos la esperanza de que este año se pusiera fin a la política de exclusión. Dado que esto no ha sucedido, Guinness retira su participación”, declaraba un portavoz de Diageo, la compañía británica propietaria de la histórica marca irlandesa.

La decisión de Guinness se conocía después de que otras marcas de cerveza, como Samuel Adams (fabricada precisamente por Boston Beer Company, con sede en Boston) o Heineken, hicieran lo propio. Pero el especial simbolismo de Guinness es indudable. No es de extrañar que el magnate de la prensa Rupert Murdoch, conocido por su conservadurismo, reaccionara indignado. “¿Dónde acabará esto? Guinness se retira de un desfile religioso acosada por organizaciones gays”, se quejaba en Twitter, para pedir justo después el boicot a la marca. Lo que Murdoch no explicaba es por qué si San Patricio es un desfile meramente religioso lo patrocinaba una marca de cerveza…

También la Catholic League for Religious and Civil Rights (“Liga Católica para los Derechos Religiosos y Civiles”), organización católica que hace tres años culpaba a la homosexualidad de los casos de abusos sexuales a menores por parte del clero católico, ha mostrado su enfado con las mencionadas marcas de cerveza y ha hecho un llamamiento a boicotearlas. “Yo ya me he tomado mis últimas Guinness y Sam Adams. Heineken siempre ha sido basura, ahí sí que no hay ningún sacrificio”, ha declarado Bill Donohue, su presidente. “Apremio a los católicos y a todos aquellos que creen en la tolerancia, en la diversidad y en la Primera Enmienda, que se unan a mi en el boicot a estas cervezas”, ha añadido.

Fuente Dosmanzanas

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El nuevo alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, no participará en el desfile de San Patricio por excluir a los grupos LGTB

Viernes, 7 de febrero de 2014
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Bill de Blasio, alcalde de Nueva York desde el 1 de enero, ha anunciado que no participará en el tradicional desfile del Día de San Patricio debido a la exclusión del mismo de los grupos LGTB. Será la primera vez en 20 años que el alcalde de la ciudad no estará presente en el acto más simbólico de la principal festividad de la comunidad irlandesa.

La polémica en torno a la exclusión de cualquier atisbo de representatividad LGTB en el desfile de San Patricio no es ni mucho menos nueva. Cualquier referencia al tema (banderas, pins, pancartas, etc.) está estrictamente prohibida. Los organizadores del desfile, la Orden de los Hiberneos (Ancient Order of Hibernians, sociedad vinculada al nacionalismo tradicionalista irlandés para pertenecer a la cual hay que tener sangre irlandesa y ser católico) justifican su negativa en que se trata de “un desfile religioso”, a pesar de que hace años que San Patricio se convirtió en una celebración secular que moviliza a cientos de miles de personas.

Ya en 1993 el entonces alcalde, David Dinkins, boicoteó la marcha después de que los tribunales confirmaran que la prohibición de participar a los grupos LGTB era legal. Una decisión judicial que entonces fue recibida como una gran victoria por el ya fallecido cardenal John O’Connor, arzobispo de Nueva York. Ahí quedó la protesta. Ninguno de los sucesores de Dinkins, Rudolf Giuliani y Michael Bloomberg, repitió el gesto. Sin embargo, hace pocos años la polémica volvía a ganar calado político. En 2009 la entonces concejala Christine Quinn, abiertamente lesbiana (y por cierto rival de Bill de Blasio en las primarias demócratas para la alcaldía) intentó reunirse con los organizadores sin obtener respuesta alguna. La polémica acabó por llegar a la propia Irlanda, donde la postura de los tradicionalistas no encontró precisamente comprensión. La entonces Presidenta de Irlanda, Mary McAleese, rechazó en 2010 el cargo de “grand marshal” del desfile por ese motivo. Y en 2011 fue el ministro irlandés de Exteriores, el laborista Eamon Gilmore, el que criticó abiertamente la discriminación de los colectivos LGTB. “Excluir no es propio de irlandeses”, afirmó entonces Gilmore.

Bill de Blasio, que pasa por ser un político comprometido con los derechos LGTB, ha recuperado 20 años después del gesto de Dinkins. “Simplemente estoy en desacuerdo con los organizadores del desfile en la exclusión de algunas personas de esta ciudad”, ha afirmado el alcalde en rueda de prensa. Una decisión que ha merecido las críticas del presidente de la Liga Católica, William Donohue, que ha dicho sentirse “encantado” de no tener que desfilar junto a alguien que “no quiere ver su nombre asociado a los irlandeses católicos”. De Blasio sí ha confirmado que acudirá a otros eventos relacionados con el Día de San Patricio.

De Blasio también ha recibido críticas de aquellos que consideran que su gesto no es suficiente, y que debería haber dado orden de no participar en el desfile al personal uniformado dependiente del Ayuntamiento, como bomberos u oficiales de policía. Una idea que el alcalde ha rechazado de plano, al considerar que aquellos trabajadores que deseen ir al desfile con su uniforme están en el derecho de hacerlo.

Fuente Dosmanzanas

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