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LGTBIQ+: impuros en la Iglesia

Lunes, 23 de mayo de 2022
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Gays-catolicos_2323877600_15413275_667x375Del blog de José Arregi Umbrales de luz:

Recientemente, el conocido jesuita y escritor estadounidense James Martin envió una carta al papa Francisco con las tres preguntas más frecuentas que le formulan las católicas/os LGTBIQ+ (lesbianas, gais, transexuales, transgéneros, bisexuales, intersexuales, queers y el resto de identidades y orientaciones sexuales). Hace unos días se ha publicado la respuesta del papa.

He aquí las preguntas y respuestas, y mis apostillas: 1) J. Martin: “¿Qué diría que es lo más importante que las personas LGBT deben saber de Dios?”. Papa: “Dios es padre y no reniega de ninguno de sus hijos”. Falta un “ni siquiera”, pero la frase lo supone: “Dios” (padre) no reniega “ni siquiera” de sus hijos e hijas LGTBIQ+. 2) J. Martin: “¿Qué le gustaría que la gente LGBT supiera sobre la Iglesia?”. Papa: “Le haría ver que no es el rechazo de la Iglesia, sino de personas de la Iglesia”. Habría que hacerle ver también la enorme responsabilidad que en ese rechazo le corresponde a la enseñanza de la propia jerarquía, si bien tampoco ésta es “la” Iglesia. 3) J. Martin: “¿Qué le dice a un católico LGBT que ha experimentado el rechazo de la Iglesia?”. Papa: “Una Iglesia ‘selectiva’, una Iglesia de ‘pura sangre’, no es la Santa Madre Iglesia, sino una secta”. Sepan, pues, las personas LGTBIQ+, que también a ellas las acoge la Iglesia, al precio, eso sí, de volverse por ello impura…

No hace falta ser freudiano para reconocerlo: hay lapsus de lenguaje que delatan emociones y convicciones arraigadas, a menudo inconscientes y siempre ligadas a vivencias personales, pero también a intereses y mecanismos alienantes del sistema cultural que nos rige, y que justificamos, “racionalizamos”, con argumentos de conveniencia. Veo en las respuestas del papa lapsus que revelan viejos tabúes, estigmas y prejuicios culturales que aún seguimos arrastrando en relación con la sexualidad y el género, que siguen profundamente arraigados en la teología, el Derecho Canónico y la entera institución clerical católica romana. En la forma, las respuestas defienden a las personas LGTBIQ+, pero en el fondo las ofenden e hieren más, pues sugieren que tales personas no merecen realmente ser acogidas ni por la Iglesia ni por Dios. Las culpabilizan aún más y refuerzan en ellas el auto-desprecio y la auto-condena. Dichas respuestas descalifican a la Iglesia que quieren salvaguardar. Y vuelven increíble al “Dios padre misericordioso” en que invitan a creer.

Recuerdan la famosa respuesta que el mismo papa dio a unos periodistas hace 9 años, al comienzo de su pontificado, en el vuelo de regreso de su viaje a Brasil en 2013: “Si una persona es gay, busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”. El mismo lapsus. El papa reprime la condena de los gais, pero deja entender que ese término le evoca algo malo y condenable. Con todo respeto, le pregunto lo mismo que entonces le pregunté: ¿Sí lo juzgaría, pues, si el gay no busca lo que Ud. llama “Dios” ni tiene “buena voluntad”? Y si un periodista le hubiera señalado la orientación heterosexual de alguien, ¿le habría Ud. respondido: “No soy quién para juzgarlo”?

No pongo en duda la mejor intención del papa Francisco en sus respuestas al padre James Martin, ni su actitud personal humana y acogedora frente a las personas LGTBIQ+. Pero no basta. El problema, al menos en este caso, no es la persona del papa, sino el sistema del papado que lo sostiene y que él mismo sostiene. En el fondo, el problema son la vieja cosmovisión, la vieja antropología y la vieja teología sobre las que el cristianismo tradicional y el modelo eclesial se sostienen todavía enteramente. En parte a pesar del papa y en parte también debido al papa.

Es la vieja teología la que debe cambiar enteramente, de modo que ya no se pueda sentir ni pensar ni decir, como ha dicho el papa Francisco, a pesar de toda su bondad y cordura: “no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia” (Amoris Laetitia 251, año 2016); “el matrimonio como sacramento es entre hombre y mujer y no se puede hacer que la Iglesia reniegue de su verdad” (a bordo del avión de regreso de su gira por Budapest y Eslovaquia en 2021); la teoría del género es “una ideologización colonizadora” (a los obispos de Polonia en 2016), está “orientada a cancelar la diferencia sexual” (catequesis, en 2015) y “vacía el fundamento antropológico de la familia” (Amoris Laetitia 86), “va contra las cosas naturales” y “es diabólica” (diálogo con jesuitas de Eslovaquia, en 2021).

Todo eso se ha vuelto antihumano y antievangélico. Y de ningún modo, ni expresa ni veladamente, debiera enseñarlo el papa, ni siquiera en el caso–que no se da– de que así lo enseñaran la Biblia entera, la tradición unánime de la Iglesia y el mismísimo Jesús histórico. Pues el Espíritu, desde el fondo de cuanto es, sigue renovando sin cesar la creación, la vida y la palabra.

Ante una lesbiana, gay, transexual, transgénero, bisexual, intersexual, queer y el resto de identidades y orientaciones sexuales, solo puedo imaginar a Jesús diciéndole: “Amiga, amigo, arranca de raíz ese estigma cultural y eclesial que te pesa y te hiere. Eres sana y santa si amas como eres. Reconócelo a pesar de los prejuicios sociales y a pesar de la institución eclesial todavía vigente. Sé y ama como te hizo y te inspira Dios o la Vida o la santa Creatividad o el Alma que la anima. Levántate y camina”.

Aizarna, 12 de mayo de 2022

 

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , ,

‘PARA VIVIR ASÍ’ en Arantzazu”, por José Arregi

Jueves, 29 de abril de 2021
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1-SAranzazu55De su blog Umbrales de luz:

No sé si puede haber un edificio más apropiado que la basílica de Arantzazu para ofrecer y disfrutar el concierto ‘Horrela Bizitzeko” (Para vivir así). Pero hacía falta valor para organizarlo allí, pues hay cosas que aún resultan demasiado duras a los oídos de la Iglesia en general. Hacía falta valor, y los frailes de Arantzazu lo han tenido, para abrir de par en par las puertas de Txillida a la obra del compositor beasaindarra Asier LI, bajo la tutela de los valientes catorce apóstoles de Oteiza. Felicito a los franciscanos de Arantzazu.

El proyecto musical “Horrela Bizitzeko” es una meditación poética musicalizada en seis partes sobre el ser humano herido, con letra y música compuestas por Asier LI, de asombrosa hondura y creatividad. Narración doliente de los desgarros de las relaciones humanas, cantada a capella por voces tersas y melodiosas. Armoniosa recitación disarmónica, donde la declamación pausada se vuelve delicada melodía, y el canto, rítmica declamación. Grito y ruego, protesta sonora y palabra de amor silenciosa. Todo suena duro y tierno, firme y sereno, doloroso y apacible a la vez.

La parte IV fue ofrecida y grabada el 13 de marzo en la basílica de Arantzazu, espacio tan cálido y amplio, tan íntimo y abierto a la vez. El sol de la tarde bajaba ya hacia Andarto y, a través del ventanal delantero invisible y de las vidrieras laterales, expandía una suave luz dorada y azulada que descendía por el ábside, por las paredes de piedra, por la bóveda y los coros de madera, abrazando las sombras que subían, mitigando asperezas, aliviando desgarros y dolencias. Estábamos los dos, estábamos todos, impresionados y emocionados, unidos con todo por los cinco sentidos, ojos y oídos abiertos. Bienestar.

¿Y qué hay en ello que pudiera resultar transgresor y duro de escuchar para la institución eclesial y muchos miembros de la Iglesia? Te lo diré, aunque te pueda resultar incomprensible: en sus relatos, reflexiones y poemas, el autor aborda dolores e impotencias, desgarros y heridas debidas a la condición de mujer, a la orientación sexual y a la identidad de género, y lo hace con gran determinación y fuerza, pero con admirable finura, sin provocación ni polémica alguna, sin levantar el dedo condenatorio para señalar a nadie, más que a la situación como tal. Y recoge aportaciones de Hildegarda de Bingen, monja benedictina del siglo XII, filósofa, científica, médica, escritora, compositora y mística, de Simone de Beauvoir, Marta Nussbaum, Wittgenstein, Jung…, universos distintos en uno. Pero siguen siendo temas tabú para muchos, demasiados.

apostoluak011Piedad de Jorge Oteiza

¿Tan difícil es vivir?, se pregunta Asier Li. Que lo digan las mujeres violadas, maltratadas, compradas y vendidas, sobrecargadas de trabajo y descargadas de salario, subordinadas y marginadas en tantas instituciones y religiones –de modo notable en la Iglesia católica–. Que lo digan lesbianas y gais obligados a vivir su amor como enfermedad y culpa, o bien a negarlo y ocultarlo. Que lo digan quienes se sienten mujeres en cuerpo de hombre u hombres en cuerpo de mujer, quienes tienen su identidad desgarrada entre aquello que se sienten y aquello que les quieren hacerse sentir, a quienes se les supone un ser errado… Que lo digan las personas a las que se les ha inducido ver su cuerpo como impuro y sucio, hasta sentir asco y vergüenza de sí mismas. Son seres agredidos, desgarrados. Y la Iglesia tiene mucho que ver en tales agresiones y desgarros. Hace solo unos días, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano ha publicado un documento, con la aprobación explícita del papa, en el que se enseña clara y duramente que no es lícito bendecir las uniones y relaciones de personas homosexuales. Es terrible. Y aún más terrible la razón que aduce: “Dios no puede bendecir el pecado”. Así que el amor de gais y lesbianas que aman plenamente de acuerdo a su ser es maldecido, declara Roma. ¡Qué difícil es vivir así! Somos nosotros quienes lo hacemos más difícil, quienes herimos la vida.

Mientras los doce miembros del Grupo Vocal KEA, con su voz vibrante y desnuda, con enorme fuerza y dulzura recitaban cantando en la basílica de Arantzazu, como si fueran misterios dolorosos del rosario, los desgarros de los seres humanos errantes que somos, se me figuraba que el eco del grito de María en pie sobre el cuerpo muerto de su hijo en lo más alto del frontispicio de la entrada llenaba la basílica entera, y que la diminuta imagen de María del imponente ábside también se unía, desde el corazón del universo, al canto de KEA y que, con su tierna sonrisa tan suya y permanente, iluminaba todas las sombras, ungía de bálsamo todas los desgarros. Y se me figuraba igualmente que, en el silencioso valle de Iturrigorri, sombrío y luminoso, donde Itziar y yo paseamos antes de asistir al concierto de la basílica –¡Iturrigorri!, donde hace 57 años, siendo yo seminarista niño de Arantzazu (¡cuántos mundos han pasado desde entonces, dentro y fuera, en el mismo mundo!), dos veces por semana la vida se nos convertía en juego y sueño–, se me figuraba, digo, que también allí la melodía del hayedo y el relato del arroyo, bailando entre piedras, formaban parte del mismo concierto, y difundían la misma buena noticia: todo es Uno, todos los seres somos Uno, formamos parte los unos de los otros, nuestra salud y salvación está en el Todo, y la felicidad está en la bondad.

¿Qué hay más grande que el universo o el multiverso ilimitado? ¿Qué hay más pequeño y más frágil que el ser humano, con todas sus creencias y supersticiones, con sus normas y prohibiciones supuestamente divinas? ¿Qué hay más infractor y desgarrador que el doloroso grito que las entrañas maternas desgarradas de María, suspendida entre el cielo y la tierra en el frontispicio desnudo de Arantzazu, con el cuerpo desangrado de su hijo crucificado a sus pies, lanza hacia el Infinito contra todos los poderes asesinos? ¿Qué hay más dulce que la tierna sonrisa que se dibuja en los labios de la imagencita del ábside brotando del corazón del Infinito? Lo uno lleva consigo lo otro, en la esperanza de que todos seamos Uno, en camino hacia la comunión, la bondad, la paz universal.

Arantzazu, “lugar de espinos” y flores, eres testigo de la esperanza de “vivir así”. Sigue, Arantzazu, aun en tu fragilidad, abriendo puertas a la sociedad y a la cultura actual, a todos los peregrinos, caminantes y errantes. Liberando la luz de la sombra. Bendiciendo toda forma de amor, más allá de prejuicios hirientes, de prohibiciones y de límites asfixiantes. Portando agua siempre nueva, como la fuente y el arroyo de Iturrigorri. Renovando, actualizando creencias y lenguajes de antaño. Siendo lugar de respiro, más allá de todos los credos. Reescribiendo el poema de Arantzazu de la mano del pueblo.

Aizarna, 20 de marzo de 2021

Espiritualidad , , ,

Soy una cristiana gay

Viernes, 8 de septiembre de 2017
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Del blog Pays de Zabulon:

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Comparto este magnífico poema de una joven chica lesbiana que proclama su fe asumiendo su lesbianismo. Por respeto al autor, lo he dejado en femenino y he escogido una ilustración correspondiente. Leyendo este poema en inglés, no había comprendido inmediatamente que era una joven mujer quien hablaba (” I’ m a gay christian. “) pero en resumen comprendo mejor todavía la solidaridad LGBT que al otro lado del Atlántico se designa cada vez más por la palabra ” queer ”  para no insistir en tal o cual singularidad: hombre, mujer, gay, lesbiana, transgenero, bisexual, asexual … Sin embargo, todos tienen en común ser percibidos como “extraños”, lo que es hablando con propiedad el sentido de la palabra ” queer ” y el sufrimiento que cada población experimenta en su camino de aceptación por sí y por otros que los hace profundamente sensibles a los sufrimientos experimentados por otras singularidades.

– – – – –

Soy una cristiana gay.

Constantemente, soy etiquetada como una hipócrita
porque confío en un Dios que al parecer
no me acepta.

Dios llama a todos a él.
Es la iglesia la que no me acepta.

¿Mis oraciones no serían escuchadas porque
todas las noches antes de acostarme, beso los labios de una mujer
en lugar de los de un hombre?

Cuando me arrodillo delante de la cruz,
¿estoy sucia
porque igualmente me he arrodillado
entre los muslos de una chica?

Soy una cristiana gay.

Cada día me dicen, “Pero la Biblia dice claramente que
el matrimonio es entre un hombre y una mujer.
¿Cómo  justificas esto?

Podría decir mucho sobre el contexto histórico
y cómo leer entre líneas.

¿Acaso mi comprensión de la Biblia tiene una menor
importancia que la vuestra, porque la tomáis al pie de la letra
y mi fe me da la seguridad de que Dios me ama siempre?

Cuando levanto mis manos en oración,
¿Es en vano sólo porque
esas manos han entrelazado también a mi novia por la noche?

Soy una cristiana gay.

Cuando salí del armario,
He recibido mensajes en Facebook citando el Levítico
versos que he escuchado una y mil veces.

Es fácil esconderse detrás de una pantalla de ordenador
para decirme cosas que puedo repetir palabra por palabra.

¿Es que no estoy autorizada en la iglesia
porque tienes miedo de que esté tratando de convertir
a todos a ser algo que no sea su elección?

¿Cuando leo la Biblia,
es que soy incapaz de ver lo que dice
porque mi “enfermedad” me lo impediría?

Soy una cristiana gay.

Me dijeron que había elegido identificarme como homosexual,
pero, de hecho, acabo de hacer la opción de aceptar lo que Dios ha hecho
conmigo para que yo sea feliz.

La mayoría de los creyentes no tienen ni idea de lo que sientes
cuando te sientes atraída por alguien
que se supone que no estás autorizada a amar.

Cuando miro a los ojos de mi amada,
¿No es lo mismo que un hombre y una mujer
ven en los ojos del uno y la otra?

En mi matrimonio, voy a empezar a llorar cuando veo a mi esposa
descendiendo de blanco por el pasillo, así que ¡dime
que esto no es el mismo amor!

Soy una cristiana gay.

*

Fuente : Musings and Rants of a Sketchbook Artist

Fotografía: extraída de un vídeoo hecho por Monkey Business Images

***

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Evangelio y calor humano

Lunes, 23 de enero de 2017
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Del blog Pays de Zabulon:

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“Que nuestra religión se fuera extendiendo entre ellos como un agua generosa que todo lo penetra es gracias al calor humano, hasta entonces desconocido que ella aportaba a esta pobre gente. Se debe a esto y sólo a esto: estos hombres han experimentado por primera vez en su vida el calor del corazón humano. Han encontrado a alguien que los traten como iguales, como a seres humanos. La bondad y la caridad de los padres ganaron así su corazón.”

Shûsaku Endô, Silencio.

El Evangelio es Buena Noticia, buena noticia de que eres amado por Dios, quienquiera que seas, cualesquiera que sean las circunstancias de tu existencia, cualquiera que sea tu destino. Dios te ha querido libre y feliz, y ha llegado el tiempo de la liberación de la humanidad, el tiempo de la salvación.

Basta ya de viejos temores, de ostracismos de cualquier género, de encerramientos y contrariedades que impiden al ser brotar libremente para la felicidad y la alegría de todos.

El Evangelio es Buena Noticia, noticia de salvación. Al igual de lo que dice Shûsaku Endô para los campesinos japoneses, esto ha sido verdad numerosas veces en la historia. El Evangelio penetró primero en el mundo de los esclavos, de los extranjeros, de los parias, en el mundo de los pobres, de los hambrientos, en el mundo de los explotados. Al mismo tiempo que aquí o allá, la Iglesia se institucionalizaba y reproducía en su seno las limitaciones y explotaciones que ella debía denunciar y combatir, hubo siempre unos locos enamorados por la liberación, trabajados en su interior por el Evangelio y que defendían la causa de los oprimidos, el rescate de los esclavos, la atención a los leprosos, la educación de los pobres, la igualdad entre los chicos y las chicas …

silence_andrew-garfield_shinya-tsukamoto-300x200Ha habido siempre profetas, hombres y mujeres que aportaban este calor humano, este respeto debido a cada uno y que se batían para hacerlo respetar, si esto no era con palabras, lo era con hechos.

Sí, el Evangelio es Buena noticia, buena noticia para todos. Me pregunto por qué este movimiento de liberación que describe Shûsaku Endô no ha concernido aún a las personas homosexuales. ¿Habrá cristianos, bastantes cristianos, para demostrar que el Evangelio les es anunciado a las personas tal como ellas son, les saludan, les consideran en su dignidad y restauran la belleza de su humanidad en su derecho a existir, a desarrollarse y a contribuir a la felicidad de todos?

Sueño con que el Evangelio aporte este calor humano a todos los que se sienten rechazados a causa de su homosensibilidad. Todos, incluidos los que están ya comprometios con Cristo, y a quienes se dejó creer que Cristo les rechazaba.

*

Z – 22/01/2017

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Fuente Fotografías: 1. Andrew Garfield y Yôsuke Kubozuka, 2. Andrew Garfield y Shinya Tsukamoto, en la película de Martin Scorsese Silencio basada en la novela de Shûsaku Endô.

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