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Lutero: V centenario de la Reforma Protestante (y III)

Viernes, 3 de noviembre de 2017
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monumento-lutero-wittenberg-alemaniaDesde el cisma hacia la unidad cristiana

“Tenaz en su carácter y obsesivo en sus ideas, Lutero las vivió apasionadamente”

(Saturnino Rodríguez).- Martín Lutero es una figura crucial de la Edad Moderna en Europa, la influencia del conjunto de sus teorías y doctrinas (que suele denominarse luteranismo) se extendió, más allá de la religión, a la política, la economía, la educación, la filosofía, el lenguaje, la música y otros espacios de la cultura. Martin Lutero obtuvo gran popularidad entre el pueblo, y también su considerable influencia en el clero. La contribución de Lutero a la civilización occidental se consideran más allá del ámbito religioso. Sus traducciones de la Biblia ayudaron a desarrollar una versión estándar de la lengua alemana y se convirtieron en un modelo en el arte de la traducción y el desarrollo de la lengua.

La obra escrita

Las obras escritas por Lutero desde 1517 a 1530 suman 50, siendo más abundantes de 1524 a 1528. Algunas de las cuales fueron al menos esbozadas por algunos de sus amigos, como Melanchthon. Lutero también escribió sobre la administración civil y eclesiástica y sobre el hogar cristiano. El estilo literario de Lutero era polémico, llegando incluso a insultar a sus oponentes cuando el tema le apasionaba. Al igual que otros reformadores era muy intolerante con otras creencias y con los puntos de vista opuestos al suyo, lo cual pudo contribuir a exacerbar la Reforma protestante en Alemania.

Las obras más destacadas

Por su traducción de la Biblia, Lutero es considerado además uno de los fundadores de la literatura en alemán. Hasta la publicación definitiva de la Biblia completa traducida en 1534 Lutero iba trabajando en ello, escribiendo y publicando partes dela misma desde el año 1521 que comenzó en su destierro del castillo de Warbuirg hasta 1530. Tanto la Reforma protestante como la consecuente reacción católica, la Contrarreforma, supusieron un importante desarrollo intelectual en Europa, por ejemplo: mediante el pensamiento escolástico de los jesuitas en el caso del catolicismo.

Martín Lutero articuló su doctrina básica en sus primeros escritos: “De la libertad cristiana “(1519), “A la nobleza cristiana de la nación alemana” (1520), “El cautiverio babilónico de la Iglesia” (1520), “De la esclavitud del arbitrio” (1525)- y sus publicaciones más conocidas y populares “Catecismo Mayor” y “Pequeño catecismo” (1529) donde expone la teología de la Reforma evangélica comentando brevemente, en forma de preguntas y respuestas: los Diez andamientos, el Credo Apostólico, el Padrenuestro, el Bautismo y la Eucaristía.

Las secuelas de la doctrina de la Reforma protestante tendría sus secuelas inmediatas en Alemania y en los países europeos donde se extendió. En los territorios luteranos disminuyó grandemente el poder absoluto de los reyes. Católicos y protestantes sostuvieron entre sí terribles guerras religiosas. Un siglo después de las “protestas” de Lutero, una revuelta en Bohemia provocó la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), un conflicto entre católicos y protestantes que arrasó gran parte de Alemania e implicó a CASI TODA Europa hasta la Paz de Westfalia y la Paz de los Pirineos.

Lutero fue la primera persona que imprimió un libro: la Biblia alemana, traduciendo de un manuscrito sagrado a la lengua materna de Alemania. Cuando la mayoría de la sociedad era analfabeta y adquiría sus conocimientos a través de la transmisión oral, la memorización y la repetición de los textos bíblicos, la Iglesia tenía el control del conocimiento y sus miembros eran estudiosos y educados. Lutero hizo posible el acceso al conocimiento, la información y la educación, desmitificando la Biblia con el fin de lograr la búsqueda de la verdad.

Cabe destacar que Lutero, personalmente, no fundó la iglesia luterana como institución, ni planeaba llegar a una nueva “denominación cristiana”. Por el contrario, expresó que eso no ocurriera: “Ruego por que dejen mi nombre en paz. No se llamen así mismos ‘luteranos’, sino Cristianos. ¿Quién es Lutero?, mi doctrina no es mía. Yo no he sido crucificado por nadie…Dejen, mis queridos amigos, de aferrarse a estos nombres de partidos y distinciones; fuera a todos ellos, y dejen que nos llamemos a nosotros mismos solamente cristianos, según aquel de quien nuestra doctrina viene”.

A pesar de ello, en la historicidad de la reforma protestante, se fue designando el apelativo “luterano” y “luteranismo” para referirse a la doctrina interpretativa y enseñanzas que Lutero hizo acerca del cristianismo.

Lutero es reconocido en el calendario litúrgico de la Iglesia Luterana que celebra la festividad de la Reforma el 31 de octubre (fecha en que clavó las 95 tesis). La iglesia Episcopal de Estados Unidos celebra la fiesta el 18 de febrero como su día litúrgico.

La “justificación” tema clave en la obra de Lutero

Dicho en cuatro palabras la doctrina de la “justificación” ( o” justicia de Dios”) supondría, conforme confesaba la Iglesia, que el hombre se hiciera justo. Pero ese supuesto – pensaba Lutero- era imposible porque al hombre le separa un abismo infinito de Dios que también con infinito amor le “justifica” a través de Jesucristo, con lo que el hombre no necesita para ello de las “mediaciones” de la Iglesia. Y es en este punto central en el que se ha dado un acercamiento casi total entre la iglesia católica y la reformada en el camino del ecumenismo, como veremos en la 4ª parte de esta serie al hablar sobre el camino del Ecumenismo. Buena parte de las otras “diferencias” derivan de ésta fundamental.

Desligado de la obediencia romana, Martín Lutero emprendió la reforma de los sectores eclesiásticos que le siguieron y que conformaron la primera Iglesia protestante, a la que dotó de una base teológica. El luteranismo se basa en la doctrina de la “justificación” (inspirada en escritos de San Pablo y de San Agustín de Hipona) de que el hombre puede salvarse sólo por su fe y por la gracia de Dios, sin que las buenas obras sean necesarias ni mucho menos suficientes para alcanzar la salvación del alma; en consecuencia, expedientes como las bulas de indulgencias que vendía la Iglesia no sólo eran inmorales, sino también inútiles e incluso la mediación y poder jerárquicos de la Iglesia.

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Cuadro de Lucas Cranach explicando la doctrina clave de Lutero de “la justificación por la fe”

Este retablo del pintor Lucas Carnach- el gran pintor de Lutero refleja el pensamiento de Lutero de que la salvación sólo se adquiere con la fe personal y la lectura directa de la Sagradas Escrituras. Las imágenes llevan un número que aclaramos aquí:

1. Lutero con una Biblia en la mano señalando un pasaje de la II epístola de San Juan “La sangre de su hijo Jesús nos purifica de todo pecado”

2. Un chorro de sangre de Jesús crucificado cae sobre la figura del pintor Lucas Cranach padre

3. Personificación de los verdaderos creyentes que reciben sin ninguna mediación por parte de la jerarquía católica

4. A su lado San Juan Bautista señalando a Cristo, y al pie de la Cruz vemos a Jesús como el “cordero de Dios” que quita el pecado del mundo

5. A la izda. de la Cruz aparece Cristo resucitado…

6. Clavando el asta de su bandera al demonio. Al fondo, a la izquierda muestra la escena de la expulsión del hombre del Paraíso…

7. Fuente del pecado original y a su derecha Moisés maldice a los que no cumplen los mandamientos

Como consecuencia de esta primera fundamentación Lutero negaría otras prácticas asumidas por la Iglesia católica a lo largo de la Edad Media, como la existencia del Purgatorio o la necesidad de que los clérigos permanecieran célibes y para dar ejemplo él mismo contrajo matrimonio con una antigua monja con la que tuve cuatro hijos. De los sacramentos católicos, Lutero sólo consideró válidos los dos que halló reflejados en los Evangelios: En su obra “Sobre el Cautiverio Babilonico de la Iglesia” (1520), rechaza el “sacramentalismo de la Iglesia”, diciendo que en las Sagradas Escrituras solo se distinguen dos sacramentos: ll Bautismo y la Eucaristia (la “cena del Señor”), rechazando los demás como tales “sacramentos”. Leer más…

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Lutero: V centario de la Reforma protestante (II)

Viernes, 27 de octubre de 2017
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monumento-lutero-wittenberg-alemaniaSu biografía y las dietas de Carlos V

“Lutero no fundó la iglesia luterana como una institución, ni planeaba una nueva denominación cristiana”

(Saturnino Rodríguez).- Continuamos con la figura de Lutero y la Reforma protestante cuyo V Centenario (31 octubre 1517) celebran por primera vez unidas las iglesias cristianas Católica, Ortodoxa y Reformada (Evangélica o protestante), en esta 2ª parte continuando la 1ª parte de la Biografía las “Dietas” del emperador Carlos V y un breve Resúmen de la Teología y pensamiento de Lutero,que seguirá en la 3ª parte para acabar con una 4ª sobre “Ecumenismo camino de la Unión”.

El Edicto de Worms -del que hablamos- no respetaba el acuerdo del salvoconducto entregado a Lutero para acudir a la Dieta de Worms garantizándole un regreso seguro sino que en contra de ello ordenaba que Lutero fuese “prestamente arrestado y condenado”. Por ello y con el fin de protegerle, el príncipe Federico de Sajonia III “el Sabio” – que era un “humanista” católico aunque fuese su protector – organizó un secuestro simulado cuando Lutero regresaba a Wittemberg en el camino a casa y le escondió en el castillo de Wartburg en Eisenach. En su «desierto» o «Patmos» del castillo de Wartburg (como le llamaba Lutero en sus cartas), perteneciente al príncipe Federico III de Sajonia, Martin Lutero estuvo recluído cerca de 10 meses. Fue el comienzo de un periodo constructivo de su carrera como reformador durante el cual comenzó con el Nuevo Testamento la traducción de la Biblia al alemán que sería publicada en 1522. La Biblia completa sería impresa en 1534.

La argumentación de Martín Lutero en su escrito “La libertad cristiana” (1520) encontrarían eco en Ulrico Zuinglio en Zúrich (Suiza) y Thomas Müntzer en Allstedt (Sajonia, Alemania) que difundieron las tesis de que todos los hombres podían encontrar, sin necesidad de intermediarios el camino hacia Dios y lograr la salvación de sus almas. Y con ello el movimiento luterano se iba extendiendo por Alemania y también en el exterior.

En 1522 aparecía en Zurich y se extendía por toda Suiza una nueva corriente reformadora liderada por el clérigo, doctor en teología y profesor alemán Ulrico Zuinglio (1484-1531) aque fundaría la Iglesia Reformada Suiza, de la cual se desprendía a su vez otra corriente más radical como lo era laanabaptista fundada por el también clérigo y teólogo alemán Thomas Müntzer. (Allsted, Sajonia, en Alemania).

El fundador del anabaptismo, escisión del luteranismo Tomás Munzer, (1489-1525) también clérigo y teólogo alemán, fue contemporáneo de Lutero e inicialmente su seguidor. Mantuvo con él una extremada polémica política y teológica, aunque basaba sus demandas en los escritos de Lutero que aunque apoyaba sus aspiraciones políticas consideraba falsos sus argumentos teológicos. Fue el líder revolucionario de la “Guerra de los campesinos alemanes” que se propuso lograr el advenimiento del “Reino de Dios” impulsando una vigorosa reforma social como veremos.

Erasmo de Roterdam no conoció personalmente a Martín Lutero, ni se adhirió a la Reforma protestante, sin embargo, Lutero dijo en muchas ocasiones que una de sus fuentes de inspiración era la traducción que Erasmo había hecho del Nuevo Testamento. Erasmo pasó los últimos años de su vida acosado por católicos y reformadores que querían hacerle militar de su parte, cosa que él nunca admitió. El protector de Lutero Federico III elector de Sajonia conocido como “El sabio”, era también católico y un destacado “humanista” que había fundado en 1502 la Universidad de Witemberg hoy Univ. Martin Lutero donde estudió y fue profesor y decano Martín Lutero.

Merece una atención especial por su tesón en la “causa ecuménica” Philipp Melanchthon (1497-1560) reformador religioso, humanista y erudito alemán. Cursó estudios en las universidades de Heidelberg y Tubinga y catedrático en Witemberg.

Filósofo, teólogo, astrónomo, gran humanista y hombre pacífico y piadosos es el primer teólogo que sistematizó las ideas de Lutero, las defendió en público y las convirtió en la base de la teología luterana de quien era su gran amigo.

Su discurso de ingreso en la cátedra de griego en Witemberg llamó la atención de Lutero que ya era catedrático de Teología Bíblica desde 1512 y le remplazó como líder de esta causa en Wittenberg cuando su mentor fue confinado en el castillo de Wartburg. Participó, con otros 27 delegados, en la unificación de las constituciones de las iglesias reformadas de Alemania.

Fue myu destacada su participación en la Liga de Espira en 1529 en que acompañó al príncipe Juan de Sajonia siendo uno de los principales firmantes de la “Protesta de Espira”.

Philipp Mellanchthon. En 1530 presentó las “Confesiones de Augsburgo”, 28 artículos de fe redactados en colaboración con Lutero. El tono de este credo era tan conciliador, que sorprendió incluso a los católicos. Debido a su intención de lograr un entendimiento entre protestantes y católicos o, al menos, entre las distintas facciones protestantes, los seguidores más estrictos del luteranismo consideraron heréticas sus opiniones. Murió orando por la unión de las Iglesias “en Cristo” y quejándose por “la rabia de los teólogos” de su propio campo. Su nombre figura entre las celebraciones del Calendario de Santos Luterano. Su carácter “humanista” fue muy criticado por los teólogos luteranos ortodoxos, veteranos de las primeras batallas. Así y todo, logró reunir gran cantidad de discípulos que mantuvieron, propagaron e incluso perfeccionaron sus propuestas.

Otro personaje importante y muy cercano a Lutero, aunque menos conocido popularmente, es Johannes Bugenhagen (1485-1558), a quien Lutero llamaba Dr. Pomeranus porque introdujo la reforma en Pomerania, Dinamarca.

Fue un sacerdote católico que tras conocer a Lutero se convirtió en su consejero. Fue un teólogo luterano alemán profesor de Teología de la Universidad de Witenberg, en 1539. Como magnífico organizador que era fue nombrado superintendente de la Iglesia de Sajonia. Después de la muerte de Lutero, se hizo cargo de la viuda y sus hijos. Su nombre figura en el Calendario de Santos Luterano.

Felipe I de Hesse, apodado “El Magnánimo”, que creó la Universidad de Marburg fue uno de los Príncipes más destacados del Renacimiento prestando su apoyo a la Reforma luterana. Convocó con fines políticos personales junto a en 1531 la Liga de Esmalcalda contra Carlos V que ordenó apresarle pasando cuatro años en la cárcel. Las consecuencias socio-políticas de la teología reformada irían conduciendo a las “Guerras de Religión”.

Así como el luteranismo era una escisión del catolicismo romano, a su vez se dividió en múltiples corrientes, al aparecer disidentes radicales en la propia Alemania (como Thomas Münzer) y al extenderse el protestantismo a otros países europeos aparecieron reformadores locales que crearon sus propias Iglesias con doctrinas teológicas diferenciadas como en Suiza Ulrico Zuinglio (1484-1531), en Francia Juan Calvino (1509-1564) o en Inglaterra Enrique VIII(1509-1547).

El 5 de mayo de 1525 muere Federico de Sajonia . El 13 de junio de ese mismo año 1525 Lutero se casa con Catalina von Bora, una exreligiosa proveniente de la nobleza alemana que se convierte en su colaboradora en la reforma. Lutero tuvo con ella tres hijas y tres hijos nacidos en Witemberg entre 1526 y 1534.

En Alemania, el enfrentamiento entre príncipes católicos y protestantes terminó en un conflicto militar abierto: la Guerra de Esmalcalda; mientras que previamente habían estallado movimientos sociales como la “Guerra de los campesinos alemanes” o los anabaptistas, perseguidos sangrientamente por ambos bandos, con la aceptación expresa tanto del Papa como de Lutero.

Aunque la nueva idea de Iglesia que proponía la Reforma opuesta a la Iglesia jerárquica y mundanizada de Roma era una iglesia espiritual compuesta por todos los integrantes de la verdadera fe, sin intermediarios ni vicarios, con una relación directa entre los hombres y Dios, las consecuencias también fueros otras eran otras.

Las proposiciones derivadas de la doctrina de Lutero resultaban atractivas tanto a los príncipes y nobles como a los burgueses, porque ponía en sus manos el destino y la administración del país, sin intervenciones foráneas de la Iglesia. Proposiciones por tanto encontradas con la idea de “cristiandad” perseguidas por el Emperador del Sacro Imperio Carlos V.

La extensión de la doctrina luterana y especialmente de sus derivaciones sectarias daría lugar a la «Guerra de los campesinos alemanes” o “Revolución del hombre común” (en alemán) que enfrentaron a católicos y protestantes entre los años 1524 y 1525. Guerras en las que si bien es cierto que las que diferencias eran religiosas también fueron el pretexto para canalizar luchas de poder entre los Príncipes y los intereses políticos, económicos y estratégicos que impedían la unidad del Sacro Imperio como deseaba y buscaba el Emperador Carlos V.

La “libertad cristiana” escrito por Lutero en 1522 , que es un hito en el paso de la Edad Media a la Moderna, plantea una revolución en la tradicional relación entre religión y libertad que tuvo repercusión en la “Guerra de los campesinos alemanes” porque lo que Lutero empleaba en lenguaje teológico era entendido por los campesinos como su liberación del vasallaje y rechazo de los privilegios que aducían los Príncipes como decían en postularon en la publicación “Los 12 artículos”. También es cierto que Lutero se distanciaría de las revueltas campesinas con su escrito de 1525 titulado “Contra las hordas ladronas y asesinas de los campesinos”.

El empeño de Lutero por reformar el cristianismo, desafiando al papado y al Imperio, no perseguía en absoluto lo mismo que sus seguidores más radicales alimentando la revolución social. Lutero no sólo no lo admitió sino que lo reprobó tajantemente en sus prédicas y en sus escritos. La “Guerra de los campesinos” recordaba la “Guerra de los Husitas” un siglo antes en Bohemia de las ” (1420-1434), movimiento creado por Juan Huss, sacerdote, teólogo y filósofo checo, rector de la Universidad Carolina de Praga.

Los desórdenes provocados en Wittenberg por los seguidores radicales de Lutero le obligaron a volver a la ciudad en marzo de 1521. Lutero sin pretenderlo se vio implicado en la “Guerra de los campesinos” desatadas en el Sacro Imperio Romano Germánico en los años 1524 y 1525 alentada por teólogos y predicadores luteranos radicales y anabaptistas.

Guerras que desencadenaron sangrientas revueltas tanto económicas como religiosas que se han considerado como la mayor revolución hasta la Revolución Francesa en 1789. Guerra que fue duramente reprimida con el resultado de decenas de miles de muertos.

No confundir las “Guerras de los campesinos alemanes” -que aunque también de alguna forma eran religiosas – eran distintas de las Guerras de religión de Francia que fueron una serie de enfrentamientos civiles que se desarrollaron entre los años 1652-1598 (hasta ocho guerras), si bien la violencia fue constante durante todo el período. El detonante de las Guerras de Religión fueron las disputas religiosas entre católicos protestantes calvinistas, conocidos como hugonotes. Juan Calvino (1509-1564) teólogo francés, hombre muy religioso, considerado como uno de los padres de la Reforma Protestante, la rama “calvinista”.

Las Dietas del Sacro Imperio Romano Germánico – El Emperador Carlos V ante el luteranismo

Inspirado en Hutten, caballero y humanista- imbuído de una especie de protonacionalismo alemán, Martín Lutero escribe el “Manifiesto a la nobleza cristiana de la nación alemana” (1520), donde se incita a la rebeldía de la nación contra el papado expoliador. Convierte de esta forma a los príncipes, el poder y la fuerza políticos, en defensores de la “libertad cristiana”. También afirmaba que todos los cristianos eran el estado eclesiástico, que las diferencias solo son de función, y que el bautismo hace a todos los cristianos sacerdotes.

El Águila Quaternio es una de las composiciones heráldicas del Sacro Imperio más conocidas creación de David de Negker en Augsburgo hacia 1510. Sobre las alas del águila bicéfala se muestran 56 blasones de Estados imperiales, rodeando la figura de Cristo crucificado. En la primera fila figuran los escudos de los siete príncipes electores. Los blasones de los principados eclesiásticos – Tréveris, Colonia y Maguncia – están situados en la derecha (la izquierda para el espectador y los seculares – Bohemia, Palatinado, Sajonia y Brandeburgo – en la izquierda

La Dieta y “La Protesta de Espira” (1529)

El Sacro Imperio Romano Germánico se veía amenazado por el Imperio Otomano, dirigido por Suleiman Kanuni, que había conquistado Hungría y se preparaba para atacar Austria (octubre 1529), le llevó al emperador Carlos V a abandonar temporalmente el conflicto religioso interno. Leer más…

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“Cristianismo interior”, por Jaime Richart, antropólogo y jurista

Viernes, 14 de agosto de 2015
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000349950Leído en la página web de Redes Cristianas

Que en España, a lo largo de estos últimos 35 años y hasta ahora la mentalidad de sus sucesivos dirigentes y buena parte de la sociedad están lejos de la predominante en los países europeos más desarrollados socialmente, no sólo lo confirman algunas tradiciones crueles con los animales de las que, por cierto, algunos se enorgullecen; también lo prueban las habituales bajas miras que hay en el razonar más usual.

Sobre todo desde que las humanidades, la filosofía y las bellas artes han declinado en los planes de educación, para seguir parecida dirección a la que hace mucho tomaron las universidades estadounidenses donde lo que importa son las aventuras gnoseológicas tecnológicas, científicas y pseudo científicas. No hay más que rastrear los temas que interesan a su cine cuya cuota de pantalla, por cierto, se impone descaradamente en todas partes. Pues bien, tanto aquella sociedad como la nuestra (naturalmente con todas las excepciones que se quieran apreciar) cada vez están más próximas a un conglomerado humano muy alejado de la sensibilidad y del humanismo que a mí personalmente tanto me preocupan…

María Jesús Pérez Ortiz, en el diario La Opinión de La Coruña, dedica un magnífico artículo, “Eramismo y filantropía”, a recordarnos el papel que Erasmo de Roterdam representó para el pensamiento occidental. Erasmo causó un marcado impacto en figuras señeras del siglo XVI en toda Europa y en España (Fray Luis de León, Fray Luis de Granada, Juan de Ávila…), y ese impacto volvió a “adquirir entidad propia en la época contemporánea en el pensamiento de Unamuno y Machado”. “Frente a Roma, Erasmo afirma la necesidad y la urgencia de una reforma de la Iglesia y de la religión, a la que hay que despojar de sus aspectos dogmáticos y formalistas: el exceso de especulaciones teológicas y una práctica rutinaria que está en el límite de la superstición. Erasmo defiende un retorno al Evangelio, a una religión espiritual y a un culto interior. Frente a Lutero, defiende el libre arbitrio”, dice la autora…

Pero de poco ha servido aquella sólida influencia de Erasmo y luego la de los grandes espiritualistas españoles en España que le entendieron y le siguieron en cierto modo. Pues en España, esa idea cardinal, no sujeta a caducidad, la del cristianismo interior, a diferencia de lo que ocurrió en otras sociedades europeas no ha calado ni profundamente ni apenas superficialmente. A las pruebas me remito. En España está sofocada y relegada, si no menospreciada. Y esto, a estas altuas de la historia sitúa al católico español común y a sus chamanes, al nivel de otras religiones que o son supersticiones o son artificios religiosos encubridores de una ideología política y social. Basta echar un vistazo a la personalidad de ciertos gobernantes y jerifaltes sociales a los que se les ha visto públicamente dándose golpes de pecho, santiguándose una y otra vez, relacionando a Vírgenes con su propio papel institucional o jurando con afectación ante la Biblia o con alarde ante un crucifijo; y luego lo que dicen, el modo de decirlo y sobre todo lo que hacen… Es decir, un modo tan peculiar de entender y practicar el cristianismo que es cualquier cosa menos “cristianismo interior”; cristianismo éste que, por otra parte, enlaza con el del papa Bergoglio en estos tiempos de crisis en todo el mundo, aunque no para todo el mundo…

3 Agosto 2015

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“Cansancio de vivir”, por José Carlos García Fajardo

Jueves, 26 de marzo de 2015

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Aumentan los suicidios entre jóvenes indígenas en Estados Unidos y entre inmigrantes en Europa.

Para un número creciente de jóvenes indios norteamericanos y canadienses, el suicidio es la única salida que encuentran ante una vida que para ellos ha perdido significado. Los suicidas representan el 1% de todas las muertes en Norteamérica, pero la realidad es que cada 40 segundos se suicida una persona en el mundo y cada tres, otra lo intenta, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Es la segunda causa de fallecimiento de los jóvenes, tras los accidentes de tráfico. Le siguen las personas muy ancianas que ya no se soportan ante una enfermedad discapacitante o de dolor insoportable creyéndose una carga para los demás, cuando no es sino el rechazo de una soledad insoportable.

Muchos suicidas han sucumbido a la desesperanza, más que a la desesperación. Como sucede con muchas personas que mueren en “accidentes” de tráfico o víctimas de toxicomanías, o en enajenaciones que a tantos llevan a engrosar las filas de ejércitos, de guerrillas o de mafias urbanas. Pálidas alternativas para unas vidas a las que no han encontrado un sentido, el suyo, no el impuesto por una sociedad, una religión, otra ideología, o por una presión ambiental insoportable para quienes ya no pueden dialogar ni con ellos mismos.

Esta denuncia de la OMS quiere cambiar las actitudes sociales que consideran el tema como un tabú del que no conviene hablar. Como si fuera algo vergonzante, no sólo para el protagonista sino para su familia y para su entorno. Como lo fueron las enfermedades de transmisión sexual, la esquizofrenia, el alcoholismo, la homosexualidad, las relaciones prematrimoniales o con familiares próximos, o como la depresión. El descubrimiento de los fármacos antidepresivos hizo descender las cifras de suicidio en muchos países.

El elevado número de suicidios entre los indígenas se da no sólo en Estados Unidos y de Canadá sino en muchos otros países del continente americano. Pero en el norte han acometido el estudio de esta plaga silenciosa que hay que tratar como una epidemia. Cuentan mucho el desarraigo y la estructura desintegrada de muchas culturas autóctonas tradicionales. Mientras estas hecatombes se producían en los países empobrecidos del Sur, parecían no afectarnos en las antiguas metrópolis. Ahora producen alarma social en las capitales de países africanos y asiáticos, y no afecta sólo a las personas hacinadas en barrios marginales sino que es una de las mayores afecciones entre la población universitaria. Jóvenes que han alcanzado ese estadio sostenidos por sus familias y comunidades como esperanza salvadora para todos, no soportan la presión  y sucumben recurriendo a la droga, a la depresión y al suicidio.

Los instintos ya no le indican al hombre lo que tiene que hacer, y las tradiciones no le muestran lo que debe de hacer, hasta el punto de que muchas personas ya no saben lo que quieren hacer. De ahí, el hacer sólo lo que los demás quieren o empeñarse en querer lo que hacen los demás, formas ambas enajenantes en la sumisión o en el conformismo. Pero el fenómeno que se atribuía al desarraigo en las inhumanas ciudades de los países descolonizados, lo llevan consigo muchos emigrantes que sucumben ante el desgarramiento entre lo que soñaron en sus lugares de origen y la realidad que encuentran en los paraísos donde no eran esperados ni se sienten queridos. La epidemia del suicidio se gesta en una sociedad excluyente, en unas formas de vida aceleradas, deshumanizadas, en las que todo parece poder comprarse, en dónde la búsqueda del placer como único fin da el salto a una búsqueda de poder como única forma de supervivencia. En nuestros días, muchos no necesitan ni el cielo como recompensa ni el infierno como castigo, sino saberse queridos y respetados aquí y ahora, en primer lugar por nosotros mismos

Vivir con voluntad de sentido, porque no se trata de dar sentido a la vida o de aceptar el que nos impongan, sino de descubrirlo en nosotros mismos. Para eso necesitamos ayuda y apoyarnos solidariamente, no sólo en los demás sino en las instituciones sociales que tienen su razón de ser en la felicidad y el bienestar de los ciudadanos. En la que la educación debe ser el motor fundamental que nos ayude a descubrir en cada situación el desafío para asumir la responsabilidad que nos corresponde.

Ser uno mismo significa aceptarse y quererse para actuar con responsabilidad, aunque el suicidio suponga para muchos, en palabras de Erasmo de Roterdam, “una forma de manejar el cansancio de la vida”.

Twitter: @GarciafajardoJC

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