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“¿Filosofía inútil? ¿Por qué hay algo en lugar de nada?”, por Jaime Rubio Hancock

Viernes, 24 de marzo de 2017
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01-cosmos-consciousnessEl filósofo alemán Leibniz se preguntó en el siglo XVII por qué hay algo en lugar de nada. Es decir, ¿cuál es la causa de que el universo exista? ¿De dónde salen todas esas estrellas, planetas y nosotros mismos? ¿No sería más fácil y sencillo que no hubiera nada en absoluto? Al fin y al cabo, y como decía Woody Allen, “la nada eterna no está mal, si llevas la ropa adecuada”.

La respuesta de Leibniz era la usual en su época: hay algo porque Dios lo creó y Dios se creó a sí mismo. Aunque se trata de una explicación que deja el asunto relativamente zanjado, no es excesivamente popular hoy en día. No solo porque se intenten buscar explicaciones seculares a cómo es y cómo funciona el mundo, sino porque en realidad tampoco responde a la pregunta, ya que seguimos sin saber por qué Dios es como es y no de otra forma.

Damos un repaso rápido a otras respuestas a esta pregunta, no sin antes recordar al filósofo Sydney Morgenbesser, que la contestaba con un “si no hubiera nada, aún os seguiríais quejando”.

1. La ciencia no tiene, pero tendrá, la respuesta. Tal y como recoge Jim Holt en Why Does The World Exist (¿por qué existe el mundo?), el biólogo Richard Dawkins confía en que la ciencia podrá no solo explicar cómo es el mundo, sino también por qué.

Una de las teorías candidatas para aclarar cómo se pasó de la nada al Big Bang sería la de la fluctuación cuántica, que apunta que el vacío es inestable y permite la formación de pequeñas burbujas de espacio-tiempo que se forman de manera espontánea.

Aun así y como explica el físico Steven Weinberg al propio Holt, una respuesta de este tipo no acabaría de solucionar el problema: las leyes de la naturaleza podrían determinar que debe existir algo y que la nada no es posible. Pero aún quedaría por explicar por qué estas leyes son así y no de cualquier otra forma.

2. Somos un experimento. Hay un episodio de Los Simpson en el que Lisa funda sin querer una civilización en un diente que se le ha caído y que deja en un cuenco con Buzz Cola. Aunque parezca mentira, hay teorías que apuntan a posibilidades parecidas.

El físico de la Universidad de Stanford Andrei Linde explica en el libro de Holt que no hace falta mucho para crear un universo en un laboratorio: “Una cienmilésima de gramo de materia” bastaría para crear un pequeño vacío que diera lugar miles de millones de galaxias. Esta teoría de la inflación cósmica no solo podría explicar la expansión del universo, sino que apuntaría a la posibilidad de crear un cosmos en el laboratorio. “No podemos descartar que nuestro propio universo haya sido creado por alguien de otro universo”.

Por otro lado, está la teoría de que vivimos una simulación de realidad virtual, como sugiere el filósofo Nick Bostrom en un artículo publicado en 2003. Su argumento se basa en dos premisas: la primera, que la conciencia se puede simular por ordenador. La segunda, que civilizaciones futuras podrían tener acceso a una cantidad ingente de poder computacional. En tal caso, estas civilizaciones podrían programar simulaciones de mundos enteros. Bostrom apunta que un simple ordenador podría ejecutar millones de estas simulaciones. En tal caso, habría muchos más universos simulados que reales, por lo que sería más probable que vivamos en una simulación que en un mundo real.

Esto tampoco acaba de responder a la pregunta de por qué hay algo en lugar de nada: pongamos que vivimos una simulación creada por un estudiante de instituto para su trabajo de fin de curso; eso explicaría nuestro universo (totalmente), pero no el universo del estudiante.

3. Dios lo hizo. Hoy en día, las explicaciones que recurren a Dios se acogen con sospecha, pero eso no quiere decir que no las haya. John Leslie y Robert Lawrence Kuhn citan en su libro The Mystery of Existence (El misterio de la existencia) a filósofos contemporáneos como Alvin Platinga y Richard Swinburne, por ejemplo.

Uno de los argumentos a los que se suele recurrir para que la idea de Dios no resulte fácilmente descartable es el del “ajuste fino” (fine tuning) del universo. Según esta idea, las leyes físicas están tan afinadas que cambios muy pequeños harían imposible que surgiera la vida. Esta teoría se encuentra con algunas objeciones:

– El universo que tiene 13.700 millones de años y su parte observable tiene un diámetro de más de 90.000 millones de años luz. Entonces, ¿por qué es importante lo que ha ocurrido (que se sepa) en un solo planeta? ¿No es posible que la vida no sea más que una excepción poco importante?

– El hecho de que algo tenga pocas probabilidades de suceder no quiere decir que no se pueda explicar por leyes naturales. Es muy difícil que me toque la lotería, pero el hecho de que me toque se puede explicar recurriendo solo a las matemáticas.

– Además, del mismo modo que hay sorteos de lotería cada semana, también podría haber más universos. Hay cosmólogos que proponen esta posibilidad, basándose en la teoría de cuerdas o en la cosmología de los agujeros negros, por ejemplo. En filosofía, hay que mencionar el realismo modal de David Lewis, que sugiere que todos los mundos posibles existen. Es decir, si hay muchos universos, no sería tan raro que en al menos uno de ellos haya vida. A alguien le tiene que tocar.

4. Vivimos en el mejor de los mundos. Platón escribió en La República que el Bien es la razón de la existencia de todas las cosas conocidas. Para el filósofo John A. Leslie, esta afirmación podría ser literal. En su opinión, que el cosmos exista podría ser una necesidad ética, provocada por el hecho de que un universo bueno es mejor que la nada o, al menos, que nuestro universo es mejor que nada.

El hecho de que haya maldad en el mundo se explica porque “no todos los bienes pueden estar presentes a la vez”. Por ejemplo, no podríamos ser libres si solo pudiéramos actuar de forma correcta. Leslie también explica que hay maldad en el universo comparándolo con un museo: aunque el mejor cuadro del Louvre sea la Gioconda, el museo no sería mejor de lo que es si solo incluyera réplicas de este cuadro.

Este filósofo canadiense nacido en 1940 no acaba de explicar cómo se pasa de una necesidad ética a una realidad material, pero al menos no llega al extremo de Leibniz, que asegura que vivimos en el mejor de los mundos posibles. El mal es una ilusión, según el alemán: “Solo conocemos una parte muy pequeña de la eternidad”. Del mismo modo, una parte pequeña de un enorme cuadro apenas nos parecería una mancha.

5. Vivimos en el mundo más mediocre. Derek Parfit publicó en 1998 un detalladísimo ensayo en la London Review of Books en el que se preguntaba “¿Por qué hay algo? ¿Por qué esto?”.

Parfit explica que hay multitud de posibilidades cósmicas: podría existir un solo universo, o ninguno, o infinitos. Si el cosmos es de una forma determinada, quizás esta forma particular es la que puede explicar el universo. Parfit llama Selector a este criterio.

En su opinión, la posibilidad más sencilla sería que no hubiera ningún universo. Siguiendo a Leibniz, la nada no requiere explicaciones. Pero es obvio que hay algo; en caso contrario, Parfit lo habría tenido muy difícil para encontrar una revista que publicara su texto.

Quizás el Selector sea la plenitud: la segunda posibilidad que requiere menos explicaciones es que existan todos los mundos posibles. Hay que buscar razones muy concretas si solo existe un universo o si hay exactamente 58, pero si existen todos los lógicamente posibles, tampoco hay mucho que justificar.

Sin embargo, en su opinión, lo más probable es que nuestro universo sea uno de los que se puede regir por leyes relativamente simples. Y si el criterio es la simplicidad, justamente lo más sencillo es que ni siquiera haya Selector, es decir, que no haya un criterio concreto.

En estas circunstancias y como recoge Holt en su libro, lo más probable sería una posibilidad cósmica “sin ninguna característica en especial. En otras palabras, deberíamos esperar que el mundo fuera absolutamente mediocre”. El universo sería “una mezcla indiferente de bien y de mal, de belleza y fealdad, de orden y caos…”. Es decir, un universo que se parece mucho al nuestro.

6. El problema no tiene sentido. Ludwig Wittgenstein escribía en el Tractatus Logico-Philosophicus que “lo místico no es cómo es el mundo, sino que el mundo sea”, reconociendo que la pregunta de por qué hay algo en lugar de nada resulta, al menos, intrigante. Pero apenas unas líneas más abajo el filósofo concluye que “el enigma no existe”. Para el Wittgenstein del Tractatus, esta cuestión no es más que un pseudoproblema: hablar de por qué hay algo en lugar de nada no tiene sentido, es algo que excede los límites de nuestro lenguaje.

No es el único que cree innecesario debatir la existencia de las cosas. Henri Bergson consideraba que la idea de la nada absoluta era absurda: “No tiene más significado que un círculo cuadrado”. Se trata de “una pseudoidea, un espejismo conjurado por nuestra imaginación”.

El filósofo Adolf Grünbaum, nacido en 1923, también opina que estamos ante un falso problema. En su opinión y tal y como recogen Leslie y Kuhn en su libro, el universo ha de verse como un hecho natural. Ni siquiera tiene sentido hablar de lo que pasó antes del Big Bang ya que entonces no había tiempo. Es como preguntar qué hay al norte del Polo Norte. El cosmos, simplemente, es. Como decía Bertrand Russell, apostando por este hecho desnudo: “Diría que el universo simplemente está ahí, y eso es todo”.

Es una respuesta razonable. Sobre todo porque, si no la aceptamos, corremos el riesgo de no dejar de buscar. Como se explica en el blog de filosofía Reason and Meaning, no nos convence la idea de que el universo no tenga una causa o que sea su propia causa, pero cuando encontramos una posible explicación, nos preguntamos por qué esa explicación es la correcta y no otra, y si hay alguna explicación que, a su vez, la explique.

Al final, Morgenbesser tenía razón. Nunca estamos contentos.

Jaime Rubio Hancock

La Razón, vía Fe Adulta

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Gene Robinson, primer obispo gay casado de la iglesia episcopaliana se divorcia.

Martes, 6 de mayo de 2014
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gene-robinson_560x280Fue el primer obispo gay en casarse

Las parejas de gays están sujetas a las mismas complicaciones que las heterosexuales“, ha dicho

“Mi convicción en el matrimonio sigue intacta”

Gene Robinson, que se convirtió en 2003 en el primer obispo episcopaliano abiertamente gay, ha anunciado su divorcio en una declaración enviada a la diócesis de New Hampshire, al frente de la cual estuvo durante casi una década (hasta su retirada el año pasado). Su ordenación fue un acicate decisivo para el debate sobre la homosexualidad que de forma muy intensa ha recorrido la comunión anglicana en los últimos años. Robinson mantenía con su marido, Mark Andrew, una relación de 25 años, aunque no formalizaron una unión civil hasta 2008. Dos años después se casaron, una vez que New Hampshire aprobó el matrimonio igualitario.

El que fuera obispo de New Hampshire hasta el año pasado, Gene Robinson, y su pareja, Mark Andrews, han estado juntos durante 25 años. Era de una de las relaciones más consolidadas entre un seglar y un destacado miembro de la Iglesia Episcopal, además, de ser la primera pareja del mismo sexo que se casaba en el seno de esta confesión religiosa. Seis años ha durado su matrimonio, una ceremonia que se celebró en 2008, ahora el sacerdote acaba de anunciar que se van a divorciar de mutuo acuerdo.

GeneRobinsonHSEl primer obispo abiertamente homosexual de la Iglesia Episcopaliana, perteneciente a la Comunión anglicana, Gene Robinson, cuya elección al frente de la diócesis del estado de New Hampshire hace una década desató una gran polémica, ha anunciado este domingo que se divorciará de su marido tras cuatro años de matrimonio. Gene Robinson, que se retiró de su cargo en 2013, anunció el futuro divorcio en una carta enviada a la diócesis episcopal de New Hampshire y en un ensayo publicado por el diario ‘Daily Beast’, en el que ha subrayado que “Mis convicciones sobre el matrimonio no se han visto alteradas por la realidad de divorciarme de alguien a quien he amado durante mucho tiempo, y a quien seguiré amando aunque nos separemos. El amor perdura aunque no perdure el matrimonio, continúa. en el que ha subrayado que “su convicción en el matrimonio sigue intacta”. En el diario, el sacerdote se mostraba triste ante la noticia: “Recientemente, mi compañero y esposo durante más de 25 años y yo decidimos divorciarnos. Si bien los detalles de nuestra situación los mantenemos adecuadamente en privado, estoy tratando de ser lo más abierto y honesto anunciando nuestra decisión ya que este es uno de esos momentos difíciles de mi vida”, explicaba.

Aunque Robinson se guarda los motivos que han llevado a la pareja a tomar esta dura decisión, sí ha aclarado que se trata de un paso dado de mutuo acuerdo: “Las razones para poner fin a un matrimonio recaen sobre los hombros de las dos partes: las oportunidades perdidas para decir y hacer las cosas que podría haber marcado la diferencia, los caminos no tomados, las decepciones que enfrentan…”. Robinson también ha querido aclarar que las posturas irreconciliables en una pareja afectan a cualquier matrimonio independientemente de su orientación sexual: “Es por lo menos un pequeño consuelo para mí, como defensor de los derechos de los homosexuales y la igualdad del matrimonio, saber que al igual que cualquier matrimonio, las parejas de gays y lesbianas están sujetos a las mismas complicaciones y dificultades que aquejan a los matrimonios entre parejas heterosexuales“, ha dicho el prelado. Robinson ha indicado que los detalles de su divorcio de Mark Andrew, con el que se casó en 2010 cuando el matrimonio entre personas del mismo sexo fue legalizado en el estado, serán privados. «Como pueden imaginar, son momentos difíciles para nosotros, no se trata de una decisión tomada a la ligera o sin mucho discernimiento», añadía Robinson en un emotivo artículo publicado en The Daily Beast.

shamefulEn este sentido, Robinson explica que sigue teniendo fe en el matrimonio aunque el suyo no haya resultado como esperaba: “Todos tenemos la intención sincera, cuando tomamos nuestros votos matrimoniales, de estar a la altura del ideal de ‘hasta que la muerte nos separe’. No obstante, mi creencia en el matrimonio no ha disminuido por la realidad de divorciarme de alguien a quien he amado desde hace mucho tiempo, y continuaré amando, incluso cuando nos separamos. El amor puede soportarlo todo, incluso, si el matrimonio no lo puede”, concluye el comunicado del sacerdote. Robinson fue elegido recientemente para ofrecer las oraciones de cierre en celebración de pascua en la Casa Blanca Pascua junto con 150 líderes religiosos.

Robinson, que fue consagrado en 2003, es un firme defensor de que las Escrituras defienden la homosexualidad. ”Vamos a tomar la parte de atrás de la Biblia, la que nos han ocultado. Ya sabéis, esas son nuestras Escrituras también”, ha dicho alguna vez.

Una ordenación que estimuló el debate en la comunión anglicana

El divorcio de Robinson es importante por todo lo que él ha representado. Su ordenación como obispo de la Iglesia episcopaliana (rama estadounidense de la comunión anglicana) abrió una profunda crisis en el anglicanismo que aún continúa. Y es que después de una moratoria autoimpuesta tras la ordenación de Robinson, en 2009 los episcopalianos retomaban la senda inclusiva y volvían a ordenar obispos y obispas abiertamente homosexuales, así como bendecir a las parejas del mismo sexo. Más recientemente, en verano de 2012, aprobaban la ordenación de personas transexuales, así como la creación de un rito litúrgico de bendición de las parejas del mismo sexo (aunque los sacerdotes episcopalianos podían desde 2009 bendecir este tipo de uniones, cada uno lo hacía a su modo). Decisiones que han generado profundas tensiones en el anglicanismo, enfrentado a un equilibrio cada vez más precario entre los episcopalianos, en un extremo, y las iglesias anglicanas africanas, algunas virulentamente homófobas, en el otro.

La nominación de Robinson impulsó a un grupo de 19 obispos, conducidos por el obispo Robert Duncan, de la Diócesis de Pittsburgh, a realizar una declaración de advertencia sobre un posible cisma dentro de la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos de América y la Comunión Anglicana. De este sentimiento se hicieron eco con posterioridad el Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, quien expresó que tal decisión alteraría la Comunión pero que era aún muy temprano para determinar cuales serían las consecuencias; el ya retirado arzobispo sudafricano, Desmond Tutu expresó que no veía las razones para tanto escándalo y manifestó que la elección no afectaría a la Iglesia de la Provincia de África Meridional. Otros importantes obispos como Peter Akinola, arzobispo de la Iglesia de Nigeria, planteó que su iglesia estaba en “comunión desigual” con la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos de América..

La homosexualidad de Gene Robinson fue un tema muy conflictivo en el seno de la Iglesia Episcopal. Fue elegido obispo por la diócesis de Nuevo Hampshire el 7 de junio de 2003. Como su elección se produjo dentro de los 120 días de sesiones de la Convención General de la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos de América, su ratificación quedó en manos de dicha convención en lugar de efectuarse por el proceso alternativo de los comités en funciones de la diócesis.

La Convención General de 2003 se convirtió en el centro de debate sobre la elección de Robinson cuando conservadores y liberales dentro de la iglesia debatían si Robinson debía ser ordenado obispo. Algunos conservadores amenazaron con un cisma tanto dentro de la Iglesia Episcopal como asimismo dentro de la Comunión Anglicana si Robinson resultaba elegido.

Robinson ganó inmediatamente las dos primeras votaciones de las tres necesarias para que su elección fuera ratificada, pero a partir del 4 de agosto se produjeron alegatos de que había molestado en dos ocasiones a David Lewis, un parroquiano adulto, y que tenía conexiones con sitios pornográficos en Internet. Entonces el voto final se pospuso.

Era ya sabido que Robinson estaba asociado con Outright, una organización de apoyo a los jóvenes homosexuales. El día que se produjeron los alegatos, el sitio en Internet publicó una nota aclaratoria en la que se explicaba sobre la cancelación de los vínculos pornográficos que contenía dicho portal con althingsbi.com por desconocimiento del contenido y expecificó que el Sr. Robinson no estuvo vinculado al diseño de la página de Outright.

David Lewis, el hombre al que supuestamente había tocado en dos ocasiones, alegó que los puntos tocados habían sido el brazo y la espalda en un marco público y reconoció que aunque el contacto físico le resultó desagradable, otras personas podrían clasificar el incidente de “natural”. Dijo además que se arrepentía de haber usado la palabra “acoso” en un correo electrónico y que rehusaba a presentar una demanda formal.

Las investigaciones concluyeron el 5 de agosto y Robinson quedó exento. La votación final se fijó para ese mismo día. Robinson fue confirmado con 62 votos a favor y 45 en contra. Fue consagrado el 2 de noviembre de 2003 a pesar de las continuas objeciones, algunas de las cuales fueron hechas públicas durante la ceremonia. La consagración se efectuó en una pista de hockey sobre hielo en Duham, New Hampshire.

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Por lo que se refiere a Robinson, tanto durante sus años como obispo de New Hampshire como tras su retirada ha sido un defensor prominente de los derechos de las personas LGTB. Entre otras acciones, ha participado en el proyecto It Gets Betterpara prevenir el suicidio de los adolescentes no heterosexuales. También ha tenido numerosas intervenciones públicas para defender los derechos de las personas LGTB cristianas, como por ejemplo en el documental For the Bible tells me so, ganador de varios premios en el año 2007.

Es muy posible que los enemigos de la igualdad LGTB intenten aprovechar en su favor el divorcio de Robinson, como si las parejas heterosexuales no se divorciaran. Pero difícilmente una relación de más de 25 años puede calificarse de “fracaso”. Por más que Gene Robinson y su marido se separen, sus años en común siempre formarán parte de sus vidas.

Robert Lundy, un portavoz del Consejo Americano Anglicano, una beca para los conservadores teológicos, dijo que el argumento en contra del matrimonio gay está basado en la Biblia y no será ayudado o perjudicado por la disolución de cualquier matrimonio.

‘La enseñanza de la Biblia y la Comunión Anglicana es muy claro que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer para toda la vida’, dijo Lundy en una entrevista telefónica.

El Rev. Susan Russell, un líder de los derechos de los homosexuales Episcopal en la Diócesis de Los Ángeles, quien predicó durante la unión de Robinson y Andrew, dijo que el fin del matrimonio de los hombres fue algo trágico, pero Robinson seguiría siendo el ‘icono de un hombre fiel y cristiano que vive su vocación, no por su voluntad, sino por su ubicación en la historia.’

Fuentes: Religión Digital, Ragap, Ociogay, InOutPost y Dosmanzanas

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