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La administración Trump ha atacado los derechos LGBT más de 100 veces

Viernes, 12 de abril de 2019
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90834423-5750-4ECF-A2A8-57FA90AA236BLa administración Trump ha atacado los derechos LGBT+ más de 100 veces desde que asumió el cargo.

El Proyecto de Responsabilidad Trump de GLAAD, que monitorea las acciones regresivas sobre los derechos LGBT+ tomadas por la administración Trump, aprobó su entrada número 100 hasta la fecha el 3 de abril, cuando el secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano, Ben Carson, confirmó que la guía de no discriminación LGBT para los proveedores de servicios de vivienda había sido eliminada.

La administración de Trump aprueba el ataque número 100 a los derechos LGBT. Las 100 acciones incluyen los bien documentados ataques de la administración Trump a los derechos de los transexuales, la prohibición de que las personas trans sirvan en el ejército y la eliminación de las protecciones para los niños transexuales en las escuelas.

 También incluyen acciones que han recibido menos atención de los medios de comunicación, como el apoyo del Departamento de Justicia a los desafíos legales de “libertad para discriminar” que amenazan con socavar la protección de los derechos civiles de los LGBT+ a nivel estatal, y la nominación de candidatos judiciales ultra-conservadores que inclinan el consenso en contra de los derechos de los LGBT+.

El proyecto de GLAAD ha registrado 101 ataques en los 805 días que Trump ha estado en el cargo, con un promedio de un poco menos de una acción regresiva cada semana.

Zeke Stokes, Director de Programas de GLAAD, dijo: “Hay un borrado sistemático y siniestro de las protecciones y políticas LGBTQ que están ocurriendo a manos de esta Administración. Ahora más que nunca, es vital que los estadounidenses y las comunidades marginadas LGBTQ eleven sus voces y cuenten sus historias. La comunidad LGBTQ no se esconderá, y no seremos silenciados”.

Los demócratas señalan una agenda anti-LGBT de la administración Trump.mLa aspirante demócrata a la presidencia, Cory Booker, señaló la ola de acciones anti-LGBT en un discurso a la Campaña de Derechos Humanos el 30 de marzo.

Dijo: “Tenemos un momento en el que están ocurriendo cosas escandalosas. Un vandalismo moral viene de esta Casa Blanca y de esta administración. Los demagogos de la Casa Blanca y de la administración están trabajando sistemáticamente para tratar de socavar y desmantelar los derechos de los LGBTQ. Desde la prohibición discriminatoria del Presidente a los estadounidenses transgénero que sirven en las fuerzas armadas, hasta la negativa del Departamento de Justicia a proteger a los estadounidenses LGBTQ de la discriminación en el empleo, pasando por el fracaso de Betsy DeVos en la protección de nuestros estudiantes transgénero. Algunos de ustedes pueden tener lo que está sucediendo recientemente en nuestra frontera, donde la semana pasada salieron informes que documentan el abuso desenfrenado y sistémico y la discriminación de personas transgénero y homosexuales, detenidas en un centro privado de detención de inmigrantes. Esto no es sólo inhumano, no es sólo inaceptable, sino que, al igual que el resto de las políticas de esta administración hacia los estadounidenses LGBTQ, tenemos que tomar una decisión. Puedes aceptar las cosas como son, o asumir la responsabilidad de cambiarlas.”

También se dirigió a HRC, la Senadora Kamala Harris dijo: “Hemos visto a una administración en nuestro país que afirmaba que sería amiga de la comunidad LGBTQ, pero en cambio se quedó callada cuando la comunidad LGBTQ fue atacada en Chechenia, en Egipto. Hay jueces nominados que llaman a los niños transgénero’prueba del plan de Satanás’, digamos la verdad sobre el odio que hay detrás de esas palabras y la necesidad de luchar por lo que representa la verdadera justicia en nuestro país. Digamos la verdad que no es justicia en nuestro país cuando se prohíbe que hombres y mujeres sirvan a su país, que amen a su país, que estén dispuestos a morir por su país. Aprobemos la Ley de Igualdad en los Estados Unidos de América, y finalmente reconozcamos que todos deben ser tratados por igual bajo la ley, incluso por nuestro gobierno federal.”

Fuente Cromosomax

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El aspirante presidencial Cory Booker promete revertir las políticas anti-LGBT de Trump

Lunes, 25 de marzo de 2019
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17-booker-lede.w570.h712El aspirante presidencial Cory Booker se ha comprometido a revertir una serie de políticas de la administración Trump que socavan los derechos LGBT+.

El senador demócrata, uno de los 14 candidatos que buscan la nominación del partido en 2020, estableció sus compromisos sobre temas LGBT+ en un mitin en Davenport, Iowa el domingo (17 de marzo).

Al responder a una pregunta de la audiencia de una mujer transgénero en el evento, Booker dijo: “Cuando sea presidente de los Estados Unidos, de inmediato pondré fin a esta ridícula, insultante y antiestadounidense prohibición de que los estadounidenses transgénero presten servicio en el ejército. Restableceré las protecciones del Departamento de Educación para los niños LGBTQ, porque el 30 por ciento de los niños LGBTQ reportan que no van a la escuela por miedo a su propia seguridad. Tendré un Departamento de Justicia que representa a todos los niños LGBTQ y sus derechos también. Pero voy más allá de eso”.

El candidato también habló de su larga trayectoria progresista en la materia. Dijo: “Sabes, los estadounidenses homosexuales y los heterosexuales marcharon por mis derechos [como afroestadounidense]. Mi autor favorito, James Baldwin, un americano gay, orgulloso y fuerte. Cuando era alcalde de Newark, la primera bandera que izé frente al Ayuntamiento fue la bandera del Orgullo… y fue en 2006, cuando algunos de nuestros políticos demócratas ni siquiera habían”evolucionado. Recibí llamadas de odio, diciéndome que nunca más me apoyarían, y dije: ‘La vida tiene que ver con el propósito y no con la posición. Si necesito insultar a las comunidades LGBTQ [para ser alcalde], entonces no quiero ser alcalde. Me negué a realizar un matrimonio en mi ciudad, porque si no todos pueden casarse por su alcalde, entonces no me casaré con nadie. Uno de mis últimos actos como alcalde, cuando Nueva Jersey finalmente se puso al día[con el matrimonio igualitario], me aseguré de casarme con parejas en mi estado”.

Booker agregó: “Como senador, fui directo al trabajo. Es mi proyecto de ley para acabar con el azote de la terapia de conversión. Soy un copatrocinador original de la Ley de Igualdad, porque en la mayoría de los estados puedes casarte, pero al día siguiente puedes ser despedido de tu trabajo sin recursos legales sólo porque eres gay”.

Continuó: “Alguien luchó por mis derechos, cuando a los miembros de mi familia se les negó la igualdad de alojamiento debido al color de nuestra piel, por lo que mis derechos se ven menospreciados mientras haya un estadounidense en este país que no pueda obtener los mismos derechos y la misma justicia. Ese es el tipo de Presidente que seré“.

Muchos de los demócratas que se postulan en las primarias tienen fuertes antecedentes pro-LGBT. Uno de los contendientes, Pete Buttegieg, sería el primer hombre gay en convertirse en presidente.

Fuente Cromosomax

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Cory Booker, aliado LGBT, se postula para la presidencia de EE.UU. en 2020

Viernes, 8 de febrero de 2019
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17-booker-lede.w570.h712El senador demócrata Cory Booker, un firme defensor de los derechos LGBT+, ha anunciado una campaña para enfrentarse a Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2020.

El senador de Nueva Jersey anunció el viernes (1 de febrero) que se postula para la presidencia, poniendo su nombre en disputa para la nominación demócrata.

Booker lanzó su campaña en un video, diciendo: “En Estados Unidos tenemos un dolor común, pero lo que nos falta es un sentido de propósito común. Crecí sabiendo que la única forma de hacer cambios es cuando la gente se une.”

El video de lanzamiento de la campaña presenta breves clips de un desfile del Orgullo, además de las protestas por los derechos civiles. Cory Booker tiene un sólido historial sobre derechos LGBT

Cory Booker, defensor de los derechos de los LGBT+ desde hace mucho tiempo, se hizo un nombre por primera vez como alcalde de Newark, Nueva Jersey, elegido por primera vez en 2006.

Como alcalde, Booker haría historia llevando a cabo las primeras ceremonias de matrimonio entre personas del mismo sexo en Nueva Jersey, en octubre de 2013.

Les dijo a las parejas: “Esta noche hemos cruzado una barrera. Mientras todos ustedes se han enamorado, la verdad es que el estado de Nueva Jersey se ha levantado para amar”.

Booker ha defendido con frecuencia los derechos de los LGBT+ desde su elección en 2013 al Senado de los EE.UU., presentando un proyecto de ley que prohibiría la terapia de ‘cura’ para gays en todo el país.

El demócrata también copatrocinó proyectos de ley para abordar la discriminación contra los LGBT y añadir la recopilación de datos sobre las personas LGBT+ al Censo de los Estados Unidos, mientras que más recientemente promovió una legislación histórica contra los linchamientos junto con su compañero en 2020, Kamala Harris.

Booker también ha sido uno de los pocos demócratas que ha llevado a los nominados para el premio Trump al Senado por su historial de derechos LGBT+ durante las audiencias de confirmación.

El candidato es frecuentemente el único legislador que plantea el tema durante las batallas de confirmación, enfrentando la ira de los republicanos en abril de 2018 después de cuestionar al Secretario de Estado Mike Pompeo sobre su enfoque de los derechos globales LGBT+.

De ser elegido, Booker se convertiría en el primer presidente soltero de los Estados Unidos desde 1884. El senador se ha enfrentado a menudo a las calumnias de sus oponentes por su sexualidad y la falta de “valores familiares”, pero siempre se ha negado a morder el anzuelo.

Hablando con el Washington Post en 2013, Booker dijo: “La gente que piensa que soy gay, alguna parte de mí piensa que es maravilloso. Porque quiero desafiar a la gente por su homofobia. Me encanta ver en Twitter cuando alguien dice que soy gay, y yo digo: ‘¿Qué importa si lo soy? Que así sea. “Espero que no voten por mí porque dan por sentado que soy heterosexual”.

En 2016, Booker publicó una respuesta con clase a un trol que lo tildó de “homosexual de armario” y realizó una encuesta en Twitter sobre su sexualidad. El Senador escribió: “Cualquiera que sea mi orientación sexual, sé que te quiero. Espero que estés de acuerdo con eso. Que ambos elevemos más que denigrar.

Sin embargo, hablando con el Philadelphia Inquirer en diciembre de 2018, el Senador confirmó que es heterosexual: “Siempre he confiado lo suficiente en los votantes para evaluar el contenido de mi carácter, la calidad de mis ideas y mi capacidad para hacer el trabajo”.

El número de demócratas que se presentan en las primarias del partido parece estar a punto de entrar en cifras de dos dígitos, con un gran número de candidatos que esperan sacar provecho de un campo abierto.

Hasta la fecha, las senadoras Elizabeth Warren, Kamala Harris y Kirsten Gillibrand han anunciado su candidatura, al igual que el ex funcionario de Obama Julián Castro y el alcalde gay de Indiana Pete Buttigieg.

Todos los candidatos tienen un sólido historial de derechos LGBT+, a excepción de la representante Tulsi Gabbard, quien se ha disculpado por su historial en contra de los LGBT días después de anunciar su candidatura.

Tres contendientes rumoreados, el senador Bernie Sanders, el ex vicepresidente Joe Biden y el popular progresista Beto O’Rourke, aún no han declarado sus intenciones en la carrera.

Fuente Cromosomax

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Los republicanos consolidan la mayoría conservadora en el Tribunal Supremo y amenazan muy seriamente el avance los derechos civiles de las personas LGTB en Estados Unidos

Martes, 9 de octubre de 2018
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brett-kavanaugh-y-donald-trumpBrett Kavanaugh ya es juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Poco han importado las acusaciones de abuso sexual en el pasado. Poco ha importado la movilización progresista en su contra. Lo que cuenta en este caso es la Presidencia y el Senado, y el Partido Republicano recuperó el control simultáneo de ambas instituciones en las elecciones de 2016. Salvo conjunciones circunstanciales inesperadas, el sector más conservador de la sociedad estadounidense se hace con la rama judicial del Gobierno durante lustros, quizá décadas, y podrá modelar a su antojo la jurisprudencia en sentido restrictivo en materias como el acceso al aborto o el fin de la discriminación legal de las personas LGTB. La confirmacion de Kavanaugh supone posiblemente el éxito más importante de la presidencia de Donald Trump, cuya elección en 2016 se confirma como una auténtica tragedia para los derechos civiles de las minorías.

Tras la jubilación el pasado 31 de julio del juez Anthony Kennedy como miembro del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, Donald Trump designó su candidato a ocupar la plaza, como es su atribución. Eligió a Brett Kavanaugh, un juez de 53 años, que fue designado por el entonces presidente George W. Bush para ocupar plaza en la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia, donde ya emitió conflictivos dictámenes en materia de empleo, medio ambiente o consumo, destacándose siempre por su conservadurismo y su apoyo a las grandes corporaciones. Durante su carrera, ha sido frecuentemente criticado por el partidismo de sus valoraciones, sin ocultar su apoyo declarado al Partido Republicano. Ya desde un primer momento su candidatura fue celebrada por grupos ultraconservadores y fuertemente LGTBIfobos como la American Family Association (AFA),  la National Organization for Marriage (NOM), Americans for Prosperity (AFP) o Judicial Crisis Network. Desde el activismo LGTBI, sin embargo, se ha acogido con gran preocupación.

Para que el nombramiento del candidato presidencial sea efectivo, debe ser corroborado por el Senado. Por ello, Brett Kavanaugh se está sometiendo al escrutinio de los senadores, que pueden interrogarle acerca de sus opiniones respecto a diversos asuntos. En la sesión del 6 de septiembre, el juez fue interpelado por la senadora demócrata por California Kamala Harris, que le preguntó sobre cuestiones como el derecho de las mujeres al aborto, la influencia rusa en la política estadounidense, el derecho a portar armas o su propia nominación.

Pero la senadora también le formuló la siguiente pregunta: «Mi pregunta es muy específica. ¿Puede comentar su opinión personal sobre si Obergefell se decidió correctamente? Es un sí o no. Por favor». Obergefell es como se conoce a la sentencia del Tribunal Supremo que instauró el matrimonio igualitario en los Estados Unidos, por el nombre de uno de los demandantes. Kavanaugh, sin embargo, evitó dar una respuesta directa e hizo referencia a una reciente sentencia del Tribunal Supremo sobre un pastelero que discriminó a una pareja del mismo sexo: «En Masterpiece Cakeshop, que creo que es relevante para su pregunta, el juez Kennedy escribió en la opinión de la mayoría: “Los días de discriminación contra gais y lesbianas estadounidenses o de tratar a los gais y lesbianas estadounidenses como inferiores en dignidad y valor han terminado”».

Tras ese circunloquio, se produjo el siguiente y revelador diálogo:

—Senadora Harris: «Han terminado. ¿Está de acuerdo con esa afirmación?».

—Juez Kavanaugh: «Ese es el precedente con el que el Tribunal Supremo estuvo de acuerdo…».

—Senadora Harris: «Señor, le estoy pidiendo su opinión. Usted es el candidato en este momento, por lo que, como prueba de su capacidad para servir en tribunal más alto de nuestro país, le hago una pregunta muy específica. O está dispuesto a responder o no, y si no está dispuesto a responder, podemos seguir adelante. ¿Cree que Obergefell fue decidido correctamente?

—Juez Kavanaugh: «Todos los jueces han declinado, como cuestión de independencia judicial, responder preguntas sobre esa jurisprudencia. Siguiendo el precedente establecido por la jurisprudencia, todos han declinado».

Posteriormente, el candidato fue interrogado por el senador demócrata por Nueva Jersey Cory Booker, que también quiso saber su opinión sobre el matrimonio igualitario y la discriminación de las personas LGTBI. El senador estaba interesado en saber su «opinión moral» sobre las leyes que permiten despedir a una persona debido a su orientación sexual, que están en vigor en la mayoría de los estados, o acerca de si los ciudadanos LGTBI deben temer porque sus matrimonios con personas del mismo sexo vayan a quedar invalidados. El juez se escudó en que había casos pendientes sobre discriminación laboral para no emitir una opinión, por lo que el senador Booker cambió de táctica.

Kavanaugh formaba parte del equipo del entonces presidente George W. Bush cuando este propuso enmendar la Constitución para impedir el matrimonio entre personas del mismo sexo. El senador Booker quiso saber cuál fue su opinión entonces al respecto. El juez respondió que no recordaba, y que, además, desde 2004 las opiniones acerca de ese asunto habían cambiado mucho, en clara referencia al cambio de criterio al respecto del posterior presidente Barack Obama. El senador entonces quiso saber su opinión actual, y se produjo el siguiente diálogo, no menos esclarecedor que el anterior:

—Senador Booker: «Pero usted tendrá una opinión. No necesito a Obama o a Cheney, tan solo, ¿me quiere dar su opinión sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo?»

—Juez Kavanaugh: «No recuerdo…».

—Senador Booker: «No le estoy preguntando por su opinión de entonces, le estoy preguntando por su opinión de ahora. ¿Recuerda su opinión actual sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo?».

—Juez Kavanaugh: «Bueno, el Tribunal Supremo en Obergefell…».

—Senador Booker: «Señor, su opinión. No he conseguido su historial. No sé si ha llevado a cabo matrimonios entre personas del mismo sexo. No sé si ha acudido a un matrimonio entre personas del mismo sexo».

—Juez Kavanaugh: «Soy juez, aplico la ley».

—Senador Booker: «¿Ha celebrado un matrimonio gay? ¿Ha presidido uno? ¿Ha oficiado un matrimonio gay?».

—Juez Kavanaugh: «No lo he hecho».

—Senador Booker: «¿Pero no quiere decirme su opinión sobre este asunto?».

—Juez Kavanaugh: «Aplico la ley».

Esta constante elusión de las preguntas referentes a los derechos de las personas LGTBI ha desagradado profundamente a los defensores de los derechos civiles. Chad Griffin, presidente de Human Rights Campaign, opinaba al respecto que «la negativa de Brett Kavanaugh a responder preguntas muy básicas y muy directas sobre el histórico fallo del Tribunal Supremo que establece la igualdad matrimonial en todo el país es alarmante y completamente inaceptable. La decisión de Obergefell es una ley establecida. Si este candidato no puede ni siquiera afirmar eso o corroborar la igualdad fundamental de las personas LGTB y de nuestras familias, no se le debe otorgar ni se le debe garantizar un nombramiento de por vida para el máximo tribunal de nuestra nación».

Las acusaciones de abuso sexual no detienen su confirmación

El proceso de confirmación de Kavanaugh en el Senado no terminó sin embargo ahí. De forma inesperada vieron la luz al menos tres acusaciones de abuso sexual contra Kavanaugh. La más sólida de ellas fue la que protagonizó la profesora universitaria Christine Blasey Ford, que acusó al juez de haber abusado de ella en 1982, cuando ella tenía 15 años y él 17 (y se encontraba borracho).

Ford llegó a declarar ante el Comité Judicial del Senado, pero la ausencia de pruebas más allá de su propio testimonio (la otra persona presente durante el supuesto abuso, un amigo de Kavanaugh, aseguró no recordar ya nada de lo sucedido aquella noche) y el cierre de filas de los senadores republicanos dejaron en vía muerta la acusación. El FBI acabó de darle la puntilla, al concluir, tras una investigación de solo una semana (durante la cual ni Kavanaugh, ni Christine Blasey Fold ni las otras mujeres que lo acusaban fueron interrogados) que no existían pruebas que la sustentasen.

Finalmente, Kavanaugh fue confirmado por el Senado este sábado. De los dos únicos votos dudosos entre los republicanos, los de las senadoras Susan Collins y Lisa Murkowski (sobre el papel reacias a votar a un juez que seguramente contribuirá a aumentar las restricciones al aborto), Kavanaugh recibió el «sí» de  Collins y la abstención de Murkowski. Esta última, senadora por Alaska, en realidad tenía intención de votar «no», pero finalmente llegó a un compromiso con otro senador republicano, Steve Daines, que ayer sábado quería asistir a la boda de su hija, para abstenerse de votar y de esa forma no obligarlo a acudir a Washington. Por parte de los demócratas Kavanaugh recibió un solo voto, el del Joe Manchin, un demócrata conservador que dentro de un mes opta a la reelección como senador por Virginia Occidental, un estado en el que Donald Trump obtuvo en 2016 casi el 70% del voto popular. Su voto, en cualquier caso, era irrelevante. Kavanaugh fue confirmado finalmente por 50 votos a favor y 48 en contra, y ya es juez del Supremo tras haber jurado su cargo en una ceremonia

La nueva composición del Tribunal Supremo

Kavanaugh sustituye como juez del Supremo a Anthony Kennedy, cuyo voto ha sido el que en la mayoría de ocasiones desempataba entre conservadores y liberales. En este sentido, y pese a sus credenciales conservadoras en otras materias, Kennedy ha destacado por ser un firme defensor de los derechos civiles, significándose especialmente en cuanto a los derechos de gais, lesbianas y bisexuales. Las cuatro grandes sentencias del alto tribunal que abrieron el camino de la igualdad de derechos de ese colectivo lo tienen a él como ponente.

Con la sustitución de Kennedy por Kavanaugh, un conservador duro, el Supremo queda constituido como sigue: el bando liberal está formado por Stephen Breyer, Ruth Bader Ginsburg, Sonia Sotomayor y Elena Kagan (estas dos últimas propuestas por el presidente Barack Obama). El bando conservador lo integran John G. Roberts (actual presidente del Supremo y con voto de calidad), Clarence Thomas, Samuel Alito, Neil Gorsuch (que también fue nombrado por Donald Trump tras ganar las elecciones presidenciales, en este caso después de la sucia maniobra de los republicanos, que al controlar ya el Senado se negaron durante todo el año 2016 a cubrir esa vacante con el candidato designado por Obama) y el propio Kavanaugh.

Por supuesto que a lo largo de los próximos años pueden acontecer circunstancias inesperadas que den la vuelta a la situación, pero conviene tener en cuenta que Ruth Bader Ginsburg, considerada la jueza más progresista del Supremo, cuenta ya con 85 años de edad y un estado de salud delicado, lo que hace prever que su retiro sea también próximo y deba nombrarse otro sustituto (aunque ella misma ha sugerido que su intención es permanecer en el puesto al menos otros cinco años). Y que tras Ginsburg, el juez de mayor edad es Breyer, también de la minoría liberal, que cuenta con 80 años.

El temor a que un Tribunal Supremo de holgada mayoría conservadora, con la visión más restrictiva de la Constitución y reacia a defender los derechos civiles de las minorías, sea quien tenga que decidir sobre cuestiones fundamentales durante lustros, quizá décadas, es ya una realidad. Por mencionar solo un ejemplo, entre los casos que el Supremo debe decidir en próximos meses se encuentra el caso Zarda, cuya resolución determinará muy posiblemente si el Titulo VII de la Ley de Derechos Civiles, que prohíbe la discriminación laboral por motivos de raza, color, religión, sexo u origen nacional, impide también la discriminación laboral por razones de orientación sexual (lo explicamos con detalle en esta entrada de marzo). A día de hoy, con Kavanaugh en el Supremo, el pesimismo es mayúsculo.

Fuente Dosmanzanas

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El candidato de Trump al Tribunal Supremo, Brett Kavanaugh, se niega a responder en el Senado a las preguntas sobre matrimonio igualitario y derechos LGTBI

Lunes, 10 de septiembre de 2018
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brett-kavanaugh-y-donald-trumpEl candidato de Donald Trump para ocupar un puesto en el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, Brett Kavanaugh, se está sometiendo al escrutinio de los senadores estadounidenses, que deben confirmar su nombramiento para que sea efectivo. En el curso del examen senatorial, al candidato le han preguntado por su opinión respecto a la sentencia que permitió el matrimonio igualitario en los Estados Unidos y sobre el fin de la discriminación legal de las personas LGTBI. Kavanaugh, sin embargo, ha eludido responder a ambas cuestiones.

Tras la jubilación el pasado 31 de julio del juez Anthony Kennedy como miembro del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, el presidente Trump designó su candidato a ocupar la plaza, como es su atribución. Eligió a Brett Kavanaugh, un juez de 53 años, que fue designado por el entonces presidente George W. Bush para ocupar plaza en la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia, donde ya emitió conflictivos dictámenes en materia de empleo, medio ambiente o consumo, destacándose siempre por su conservadurismo y su apoyo a las grandes corporaciones. Durante su carrera, ha sido frecuentemente criticado por ser demasiado partidista en sus valoraciones, sin ocultar su apoyo declarado al Partido Republicano. Su candidatura ha sido celebrada por grupos ultraconservadores y fuertemente LGTBIfobos como la American Family Association (AFA),  la National Organization for Marriage (NOM), Americans for Prosperity (AFP) o Judicial Crisis Network. Desde el activismo LGTBI, sin embargo, se ha acogido con gran preocupación.

Para que el nombramiento del candidato presidencial sea efectivo, debe ser corroborado por el Senado. Por ello, Brett Kavanaugh se está sometiendo al escrutinio de los senadores, que pueden interrogarle acerca de sus opiniones respecto a diversos asuntos. En la sesión del 6 de septiembre, el juez fue interpelado por la senadora demócrata por California Kamala Harris, que le preguntó sobre cuestiones como el derecho de las mujeres al aborto, la influencia rusa en la política estadounidense, el derecho a portar armas o su propia nominación.

kamala-harris-y-brett-kavanaugh-300x155Pero la senadora también le formuló la siguiente pregunta: «Mi pregunta es muy específica. ¿Puede comentar su opinión personal sobre si Obergefell se decidió correctamente? Es un sí o no. Por favor». Obergefell es como se conoce a la sentencia del Tribunal Supremo que instauró el matrimonio igualitario en los Estados Unidos, por el nombre de uno de los demandantes. Kavanaugh, sin embargo, evitó dar una respuesta directa e hizo referencia a una reciente sentencia del Tribunal Supremo sobre un pastelero que discriminó a una pareja del mismo sexo: «En Masterpiece Cakeshop, que creo que es relevante para su pregunta, el juez Kennedy escribió en la opinión de la mayoría: “Los días de discriminación contra gais y lesbianas estadounidenses o de tratar a los gais y lesbianas estadounidenses como inferiores en dignidad y valor han terminado”».

Tras ese circunloquio, se produjo el siguiente y revelador diálogo:

—Senadora Harris: «Han terminado. ¿Está de acuerdo con esa afirmación?».

—Juez Kavanaugh: «Ese es el precedente con el que el Tribunal Supremo estuvo de acuerdo…».

—Senadora Harris: «Señor, le estoy pidiendo su opinión. Usted es el candidato en este momento, por lo que, como prueba de su capacidad para servir en tribunal más alto de nuestro país, le hago una pregunta muy específica. O está dispuesto a responder o no, y si no está dispuesto a responder, podemos seguir adelante. ¿Cree que Obergefell fue decidido correctamente?

—Juez Kavanaugh: «Todos los jueces han declinado, como cuestión de independencia judicial, responder preguntas sobre esa jurisprudencia. Siguiendo el precedente establecido por la jurisprudencia, todos han declinado».

Posteriormente, el candidato fue interrogado por el senador demócrata por Nueva Jersey Cory Booker, que también quiso saber su opinión sobre el matrimonio igualitario y la discriminación de las personas LGTBI. El senador estaba interesado en saber su «opinión moral» sobre las leyes que permiten despedir a una persona debido a su orientación sexual, que están en vigor en la mayoría de los estados, o acerca de si los ciudadanos LGTBI deben temer porque sus matrimonios con personas del mismo sexo vayan a quedar invalidados. El juez se escudó en que había casos pendientes sobre discriminación laboral para no emitir una opinión, por lo que el senador Booker cambió de táctica.

corey-booker-y-brett-kavanaugh-300x155Kavanaugh formaba parte del equipo del entonces presidente George W. Bush cuando este propuso enmendar la Constitución para impedir el matrimonio entre personas del mismo sexo. El senador Booker quiso saber cuál fue su opinión entonces al respecto. El juez respondió que no recordaba, y que, además, desde 2004 las opiniones acerca de ese asunto habían cambiado mucho, en clara referencia al cambio de criterio al respecto del posterior presidente Barack Obama. El senador entonces quiso saber su opinión actual, y se produjo el siguiente diálogo, no menos esclarecedor que el anterior:

—Senador Booker: «Pero usted tendrá una opinión. No necesito a Obama o a Cheney, tan solo, ¿me quiere dar su opinión sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo?»

—Juez Kavanaugh: «No recuerdo…».

—Senador Booker: «No le estoy preguntando por su opinión de entonces, le estoy preguntando por su opinión de ahora. ¿Recuerda su opinión actual sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo?».

—Juez Kavanaugh: «Bueno, el Tribunal Supremo en Obergefell…».

—Senador Booker: «Señor, su opinión. No he conseguido su historial. No sé si ha llevado a cabo matrimonios entre personas del mismo sexo. No sé si ha acudido a un matrimonio entre personas del mismo sexo».

—Juez Kavanaugh: «Soy juez, aplico la ley».

—Senador Booker: «¿Ha celebrado un matrimonio gay? ¿Ha presidido uno? ¿Ha oficiado un matrimonio gay?».

—Juez Kavanaugh: «No lo he hecho».

—Senador Booker: «¿Pero no quiere decirme su opinión sobre este asunto?».

—Juez Kavanaugh: «Aplico la ley».

Esta constante elusión de las preguntas referentes a los derechos de las personas LGTBI ha desagradado profundamente a los defensores de los derechos civiles. Chad Griffin, presidente de Human Rights Campaign, opinaba al respecto que «la negativa de Brett Kavanaugh a responder preguntas muy básicas y muy directas sobre el histórico fallo del Tribunal Supremo que establece la igualdad matrimonial en todo el país es alarmante y completamente inaceptable. La decisión de Obergefell es una ley establecida. Si este candidato no puede ni siquiera afirmar eso o corroborar la igualdad fundamental de las personas LGTB y de nuestras familias, no se le debe otorgar ni se le debe garantizar un nombramiento de por vida para el máximo tribunal de nuestra nación».

La nueva composición del Tribunal Supremo

Con el retiro de Anthony Kennedy, la composición del Tribunal Supremo estadounidense ha quedado, en un principio, equilibrada entre el sector conservador y liberal. Entre los miembros liberales se contaría a los jueces Stephen Breyer, Ruth Bader Ginsburg, Sonia Sotomayor y Elena Kagan (estas dos últimas propuestas por el presidente Barack Obama). El bando conservador lo integrarían los jueces John G. Roberts (actual presidente del Supremo y con voto de calidad), Clarence Thomas, Samuel Alito y Neil Gorsuch (nombrado por el presidente Donald Trump). Ese equilibrio lo rompería Kavanaugh a favor del sector conservador, y además por largo tiempo, dada la edad del candidato y que el cargo de juez del Tribunal Supremo es vitalicio. Además, la jueza Ruth Bader Ginsburg (de corte liberal) cuenta ya con 85 años de edad y un estado de salud delicado, lo que hace prever que su retiro sea también próximo y deba nombrarse otro sustituto, aunque ella misma ha sugerido que su intención es permanecer en el puesto al menos otros cinco años. Existe pues, el temor fundado a que un Tribunal Supremo de holgada mayoría ultraconservadora, con la visión más restrictiva de la Constitución y reacia a defender los derechos civiles de las minorías, sea quien tenga que decidir sobre cuestiones fundamentales durante décadas.

Al estar en manos de la mayoría republicana en el Senado, es más que probable que el candidato presidencial sea respaldado sin problema alguno. La única esperanza para el sector liberal es la renuencia de dos senadoras republicanas, Susan Collins y Lisa Murkowski, a votar a un candidato opuesto al derecho a la interrupción del embarazo. Ambas han declarado que votarán de manera independiente sobre este asunto, pero también se ha dado a conocer que las dos han mantenido reuniones con Donald Trump para dialogar sobre este asunto. Aun así, quizás pesen en su ánimo las declaraciones efectuadas por Kavanaugh el pasado 2017, en las que apoyaba a un juez que estimaba que la sentencia que permitió a las mujeres decidir sobre su embarazo (conocida como Roe vs. Wade) debe ser revertida.

La votación en el Senado de la candidatura de Kavanaugh tendrá lugar el próximo mes de octubre. Si fuera rechazado, habría que esperar a ver qué sucede en las próximas elecciones de noviembre, en las que se renueva un tercio del Senado. Según las encuestas la batalla está muy reñida y existen posibilidades de que el control de la cámara alta vuelva a los demócratas. Si así fuera, estos podrían bloquear cualquier candidato de Trump hasta las próximas elecciones presidenciales.

Fuente Dosmanzanas

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