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Leonardo Boff: “¿Vale más el lucro o la vida? Lo que nos está salvando es lo que le falta al capitalismo: la solidaridad, la cooperación”

Sábado, 18 de julio de 2020
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“El capitalismo se caracteriza por explotar hasta el límite la fuerza de trabajo, por el pillaje de los bienes y servicios de la naturaleza, en fin, por la mercantilización de todas las cosas”

“¿Debemos salvar la economía o salvar vidas humanas? Si hubiéramos seguido la lógica del capital, todos estaríamos en peligro”

“Los que buscan una transición paradigmática, dentro de la cual me sitúo yo, deben proponer otra forma de habitar la Casa Común”

Para comprender el significado del coronavirus, tenemos que encuadrarlo en su debido contexto, no verlo aisladamente bajo la perspectiva de la ciencia y de la técnica siempre necesarias. El coronavirus viene da la naturaleza, contra la cual los seres humanos, particularmente a través del capitalismo global desde hace siglos, llevan a cabo una guerra sistemática contra esta naturaleza y contra la Tierra.

El capitalismo neoliberal gravemente herido

Concentrémonos en la causa principal que es el orden capitalista. Conocemos la lógica del capitalismo. Él se caracteriza por explotar hasta el límite la fuerza de trabajo, por el pillaje de los bienes y servicios de la naturaleza, en fin, por la mercantilización de todas las cosas. De una economía de mercado hemos pasado a una sociedad de mercado. En ella las cosas inalienables se transforman en mercancía: Karl Marx en su Miseria de la Filosofía de 1847, lo ha descrito bien: «Cosas intercambiadas, dadas pero jamás vendidas… todo se ha vuelto venal como la virtud, el amor, la opinión, la ciencia y la conciencia… todo se ha vuelto vendible y llevado al mercado». Él llamó a esto el “tiempo de la corrupción general y de la venalidad universal” (ed.Vozes 2019, p.54-55). Es lo que se implantó desde el fin de la segunda guerra mundial.

Nosotros seres humanos, bajo el modo de producción capitalista hemos roto todos los lazos con la naturaleza, convirtiéndola en un baúl de recursos, considerados ilusamente ilimitados, en función de un crecimiento considerado también ilusamente ilimitado. Resulta que un viejo y limitado planeta no puede soportar un crecimiento ilimitado.

La Tierra viva, Gaia, un superorganismo que articula todos los factores para continuar viva y producir y reproducir siempre todo tipo de vida, ha empezado a reaccionar y a contraatacar mediante el calentamiento global, los eventos extremos en la naturaleza, y el envío de sus armas letales, que son los virus y las bacterias (gripe porcina, aviar, H1N1, zika, chikungunya, SARS, ébola y otros), y ahora el de la COVID-19, invisible, global y letal.

Este virus ha puesto a todos de rodillas, especialmente a las potencias militaristas cuyas armas de destrucción masiva (que podrían destruir toda la vida varias veces) resultan totalmente superfluas y ridículas.

A propósito de la COVID-19 ha quedado claro que cayó como un meteoro rasante sobre el capitalismo neoliberal desmantelando su ideario: el beneficio, la acumulación privada, la competencia, el individualismo, el consumismo, el estado mínimo y la privatización de la cosa pública y los bienes comunes. Ha sido gravemente herido. Ha producido demasiada iniquidad humana, social y ecológica, hasta el punto de poner en peligro el futuro del sistema-vida y del sistema-Tierra.

Mientras, planteó inequívocamente la disyuntiva: ¿vale más el lucro o la vida? ¿Debemos salvar la economía o salvar vidas humanas? Según el ideario del capitalismo, la elección sería salvar la economía en primer lugar y luego las vidas humanas. Pero hasta hoy nadie ha encontrado la fórmula mágica para articular las dos cosas: producir riqueza y evitar la contaminación de los trabajadores. Si hubiéramos seguido la lógica del capital, todos estaríamos en peligro.

Lo que nos está salvando es lo que le falta a él: la solidaridad, la cooperación, la interdependencia entre todos, la generosidad y el cuidado mutuo de la vida de unos y otros y de todo lo que vive y existe.

Alternativas posibles para el poscoronavirus

El gran desafío que se nos plantea a cada uno de nosotros, la gran pregunta, especialmente a los dueños de las grandes corporaciones multinacionales es: ¿Cómo continuar? ¿Volver a lo que era antes? ¿Recuperar el tiempo y los beneficios perdidos?

Muchos dicen: volver simplemente a lo que era antes sería un suicidio, porque la Tierra podría volver a contraatacar con virus más violentos y mortales. Los científicos ya han advertido que dentro de poco podemos sufrir un ataque aún más feroz si no aprendemos la lección de cuidar la naturaleza y desarrollamos una relación más amistosa con la Madre Tierra.

Enumero aquí algunas alternativas, pues los señores del capital y las finanzas están en una furiosa pugna entre ellos para salvaguardar sus intereses y sus fortunas. La primera alternativa sería volver al sistema capitalista neoliberal pero ahora de forma extremadamente radical. El 0,1% de la humanidad, los multimillonarios, serían quienes utilizarían la inteligencia artificial con capacidad para controlar a cada persona del planeta, desde su vida íntima a la privada y la pública. Sería un despotismo de otro orden, cibernético, bajo la égida del control/dominación total de la vida de las poblaciones.

Esta alternativa no ha aprendido nada de la COVID-19, ni ha incorporado el factor ecológico. Bajo la presión general puede asumir una responsabilidad socioecológica para no perder beneficios ni seguidores. Pero siempre que hay un poder dominador surge un antipoder incluso con rebeliones causadas por el hambre y la desesperación.

La segunda alternativa sería el capitalismo verde, que ha sacado lecciones del coronavirus y ha incorporado el hecho ecológico: reforestar lo devastado, conservar la naturaleza existente al máximo. Pero no cambiaría el modo de producción ni la búsqueda de beneficio.

Lo verde no discute la desigualdad social perversa y haría de todos los bienes naturales una ocasión de ganancia. Ejemplo: no sólo ganar con la miel de abejas, sino también con su capacidad de polinizar otras plantas. La relación con la naturaleza y la Tierra es utilitaria y no se le reconocen derechos, como declara la ONU, ni su valor intrínseco, independiente del ser humano. Sigue todavía antropocéntrico.

La tercera sería el comunismo de tercera generación, que no tendría nada que ver con las anteriores, poniendo los bienes y servicios del planeta bajo una administración colectiva y central. Podría ser posible, pero supone una nueva conciencia, además de no dar centralidad a la vida en todas sus formas. Seguiría siendo antropocéntrico. Está en parte representado por los filósofos Zizek y Badiou. Debido a los perjuicios existentes y al recuerdo de lo que fue el comunismo de Estado del imperio soviético, controlador y represor, tiene pocos seguidores.

La cuarta sería el eco-socialismo, con mayores posibilidades. Supone un contrato social global con un centro plural de gobierno para resolver los problemas globales de la humanidad. Los bienes y servicios naturales limitados y muchos no renovables se distribuirían equitativamente entre todos, con un consumo decente y sobrio que incluiría también a toda la comunidad de la vida, que también necesita medios de vida y de reproducción.

Esta alternativa estaría dentro de las posibilidades humanas, a condición de desarrollar una sólida conciencia ecológica, volverse un dato de toda la sociedad con responsabilidad por la Tierra y la naturaleza. A mi juicio es todavía sociocéntrico. Le falta incorporar la nueva cosmología y los datos de las ciencias de la vida, de la complejidad, viendo a la Tierra como un momento del gran proceso cosmogénico, biogénico y antropogénico: Tierra como Gaia, un superorganismo que se autorregula y garantiza la vida de todos los vivientes.

La quinta alternativa sería el buen vivir y convivir, ensayada durante siglos por los pueblos andinos. Es profundamente ecológica, porque considera a todos los seres como portadores de derechos. El eje articulador es la armonía que comienza con la familia, con la comunidad, con la naturaleza, con todo el universo, con los antepasados y con la Divinidad. Esta alternativa tiene un alto grado de utopía pero quizás la humanidad, cuando se descubra a sí misma como una especie viviendo en una única Casa Común, sea capaz de lograr el buen vivir y convivir.

Conclusión de esta parte: Está claro que la vida, la salud y los medios de vida están en el centro de todo, no el beneficio y el desarrollo (in)sostenible. Se exigirá más Estado con más seguridad sanitaria para todos, un Estado que satisfaga las demandas colectivas y promueva un desarrollo que obedezca a los límites y al alcance de la naturaleza.

Como el problema del coronavirus es global se hace necesario un contrato social global, con un cuerpo plural de dirección y coordinación, para implementar una solución global. O salvamos a la naturaleza y a la Tierra o engrosaremos la procesión de los que se dirigen al abismo.

¿Cómo buscar una transición ecológica, exigida por la acción mortífera de la COVID-19? ¿Por dónde empezar?

No podemos subestimar el poder del “genio” del capitalismo neoliberal: él es capaz de incorporar los datos nuevos, transformarlos en su beneficio privado y usar para ello todos los medios modernos de robotización, la inteligencia artificial con sus miles de millones de algoritmos y eventualmente las guerras híbridas. Puede convivir sin piedad, indiferente, con los millones y millones de hambrientos y arrojados a la miseria.

Por otra parte, los que buscan una transición paradigmática, dentro de la cual me sitúo yo, deben proponer otra forma de habitar la Casa Común, con una convivencia respetuosa de la naturaleza y cuidado con todos los ecosistemas, deben generar en la base social otro nivel de conciencia y nuevos sujetos portadores de esta alternativa. Para esa inmensa tarea tenemos que descolonizarnos de las visiones del mundo y de falsos valores como el consumismo inculcados por la cultura del capital. Tenemos que ser antisistema y alternativos.

Presupuestos para una transición bien sucedida

El primero es la vulnerabilidad de la condición humana, expuesta a ser atacada por enfermedades, bacterias y virus. Dos factores están en el origen de la invasión de microorganismos letales: la excesiva urbanización humana que ha avanzado sobre los espacios de la naturaleza destruyendo los hábitats naturales de los virus y las bacterias, que saltan a otro ser vivo o al cuerpo humano. El 83% de la humanidad vive en ciudades.

El segundo factor es la deforestación sistemática debida a la voracidad del capital, que busca la riqueza con el monocultivo de soja, de caña de azúcar, de girasol o con la producción de proteínas animales (ganado), devastando bosques y selvas, y desequilibrando el régimen de humedad y de lluvias en extensas regiones como la Amazonía.

Segundo presupuesto: la inter-retro-relación de todos con todos. Somos, por naturaleza, un nudo de relaciones orientado hacia todas las direcciones. La bioantropología y la psicología evolutiva han dejado claro que la esencia específica del ser humano es cooperar y relacionarse con todos. No hay ningún gen egoísta, formulado por Dawkins a finales de los 60 del siglo pasado sin ninguna base empírica. Todos los genes están interrelacionados entre sí y dentro de las células. Nadie está fuera de la relación. En este sentido, el individualismo, valor supremo de la cultura del capital, es antinatural y no tiene ninguna sustentación biológica.

Tercero presupuesto es el cuidado esencial: Pertenece a la esencia de lo humano el cuidado sin el cual no subsistiríamos. El cuidado es además una constante cosmológica: las cuatro fuerzas que sostienen el universo (la gravitatoria, la electromagnética, la nuclear débil y la nuclear fuerte) actúan sinérgicamente con extremo cuidado sin el cual no estaríamos aquí reflexionando sobre estas cosas.

El cuidado supone una relación amiga de la vida, protectora de todos los seres porque los ve como un valor en sí mismos, independiente del uso humano. Fue la falta de cuidado de la naturaleza, devastándola, lo que hizo que los virus perdieran su hábitat, conservado durante miles de años y pasaran a otro animal o al ser humano. El ecofeminismo ha aportado una contribución significativa a la preservación de la vida y de la naturaleza con la ética del cuidado desarrollada por ellas, porque el cuidado es del ser humano, pero adquiere una especial densidad en las mujeres.

Cuarto presupuesto: la solidaridad como opción consciente. La solidaridad está en el corazón de nuestra humanidad. Los bioantropólogos nos han revelado que este dato es esencial al ser humano. Cuando nuestros antepasados buscaban sus alimentos, no los comían aisladamente. Los llevaban al grupo y servían a todos empezando por los más jóvenes, después a los mayores y luego a todos los demás. De esto surgió la comensalidad y el sentido de cooperación y solidaridad. Fue la solidaridad la que nos permitió dar el salto de la animalidad a la humanidad. Lo que fue válido ayer también vale para hoy.

Esta solidaridad no existe sólo entre los humanos. Es otra constante cosmológica: todos los seres conviven, están involucrados en redes de relaciones de reciprocidad y solidaridad de forma que todos puedan ayudarse mutuamente a vivir y co-evolucionar. Incluso el más débil, con la colaboración de otros subsiste, tiene su lugar en el conjunto de los seres y coevoluciona.

“El ecofeminismo ha aportado una contribución significativa a la preservación de la vida y de la naturaleza con la ética del cuidado desarrollada por ellas”

El sistema del capital no conoce la solidaridad, solo la competición que produce tensiones, rivalidades y verdaderas destrucciones de otros competidores en función de una mayor acumulación. Hoy en día el mayor problema de la humanidad no es ni el económico, ni el político, ni el cultural, ni el religioso, sino la falta de solidaridad con otros seres humanos que están a nuestro lado. El capitalismo ve a cada uno como un consumidor eventual, no como una persona humana con sus preocupaciones, alegrías y sufrimientos.

Es la solidaridad la que nos está salvando ante el ataque del coronavirus, empezando por el personal sanitario que arriesga desinteresadamente su vida para salvar otras vidas. Vemos actitudes de solidaridad en toda la sociedad, pero especialmente en las periferias, donde la gente no puede aislarse socialmente y no tiene reservas de alimentos. Muchas familias que recibieron canastas de alimentos las repartían con otros más necesitados.

Pero no basta con que la solidaridad sea un gesto puntual. Debe ser una actitud básica, porque está en la esencia de nuestra naturaleza. Tenemos que hacer la opción consciente de ser solidarios a partir de los últimos e invisibles, de aquellos que no cuentan para el sistema imperante y son considerados como ceros económicos, prescindibles. Sólo así deja de ser selectiva y engloba a todos, porque todos somos coiguales y nos unen lazos objetivos de fraternidad.

Transición hacia una civilización biocentrada

Toda crisis hace pensar y proyectar nuevas ventanas de posibilidades. El coronavirus nos ha dado esta lección: la Tierra, la naturaleza, la vida en toda su diversidad, la interdependencia, la cooperación y la solidaridad deben ser centrales en la nueva civilización si queremos sobrevivir.

Parto de la interpretación siguiente: que nosotros fuimos los primeros que atacamos a la naturaleza y a la Madre Tierra durante siglos, pero ahora la reacción de la Tierra herida y la naturaleza devastada se está volviendo en contra nuestra. Tierra-Gaia y naturaleza están vivas y en tanto que vivas sienten y reaccionan a las agresiones. La multiplicación de señales que la Tierra nos ha enviado, empezando por el calentamiento global, la erosión de la biodiversidad del orden de 70-100 mil especies por año (estamos dentro de la sexta extinción masiva en la era del antropoceno y del necroceno) y otros eventos extremos, deben ser captados e interpretados.

O cambiamos nuestra relación con la Tierra y la naturaleza en el sentido de sinergia, cuidado y respeto, o la Tierra puede no querernos más sobre su superficie. Y esta vez no hay un arca de Noé que salve a algunos y deje perecer a los demás. O todos nos salvamos o todos pereceremos.

Casi todos los análisis de la COVID-19 se centraron en la técnica, la medicina, la vacuna para salvar vidas, el aislamiento social y el uso de mascarillas para protegernos y no contaminar a los demás. Todo eso hay que hacerlo y es indispensable.

Rara vez se habla de la naturaleza, aunque el virus vino de la naturaleza. Eso lo hemos olvidado. La transición de una sociedad capitalista de superproducción de bienes materiales a una sociedad que sustente toda la vida con valores humano-espirituales como el amor, la solidaridad, la compasión, la interdependencia, la justa medida, el respeto y el cuidado no se producirá de la noche a la mañana.

Será un proceso difícil que requiere, en palabras del Papa Francisco en su encíclica “Sobre el cuidado de la Casa Común”, una “conversión ecológica radical”, que nos llevará a incorporar relaciones de cuidado, protección y cooperación: un desarrollo hecho con la naturaleza y no contra la naturaleza.

El sistema imperante puede conocer una larga agonía, pero no tendrá futuro. En mi opinión, no seremos nosotros los que lo derrotaremos para siempre, sino la propia Tierra, negándole las condiciones para su reproducción al haber excedido los límites de los bienes y servicios de la Tierra superpoblada. Este colapso se verá reforzado por la acumulación de críticas y de prácticas humanas que siempre se han resistido a la explotación capitalista.

La incorporación del nuevo paradigma cosmológico, biológico y antropológico

Para una nueva sociedad posCOVID-19 hay que asumir los datos del nuevo paradigma, que ya tiene un siglo de existencia pero que hasta ahora no ha logrado conquistar la conciencia colectiva ni la inteligencia académica, ni mucho menos la cabeza de los “decision makers” políticos.

Este paradigma es cosmológico. Parte del hecho de que todo se originó a partir del big bang ocurrido hace 13.7 mil millones de años. De su explosión salieron las estrellas rojas gigantes y con su explosión, las galaxias, las estrellas, los planetas, la Tierra y nosotros mismos. Todos estamos hechos de polvo cósmico. La Tierra que tiene ya 4.3 mil millones de años y la vida unos 3.8 mil millones de años están vivas. La Tierra, y esto es un dato de ciencia ya aceptado por la comunidad científica, no sólo tiene vida en ella sino que está viva y produce todo tipo de vidas.

El ser humano que apareció hace unos 10 millones de años es la porción de la Tierra que en un momento de alta complejidad comenzó a sentir, a pensar, a amar y a cuidar. Por eso hombre viene de humus, de tierra buena.

Inicialmente mantenía una relación de coexistencia con la naturaleza, luego pasó a intervención en ella a través de la agricultura y en los últimos siglos ha llegado a la agresión sistemática mediante la tecnociencia. Esta agresión se ha llevado a cabo en todos los frentes hasta el punto de poner en peligro el equilibrio de la Tierra y ser incluso una amenaza de autodestrucción de la especie humana con armas nucleares, químicas y biológicas.

Esta relación de agresión está detrás de la actual crisis de salud. De seguir adelante, la agresión podría traernos crisis más fuertes hasta aquello que los biólogos temen: The Next Big One, aquel próximo gran virus inatacable y fatal que llevará a la desaparición de la especie humana de la faz de la Tierra.

Para evitar este posible armagedón ecológico, es urgente renovar con la Tierra viva el contrato natural violado: ella nos da todo lo que necesitamos y garantiza la sostenibilidad de los ecosistemas. Y nosotros, según el contrato, le devolvemos cuidado, respeto a sus ciclos y le damos tiempo para que regenere lo que le quitamos. Este contrato natural ha sido roto por ese estrato de la humanidad que explota los bienes y servicios, deforesta, contamina las aguas y los mares.

Es decisivo renovar el contrato natural y articularlo con el contrato social: una sociedad que se siente parte de la Tierra y de la naturaleza, que asume colectivamente la preservación de toda la vida, mantiene en pie sus bosques que garantizan el agua necesaria para todo tipo de vida, regenera lo que fue degradado y fortalece lo que ya está preservado.

La relevancia de la región: el biorregionalismo

Dado que la ONU ha reconocido a la Tierra como la Madre Tierra y los derechos de la naturaleza, la democracia tendrá que incorporar nuevos ciudadanos, como los bosques, las montañas, los ríos, los paisajes. La democracia sería socio-ecológica. Solamente Bolivia y Ecuador han inaugurado el constitucionalismo ecológico al reconocer los derechos de la Pacha Mama y de los demás seres de la naturaleza.

La vida será el faro orientador y la política y la economía estarán al servicio no de la acumulación sino de la vida. El consumo, para que sea universalizado, deberá ser sobrio, frugal, solidario. Y la sociedad estará suficiente y decentemente abastecida.

Para finalizar, una palabra sobre el biorregionalismo. La punta de lanza de la reflexión ecológica se está concentrando actualmente en torno a la región. Tomando la región, no como ha sido definida arbitrariamente por la administración, sino con la configuración que ha hecho la naturaleza, con sus ríos, montañas, bosques, llanuras, fauna y flora y especialmente con los habitantes que viven allí. En la biorregión se puede crear realmente un desarrollo sostenible que no sea meramente retórico sino real.

Las empresas serán preferentemente medianas y pequeñas, se dará preferencia a la agroecología, se evitará el transporte a regiones distantes, la cultura será un importante elemento de cohesión: las fiestas, las tradiciones, la memoria de personas notables, la presencia de iglesias o religiones, los diversos tipos de escuelas y otros medios modernos de difusión, de conocimiento y de encuentro con la gente.

Pensando en un futuro posible con la introducción del bioregionalismo, la Tierra sería como un mosaico hecho con distintas piezas de diferentes colores: son las diferentes regiones y ecosistemas, diversos y únicos, pero todos componiendo un único mosaico, la Tierra. La transición se hará mediante procesos que van creciendo y articulándose a nivel nacional, regional y mundial, haciendo crecer la conciencia de nuestra responsabilidad colectiva de salvar la Casa Común y todo lo que le pertenece.

La acumulación de nueva conciencia nos permitirá saltar a otro nivel donde seremos amigos de la vida, abrazaremos a cada ser porque todos, desde las bacterias originales, pasando por los grandes bosques, los dinosaurios, los caballos, los colibríes y nosotros, tenemos el mismo código genético, los mismos 20 aminoácidos y las 4 bases nitrogenadas o fosfatadas. Es decir, todos somos parientes unos de otros con una fraternidad terrenal real como afirman la Carta de la Tierra y la encíclica Laudato Si sobre el cuidado de la Casa Común del Papa Francisco. Será la civilización de la “felicidad posible” y de la “alegre celebración de la vida”.

Traducción de Mª José Gavito Milano

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Desarrollo y Justicia

Sábado, 4 de agosto de 2018
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La Iglesia no es un organismo político. Ahora bien, el rechazo de una función específicamente política no puede hacer olvidar el ansia de justicia y de fraternidad y el estímulo encaminado a actuar de manera concreta: no podemos invocar a Dios como Padre si no intentamos construir de modo eficaz la fraternidad en medio de los hombres.

El discurso religioso se hace inevitablemente social. Y fue precisamente esta experiencia eclesial la que puso en marcha en mí la reflexión crítica sobre la situación social. que reina en el mundo y, de modo particular, en nuestro sistema democrático occidental, por lo menos tal como se ha venido realizando hasta ahora. Las enormes ciudades del Tercer Mundo, donde, en torno a una zona central de riqueza y dinamismo, crecen cinturones de miseria y de subdesarrollo, la situación de colonialismo económico (no menos grave quizás que el colonialismo político de otros tiempos) en el que son mantenidos los países en vías de desarrollo, hacen dudar de la sinceridad del interés y de la contribución que los pueblos más desarrollados desde el punto de vista industrial ofrecen a los otros pueblos. Y por encima de todo esto, las naciones de las grandes democracias que se sostienen sobre la explotación de otros pueblos son cristianas. Aparece así la paradoja de un cristianismo que parece alimentar la discriminación y la explotación de los pueblos, mientras que el anticristianismo se convierte en la bandera de las legítimas aspiraciones a la igualdad y a la participación. La realidad del mundo pobre, subdesarrollado, explotado, es una crítica viviente a la parcialidad y al egoísmo de nuestros proyectos de desarrollo y se convierte en una contestación dramática de nuestro cristianismo abstracto e individualista.

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Luigi Bettazzi,
Ser un hombre. Confesiones de un obispo.
Turín 1977

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La FALGBT y el Ministerio de Justicia argentino firman convenio de cooperación recíproca

Miércoles, 11 de noviembre de 2015
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DSC_0279-FIRMA-300x186La Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT) informa que ha suscripto un convenio de cooperación recíproca con el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Participaron de la firma del mismo el ministro de la cartera nacional, Dr. Julio Alak; el presidente de la FALGBT, Esteban Paulón; la secretaria general de la Mesa Nacional por la Igualdad y Legisladora porteña, María Rachid; la vicepresidenta de la FALGBT, Claudia Castrosín Verdú y la Defensora LGBT de Buenos Aires, Flavia Massenzio.

El convenio tiene por objeto:

a. Intercambio de experiencias y desarrollo de actividades de cooperación, capacitación y asistencia en materia de derechos de las personas LGBT y otras áreas de interés común.

b. Desarrollo conjunto de acciones que permitan mejoras en el acceso a la Justicia de las personas LGBT en todo el territorio de la República Argentina.

c. Colaboración en la capacitación recíproca de recursos humanos.

d. Cooperación en el diseño, promoción e implementación de políticas públicas que garanticen y en su caso permitan mejorar el acceso de la población LGBT a una ciudadanía plena.

e. Promover e impulsar las propuestas de políticas públicas que se desprenden del Plan de Ciudadanía LGBT elaborado por la FALGBT junto al Sistema de Naciones Unidas.

f. Desarrollar investigaciones e informes sobre la situación de la población LGBT.

Al respecto, Esteban Paulón expresó lo siguiente: “Es una gran alegría avanzar por medio de este convenio en un trabajo conjunto con el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, para seguir sumando acciones que peritan achicar la brecha existente entre la igualdad legal y la igualdad real”.

Para finalizar, Paulón destacó: “Queremos agradecer al ministro Julio Alak la predisposición permanente de trabajo en materia de igualdad, y estamos convencidas y convencidos que con esta tarea conjunta, podremos fortalecer las acciones de la Defensoría LGBT, así como impulsar la implementación del Plan de Ciudadanía LGBT que hemos elaborado junto ONUSIDA y PNUD en nuestro país”.

Fuente FALGTB

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“Hombres y mujeres: nuevas relaciones creativas”, por Leonardo Boff, teólogo y escritor

Domingo, 1 de febrero de 2015
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Adan y Eva reveladosCuando algunos deciden que las mujeres no parecen ser aptas para gobernar… viene bien leer artículos como este publicado en la página web de Redes Cristianas:

La creatividad es la dinámica del propio universo. Su estado natural no es la estabilidad sino el cambio creativo. Todo es fruto de la creación natural o humana. La Tierra es fruto de una Energía creadora, misteriosa y cargada de propósito. Un día, un pez primitivo “decidió”, en un acto creador, dejar el agua y explorar la tierra firme. De ese acto creativo, vinieron los anfibios, luego los reptiles, después los dinosaurios, y finalmente los mamíferos y nosotros.

Si no fuéramos creativos, nunca habríamos llegado hasta aquí. Detengámonos, por un momento, en la relación hombre-mujer, punto central en las discusiones actuales de la Iglesia. Sabemos que hace diez mil años, la historia fue marcada por el patriarcado. Este ha supuesto un viacrucis de sufrimiento para todas las mujeres. Pero lo que ha sido construido históricamente puede ser también históricamente deconstruido. Esta es la esperanza que subyace en las luchas de las mujeres oprimidas y de sus aliados entre los hombres, la esperanza de un nuevo estadio de civilización ya nunca estigmatizado por la dominación de género.

Los hombres y las mujeres son definidos cada vez más no a partir de su sexo biológico o factor cultural, sino a partir del hecho de ser personas. Entendemos aquí por persona todo aquel o aquella que se siente dueño de sí y que ejercita la libertad para plasmar su propia vida. La capacidad de autoproducción en libertad (autopoiesis) es la suprema dignidad del ser humano que no debe ser negada a nadie.

Tras el reconocimiento de la persona como persona, son decisivos los valores de la cooperación y de la democracia como valor universal, en el sentido de participación en la vida social, de la cual las mujeres históricamente fueron privadas.

Su ausencia ayudó a instaurar la dominación y la subordinación histórica de las mujeres. Hoy, mediante la cooperación de ambos, dentro de una ética de la solidaridad y de cuidado mutuos, es cuando se construirán relaciones inclusivas e igualitarias.

La cooperación supone confianza y respeto mutuo en una atmosfera donde la coexistencia se funda en el amor, en la proximidad, en el diálogo abierto, como ha insistido y mostrado el Papa Francisco.

Bien resaltaba el gran biólogo chileno Humberto Maturana: la permanencia del patriarcalismo representa el intento de regresión a un estadio pre-humano que nos remite al nivel de los chimpancés, societarios pero dominadores.

Por eso la lucha por la superación del patriarcalismo es una lucha por el rescate de nuestra verdadera humanidad. Las mujeres por ser mujeres reciben menos salario haciendo el mismo trabajo. Y ellas componen más de la mitad de la humanidad.

La democracia participativa y sin fin, fundamentalmente, quiere decir participación, sentido del derecho y del deber y sentido de corresponsabilidad. Antes que una forma de organización del Estado, la democracia es un valor a ser vivido siempre y en todo lugar donde los seres humanos se encuentran. Esta democracia no se restringe solo a los humanos, sino que se abre a los demás seres vivos de la comunidad biótica, pues reconoce en ellos derechos y dignidad. La democracia integral posee, pues, una característica socio-cósmica.

La superación de la ancestral guerra de los sexos y de las políticas opresivas y represivas contra la mujer se da en la misma proporción en que se introduce y se practica la democracia real y cotidiana. En nombre de esta bandera, la gran escritora y feminista Virginia Woolf (1882-1941) podía proclamar: “Como mujer no tengo patria, como mujer no quiero patria, como mujer mi patria es el mundo”.

La lucha contra el patriarcado supone un re-generación del hombre. En esa tarea el hombre seguramente no conseguiría dar el salto por sí mismo. De ahí la importancia de la mujer a su lado. Ella podrá evocar en los hombres lo femenino escondido bajo cenizas seculares y podrá ser co-partera de una nueva relación humanizadora.

Lo primero que hay que hacer es privilegiar los lazos de interacción mutua y la cooperación igualitaria entre hombre y mujer. Aquí se impone un proceso pedagógico en la línea de Paulo Freire: nadie libera a nadie, pero juntos, hombres y mujeres, se liberarán en un proceso compartido de libertad creadora.

En este nuevo contexto se deben recuperar aquellos valores considerados antiguos y propios de la socialización femenina, pero que ahora deben ser gritados a los oídos de los hombres y junto con las mujeres procurar vivirlos. Se trata de un ideal humanitario para ambos. Me permito rescatar algunos:

– Las personas son más importantes que las cosas. Cada persona debe ser tratada humanamente y con respeto.

– La violencia nunca es un camino aceptable para la solución de los problemas.

– Es mejor ayudar que explotar a las personas, dedicando especial atención a los pobres, a los excluidos y a los niños.

– La cooperación, la asociación y el compartir son preferibles a la competencia, la autoafirmación y el conflicto.

– En las decisiones que afectan a todos cada persona tiene derecho a decir su palabra y ayudar en la decisión colectiva.

– Estar profundamente convencido de que lo cierto está del lado de la justicia, de la solidaridad y del amor, y de que la dominación, la explotación y la opresión están del lado equivocado.

Tales valores, tenidos en otro tiempo por femeninos, fueron manipulados por la mentalidad patriarcal para mantener a las mujeres subordinadas y dóciles. Hoy, al cambiar el cuadro del mundo y de la sociedad, tales valores son los que nos pueden salvar. Es la razón por la que los hombres y mujeres deben ser creativos en sus relaciones, pues así se humanizan.

Leonardo Boff escribió con Rose-Marie Muraro Femenino-masculino: una nueva conciencia para el encuentro de las diferencias, Record 2002.

Traducción de Mª José Gavito Milano

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Fundación Triángulo denuncia que el Gobierno no ha apoyado ningún proyecto de cooperación sobre derechos LGTB

Viernes, 12 de diciembre de 2014
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ILGA_mapa_2013_A4-1_optEl presidente de la Fundación Triangulo, José María Nuñez, ha criticado que la declaración de 2014 como ‘Año de los Derechos Humanos LGBT’ por parte del Congreso de los Diputados, dado que “existe una completa ausencia de acciones concretas o políticas de cooperación internacional coherentes con esta intención”.

La Fundación Triangulo ha denunciado que el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación no haya apoyado “ni un solo programa de cooperación al desarrollo” en defensa de los derechos del colectivo LGTB, durante la presentación este martes de las actividades conmemorativas del día internacional de los Derechos Humanos.

Nuñez ha señalado que la educación en materia de derechos del colectivo LGTB es la “asignatura pendiente” de España, criticando también, los “recortes del 75% en la lucha contra el VIH” en esta legislatura. A su juicio, “en América Latina se están dando pasos más grandes que en países más avanzados”.

Situación de las personas LGTB en el mundo

Durante el acto, Nuñez ha calificado de “inaceptable” que la pena de muerte para lesbianas y gais sigue vigente en siete países: Sudan, Mauritania, Somalia, Arabia Saudí, Yemen, Irán, y algunas zonas de Nigeria. Ser homosexual o transexual aún es ilegal en 78 países o territorios, de los cuales más de 34 son de mayoría musulmana, y otras de mayorías cristianas o induistas entre otras. En este sentido, ha exigido al Ministerio de Exteriores y a la UE un “mayor posicionamiento internacional en este sentido”.

Triángulo ha recordado que la situación LGBT africana sigue siendo “muy crítica”. Durante la presentación, Bard, miembro de la Asociación Tunecina por la Justicia y la Igualdad de Túnez, ha explicado la “situación de vulnerabilidad” que se vive en su país, donde una ley penaliza a las personas por ser homosexuales y en donde se ha reavivado, desde 2008, la persecución contra este colectivo, con tres muertes en los últimos años. Además, ha criticado que la recién aprobada constirución “no reconoce la no discriminación por identidad de género”

Aún así, la Fundación destaca algunos datos “esperanzadores”, como la Declaración de la Comisión Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos pidiendo la decriminalización de la homosexualidad, o la legalización de una organización LGBT en Botswana, una trans en Kenia o la creación de varias organizaciones LGBT en Cabo Verde.

Avance en América Latina

Por otra parte, la asociación ha destacado positivamente la situación en América Latina donde existe una “mayor aceptación social y avances legislativos”. Concretamente, ha señalado que en países como Argentina, Uruguay, Chile e incluso Colombia, donde “van dando pasos hacia delante”, aunque otros países como Honduras siguen siendo “enormemente violentos y los crímenes de odio son continuos”.

En este sentido, el director de Políticas Sociales del gobierno de José Mújica en Uruguay, Andrés Scagliola, ha afirmado durante el acto que la lucha de los derechos LGTB es “nadar a contracorriente”. A pesar de los avances, ha recordado qeu se trata de “una lucha global. “No basta con celebrar los avances de nuestro país“, señaló Scagliola.

Por su parte, Ramón Gómez, miembro de Movilh de Chile, entidad que promovió la Ley Zamudio contra el acoso escolar por homofobia, ha defendido cambiar la conciencia social con pequeñas acciones como la publicación del cuento infantil Nicolás tiene dos papás, que ha generado gran repercusión en su país.

Fuente Cáscara Amarga

Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , , , ,

Recordatorio

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