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El Papa Francisco nombra a un cardenal LGBTQ-positivo como director de la Conferencia Episcopal Italiana

Viernes, 3 de junio de 2022
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Matteo-Zuppi_2453464639_16064184_660x371El Papa Francisco ha elegido a un prelado LGBTQ positivo como nuevo jefe de la conferencia episcopal italiana, lo que tiene el significado adicional de que fue uno de los tres nombres propuestos para el cargo por los propios obispos.

El cardenal Matteo Zuppi de Bolonia fue nombrado presidente de la Conferencia Episcopal Italiana por el Papa Francisco la semana pasada luego de la reunión de obispos, informó Vatican News. Únicamente en Italia, el presidente de la conferencia episcopal es designado directamente por el Papa a partir de tres nombres propuestos por los obispos del país, una reforma de la era de Francisco.

Zuppi ha tomado medidas pro-LGBTQ en los últimos años. En 2020, escribió el prólogo de un libro sobre la homosexualidad en vista del papado del Papa Francisco, que incluía entrevistas con teólogos y católicos LGBTQ. En el prólogo, Zuppi escribió: “Cuando las comunidades realmente comiencen a mirar a las personas como Dios las mira, entonces las personas homosexuales, y todos los demás, comenzarán a sentirse, naturalmente, parte de la comunidad eclesial”.

Zuppi también escribió el prefacio a la edición italiana de Fr. James Martin, S.J., libro Building a Bridge (Tender un puente” en español), en 2018. Afirmó el uso del término “LGBT” por parte del sacerdote como “un paso necesario para comenzar una conversación respetuosa” y dijo que el libro era “útil para fomentar el diálogo, así como como conocimiento y comprensión recíprocos”. Respaldó el gradualismo, o la idea de que las personas viajen hacia la perfección cristiana en lugar de esperar que la practiquen instantáneamente, una idea que había sido bastante controvertida durante el Sínodo sobre la Familia.

Más allá de los temas LGBTQ, Zuppi, a quien se ha llamado el “Bergoglio italiano” en referencia al Papa Francisco, está bastante involucrado en el trabajo por la paz y la justicia. Es partidario desde hace mucho tiempo de la Comunidad de Sant’Egidio, que trabaja por la paz, el diálogo ecuménico e interreligioso y la prestación de servicios sociales, incluido el trabajo específico sobre el VIH/SIDA. Cuando Zuppi fue nombrado cardenal en 2019, se le asignó la Iglesia de Sant’Egidio en Roma como su iglesia titular. Actualmente se desempeña como miembro del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, a menudo llamado la oficina de justicia y paz del Vaticano.

Al aceptar la nominación ahora, Zuppi dijo: “Caminemos juntos para escuchar el sufrimiento de todos”.

Al igual que muchos nombramientos de la iglesia, existe una política compleja sobre por qué los obispos italianos le dieron a Zuppi la mayor cantidad de votos al enumerar a sus nominados para el Papa Francisco, y por qué Francisco lo eligió. Independientemente de si los problemas LGBTQ jugaron un papel en el nombramiento o no, lo que queda claro de esta elección es que ser un defensor abierto de una mayor atención pastoral LGBTQ ya no es una barrera a los ojos del Papa o de muchos obispos para el liderazgo de la iglesia. Y, en particular, Zuppi es considerado un papabile (un posible próximo Papa) por algunos, por lo que este nombramiento podría tener una mayor importancia en el próximo cónclave.

—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 31 de mayo de 2022

Fuente New Ways Ministry

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Los obispos italianos, contra la política de “Cerrar fronteras y levantar barreras” a la migración

Lunes, 23 de julio de 2018
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los-obispos-italianos-contra-la-politica-del-gobierno-de-cerrar-las-fronteras-y-levantar-barreras_560x280“Nos sentimos responsables de este ejército de pobres, víctimas de la guerra y el hambre, el desierto y la tortura”

“Salvar nuestra propia humanidad de la vulgaridad y la barbarie pasa por el compromiso de preservar cada vida”

(J. B./Fides).- Nos sentimos responsables de este ejército de pobres, víctimas de la guerra y el hambre, el desierto y la tortura”. La Conferencia Episcopal italiana se vuelca con los inmigrantes, y contra la postura del Gobierno transalpino de “cerrar las fronteras y levantar barreras”.

En un comunicado que lleva por título ‘Migrantes, del miedo a la acogida’, el episcopado italiano hace suya “la mirada perdida y los ojos en blanco de quien se ve abocado in extremis al abismo que ha engullido a otras vidas humanas”, que suponen “la última imagen de una tragedia a la que no podemos acostumbrarnos.

Es la historia del sufrimiento de hombres, mujeres y niños que, a la vez que nos impide cerrar las fronteras y levantar barreras, nos pide que nos atrevamos a ejercer la solidaridad, la justicia y la paz”, sostienen los obispos, que reconocen no pretender “ofrecer soluciones baratas“.

“Sin embargo -añade la nota-, no tenemos la intención de mirar hacia otro lado, ni de hacer que nuestras palabras sean desdeñosas y agresivas. No podemos permitir que las preocupaciones y los temores afecten a nuestras elecciones, determinen nuestras respuestas y alimenten un clima de desconfianza, desprecio, enfado y rechazo“.

Por contra, la Iglesia se compromete a involucrarnos en una bienvenida generalizada capaz de auténtica fraternidad”. Así, añaden los obispos, “miramos con gratitud a aquellos que, junto a nosotros, con su disponibilidad son signos de compasión, visión de futuro y valor, son constructores de una cultura inclusiva, capaces de proteger, promover e integrar”.

“Advertimos inequívocamente que la forma de salvar nuestra propia humanidad de la vulgaridad y la barbarie pasa por el compromiso de preservar la vida. Cada vida, sobre todo, la de los más vulnerables, humillados y pisoteados”, concluye la nota.

Fuente Religión Digital

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Iglesia Católica y personas cristianas lgbt. “Cuál va a ser nuestro rol?”

Miércoles, 2 de noviembre de 2016
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soy homosexual tengo hijos soy catolico1Enviado por los hermanos y hermanas del Progetto Gionata:

Artículo de Luciano Moia publicado en Avvenire (diario de los obispos católicos italianos) del 7 de mayo de 2016, pág.17, traducido del italiano por Carola de Cammini di Speranza (Italia)
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Se llaman cristianos lgbt. Rezan, reflexionan sobre su condición y envían documentos con propuestas pastorales a los obispos. También se reúnen en un Foro que, una vez al año, llama a reunirse a quien, encontrándose en esta compleja “frontera existencial”, no quiere por ello renunciar a buscar su propio puesto en la comunidad eclesial.

Si pensamos en desfiles de gusto discutible, con ostentaciones descaradas y reivindicaciones expresadas de manera torpe, al estilo del Orgullo, estamos totalmente fuera de pista. El Foro de las personas cristianas lgbt, que se reunió hace unos días en Albano Laziale (Roma, Italia), discutió de ley natural y de formación de las conciencias, de acompañamiento espiritual y de proyectos pastorales.

Entre las decenas de participantes, además de sacerdotes y religiosas, también no pocos padres con hijas e hijos homosexuales. Los participantes del Foro de Albano tuvieron la oportunidad de encontrarse con el obispo diocesano, Marcello Semeraro, que es también secretario del C9 (El Consejo de los cardenales). Hablando a la madre de un hijo homosexual que preguntaba hasta qué punto una persona lgbt se pueda considerar “dentro” de la Iglesia, Semeraro recordó que no es evangélico, con referencia a la pertenencia a la comunidad eclesial, emplear términos como “dentro” o “fuera”.

Se trata más bien de acompañar e integrar a todas las personas, a partir de la condición de cada una. Semeraro hizo referencia a la Amoris laetitia, donde el Papa subraya que «cada persona, independientemente de su orientación sexual propia, tiene que ser respetada en su dignidad y acogida con respeto». Mientras que con respecto a las familias «se trata de asegurar un acompañamiento respetuoso, para qué los que manifiestan la tendencia homosexual puedan recibir las ayudas necesarias para comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida» ( Amoris Letizia, 250).

Pero cómo traducir en concreto estas indicaciones en práctica pastoral? Como enseñar el rostro de una Iglesia llamada a acoger, acompañar, integrar a todas y todos los que llaman a su puerta? De ello habló el padre Pino Piva, coordinador nacional del apostolado de los ejercicios espirituales ignacianos: «La pastoral para personas homosexuales cristianas, que desean ser parte de la vida de la Iglesia a partir de su identidad, tiene sobre todo el deber de ayudar a estas personas a mantener la esperanza en Dios, en la Iglesia, en la comunidad».

Según el jesuita, también para las personas homosexuales, «la pastoral de la Iglesia está llamada a dar origen a procesos de cambio, conversión, promoción, liberación. Esto significa optar para la formación de la conciencia que sepa ver la voluntad de Dios en el día a día, aquí y ahora, en vez que una genérica afirmación de principios abstractos que despersonaliza ». Padre Piva, que sigue habitualmente a grupos de oración con la presencia de personas cristianas lgbt, se dijo convencido que la pastoral para las personas homosexuales «ya no deba ser considerada “extraordinaria” o “de frontera”, ello para evitar sufrimientos inútiles, provocados por ignorancia del Evangelio y por una falsa concepción de verdad sin misericordia».

Más complejas, no solo desde el punto de vista teórico, las consideraciones ofrecidas al Foro por el filósofo Damiano Migliorini, autor entre otras cosas con Beatrice Brogliato, de un monumental ensayo, casi 500 páginas, sobre el amor homosexual. Según este experto la cuestión homosexual y la nueva cuestión del género «son en su conjunto un verdadero test para la teología católica » porqué implican la necesidad de «ir a las raíces más profundas de sus fundamentos, en moral como en eclesiología, en sacramentaria como en teología dogmatica».

Si bien es cierto que Amoris laetitia abre nuevas perspectivas, todas aún por enfocar, se trata – explicó Migliorini – de hacerse una serie de preguntas y de reflexionar sobre las posibles consecuencias. Algunos ejemplos: «Realmente la doctrina de la ley moral natural aplicada a las cuestiones de moral sexual no permite una integración de las instancias procedentes de las minorías sexuales? Dentro de lo razonable de la doctrina moral cuál sitio se puede encontrar para el amor homosexual?». Hasta llegar a la cuestión tal vez más dramática: «Hasta qué punto podemos atrevernos a llegar en el evaluar la presencia de homosexuales, transexuales, bisexuales en el plan de Dios?».

Preguntas que desde el Foro de cristianos lgbt vuelven ahora a las asociaciones, a los grupos de oración ya empeñados en caminos de escucha. Una red más amplia de lo que se podría imaginar. A demostración que esta realidad existe, llama a las puertas de nuestras comunidades y pide espacio, escucha, acogida no discriminante.

Tanto que también la Oficina nacional Cei (Conferencia episcopal italiana) para la pastoral de la familia ha lanzado un sondeo para recoger las propuestas de acompañamiento dirigidas a las personas homosexuales presentes en las comunidades y para evaluar futuras iniciativas. «La condición homosexual –concluyó el padre Piva – no es un problema para la fe, más bien una oportunidad de progresiva comprensión de lo esencial».
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Testo original: Chiesa e cristiani lgbt. “Che ruolo per noi?”

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Los obispos italianos impiden la proyección de “Weekend” en la mayor parte de Italia

Martes, 15 de marzo de 2016
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weekend-cartelLa jerarquía católica vuelve a hacer notar su influencia en Italia. En esta ocasión, obstaculizando la proyección de la película Weekend. Estrenada en Alemania o Reino Unido en 2011, el aclamado largometraje de Andrew Haigh se estrenó en Italia el pasado 10 de marzo, con más de cinco años de retraso. Sin embargo, apenas podrá verse en las salas.

El motivo de esta limitación está en que la Iglesia católica posee más de 1.100 salas de cine en Italia (algunas de ellas integradas en el “circuito de calidad”, de gestión laica pero que deben seguir los criterios eclesiásticos), y ha prohibido que en ellas se proyecte la película. Según el comité de evaluación de películas de la Conferencia Episcopal Italiana, Weekend ha sido clasificada como “no recomendada, no aprovechable y escabrosa”, debido a que toca los temas del consumo de drogas y la homosexualidad.

Como consecuencia, Weekend apenas se proyecta en diez cines de todo el país, y ciudades del peso de Florencia, Bérgamo o Padua no tienen ninguna sala en que pueda verse la película. En palabras de Francesco Zaffarano, en La Stampa: “No es censura, pero se le acerca mucho. La Comisión de la Conferencia Episcopal Italiana evalúa todas las películas que salen en Italia para las 1.126 Salas de la Comunidad, esto es, eclesiásticas”.

Cesare Petrillo, responsable de la distribuidora de Weekend en Italia, Theodora Films, ha afirmado que “Weekend no tiene nada de escandaloso, es una historia de amor“, y ha invitado a que se vea la película antes de juzgarla, esperando que un buen resultado haga que en la segunda semana de proyección se difunda en más salas: “Invitamos a los espectadores a ver la película en el primer fin de semana: como esperamos todos, una media alta podrá permitir una distribución más amplia en la segunda semana de programación”.

Por lo demás, no resulta, de entrada, muy convincente el argumento de que exhibe el consumo de drogas; merecería la pena comprobar si otras películas con similar exhibición de consumo (o mayor) son igualmente vetadas en prácticamente todos los cines de Italia.

En definitiva, no solo un episodio triste con una película tan aclamada como Weekend. Es también un signo del fuerte peso de la Conferencia Episcopal Italiana; y sobre todo, no parece encajar demasiado, como mínimo, con los cambios siquiera formales del pontificado de Francisco.

No podemos sino terminar esta entrada homenajeando la que sin duda es una de las películas de temática gay mas importantes de la última década. “Una verdadera joya, simplemente perfecta, romántica, exquisita, y muy comprometida: una mezcla entre 9 songs y Notting Hill (si eso es posible). Una historia tan reconocible que duele: vivimos en un mundo heterosexista y resulta complicado y frustrante explicar que nos hemos enamorado de un tío al que solo hemos visto unas horas. Que nuestro mundo puede cambiar en un momento y que sin embargo hay trenes que solo pasan una vez…” escribía en 2011 en Desayuno en Urano el putojacktwist. Os dejamos con su tráiler:

https://www.youtube.com/watch?v=2EFttEiWlVA

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El Vaticano dice que el matrimonio gay es “una derrota de la humanidad”

Jueves, 28 de mayo de 2015
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soy-homosexual-tengo-hijos-soy-catolico1Por si a alguien le quedaba claro de qué ralea están conformados estos monseñores vaticanos… Si Jesús estuviera en la tierra saldrían a latigazos del Templo… Hipócritas

El secretario de Estado, Pietro Parolin, sostiene que la Iglesia tiene que reaccionar ante el resultado del referéndum irlandés

El sí de la católica Irlanda al matrimonio homosexual ha sentado como un tiro en el Vaticano. Su más alto funcionario, el secretario de Estado Pietro Parolin, un diplomático con muchos años de experiencia y fama de moderado, se ha referido así al resultado del referéndum: “No solo se puede hablar de una derrota de los principios cristianos, sino de una derrota de la humanidad”.

El cardenal italiano Parolin añadió que se siente “muy triste por el resultado” —un 62% de los votantes apoyaron el matrimonio gay y un 37% apostaron por el no— y animó a la Iglesia a reaccionar. “El arzobispo de Dublín”, añadió el secretario de Estado durante un acto de la fundación Centesimus Annus, “ha dicho que la Iglesia debe tener en cuenta esta realidad, pero a mí me parece que la debe tener en el sentido de reforzar su esfuerzo por evangelizar. La familia -dijo Parolin en respuesta a una pregunta sobre cómo marcha el trabajo del Sínodo de los Obispos sobre la familia- tiene que seguir estando en el centro, y debemos defenderla, tutelarla y promoverla. El futuro de la humanidad y de la Iglesia depende de la familia, incluso ante ciertos acontecimientos que han sucedido en estos días, el eje sigue siendo la familia”, subrayó. Golpearla sería como quitar los cimientos del edificio del futuro”.

El domingo pasado Irlanda, un país de fuerte tradición católica, se transformó en la primera nación en aprobar el matrimonio entre homosexuales a través de un referendo. En la votación, la opción del sí obtuvo 62,1% de los votos, con picos de 70% en ciudades como Dublín, mientras que el no logró 37,9%. El histórico resultado divulgado desató una fiesta en la capital irlandesa, con miles de personas vestidas con los colores del arco iris, que colmaron la explanada del castillo de Dublín. Los irlandeses decidieron introducir una enmienda que cambia su Constitución, haciendo posible las bodas entre personas de un mismo sexo. El Ejecutivo tendrá que desarrollar ahora la legislación para hacerla efectiva, y se espera que la reforma se pueda promulgar dentro de unas seis semanas.

Por otro lado, sobre la historia del embajador de Francia Laurent Stefanini, nombrado por el gobierno de Francois Hollande, pero que no obtuvo la aprobación del Vaticano tras hacer público que es homosexual, Parolin aclaró que entre la Santa Sede y París “el diálogo sigue abierto”.

Las palabras de Pietro Parolin llaman la atención por dos aspectos. En primer lugar, el actual secretario de Estado no suele prodigarse en público, y mucho menos con esa rotundidad. Su labor hasta ahora ha sido la de sostener de forma callada, casi invisible, los esfuerzos del Papa por renovar la Iglesia y, sobre todo, por poner la maquinaria diplomática del Vaticano al servicio de la paz. En segundo lugar, desde que el papa Francisco se refirió a la homosexualidad durante su vuelo de regreso de Brasil —“¿quién soy yo para juzgar a los gais?”—, la Santa Sede ha procurado actualizar los viejos clichés.

Si bien, hasta el momento, solo se ha tratado de una aproximación más respetuosa, si acaso más comprensiva hacia los homosexuales, pero dejando claro –como hace hoy el cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, en una entrevista al diario La Repubblica—que la Iglesia se sigue negando a las uniones civiles. “Nosotros creemos”, advierte Bagnasco, “en la familia que nace de la unión estable entre un hombre y una mujer, pontencialmente abierta a la vida; esta unión, que constituye un bien esencial para la sociedad, no es equiparable a otras formas de convivencia”.

Tal vez las palabras de Pietro Parolin se puedan explicar por el temor de la Iglesia a que el resultado del referéndum irlandés pueda provocar un efecto dominó en el resto de Europa.

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Fuente Agencias

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El nuevo jarro de agua fría de Renzi a la prometida ley de uniones civiles desata la indignación de los colectivos LGTB italianos

Martes, 29 de julio de 2014
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Italy's Prime Minister Renzi smiles as he arrives to lead a news conference at Chigi palace in RomeAyuntamientos italianos se rebelan ante la ausencia de una ley que legalice el matrimonio igualitario

Indignación de los colectivos LTGB italianos tras la entrevista que el primer ministro italiano Matteo Renzi ha concedido a Avvenire, el diario de la Conferencia Episcopal Italiana, en la que confirma que el proyecto de uniones civiles anunciado en junio, y que la senadora del Partido Democrático (PD) Monica Cirinnà ya había registrado en el Parlamento italiano, no será finalmente discutido. Renzi supedita ahora el reconocimiento de las parejas del mismo sexo a que se apruebe su paquete de reformas políticas y ha anunciado que será el propio gobierno italiano el que en su momento presente una propuesta.

“Siempre he dicho que los derechos civiles forman parte de un paquete que parte de las reformas constitucionales. Una vez que el Parlamento haya terminado de votar estas, discutiremos sobre lo que creo que debe ser una representación completa y precisa de la unión civil según el modelo alemán. El proyecto Cirinnà quedará superado, porque también en este campo habrá una propuesta ad hoc del gobierno, que promoverá su propia iniciativa”, ha afirmado Renzi al diario católico italiano.

En definitiva, la promesa de que en otoño se discutiría un proyecto de ley de uniones civiles que concedería a las parejas del mismo sexo derechos equivalentes a los del matrimonio, salvo la adopción conjunta (sí se contemplaba la posibilidad de que uno de los miembros de la unión pudiera adoptar a los hijos del otro) es ya papel mojado, y las familias LGTB quedan a la espera de que las reformas políticas en Italia evolucionen de acuerdo a los deseos de Renzi. Lo que el primer ministro proponga entonces, y solo entonces, solo él lo sabe en este momento.

En este punto conviene precisar que Matteo Renzi se encuentra sumido en un proceso de reformas cuyo objetivo es consolidar en Italia un sistema político bipartidista en el que el partido más votado gobierne sin ataduras parlamentarias. Entre estas reformas se cuenta un cambio de la ley electoral, ya pactada con Silvio Berlusconi, que impone umbrales mucho más altos a los partidos minoritarios para conseguir representación y otorga un “premio de mayoría” en la Cámara de Diputados al partido más votado, y una reforma del Senado, que en Italia tiene hoy día verdaderos poderes legislativos, y que quedaría convertido en una cámara testimonial que ni siquiera sería elegida por sufragio universal. Reforma esta última que exige además un cambio constitucional (que si no es apoyado por dos tercios de las cámaras debe ser aprobada en referéndum).

Satisfacción de los homófobos

Si bien Renzi no ha especificado de qué forma el proyecto de uniones civiles presentado por la senadora Cirinnà será “superado” por un futuro proyecto del gobierno (que en este momento está sostenido por una coalición entre el PD de Renzi y varias formaciones de derecha), las reacciones a sus palabras no auguran nada bueno. Un ejemplo es la alegría que ha mostrado el diputado homófobo del PD Mario Adinolfi (precisamente uno de los apoyos internos de Renzi y perteneciente como el propio primer ministro al ala democristiana del partido), que considera que “la batalla está ganada, y parecía difícil. Pero la guerra no. Renzi sigue hablando del modelo alemán (…) Pero al menos hemos ganado espacio político y tiempo”.

Entre los colectivos LGTB la reacción es de incredulidad e indignación. Arcigay critica el “enésimo cambio de ruta” y considera “grotesco” y “al límite de la esquizofrenia” que Renzi vete ahora la discusión de un proyecto de ley acorde con sus promesas y presentado por una senadora del partido del que él mismo es secretario general. El presidente de Arcigay, Flavio Romani, ha exigido a Renzi que defina claramente qué es lo que tiene en mente ofrecer a las parejas del mismo sexo y se deje de una vez de “trucos”.

También Aurelio Mancuso, de Equality Italia, y Franco Grillini, de GayNet, han criticado con dureza a Renzi. Incluso miembros del PD, como el senador abiertamente gay Sergio Lo Giudice, se muestran perplejos. Lo Giudice defiende que sea un debate parlamentario abierto a las fuerzas políticas y libre de “vínculos de mayoría” el que aborde el asunto. “Me temo que una propuesta del gobierno endurecerá la situación, en lugar de ayudar a encontrar una solución”, ha declarado.

Fuente Dosmanzanas

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El papa Francisco y la oportunidad de opinar sobre las uniones homosexuales

Viernes, 30 de mayo de 2014
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No es común que la vida real genere un experimento de laboratorio que ayude a resolver un debate histórico, pero la política italiana puede crear una ocasión como esta para centrar la atención en una cuestión biográfica clara en relación con el papa Francisco.

Puesto que el tema es el estatus legal de las relaciones entre personas del mismo sexo, la opinión del papa adquiere obviamente un interés que no es meramente histórico.

Antes de ser elegido pontífice, la línea del cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, era la de un conservador bastante convencional, en parte debido a su papel en el encendido debate nacional que tuvo lugar en Argentina en el año 2010 sobre el matrimonio homosexual.

La disputa fue la ocasión perfecta para una de las retóricas políticas más vehementes de Bergoglio, expresada en una carta de julio de 2010 que envió a los monasterios argentinos y en la que les pedía que rezaran por el fracaso de la iniciativa. «No seamos ingenuos. Esto no es simplemente una batalla política, sino un intento de destruir el plan de Dios» escribió. «No es solo un proyecto de ley, sino un gesto del padre de las mentiras que intenta confundir y engañar a los hijos de Dios». Sin embargo, al final Argentina se convirtió en el primer país de América Latina que autorizó el matrimonio gay.

¿Cómo conciliar entonces aquella postura aparentemente dura de Bergoglio en 2010 con la percepción que se tiene hoy en día del papa Francisco como una persona políticamente moderada y decidida a pacificar las guerras entre civilizaciones, un pontífice prudente y considerado abierto hacia los homosexuales por la famosa frase «¿Quién soy yo para juzgar?»?

Existen dos teorías de fondo al respecto. Una sostiene que el verdadero Francisco es el de la carta de 2010 y que la fascinación actual por el guante de seda ignora el puño de hierro que hay debajo. Dadle tiempo, afirma esta teoría, y mostrará su verdadera naturaleza. Este punto de vista está extendido tanto entre los conservadores, que quieren que el papa dé pautas, como entre los activistas a favor de los derechos de los homosexuales, que temen que haga justamente eso.

La otra teoría defiende que quien escribió aquella carta en 2010 no era el verdadero Bergoglio que, por el contrario, estaba tranquilamente dispuesto a aceptar una solución de compromiso para las uniones civiles como alternativa al matrimonio gay, pero que finalmente adoptó esa rígida postura en público porque era presidente de la Conferencia Episcopal y sentía el deber de expresar la  opinión de la mayoría.

El padre argentino Jorge Oesterheld, que era portavoz de la Conferencia Episcopal Argentina durante los seis años en los que Bergoglio fue su presidente, entre 2005 y 2011, afirmó precisamente esto último en una entrevista a National Catholic Reporter (NCR) en el mes de abril: «Algunos [obispos] eran más inflexibles que otros» afirmó Oesterheld. «El cardenal actuó según el deseo de la mayoría. Pensaba que su deber como presidente de la conferencia episcopal era defender lo que la mayoría había decidido y no imponer su propia visión a otros obispos.»

Dentro de poco la política italiana le dará a Francisco otra oportunidad para ocuparse de este tema. A principios de enero de este año, el nuevo líder carismático del Partido Democrático de centro-izquierda italiano, el ex alcalde de Florencia Matteo Renzi, expuso las bases de su programa en una carta a los líderes de los partidos. Los sondeos señalaban a Renzi, de 39 años, como favorito para convertirse en el primer ministro del país.

Uno de los puntos de su programa es el apoyo a las uniones civiles, que sigue líneas similares a las del Civil Partnership Act adoptado en Reino Unido durante el gobierno de Tony Blair.

Dado que el sistema de valores italiano es profundamente católico, los analistas consideran que en Italia es improbable contemplar un matrimonio en el sentido pleno de la palabra para las parejas del mismo sexo, aunque las encuestas muestran que existe gran apoyo popular a las uniones civiles. «No son derechos civiles, sino deberes civiles», afirmó Renzi. «¿Cómo puede llamarse civil una nación que no afronta estos problemas con seriedad?»

A pesar del apoyo popular, los expertos en política italiana consideran la de Renzi una postura en cierto modo arriesgada, ya que el apoyo mostrado a una medida similar en los años 2006-2008 contribuyó a la caída del segundo gobierno de centro-izquierda del primer ministro Romano Prodi. Prodi defendía una medida para la unión civil, conocida en Italia con el acrónimo Dico (Derechos y deberes de las personas que conviven establemente), la cual despertó una feroz oposición por parte de la Iglesia italiana.

Oposición guiada por el entonces poderosísimo presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Camillo Ruini, con el firme apoyo del Vaticano y del papa Benedicto XVI. La propuesta no salió adelante porque Prodi dimitió en 2008 debido a una pérdida de confianza por parte del Senado italiano.

Suponiendo que Renzi saque adelante la propuesta, el impulso para las uniones civiles podría presentarse de nuevo bajo un gobierno de centro-izquierda y entonces la pregunta sería ¿será diferente la respuesta de Francisco?

Basándose en el tono que el nuevo papa ha usado hasta ahora, muchos observadores esperan que así sea. Escribiendo en La Stampa del 3 de enero, el periodista Fabio Martini sostiene que en la era de Francisco los denominados teo-con, es decir, los políticos que apelan a valores cristianos para defender posiciones conservadoras, «se han convertido en personajes sin voz que difícilmente volverán a tener fuerza».

Dos observaciones: primero, Francisco ha afirmado en repetidas ocasiones que la Iglesia no debería posicionarse en política directamente y, por tanto, es improbable que exprese su opinión explícitamente; segundo, es una persona que cree fuertemente en la toma de decisiones colegiales, por lo que más bien preferiría dejar que fueran los obispos italianos los que se hicieran cargo de este asunto.

Dicho esto, el nuevo régimen de la Conferencia Episcopal Italiana estará sin duda ansioso de inspirarse en el Papa. Francisco está dejando huella sobre la dirección del grupo, ya que ha nombrado recientemente al obispo Nunzio Galantino, de la diócesis de Cassano all’Jonio (Calabria) como secretario del organismo de los obispos. Una vez constituido el gobierno de Renzi, las riendas estarán firmemente en manos de los “bergoglianos”.

El 2 de enero Maurizio Gasparri, vicepresidente del Senado italiano y representante del centro-derecha, dijo que la variable crítica en el inminente debate será la manera en que reaccionen los católicos en las dos principales coaliciones. Sin embargo, para el mundo en general la pregunta más intrigante será ¿cómo reaccionará el papa Francisco?

* John L. Allen Jr. es periodista en el National Catholic Reporter (Estados Unidos), cuya sede en Roma dirigió en el año 2000. Desde tal posición, informó de la crisis americana provocada por los abusos sexuales en la Iglesia católica, de la oposición del Vaticano a la guerra de EE. UU. contra Irak, del fallecimiento de Juan Pablo II y de la elección de Benedicto XVI.

En el verano de 2006, Allen regresó a EE. UU., lo que le permitió hablar tanto sobre la Iglesia americana como sobre el panorama católico mundial, aunque seguía con la vista puesta en Roma. Allen es autor de siete libros sobre la Iglesia católica, entre ellos: All the Pope’s Men, The Rise of Benedict XVI, Opus Dei (Opus Dei: La verdad al desnudo) y A people of Hope.

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Texto original: Papa Francesco e l’opportunità di esprimersi sulle unioni gay

Fuente Progetto Gionata

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Sentencia histórica: Italia reconoce por primera vez a un matrimonio homosexual.

Viernes, 11 de abril de 2014
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noticias_file_foto_765053_1397122724Importante sentencia la que ha emitido un tribunal de Grosseto, en Italia, que ha ordenado inscribir en el registro civil de la ciudad el matrimonio de Giuseppe Chigiotti y Stefano Bucci, una pareja gay casada en Nueva York. Se trata de la primera vez que un tribunal italiano ordena expresamente la inscripción de un matrimonio entre personas del mismo sexo en un país en el que no existe perspectiva alguna de aprobación del matrimonio igualitario por vía legislativa. La sentencia será en cualquier caso recurrida.

Giuseppe Chigiotti, un arquitecto de 68 años, y Stefano Bucci, un periodista de 57, se acaban de convertir en la primera pareja italiana gay cuyo matrimonio es reconocido legalmente en Italia, a pesar de que el país carece de una ley que ratifique estas uniones. Un tribunal de Grosseto, en la Toscana, al norte del país, presidido por el juez Claudio Boccini ordenó al ayuntamiento que inscriba en el registro civil el matrimonio, celebrado el 6 de diciembre de 2012 en Nueva York. Una sentencia calificada de histórica por los grupos de defensa de los derechos de los homosexuales.

Giuseppe Chigiotti, arquitecto de 68 años, y Stefano Bucci, periodista de 57, contrajeron matrimonio en Nueva York en diciembre de 2012. Tras la negativa del funcionario del registro civil de Grosetto (Toscana) y asesorados por el abogado Claudio Boccini, decidieron recurrir a la justicia, que por el momento les ha dado la razón. La sentencia (que puedes leer aquí) esta firmada por el juez Paolo Cesare Ottati, que basa su argumentación en el hecho de que el matrimonio entre personas del mismo sexo celebrado en el extranjero no es ajeno al ordenamiento jurídico italiano, al existir ya una sentencia previa de la Corte Suprema de Casación italiana, en concreto la nº 4184/2012, referida a una pareja gay casada en Holanda a la que se le reconocía su “derecho a una vida familiar”, a “vivir libremente una condición de pareja” y a beneficiarse de un “trato homogéneo al que la ley asegura a la pareja casada”. Esto, unido al hecho de que la legislación referida a los matrimonios celebrados en el extranjero no haga referencia expresa al sexo de los contrayentes, le resulta suficiente al juez para considerar que el registro de Grosetto debe proceder a la inscripción del matrimonio como si de una pareja heterosexual se tratase.

repositorio_obj_3599_1397121832Giuseppe Chigiotti, en una entrevista realizada por teléfono para el canal de televisión de La Repubblica, contó que él y su esposo, Stefano Bucci, recurrieron a los tribunales porque no tenían fe en que los legisladores italianos actuaran sobre el tema: “Si recurrimos a la justicia, es sólo porque no tenemos confianza en la clase política italiana, sabemos que en Italia nunca será posible. Hay políticos italianos que son gays, parejas casadas que no revelan su homosexualidad y, tal vez, algunos hasta se casaron en el extranjero “, asegura Chigotti.

Como era de esperar la noticia ha generado toda una cascada de reacciones. El alcalde de Grosetto, Emilio Bonifazi (Partido Democrático) está dispuesto a inscribir el matrimonio, tal y como la justicia ha ordenado, y de hecho se ha mostrado satisfecho por lo que a su juicio constituye un “precedente histórico para el reconocimiento de las parejas del mismo sexo en Italia”. Por el contrario el procurador jefe de Grosetto, Francesco Verusio, ha anunciado que recurrirá la sentencia argumentando precisamente que la sentencia de la Corte de Casación de 2012, que reconocía derechos a la pareja casada en Holanda, consideraba que el reconocimiento expreso de su matrimonio era imposible de acuerdo al ordenamiento jurídico italiano vigente en la actualidad. Nosotros mismos, cuando recogimos la noticia en 2012, hacíamos alusión a que la Corte de Casación en efecto no ordenaba la inscripción del matrimonio como tal. También nos referíamos a la circular 55 de octubre de 2007 emitida por Giuliano Amato, el entonces ministro de Interior italiano, que ordenaba no reconocer las uniones entre personas del mismo sexo contraídas por italianos en el extranjero.

Activistas LGTB se han felicitado de lo que consideran un importante precedente en un país cuya situación política hace inviable la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo. Habrá que ver qué recorrido tiene finalmente lo ocurrido en Grosetto, pero de lo que no duda cabe es de que si en Italia se producen avances significativos hacia el matrimonio igualitario estos solo pueden venir por vía judicial. Fabrizzio Marrazzo, un portavoz del Centro Gay, tildó la sentencia de “acontecimiento revolucionario que merece una respuesta política” del gobierno. “Es un caso sin precedentes” añadió Sergio Lo Giudice, senador del Partido Democrático y ex responsable de la asociación Arcigay, a los periodistas.

Claudio Snitches, periodista The Advocate escribía: ‘dos ciudadanos de Grosseto han conseguido lo que hasta ahora nos ha sido siempre negado por los municipios y los tribunales: Ver reconocida su condición de pareja casada de un matrimonio que se celebró en el extranjero”.

La sentencia de Grosetto también ha merecido la condena de políticos homófobos, como el senador Carlo Giovanardi, que ha acusado el juez Ottati de creerse “el ombligo del mundo” y de “inventarse una norma” al margen del Parlamento. Y como no podía ser menos también la Conferencia Episcopal Italiana ha cargado contra el juez. “El matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, que de forma pública y estable se unen con una apertura a la vida y a la educación de los hijos. El intento de negar esta realidad por vía judicial supone un desgarro, una peligrosa huida hacia adelante de carácter fuertemente ideológico. De esta manera se reduce el espacio para la confrontación abierta y leal entra las distintas visiones que se dan en nuestra sociedad plural”, expresan en su comunicado los obispos italianos.

Actualmente, tanto la mayoría de la coalición de centro-derecha Casa de las Libertades, como el partido de centro Unión de los Demócratas Cristianos y de Centro y la Iglesia Católica están en contra de la legalización del matrimonio gay en Italia, mientras que el Partido Democrático (centro-izquierda) se encuentra dividido.

762-tribunal-italiano-reconoce-por-primera-vez-un-matrimonio-gayHasta 2013, 133 municipios y ciudades a lo largo de Italia han introducido registros de uniones civiles (registro delle unioni civili) que formalmente reconocen parejas del mismo sexo. Estos registros son mayormente de valor simbólico, en algunos casos tienen beneficios muy limitados, y solo a nivel local. Las ciudades más importantes que ofrecen los registros de uniones civiles incluyen a Bolonia, Padua, Florencia, Pisa y Bolzano.

Según la encuesta del Eurobarómetro realizada a principios de 2009 mostró que 40,4% de los italianos apoyaban el matrimonio civil entre personas del mismo sexo, mientras que el 18,5% apoyaba las uniones civiles, pero no el matrimonio. Así, el 58,9% de los encuestados apoyaba alguna forma de reconocimiento de uniones para las parejas del mismo sexo. La única área con apoyo mayoritario fue en el noroeste (Piamonte y Liguria, donde el 54,8% estaban a favor de ella). Sin embargo, en todas las otras regiones italianas, exceptuando las islas, la mayoría apoya alguna forma de reconocimiento para las parejas homosexuales. Entre los que se consideran de izquierda, el 66,5% apoya los matrimonios entre personas del mismo sexo. La misma encuesta se repitió en enero de 2010. El 41.0% de los encuestados admitía ahora el matrimonio homosexual, con un 20,4% de apoyo para las uniones civiles. Por lo tanto, el apoyo a algún tipo de reconocimiento para las parejas del mismo sexo se elevó a 61,4%.

Fuente Ragap y Dosmanzanas

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