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Navidad y consciencia colectiva: ¿un problema de coherencia?

Miércoles, 29 de enero de 2020
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responsabilidad-social-empresarial-rsaAunque ya pasaron las fiestas de Navidad, no deja de ser interesante el espíritu subyacente para enfocar nuestra vida de otra manera.

Es verdad que la celebración de la Navidad es un fenómeno que produce siempre una gran dialéctica, entre el rechazo visceral y la sensación placentera. Quizás sea inevitable que una eclosión tan potente en la sociedad resulte diferente para la enorme diversidad de personas afectadas, por lo que más que a un consenso social, parece más indicado invocar a una consciencia colectiva para alcanzar una coherencia básica en una convivencia democrática y funcional.

Desde una concepción laica de la sociedad, no pretendemos que el espíritu originario religioso de la Navidad sea el parámetro esencial de la definición del fenómeno social, si bien algo debiera incidir en una conciencia colectiva, que lo acoge como inspiración fundamental. Pero no, habrá que valorarla solo desde la ética ciudadana democrática, que rige nuestro comportamiento cívico hoy.

Estamos enfrascados en un derrame socioeconómico incontenible, contrario a la lógica social, que demanda el bienestar ciudadano. El consumismo es la punta de lanza de ese desparrame general, es una acción inercial y algo irracional, que se impone sin miramientos, incluso a la situación económica concreta de los individuos y de la propia sociedad, que despilfarra en lo superfluo, sin calibrar las necesidades verdaderas del conjunto de la población en este momento.

Esto además se repite durante el año en otras convocatorias, como la reciente del black friday. Por tanto, es un desmadre que crea hábito. Pero en Navidad esta veleidad cobra mayor dimensión, gracias al buenismo colectivo que nos invade. Desbordamos con toda facilidad una visión objetiva de la realidad, y nos embarcamos en una fraternidad superficial inconsistente y muy fugaz. Lo malo de abaratar esos valores éticos, es que luego resulta mucho más difícil validarlos, cuando las circunstancias sociales exigen ponerlos sobre el tapete.

Cuanto antecede nunca debe interpretarse como un obstáculo a la necesidad natural que tiene el ser humano y los grupos sociales del sentido de la fiesta, como acontecer primigenio de la existencia humana y, por consiguiente también, de las sociedades organizadas. Ese valor de la fiesta recoge lo mejor de las personas y de los colectivos en clave de creatividad, intercomunicación, diversión, celebración y, en fin, gozo de vivir. Incluso la Navidad, como momento culmen del año cronológico, enlaza con una multimilenaria tradición, la del Solsticio de Invierno, muy anterior a la aparición histórica del Cristianismo. De lo que se deduce su origen social como fiesta universal.

Esto encierra una importancia muy singular, pues al igual que Goethe señalaba que “la vida sin música, es un exilio”, nosotros podemos afirmar sin reservas que  “la humanidad sin fiesta, es un fiasco”. Entonces, para nada hay que confrontar con esa impronta festiva, que nos libera  de la inercia de cada día y del quebranto cotidiano. Pero la  fiesta como celebración de la vida, está inserta en nuestra realidad social y, por ende, no se desvincula del quehacer básico de nuestra existencia social e individual real.

En el contexto del desarrollo neoliberal, todos estos fenómenos van cobrando un alcance económico y mediático general y se convierten en nichos de negocio global, generando un consumismo más penetrante cada vez, el cual supone un cúmulo de beneficios determinante para las multinacionales, y algunas migajas apreciables para el comercio de proximidad adicionalmente.

Conmover esta dinámica del sistema invasivo capitalista que nos rodea es muy difícil, ya que implica ir contra corriente del rumbo social vigente. Ahora bien, el avance hacia una sociedad igualitaria obliga a contemplar con un gran sentido crítico esta deriva social. Aceptamos la Navidad como hecho colectivo, en su vertiente religiosa o laica, asumimos el papel oxigenante de la fiesta y la promovemos como experiencia saludable. Pero necesitamos abrir un proceso real de reconversión intergeneracional y vital. Una estrategia global que debe incidir con las iniciativas transformadoras en marcha, desde el ecologismo, el feminismo, el sindicalismo de clase aún recuperable, y los movimientos sociales emergentes, que han de confluir en un nuevo imaginario social de austeridad racional de lo superfluo, pero solvente en la atención social y en la cobertura de necesidades básicas.

Esa propuesta de la austeridad como método, no se debe confundir con el austericidio practicado por los gobiernos durante la última crisis, mientras los poderes económicos buscaban el incremento más sangrante de sus beneficios, que chocaba de forma obscena con la desigualdad social más drástica y con el padecimiento brutal de las personas y grupos más vulnerables y, en definitiva de la clase trabajadora y de las clases populares.

Todo proyecto económico debe tener como primer objetivo el mayor despliegue de las políticas públicas, garantes del estado de bienestar en una expresión mucho más avanzada de la que hemos conocido hasta ahora. Con esa filosofía social haríamos más posible un tiempo de Navidad permanente y estable durante todo el año. Se acerca un momento político crucial, será una ocasión única para conformar modelos alternativos de relación entre lo económico y lo vital, no despreciemos la oportunidad.

La responsabilidad democrática ha de ser un elemento decisivo para mantener ese pulso. Pero a la vez, no se puede parar en crear las condiciones mínimas para avanzar en el progreso. Hay que gestionar una nueva consciencia colectiva para ganar ese futuro a que aspiramos. El cambio social, a que nuestra crítica a la forma en que celebramos la Navidad nos induce, vendrá siempre con la cooperación efectiva de la sociedad movilizada y con el poder político democrático que pueda articularlo estructuralmente de verdad.

Ricardo Gayol García

Extracto del artículo publicado en El Comercio de Gijón

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El “pare nostre” y la muerte de un joven cristiano

Domingo, 21 de febrero de 2016
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elivolcarsirUn interesante artículo de José Moreno Losada en su blog Cree en la Universidad:

El “Pare Nostre” de un joven sirio cristiano

Se acaba de formar revuelo con la alusión ofensiva al Padre Nuestro en una expresión poética en un acto oficial catalán. La mejor respuesta a las ofensas sean personales o con respectos a nuestras creencias -incluido nuestro sagrado padrenuestro- es saber rezar el Padrenuestro con amor y sangre, si hace falta, como lo ha hecho Elías, un joven estudiante cristiano de Siria comprometido con la fe y la paz en su pueblo. En su muerte encontramos una llamada a trabajar por la Paz y el perdón en nuestro mundo, frente a toda ofensa.

La muerte de este joven cristiano en esa guerra cruel e injusta, nos recuerda la necesidad de avanzar y trabajar con urgencia en una cuestión universal como es el diálogo interreligioso y el respeto mutuo -también entre creyentes y no creyentes- , a lo cual nos está invitando denonadamente el papa Francisco, tanto en su actitud de cara al ecumenismo, así como ante el diálogo interreligioso.

La realidad cultural de nuestro mundo ha cambiado dada la transformación técnico-económica, política y social que estamos viviendo en el fenómeno de la globalización. La idea de nuestro mundo como aldea, hace que todos seamos vecinos de un modo absolutamente nuevo. En esta vecindad nueva hay muchos elementos a resolver de todo tipo, que en principio se plantean problemáticos: económicos, sociales, políticos, culturales. Y dentro de ellos no es ninguna cuestión baladí la realidad religiosa que se ve mezclada e inculturada en todas las demás dimensiones.

Ahí se plantea un reto de gran calado que la Iglesia católica, animada por el Papa Francisco, lo acoge como misión y compromiso, se trata de favorecer un verdadero y auténtico diálogo interreligioso. Por eso en estos días, en que sabemos que el mundo está convulso en cuestiones muy graves en las que entran la persecución religiosa de los cristianos en Oriente – en que una de las últimas víctimas es Elías, este joven conocido de estudiantes extremeños de la juventud estudiante católica-, pero que a la vez, en nuestra propia sociedad, surgen elementos de contradicción y de desafecto entre creyentes y no creyentes, como ha ocurrido con la referencia poco afortunada a la oración entrañable de los cristianos como es el padre nuestro, nos sentimos llamados a reflexionar sobre algo tan necesario como el diálogo interreligioso y las claves del mismo, para un mundo que pretende ser realmente abierto acogiendo la pluralidad como riqueza.

12744616_961750293912508_239036788819030377_nEl diálogo interreligioso exige dos cosas fundamentales: tener algo propio por comunicar, de la misma manera sostener que también los demás tengan algo bueno por enseñarnos; ambos aspectos deben estar unidos y dirigidos al mutuo entendimiento y enriquecimiento.
Si renunciamos a nuestras convicciones por una malentendida actitud de paz, los demás no podrán sacar nada bueno de su encuentro con nosotros. Pero, por otra parte, si no estamos convencidos de que también los seguidores de otras religiones puedan comunicarnos algo bueno, entonces asumiremos una actitud de autosuficiencia y pretenderemos actuar sólo como maestros, cerrando nuestra alma a las riquezas del encuentro.

Se trata ante todo de un “diálogo de vida”: compartir la vida comunidades de religiones diversas que pueden vivir en paz, una junto a la otra, cada uno practicando con coherencia su fe y testimoniándola a los demás, respetándose y solidarizándose en el bien. Esto es urgente en la actualidad, dada la constante movilidad humana.

El cristiano debe estar convencido de que tiene una gran verdad por anunciar a los demás y que éste es un deber preciso; pero también debe estar convencido de que podrá y deberá aprender mucho de los demás: por ejemplo para no caer en el activismo, en el ajetreo de la vida diaria, los monjes budistas dan testimonio del espíritu de oración; o las tendencias individualistas y antiecológicas reciben correctivo de la solidaridad y armonía con la naturaleza de las poblaciones animistas; es muy conocido el influjo ejercitado por Gandhi sobre los cristianos con la doctrina y la práctica de la no-violencia.

Pero también es posible el “diálogo formal”: personas de religiones diversas que se encuentran para afrontar juntos problemas comunes de carácter social, moral, político, etc; cada uno tomando inspiración de la propia religión y buscando encontrar soluciones aceptables para todos. Por ejemplo cómo afrontar problemas de la familia y la vida humana, de la instrucción, de la emigración, de la paz y de la libertad, particularmente la libertad religiosa.

El camino en el diálogo interreligioso está apenas iniciado, así como entre el mundo de la creencia y la increencia; hay mucho trecho por realizar. Dispuestos y deseosos de compartir las propias riquezas y de respetar y de recibir las riquezas de los demás, se podrá construir una mejor convivencia humana.

Estas claves sencillas para lo interreligioso pueden ser también luces para el encuentro entre las personas de nuestra sociedad y sus ideas y creencias. La falta de atención y respeto que hiere a unos y a otros, entre creyentes y no creyentes, no conduce a la verdadera armonía ni a la paz social que todos deseamos. La respuesta a los desencuentros ha de ir por el camino del verdadero diálogo en el que nos encontraremos y aprenderemos a pensar y a sentir, también desde el otro, sabiendo pasar desde la “contra” – diálogo- a ponernos en el lugar del otro –coloquio- , un diálogo coloquial que nos acerca lo que realmente somos, humanos.

José Moreno Losada.

Nota:

Elias-AbiadElías Abiad era… sigue siendo en las manos del Padre… un joven voluntario de Cáritas Siria asesinado en Alepo por los proyectiles que cayeron el pasado sábado 13 de febrero sobre el barrio de Sulaymaniyah. Elías había llegado a a Siria en septiembre del 2014.

Ha dado la noticia el Secretario General de Caritas Internationalis, Michel Roy, en un mensaje de condolencia a la familia de Elías, en el que subraya que el sacrificio del joven voluntario “nos recuerda la continua tragedia cotidiana de Siria, y la urgente necesidad de que cese el fuego y se llegue a la paz”.

Elías trabajaba en proyectos de asistencia de Cáritas Siria en Alepo desde septiembre de 2014. El domingo 14 de febrero, el obispo Georges Abou Khazen OFM, Vicario apostólico de Alepo para los católicos de rito latino, ha lanzado un llamamiento en el que recuerda también el sacrificio de Alias Abiad: “Os escribo desde Alepo” se lee en el texto, publicado por Ora Pro Siria “donde desde hace unos días, estamos bajo continuos bombardeos contra civiles que están causando muertos, heridos y destrucción por doquier. La noche pasada, en nuestros barrios han muerto cuatro personas y más de quince han resultado heridas, eso sin contar las casas y apartamentos dañados. Estos bombardeos” continúa el obispo franciscano “son realizados por los grupos denominados ‘oposición moderada’ y como tales son defendidos, protegidos y armados, pero en realidad solo se diferencian de los otros yihadistas en el nombre”.

Fuente Agencias

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“Un Corpus más coherente”, por José Sánchez Luque.

Domingo, 22 de junio de 2014
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solidaridad3El día del Corpus celebramos el día de Cáritas. Porque Jesús resucitado es un sol de misericordia y de ternura que ilumina y enciende nuestras calles, nuestros templos y nuestros corazones. Sería bueno que la procesión del Corpus pasara por los hospitales, asilos y cárceles, por los barrios de las periferias, por los sectores marginados. Allí está Jesús más presente y real. Desde allí nos invita a preocuparnos y ocuparnos más por las victimas de nuestra injusta sociedad.

Con palabras del célebre orador y obispo francés Bossuet, el Águila de Meaux; hemos de defender lo que él llamaba “la eminente dignidad de los pobres en la Iglesia”.

En su discurso afirmaba:

“Jesús vino al mundo para cambiar todo el orden establecido y, por eso, si en el orden actual los ricos tienen todas las ventajas y ocupan los primeros puestos, en el reino de Jesucristo los pobres tienen la preeminencia porque son los primogénitos de la Iglesia. En ella solo se admiten a los ricos más que a condición de servir a los pobres”.

“En su origen la Iglesia fue construida solo para los pobres y que Jesús no tiene necesidad de los ricos en su santa Iglesia”.

San Juan Pablo II remachó estas afirmaciones del obispo francés proclamando que “en la fidelidad a los pobres se juega la Iglesia su fidelidad a Cristo” (LE. 8).

Lo que significa que una Iglesia que no defiende y que no lucha por la liberación del pobre está siendo infiel a Jesucristo. Nuestras celebraciones eucarísticas pueden estar totalmente viciadas si no nos llevan al amor y a la promoción de los más débiles.

El papa Francisco quiere una Iglesia pobre y para los pobres.

Seamos sinceros: hoy en nuestra Iglesia católica los que más cuentan son los ricos. A los pobres se les admite con la condición de que no molesten a los ricos. La distancia entre el Evangelio y el catolicismo actual, en todo lo referente al tema de ricos y pobres no es solo un escándalo (como puede ser la pederastia), sino una visión teológica que puede desfigurar nada menos que la identidad del Dios bíblico, revelado en Jesucristo.

Dios es el Dios de los pobres. Conocerle no es especular mucho sino “practicar la justicia” como dijo el profeta Jeremías y Jesús vivió plenamente.

Resulta muy triste, por no decir escandaloso, que la gran mayoría de los dirigentes de la Iglesia española, en este tiempo de crisis crónica y creciente, no hayan tenido una voz profética clara, contundente y repetida, ni un gesto solidario y global a favor de las víctimas, que suponga una fuerte sacudida de las conciencias de políticos y ciudadanos, causantes de la ruina de tantas personas. Denuncia que es perfectamente compatible con el respeto y la educación.

El catolicismo hispano solo se siente llamado a levantar la voz cuando está por medio el tema sexual. Tema complejo e importante. Pero no podemos dar a entender que la moral se reduce solo a lo sexual, mientras al dinero lo dejamos correr pecaminosamente sin molestarlo. Por eso, la Iglesia que cree de verdad en el Dios de Jesús no puede sentirse cómoda y muda en una situación como ésta. Seamos coherentes, abramos los oídos al clamor de los que sufren (EG 190).

Fuente Fe Adulta

 

José Sánchez Luque

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