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IV Jornadas sobre Fe, Orientación Sexual e Identidad de Género

Jueves, 14 de marzo de 2019
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ivjornadasssEl Grupo de Fe y Espiritualidad  de la FELGTB organiza junto con la Comunidad de la Esperanza – IERE (Iglesia Española Reformada Episcopal De Comunión Anglicana) nuestras IV Jornadas sobre Fe, Orientación Sexual e Identidad de Género, que tendrán lugar en Madrid el viernes 29 y el sábado 30 de marzo en diferentes espacios. Estas Jornadas son uno de los grandes eventos de nuestro grupo de trabajo.

En este espacio damos visibilidad a la realidad creyente LGTBI; no sólo a las personas cristianas, sino también de otras religiones. En esta ocasión contaremos con testimonios de creyentes musulmanes, judíos y budistas. También habrá cuatro espacios formativos en los que desmontaremos los mitos que se asocian a las personas LGTBI dentro de la religión y mostraremos la perspectiva liberadora que tiene toda espiritualidad.

La asistencia y la inscripción son gratuitas. Únicamente se hará una aportación en el caso de que se quiera asistir a la comida del sábado.

El enlace para la inscripción es el siguiente:

https://goo.gl/forms/UHfLOPN8IXnolN8l1

A continuación os detallamos el programa de estas Jornadas.

¡¡Os esperamos!!

Un abrazo fraterno,

Grupo de Fe y Espiritualidad – FELGTB

Para más información podeis visitar www.facebook.com/IVJORNADAS/

Viernes 29 de marzo de 2019

ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL

SALÓN DE ACTOS

CALLE SERRANO 115,   28006 – MADRID

(Entrada por el CSIC, Consejo Superior de Investigaciones Científicas)

Metro: República Argentina (línea 6 – gris)

Bus: 16, 19, 51

18:00: Bienvenida y Apertura de las IV Jornadas

18:15: Mesa redonda con representantes de diferentes espiritualidades:

Participan personas de fe budista, cristiana, judía y musulmana (diferentes orientaciones sexuales e identidades de género).

19:30 – 20:15 Diálogo

(Agradecemos se vaya abandonando el lugar no más tarde de las 21 horas)

Sábado 30 de marzo de 2019 -mañana
FUNDACIÓN 26 DE DICIEMBRE

CALLE AMPARO 27, 28012 – MADRID

Metro: Lavapiés (línea 3-amarilla), Latina (línea 5-verde) y Tirso de Molina (línea 1-azul)
Bus: 6, 17, 18, 23, 26, 32, 35, 50, 65, M1

9:15: Acogida

10:00:Primera Ponencia: Juan Sánchez

Profesor de teología sistemática del SEUT (Seminario Evangélico Unido de Teología)

Título: “La aceptación plena de la diversidad sexual: Más ciencia y más teología”

Queda un gran camino por recorrer en nuestra sociedad, y sobre todo en nuestras iglesias, hasta llegar a la aceptación plena de la diversidad sexual; y en este camino, considero fundamental el papel de la ciencia y de la teología. Creo que existe un paralelismo entre los procesos de aceptación de la diversidad sexual hoy en día y los de aceptación de la igualdad entre hombres y mujeres; la igualdad entre las etnias, etc.; o entre la aceptación cosmológica del heliocentrismo y la superación del geocentrismo. Podemos aprender de estos procesos y reconocer la importancia decisiva de la ciencia y de la teología en los mismos; y sobre todo, de la delimitación del papel que le corresponde jugar a cada una de ellas en este proceso.

11:00: Diálogo

11:30: Descanso

12:00: Presentación de la FELGTB

12:15:  Segunda Ponencia: Montse – Nueva Magdala

Teóloga. Doctora en Filosofía por la Universitat de València y Premio extraordinario al doctorado 2016-2017; Máster en Ética y Democracia; Licenciada en Teología, y Licenciada en Humanidades.

Título: “Hacia una espiritualidad corporal comprometida y liberadora”

Con esta ponencia quisiera reflexionar sobre el vínculo entre espiritualidad y corporalidad. Creo que puede ser una buena clave que nos ayude a orientar nuestra vida, búsquedas, deseos hacia una experiencia liberadora tanto personal como comunitaria. Me gustaría poder repensar la sexualidad desde claves político-teológicas, para ver si podemos situarla en otros marcos de comprensión que nos permitan seguir caminando hacia un reconocimiento pleno dentro de nuestras iglesias y confesiones.

13:15: Diálogo

13:45: Comida

Sábado 30 de marzo de 2019 –tarde

Dentro de la “Tertulia de las Tres Tertulias. Reflexiones sobre el Ser”, dirigida por Victoria Caro, de la Agrupación de Retórica y Elocuencia del Ateneo de Madrid

Sala La Cacharrería – Ateneo de Madrid.

El Ateneo de Madrid solicita a la entrada una contribución de 1€ a no socios (si lo desean se les puede devolver tal cantidad a la entrega del ticket a uno de los organizadores de las Jornadas)

CALLE DEL PRADO 21, 28014 – MADRID

Metro: Antón Martín (línea 1-azul) y Sevilla (línea 2-roja)
Bus:5, 6, 9, 15, 25, 27, 32, 34, 51, 52, 53, 57, 150.

18:00: Tercera Ponencia: Carlos Osma

Licenciado en matemáticas, trabaja como profesor de secundaria en Barcelona. Diplomado en Ciencias Religiosas y Postgrado en Diálogo Interreligioso. Está casado y tiene dos hijas. Colabora con la Associació de Families Lesbianes i Gais y forma parte de la Iglesia Evangélica.

Título: Espiritualidades marcadas por la LGTBIQfóbia

Reflexionaremos sobre la influencia que tiene en nuestra espiritualidad la LGTBIQfobia recibida en entornos como la familia, centros educativos o comunidades cristianas. Pero también en las potencialidades de dicha espiritualidad, y su capacidad de aportar perspectivas evangélicas.

19:00: Diálogo

19:25-19:35: Descanso

19:35: Cuarta Ponencia: Josefa Suárez

Maestra de primaria, creyente y educada en una familia católica. Con la llegada del Papa Francisco y el acercamiento a  Ichthys (Cristianxs lgtbh de Sevilla) tuvo la esperanza de poder vivir la fe en comunión; sin embargo de nuevo ha preferido tomar distancia de la Iglesia Católica al apreciar que no se cumplen las condiciones para poder participar dentro de ella desde la aceptación de la diversidad. Activista por los derechos de las personas trans.

Título: Fe y Transexualidad

Josefa nos acompañará desde su proceso de fe y experiencia de vida.

20:35: Diálogo

21:00: Clausura / Oración / Cierre

Pincha en las imágenes para ampliarlas

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53089542_2209222392475990_5573641873915904000_nFuente IV Jornadas sobre Fe, Orientación Sexual e Identidad de Género/Redes Cristianas

Budismo, Cristianismo (Iglesias), General, Hinduísmo, Islam, Judaísmo , , , , , , , , , , ,

“Solo un Jesús marica puede salvarnos“, por Carlos Osma

Jueves, 14 de febrero de 2019
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E019B877-C5AB-4A73-9603-A97C044EA350De su blog Homoprotestantes:

“Ya de entrada, el título de este libro anuncia a lectoras y lectores que nos espera una aventura fuera de lo común: Solo un Jesús marica puede salvarnos. Y no cabe duda: el contenido responde a esta advertencia inicial… Lo que aporta Carlos Osma es a su vez innovador. Su estilo y su tono le son propios, y aborda temas comúnmente ignorados o poco comentados en la literatura teológica de nuestro tiempo. Invito, por tanto, a las personas que se disponen a leer el libro que aquí se presenta a dejarse inspirar, asombrar y provocar y a seguir reflexionando sobre el significado que puede tener el reino de Dios para nosotras y nosotros”.

 Dr. Renato Lings

Hace alrededor de doce años comencé a publicar artículos sobre fe y diversidad sexual en la revista Lupa Protestante, y posteriormente en El Blog de Carlos Osma, desde donde los he compartido con otras revistas como ALC Noticias, Cristianos Gais, Cristianos LGTBIQ Argentina, El blog de Bernabé, Locademia de Teología, o la Revista Renovación. Este libro es una selección de dichos artículos, y el nexo de unión de la mayoría de ellos es que son una reflexión sobre un texto o historia bíblica desde mi experiencia como cristiano gay. No son lecturas dogmáticas, todo lo contrario, la verdadera intención, es animar a mujeres y hombres LGTBIQ que han vivido o viven una experiencia problemática con la Biblia, a superarla. No pretendo ser fuente de Verdad alguna, más bien me preocupa que alguien pueda leerme de esa manera. Todas mis reflexiones juntas solo quieren lanzar, a quienes las lean, la pregunta heroica que me hacía a mí mi madre: “¿qué significa para ti ese texto bíblico que has leído?”. Y ese “para ti”, incluye, “para ti como persona LGTBIQ”.

Cuando hace unos meses tuve la idea de escribir este libro no me imaginaba todo el esfuerzo y el trabajo que supondría. Pero me siento afortunado de haber podido contar con personas que han colaborado de una u otra forma para que finalmente Solo un Jesús marica puede salvarnos vea la luz. Todo mi agradecimiento a Manel Coll, Renato Lings, Belén García de Mateos, Fernan Piñeiro, Jesús Romero y también a Miguel Àngel.

Ahora es el momento de dejar que “Solo un Jesús marica puede salvarnos” camine por sí mismo, y que seáis sus lectoras y lectores quienes lo hagáis crecer. Por la forma en la que está estructurado, los capítulos pueden ser leídos de manera independiente unos de otros. Esto es una ayuda para la lectura individual, pero también facilita poder ser utilizado en lecturas en grupo, estudios, debates… Os dejo a vosotras y vosotros la mejor manera de sacar provecho a los 52 artículos que encontraréis en este libro.

Os invito a colaborar para que “Solo un Jesús marica puede salvarnos” pueda llegar a muchas personas, poniéndolo en la biblioteca de vuestra ciudad, del instituto, facultad, o en la iglesia… Pidiéndolo en la librería en la que normalmente compráis vuestros libros. O simplemente haciéndoos una foto con él y subiéndola a Facebook (no olvidéis etiquetarme). Si queréis invitarme a hacer una presentación del libro en vuestra comunidad, asociación, biblioteca, librería, etc., podéis poneros en contacto conmigo a través del correo homoprotestantes@gmail.com. También a través de este correo podéis hacerme llegar vuestros comentarios después de haber leído el libro.

Recordad que “Solo un Jesús marica puede salvarnos” está disponible en la página de Amazon de vuestro país.

Muchas gracias a todas y a todos,

Carlos Osma

Biblioteca, Budismo, Cristianismo (Iglesias), General, Hinduísmo, Islam, Judaísmo , , ,

“Jesús no murió por nosotros”, por Carlos Osma

Lunes, 25 de enero de 2016
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Rambla.BarcelonaDe su blog Homoprotestantes:

No me gusta el aire, aunque sea de colores, con el que algunas personas hinchan sus discursos religiosos. Esos discursos que después nos explotan a otros en la cara. No, no me gusta el humo que sale de las hogueras en el que algunos piden que nos metamos para vivir según la voluntad divina. Y es que estoy harto de tanta paja, de tanta hoja superflua, de tanta flor de un día….De tantos superhombres y supermujeres espirituales, ejemplares, sabelotodo. Me he hartado de la pose, de lo que hay que decir, de lo que se puede pensar, de lo aceptable, de lo correcto, de la única forma canónica de interpretar la Biblia. Paso de todo, ya no hay referentes que nos sirvan, nos han dejado huérfanos, así que no tengo porque seguir sus consejos paternalistas.

“Eres un pecador, pero Jesús murió por ti” dice un predicador callejero en las Ramblas de Barcelona. Y lo dice convencido de que está transmitiendo un mensaje de vida o muerte que los transeúntes debemos aceptar para no ir al infierno eterno. Y lo dice, porque él así lo siente, porque gracias a ese mantra que un día interiorizo, su vida ahora es otra y por fin es feliz. Lo miro y no sé que hacer, si reír o llorar, pero opto por lo que hace la mayoría; ignorarle. Sin embargo me voy pensando en lo absurdo de la escena, en que fueron personas como él, atemorizadas por la posibilidad de perder sus seguridades, las que asesinaron a Jesús. Señores gritones, religiosos y sabelotodo que en el fondo sólo se movían por intereses personales. Integristas fariseos como ese predicador -después de haber visto tantos, uno los reconoce al instante- que siguen silenciando, humillando y asesinando si les dejan, a quienes les rompen los rudimentarios cimientos que sustentan su vida.

A los pocos pasos una mujer intenta darme un folleto y me dice “Jesús te ama” , tengo que apartarme rápidamente por los empujones de la gente, la policía corre detrás de un carterista. Los turistas se sorprenden, pero los que vivimos por aquí sabemos que no hay que darle mucha importancia, policías y carterista se conocen desde hace tiempo, y si esta vez lo alcanzan por trigésima tercera vez, mañana un juez lo dejará de nuevo en la calle para que todo vuelva a ser como siempre. “Jesús te ama”, vuelve a decirme impasible la señora con su sonrisa impostada mientras extiende su brazo con un folleto de colores. No sé porqué, pero esta vez no me dejo robar la dignidad y le digo:  “Gracias por recordármelo, a los gays también nos gusta que nos digan cosas de esas de vez en cuando. Viniendo de una persona religiosa como usted es una novedad”. Su cara cambia y veo que intenta buscar en su manual de cuatro pasos para salvar a los pecadores, las palabras más adecuadas para responderme. “Dios no ama el pecado, pero sí ama al pecador”. Que poco original, me digo a mí mismo, ciertamente no hay nada nuevo bajo el sol. “Pues aplíqueselo señora, Dios la ama, pero no soporta su homofobia. Sepa usted que su odio hace sufrir a mucha gente. Y lo peor, es que utiliza a Dios para justificarlo. Tenga un poco más de respeto , no sea tan arrogante, y no utilice a Dios como un arma”. Creo que me he pasado un poco, para empezar porque la señora no me ha escuchado, y ahora se ha puesto a recitarme como un loro unos cuantos versículos de la Biblia. Y después porque las personas que hay a mí lado se apartan y me miran como diciendo: “Déjala en paz, ¿crees de verdad que vas a conseguir algo?”. Tienen toda la razón, dejo de jugar a ser un policía que persigue a ladronas de verdades. Que se las quede todas ella si las necesita, de hecho el puñado que yo tenía, hoy por hoy ya no me sirven.

El mundo es un pañuelo, eso lo sabemos todos, y cuando creía que por hoy ya había oído suficientes mensajes pseudocristianos, me tropiezo con un conocido al final de las Ramblas. “Hola Carlos.. ¡que gusto volver a verte!, que el Señor te bendiga”. Solo la frase ya me pone los pelos de punta, pero si además añadimos una joven sonriente que va cogida de su brazo, os podéis imaginar mi cara de poker. “Hoy nuestra comunidad se reúne en el Teatro Principal, ¿quieres venir?, la música te encantará.. y tienes que escuchar al pastor, es una gran persona y seguro que podrá aconsejarte. El Señor es todopoderoso y él puede cambiarnos. Murió por nosotros para hacernos nuevas criaturas”. Estaba a punto de contestarle algo educado para salir del paso, pero su acompañante no me dejó. “¿Eres Carlos? Yo soy Verónica, David me ha hablado de ti, y estoy también segura de que el Señor tiene grandes cosas para ti. Jesús te ama, él murió por ti”. Mi madre siempre me decía de pequeño que calladito estaba más guapo, y que contara hasta diez antes de contestar una impertinencia. Tengo que decir que llevaba contado hasta 35, y que el silencio se estaba haciendo un poco tenso, así que tuve que abrir la boca: “David, cuando queráis tú y el pastor de esta iglesia-pub salir del armario y comportaros como dos cristianos que no viven una doble vida sino que trabajan por la justicia, os pasáis por mi comunidad: Protestants Inclusius. Y Verónica, tengo que decirte que Jesús te ama, pero David no, o al menos como muchos hombres heterosexuales podrían amarte… así que si te espabilas, seguro que encuentras grandes cosas que Jesús tiene preparadas para ti”. Verónica y David no han tardado más de cinco segundos en volatilizarse y desaparecer de mi vista. Oigo la voz de mi madre en mi cabeza echándome en cara que no soy nadie para decirle a la gente como tiene que vivir su vida. Así que al final discuto un poco con ella, como cuando era un adolescente, y le digo que no se meta en lo que hago o dejo de hacer que ya soy mayorcito para ser sincero con quienes intentan engañarme.

Llego a casa y leo el evangelio e intento ser objetivo, sé que no puedo, que todavía soy víctima de la urticaria que me ha producido el episodio anterior. Y para empezar, intentando ir a los hechos, Jesús más que morir, fue asesinado. Parece estúpida la apreciación, pero no lo es. Porque uno puede morir por elección, por un resfriado, porque se ha hecho viejo o por un accidente, y todo eso no hace responsable a nadie en particular. Pero el Jesús del evangelio que acabo de leer dice que fue asesinado por un poder político concreto, el Romano, y a instancias de un poder religioso, el del judaísmo oficial de aquella época. Así que de un plumazo se me acaba de caer también al suelo la segunda afirmación: que el responsable de esa “muerte” sea yo mismo.

Y sigo leyendo y leyendo para saber porqué asesinaron a Jesús en una cruz y entiendo que lo hicieron sobre todo por miedo, y porque Jesús no se sometió ni al poder religioso de su época ni tampoco al político, los consideró, aunque distintos, corruptos por anteponer la ley y los intereses a las personas. Pudo haberse quedado en su pueblo de Galilea allí escondido, como algunas veces hacemos algunos, criticando en petit comité a quienes de verdad deciden que es lo que se puede hacer y pensar; pero en vez de eso se fue a Jerusalén, entró en el lugar que representaba el poder religioso, el Templo, y comenzó a echar de allí a vendedores y cambistas. Para Jesús, la casa de Dios se había convertido en una cueva de ladrones. Lo económico, había adulterado lo religioso. La casa de oración era más bien un supermarket donde los detergentes que dejaban las camisas blancas hacían caja. Evidentemente eso no sentó muy bien a los hombres de bien, influyentes, respetables y poderosos. Por eso decidieron matarlo.

Y así lo hicieron, en una cruz, al lado de otros dos impresentables. Y muerto el perro, se acabó la rabia. Nada nuevo bajo el sol, nada diferente que no siga ocurriendo todos los días: gente que muere por enfrentarse a gobiernos corruptos, voces silenciadas en las iglesias por incómodas, personas que se quedan en el camino de transformar la sociedad, desaparecidos por defender la dignidad de un pueblo o un colectivo… cruces y cruces de asesinados, de violados, de crucificados y crucificadas por los poderes religiosos, por los políticos y los económicos. Se puede espiritualizar todo eso e ignorar la realidad, se puede vender un discurso que no toca de pies en el suelo e invitar a la gente a que se evada, a que se crea salvada en un mundo injusto. Y no sólo se puede hacer, sino que se hace por ejemplo en las Ramblas de Barcelona cuando alguien te dice: “Eres un pecador pero Jesús murió por ti”. Su única intención es llenar la vulnerabilidad de quienes le escuchan con una vida piadosa, con normas fáciles pero injustas, con verdades trasnochadas contra la desorientación, con una ética victoriana para quienes no saben que hacer. Engaño con pinta de espiritualidad, engaño que le viene bien tanto al poder religioso, que gana fuerza e influencia, como al político y económico que se libra de un pensamiento crítico más. Y del Jesús de los evangelios, en el fondo, nada de nada. Se le espiritualiza para utilizarlo como escusa, como droga que adormece, como opio del pueblo.

Carlos Osma

Biblia, Espiritualidad , ,

“Esperanza contra natura”, por Carlos Osma

Martes, 15 de diciembre de 2015
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hopeDe su blog Homoprotestantes:

La esperanza siempre es mayor en quien más tiene, e intenta escapar de quienes no la conocen para alcanzar el cielo de los esperanzados, de los que sueñan con imposibles porque han nacido en lugares donde es posible conseguir los sueños. La esperanza se eleva, jamás desciende, ese es su desplazamiento natural. Abajo deja el mundo que no es mundo, que no necesita nada ni merece nada. Sólo los escogidos, quienes nacieron con alas, pueden seguir el movimiento de la esperanza.

No todas las esperanzas son iguales, también éstas están graduadas, y crean a su alrededor espacios donde cada una de ellas puede ser vivida, y a la vez donde jamás podrán vivirse. La esperanza divide, recoloca a cada cual en su sitio, le enseña desde la infancia que es lo máximo a lo que puede aspirar, con quien puede uno compartirla y con quien no, que se merece y que se debe padecer. Las esperanzas no igualan, sino que perpetúan las diferencias de todos los tipos. Para cada esperanza hay un sueño posible, un discurso correcto y un comportamiento acertado. Cada esperanza tiene unas alambradas, unos mares, una legislación, una educación… un mundo entero diferente al que crea otra esperanza distinta.

Las ideologías que se imponen tratan de negar que quien más tiene más espera, y más puede esperar. Y así buscan conseguir una paz social basada en el atontamiento de los desesperados. Todos somos iguales, todos podemos esperar lo mismo, todos podemos tocar el cielo repiten una y otra vez. Y aunque la realidad niegue el mantra de quienes más esperan, los desesperados no alcanzan a soñar un mundo donde la esperanza iguale y no divida. Donde la esperanza sea una, y no muchas: “la misma dignidad para todos los seres humanos”.

Hay quienes han aprendido a encender la llama de la esperanza en quienes jamás habían disfrutado del calor que ésta produce, construyendo cinturones de esperanzas nuevas que transforman el cuerpo de los esperanzados en bombas de muerte para quienes vivían en algún mundo distinto de esperanza anestesiada. Y hay otros cuya esperanza hace saltar por los aires la razón, buscando imponer sus límites arbitrarios y caprichosos como límites absolutos para todos. Son las esperanzas de la muerte y del odio, que nacen de la herida, del darse cuenta que hay otras esperanzas injustas que les excluyen del cielo de los dioses. Son las esperanzas del rencor y la ignorancia, de la verdad y el resentimiento. No son esas las que construirán una misma esperanza para todos.

“Lo que en otro tiempo no era más que algo enfermo se ha convertido hoy en algo indecente, es indecente ser hoy cristiano. Y aquí comienza mi nausea [1]”. Es indecente hablar hoy de esperanza cristiana cuando ésta sigue la lógica del resto de esperanzas que “llaman bueno a todo lo que eleva el sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder mismo del hombre”; y llaman malo “todo lo que procede de la debilidad[2]. Es indecente utilizar la esperanza del más allá para mantener en pie a quienes no tienen ninguna esperanza real, y tratar de convencerles de que nada pueden hacer para alcanzarla. Es indecente el buenismo de quienes acallan su conciencia con limosnas que perpetúan la división de la esperanza; son mucho más honestos quienes asumen que “los débiles y malogrados deben perecer: artículo primero de nuestro amor a los hombres. Y además se debe ayudarlos a perecer [3]”. Esta es la lógica de la esperanza que en la práctica aceptamos.

Pero también podemos hablar de la esperanza cristiana que nace de la fe en un Dios contra natura que se hizo hombre. Una esperanza que no se eleva, sino que desciende, que no desquebraja la esperanza humana en multitud de esperanzas distintas. Sino que afirma con rotundidad que no pueden haber unas esperanzas por encima de otras, y que no hay unos seres humanos que merezcan más que otros. La voluntad de ser feliz y vivir en libertad y plenitud, necesita de una esperanza común que respete la dignidad de todo ser humano. ¿Es posible todavía esa esperanza hoy? ¿Lo ha sido en algún momento? ¿Puede este Dios contra natura transformarnos de depredadores de la esperanza a constructores de una esperanza contra natura?

¿Dejaremos en algún momento de ver personas huyendo del sufrimiento, caravanas de seres humanos en busca de esperanza? ¿Se acabará alguna vez el ocultamiento del dolor y el sufrimiento de quienes no tienen ni esperanza? ¿Será el mar algún día un lugar que nos trae la vida y no cuerpos que la perdieron para huir de la muerte en la que nacieron? ¿Renunciaremos pronto a imponer nuestra esperanza sobre los cuerpos, la libertad, el deseo y la dignidad de otras personas? ¿Será real, podremos vivir algún día envueltos en esa esperanza que crea un mundo contra natura? ¿Podemos todavía darle la vuelta al mundo, a nuestras vidas?

Espero que sí, y que la esperanza en “esa imperiosa revelación de otro sentido posible, más profundo que la injusticia o el dolor” no sean “sencillamente la gratificación furtiva del burguesito en rebeldía [4], sino que esté fundada en el seguimiento de Jesús. Una esperanza contra toda evidencia, contra toda realidad… Una esperanza imposible… Una esperanza contra natura.

Carlos Osma

[1] Nietzsche, F. “El Anticristo”. (Alianza Editorial. Madrid, 1999). Pág. 75

[2] Ibíd. 32

[3] Ibíd. 32

[4] Gil de Biedma, J. “Volver. Poema: Ampliación de Estudios”. (Ed. Cátedra. Madrid, 2010). Pág. 66.

Espiritualidad , , , ,

“Otra lectura de Efesios 2,1-10”, por Carlos Osma

Jueves, 3 de diciembre de 2015
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fe-en-accionLeído en su blog Homoprotestantes:

Todo el texto de Efesios 2,1-10 queda sintetizado en poco más de un versículo, concretamente en las frases: “porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no es de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe”. Donde destacan cuatro palabras sobre las que parece pivotar toda la reflexión: gracia, salvación, fe y obras. Las interpretaciones que se hacen de este texto son diversas ya que cada una de ellas nace de una pregunta distinta, y por tanto, da prioridad a una de estas palabras sobre las otras tres.

Si nos acercamos a la experiencia de la comunidad del silgo I donde nació el texto que estamos leyendo, la pregunta que parece decisiva para el autor es: ¿Quién se salva? Si los judeocristianos afirmaban que además de la fe en Jesús era necesario formar parte del pueblo de Dios, del judaísmo, y que había que cumplir la Ley; los seguidores de Pablo, como el autor de este libro, afirmaban que Jesucristo había roto la barrera que separaba al pueblo de Israel del resto de la humanidad. Dios, mediante Jesucristo, había reconciliado al mundo con Él, por eso no hacia falta que los paganos tuvieran que hacerse judíos y cumplir todas sus leyes. En resumidas cuentas: todo el mundo podía salvarse por medio de Jesucristo.

En el siglo IV Agustín, que había rechazado en principio el cristianismo con el que su madre le había educado, había pasado gran parte de su vida dejándose llevar por sus pasiones y buscando un sentido para su existencia. En esta situación se hace la pregunta: ¿Cómo puedo salvarme? Una pregunta que en aquel momento el Pelagianismo responde diciendo que depende de lo que él haga, y el Maniqueísmo diciendo que no hace falta que haga nada que todo depende de la voluntad divina. Ante esa tesitura Agustín acaba encontrando la respuesta a su pregunta afirmando que hay un camino intermedio: Aunque el ser humano es libre, el pecado original lo limita y le impide hacer el bien, por eso es necesaria la gracia de Dios que le permite recuperar el dominio perdido sobre él mismo.

En el siglo XVI Lutero, un joven al que le acompañaba el temor a un Dios castigador buscaba también la salvación, para ello era capaz de autoflagelarse buscando la reconciliación con Dios. Las propuestas que le ofrecía su entorno para encontrar la salvación era el sufrimiento o el pago de las indulgencias que le evitarían una eternidad en el purgatorio o el infierno. Ante esta experiencia Lutero también se pregunta: ¿De qué he de salvarme? Y lo tiene muy claro, tiene que salvarse del infierno que lo atormenta, de la imposición caprichosa de la iglesia, del poder de un papa inquisitorial.

Dietrich Bonhoeffer en el siglo XX vivió en un momento en el que el nazismo se apoderó de la sociedad alemana. La iglesia evangélica alemana, a la que pertenecía, simpatizó con el nazismo y él, junto a otros cristianos y cristianas se separan y crean la Iglesia Confesante. En este contexto Bonhoeffer se pregunta: ¿Para que sirve la salvación? Y su respuesta es clara: la salvación necesita concretarse en obras que se opongan al nazismo y sean capaces de abrir espacios donde todas y todos puedan vivir, también quienes no son como yo.

Cuando una persona es capaz de leer este texto desde su experiencia, el texto puede recobrar vida. Cuando somos capaces de leer desde nuestra situación, nuestras preguntas, miedos o alegrías, el texto bíblico puede convertirse en un lugar de revelación. Es desde esta convicción que me pregunto, y os animo a preguntaros: ¿Cómo puedo relacionar en mi experiencia conceptos como gracia, salvación, fe y obras?

Salvación

¿De qué hemos de salvarnos? Si una persona jamás ha tenido necesidad de salvarse de algo, es evidente que este texto sólo lo podrá leer a nivel teórico, pero no entenderá nunca lo que se está diciendo en él.

Si la respuesta que damos parte de una experiencia personal, imagino que la mayoría de nosotros puede dar una o varias respuestas claras a esta pregunta, sólo hace falta que pensemos en los momentos en los que nos hemos sentido oprimidos, en los que nos faltaba el aire, la vida. Después, podemos analizar cuales eran las razones, los mecanismos, que producían esta situación opresiva. La salvación siempre es concreta, no teórica. La mayoría de personas LGTBI podemos decir por ejemplo que la heteronormatividad ha sido el poder que nos ha producido, y sigue produciendo, opresión y angustia, y que es sobre ella sobre la que necesitamos salvarnos.

Pero la salvación no tiene únicamente una dimensión individual, de hecho la salvación debe ser colectiva para ser real. No nos libraremos de la homofobia solos, auque se necesita de nuestra determinación, acabar con la homofobia es una tarea de todas y de todos. Y esto no ocurre sólo con la homofobia sino con cualquier opresión. Nuestra sociedad entiende a menudo la salvación como una lucha de unos contra otros, mi salvación es la opresión de otros seres humanos, mi salvación es negación de otras salvaciones. Pero cuando en el cristianismo hablamos de salvación, hablamos de la salvación de todas y de todos, para todos y para todas.

¿Para qué hemos de salvarnos? Esta es otra de las posibles preguntas. Si no queremos vivir, si estamos bien tal y como estamos ahora, cualquier mensaje sobre salvación no dejará de ser un discurso falso. Quien no es consciente de que necesita ser liberado, no busca la salvación. Muchas personas LGTBI buscan amor, aceptación, comprensión… pero no buscan salvación. Están dispuestas a aceptar la discriminación que existe en sus familias, su trabajo, su iglesia, mientras no se las rechace de una manera directa. Aceptan la homofobia porque no son capaces de creer que merecen ser salvados, merecen ser libres, merecen ser tratados como cualquier otro ser humano. Queremos la salvación para vivir con dignidad.

Gracia

La gracia es un acto de amor de Dios hacia nosotros que muestra su inequívoca voluntad de salvarnos. No son nuestros méritos, buenos o malos, los que justifican la voluntad divina de salvarnos. La gracia muestra el trato misericordioso de Dios hacia nosotros no por lo que valemos o por lo que hacemos, sino por el amor incondicional de Dios hacia nosotros.

Los evangelios hablan de esta gracia de Dios manifestada en Jesucristo. Cuando la gente que necesitaba salvación se acercaba a Jesús para pedírsela, él les liberaba, les daba vida. Nunca era una acción legal que valoraba los méritos de la persona oprimida. Era por misericordia, por pura gracia.

La gracia nos habla de un Dios que no quiere nuestro sufrimiento. No tienen sentido las teologías que predican el sufrimiento, tampoco el aceptar resignadamente la opresión. Quienes nos piden en nombre de Dios que entendamos la homofobia, que aceptemos la homofobia de baja intensidad, no nos está hablando del Dios de la gracia. La gracia nos muestra a un Dios que sufre con nosotros y que está decidido a liberarnos. Nuestra fe, para ser fe cristiana, no puede estar puesta en un Dios castigador o defensor de la opresión, sino en un Dios que tiene la firme voluntad de liberarnos y de salvarnos.

Nuestra esperanza es vivir plenamente, y para eso hemos de denunciar y no aceptar todo aquello que nos resta, que nos limita. Quien nos pida aceptar la opresión, cualquier opresión, en nombre de Dios, no nos está hablando del Dios de la gracia.

Fe y obras

Muchas veces se ha percibido estas dos palabras como antagónicas: ¿Nos salvamos por fe o por obras? El autor de Efesios no está hablando con esta lógica, cuando hablaba de obras se refería a la Ley que los judíos seguían. Eran el pueblo escogido y tenían que ser fieles a la voluntad divina que se reflejaba en la Ley que Dios les había dado. Por esta razón cuando los paganos se convertían al cristianismo (todavía dentro del judaísmo), hubo una tensión. ¿Tenían que cumplir la Ley o no? Pablo y sus discípulos pensaban que no, y esa es la reflexión que encontramos en el libro de Efesios. Aquí no se está negando la importancia de la Ley, pero se está diciendo que lo que rompe cualquier barrera entre judíos y paganos es la fe en Jesucristo.

Hay muchas leyes buenas, tenemos criterios útiles para distinguir lo que es bueno y lo que no lo es, muchas veces criterios basados en el texto bíblico, otras en lo que nuestra sociedad ha ido aprendiendo a lo largo de su historia. Pero por encima de todo eso está la fe en aquel que quiere nuestra salvación. Una fe que no se basa en la creencia o afirmación de unas teologías determinadas, o unos planteamientos políticos o sociales, sino en poner la esperanza en un Dios que quiere salvarnos a todos. Y para eso tenemos que trabajar, tenemos que movernos y arriesgar, como todo el mundo que de verdad quería ser liberado ha hecho a lo largo de la historia.

En la Biblia la fe no es algo intelectual, es una forma de vida, una manera de moverse por ella. Recordad que “gracias a la fe Abraham obedeció y se fue hacia el país que tenía que recibir en herencia… gracias a la fe Moisés abandonó el país de Egipto sin temor a la indignación del rey… gracias a la fe, Rahab la prostituta, que acogió en paz a los exploradores, no murió con los que se negaron a creer…”

Cada uno ha de buscar formas y caminos que le permitan liberarse y liberar a los demás. Como comunidad cristiana también lo hemos de hacer. Es nuestra responsabilidad, lo que se espera de nosotros. No hay soluciones fáciles ni mágicas.

A modo de conclusión

No todas las salvaciones que esperamos llegaran pronto, pero la gracia de Dios nos acompaña, su voluntad de liberarnos. Si tenemos fe, si nos movemos no por la ley, o la tradición, o la verdad, sino con la determinación de acabar con todo aquello que nos oprime a nosotros, y también a los que están a nuestro lado; entonces podremos sentir en nuestra vida que tiene sentido el texto que hemos leído: “porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no es de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe”. La salvación definitiva de Dios se puede ver, se percibe cada día a nuestro alrededor, por la fe de las personas que han decidido no dejarse vencer por la opresión. Sea esta del tipo que sea.

Carlos Osma

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Primera cristiana encarcelada por no colaborar en bodas gays

Lunes, 14 de septiembre de 2015
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davis31Del blog Homoprotestantes:

La funcionaria americana kim Davis, que se ha negado a emitir licencias de matrimonio para parejas del mismo sexo, se ha convertido en el símbolo del acoso que dicen sufrir los cristianos fundamentalistas por ser fieles a su conciencia. Su encarcelación por desacato a un juez hace pensar a muchos cristianos y cristianas que quizás en poco tiempo acaben también ellas y ellos como Daniel en el foso de los leones por no transigir y respetar las leyes de Dios antes que las de los hombres.

Es difícil para mí entender toda esa victimización, y eso que he convivido mucho tiempo con el fundamentalismo. Que quienes defienden fervientemente la homofobia, es decir la discriminación y el odio hacia otras personas, se sientan víctimas porque no se les permite ejercerla, es de locos. Que alguien pueda creer que por haber aceptado una determinada ideología de odio tiene derecho a ir contra los derechos de otras personas, es totalmente incomprensible. Sólo se puede entender desde la intransigencia y la voluntad de imponer los propios principios por delante de los derechos de los demás.

No hace falta poner muchos ejemplos pero: ¿Qué ocurriría si un médico testigo de Jehová se negase a hacer una transfusión de sangre a una persona en situación crítica alegando problemas de conciencia? ¿Qué pasaría si un cocinero musulmán de una prisión se negase a hacer la comida  de los presos durante el Ramadán? ¿Qué ocurriría si un juez fundamentalista se negase a firmar sentencias de divorcio? ¿O si una policía pacifista se negase a detener a un delincuente? ¿Qué pasaría si una funcionaria lesbiana se negase a emitir licencias de matrimonio para personas de distinto sexo? Y podríamos seguir y seguir con infinidad de hipotéticas situaciones más.

Pero entonces: ¿Por qué ha sido una cristiana evangélica fundamentalista la que se ha atrevido a hacer una estupidez como esta, y por qué el lobby fundamentalista la apoya? Pues porque estos movimientos se nutren de personas que han atravesado problemas graves en su vida de toda índole y les ofrecen una verdad absoluta que ellas abrazan como un salvavidas que se niegan a soltar para no volver a su difícil vida anterior. Si todo lo que les han dicho no es verdad, vuelven a sentirse perdidas y perdidos en el mundo complicado en el que viven. Por eso son capaces de ir a la cárcel, porque la lectura fundamentalista de la Biblia es la única verdad que les permite tener una vida con sentido. Y lo que les ocurra a los demás les trae sin cuidado, el egoísmo es el único motor que mueve la experiencia religiosa fundamentalista. El prójimo sólo tiene valor en la medida que les ayuda a reforzar sus opiniones y decisiones, por eso hay gente en la puerta de la prisión para apoyar a Kim Davis . Lo que ella es como persona no les importa lo más mínimo (tampoco a ella lo que son como personas quienes están fuera apoyándola), si ella cometiese un error saltarían sobre su cuello sin pensarlo y después la abandonarían. Pero ella representa la defensa de la verdad que les da sentido, aunque esa verdad haga aguas, y aunque esa verdad vaya contra los derechos legítimos de otras personas que se aman y quieren casarse.

Me parece terrible la forma en la que está mujer lee e interpreta la Biblia, pienso que es de lo más pedante que una persona que a penas tienen conocimientos teológicos se atreva a decir qué dice la Biblia y cómo debe interpretarse de verdad. Saber leer no la convierte en teóloga, al igual que saber multiplicar no la convierte en matemática. Defiendo su derecho a leer la Biblia y sacar sus propias conclusiones, pero no a que sus interpretaciones (o las interpretaciones en las que ha sido instruida) le den carta blanca para vulnerar los derechos de otras personas. Si hoy le produce un problema emitir licencias de matrimonio a dos personas del mismo sexo, que se dedique a otra cosa. Si mañana decide pasarse del fundamentalismo, al veganismo, o al ateísmo, o mejor a un cristianismo que siga el ejemplo de un Jesús que era capaz de reconocer y respetar el amor de quienes tenía alrededor, pues que vuelva a su puesto de trabajo.

Si a esta señora firmar una licencia de matrimonio le hace tambalear el frágil mundo que a día de hoy le da sentido, pues que no las firme y se vaya a trabajar de otra cosa. Aunque quizás lo mejor sea que se atreva a construir una vida más consistente y menos fundamentalista que le permita ser más humana, y de rebote le ayude a conservar su trabajo. Si como ella ha dicho, se debe a la autoridad de “Dios” que es superior a las leyes de su país, pues que se cambie de trabajo o de país. Aunque yo no le recomendaría algunos países donde los dioses que tienen autoridad la impedirían trabajar, casarse cuatro veces, y sobre todo expresar sus opiniones.

Tampoco entiendo lo de encarcelar a esta mujer, me parece una medida desproporcionada y espero que pronto pueda salir de la prisión, al igual que espero que todas las personas del condado de Rowan puedan casarse libremente si así lo desean. Pero ya que va a estar unos días en prisión, espero que al igual que un ángel liberó a Daniel en el foso de los leones, un ángel ayude a Kim Davis a liberarse de los leones de homofobia que duermen a su lado. Quizás así encuentre al Dios de Jesús que encontramos en el evangelio. Él la puede liberar de odios y fobias, y le puede permitir ver la diversidad y el amor que tiene a su alrededor.

Carlos Osma

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Vete de tu tierra y serás bendición”, por Carlos Osma

Jueves, 27 de agosto de 2015
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Vete de tu casaDel blog Homoprotestantes:

“Un día el Señor dijo a Abram: “Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición”. (Gn 12, 1-2).

Nuestra tierra, nuestra parentela, la casa de nuestro padre, el lugar del que procedemos cristianas y cristianos, está enfermo de homofobia. En el lugar donde nacimos, donde creamos nuestra identidad y se nos trasmitió la fe en un Dios de amor, se predica el odio y la discriminación hacia las personas LGTB. Puede hacerse de una forma descarada, utilizando la palabra de Dios contra el amor y la dignidad de quienes no son heterosexuales, o engañando con sermones inclusivos sobre el arcoíris que no se traducen jamás en nada real. No hay que darle más vueltas, el mundo del que nunca hubiésemos querido salir, donde viven nuestros seres más queridos, nos odia, y quiere que nosotras y nosotros nos odiemos también.

Algunas personas cristianas LGTB se engañan a sí mismas queriendo cambiar ese mundo para hacerlo realmente más evangélico y por tanto, más humano. Su vida se convierte en una batalla que pretende cambiar a quienes no tienen ninguna intención de hacerlo, a quienes se sienten a gusto con la homofobia porque la consideran divina. Es duro aceptar que tu hermano, que tu madre, que tu amiga de toda la vida te va a ver siempre como un enfermo, como una pecadora, como a alguien que arrastra una tara… o simplemente como alguien que tiene que aceptar y entender la discriminación que sufre. Es muy difícil vivir dentro de una comunidad cristiana donde en realidad no eres más que una prueba de su progresismo, o una muestra de su amor por los pecadores. Pero más difícil es abandonar ese mundo y quedarse sola o solo, sin nadie que de verdad te acompañe en el seguimiento de Jesús. Quizás sea esa la verdadera razón por la que estos cristianos y cristianas LGTB prefieren engañarse, porque no quieren salir de su mundo, el mundo del que proceden y al que siempre han pertenecido.

Pero no hay que engañarse, hay también otras razones, otras realidades que empujan a personas LGTB a permanecer dentro de comunidades y entornos familiares cristianos que predican la homofobia. Hay muchas personas LGTB que tienen responsabilidades, que son pastores, diaconas, que son directoras de alabanza, que llevan grupos de jóvenes.. hay cristianos y cristianas LGTB que viven de la iglesia, que su manutención y la de sus hijos e hijas dependen de los riesgos que estén dispuestos a correr. Hay muchas personas LGTB que son cómplices de la homofobia, y en su caso, doblemente culpables del sufrimiento de muchas personas. Demasiada gente que no quiere perder su estatus, o su dinero, o su poder… y que después dicen vivir atormentados por sus sentimientos. A todas ellas y a todos ellos, “más les valdría ser arrojados al fondo del mar con una piedra de molino atada al cuello” (Mt 18,6).

Las cristianas y cristianos LGTB que prefieren no autoengañarse, que son conscientes de que sus familias, sus iglesias, sus entornos, no les pueden ayudar en su deseo de tener una vida digna, pueden ver como el mandato que Dios dirigió a Abram se convierte en el único mandato posible que Dios les dirige hoy a ellas y ellos:“Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré”. No es fácil dejar el lugar del que siempre se ha querido formar parte, pero el sistema patriarcal no es un lugar seguro para nosotros. El miedo a lo desconocido paraliza, pero la única posibilidad real que nos queda si no queremos estar toda la vida sometidos, es la que Dios pone delante nuestro: salir hacia otros mundos posibles, construirlos si es necesario, para poder ser libres. Libres para a mar a Dios, amarnos a nosotros mismos y a nuestros prójimos tal y como son. Cada día que retrasamos esa decisión es un día perdido para la vida, para nuestra vida.

La promesa que Dios le hizo a Abram es que ese lugar, esa tierra prometida, no era sólo un lugar donde refugiarse, un lugar donde huir y esconderse. La tierra prometida era un lugar con una promesa: “Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición”. Nos movemos hacia espacios de inclusión para todas y todos, espacios que se harán reales en la medida que seamos capaces de construirlos. Podemos disfrutar de lo que otras personas han hecho, de su trabajo en momentos mucho más difíciles que el nuestro, pero no somos llamados a una tierra donde todo está hecho ya, vamos a una tierra “donde mana leche y miel”, pero tendremos que esforzarnos y ser valientes para hacerla nuestra. Así podremos ser bendición para los demás. Desde esos lugares, desde esas nuevas maneras de entendernos, de entender el mundo y a Dios, podremos ir transformando el resto del mundo para hacerlo más justo.

El reto puede dar vértigo, pero es la única posibilidad que nos queda y que realmente puede traernos vida. Salir del mundo en el que nacimos y que no nos quiere, para ir hacia otro mundo donde poder disfrutar de la dignidad que Dios nos ha dado como hijos e hijas suyos. Hay que ser muy valientes y enfrentarse a los miedos que nos atormentan cada día, pero Dios nos ofrece una promesa, él nos bendecirá, nos engrandecerá y nos permitirá ser de bendición para otras personas. El evangelio no se vive en la casa de nuestros padres, y eso lo sabemos muy bien, si queremos seguir la promesa de Dios tenemos que abandonarla. Si queremos vivir, hay que ponerse hoy mismo a caminar, con la esperanza puesta en la promesa de Dios. Quienes confiaron antes que nosotros en Dios, no han sido defraudados.

Carlos Osma

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“HomoCristianus Evolutis: ¿Hacia qué estamos evolucionando?”, por Carlos Osma

Martes, 28 de julio de 2015
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Gay-Marriage-Evolution-ChartPalabra de Dios: Del blog Homoprotestantes:

Los cristianos homosexuales son diversos, pero es fácil observar que existe una evolución en la manera en la que se entienden a sí mismos, y la forma en la que relacionan su orientación sexual con su fe. Podemos decir que actualmente cohabitan diferentes Homocristianus y que muchos de ellos están evolucionando hacia estados superiores de desarrollo. Quizás en poco tiempo algunos estados primitivos habrán ya desaparecido, y habrá otros y otras Homocristianus a los que les costará entender cuál fue la razón por la que durante tanto tiempo existieron cristianos y cristianas homosexuales que vivían su fe de otra manera.

Los primeros cristianos homosexuales no levantan la cabeza, son los Homocristianus Absconditi, que como su nombre indica viven escondidos en sus iglesias tras una imagen heterosexual que les ayuda a pasar desapercibidos. Su fe y su orientación sexual no son compatibles. Tienen una imagen negativa de si mismos, se desprecian y sueñan con que algún día el Dios del cielo les regale la heterosexualidad. Su principal característica es el sufrimiento, y vivir la sexualidad como un castigo. Muchas de estas personas, para no ser descubiertas, se casan con personas de diferente sexo y si tienen relaciones homosexuales lo hacen de manera secreta y sólo para satisfacer su instinto sexual.

La siguiente evolución son los Homocristianus Mutatis que a diferencia de los anteriores decidieron en algún momento hacer pública su orientación sexual en un entorno más o menos reducido. Su fe y su orientación sexual siguen siendo incompatibles pero están convencidos de que con una voluntad de hierro y los psicoanalistas o consejeros pastorales apropiados pueden hacer el cambio, pueden mutar hacia la tan ansiada heterosexualidad. Se pasan la vida mintiendo, de recaída en recaída, o lo que es lo mismo, haciendo evidente que lo de la mutación es un imposible. Algunas de estas personas, como perciben como incompatibles la orientación sexual y la fe cristiana, acaban por abandonar el cristianismo. Sin embargo mantienen el sentimiento de culpa en el que fueron educadas.

Cuando el cristianismo fundamentalista habla de homosexuales, lo hace exclusivamente de Homocristianus Absconditi y Homocristianus Mutatis. Esos son los homosexuales que existen en sus comunidades. A ellos va dirigido su discurso, y sólo a ellas y a ellos puede afectar lo que dicen puesto que estos Homocristianus comparten su ideología homófoba. Es sorprendente ver como unas comunidades cristianas que hablan de liberación y de vivir en la verdad, son capaces de tener sentados a tantos Homocristianus Absconditi. No sorprende tanto que este tipo de cristianismo se alinee con posturas que las principales corrientes psicológicas rechazan, puesto que en otras áreas científicas hacen lo mismo para defender sus interpretaciones teológicas. Pero si llama la atención su falta de humanidad, lo poco que les importa el sufrimiento que evidentemente saben que sufren las personas a las que engañan con sus terapias reparativas. Además el miedo a poner en duda sus planteamientos fundamentalistas se traduce en negar que las personas que padecieron su homofobia puedan expresarse.

El primer paso en cuanto a la compatibilidad de la orientación sexual y la fe lo da el Homocristianus Bíblicus cuya principal razón de ser es la justificación bíblica de la homosexualidad. Para estas cristianas y cristianos homosexuales su aceptación dentro de las iglesias pasa por demostrar que la Biblia no les condena. Su discurso esta basado en la premisa de que los textos bíblicos que tradicionalmente se han utilizado para condenarlos han sido mal interpretados. Por primera vez el Homocristianus se atreve a tomar la iniciativa y acercarse a la Biblia de forma distinta que los Heterocristianus. Es aquí donde se concentran los enfrentamientos más duros puesto que el fundamentalismo, que se ha otorgado la interpretación verdadera de la Biblia, se niega a perder su estatus. El enfrentamiento es desigual, una lucha entre David y Goliat, pero es evidente que el Homocristianus Bíblicus ha conseguido grandes avances, y ha permitido mostrar que sólo la homofobia previa del lector hacen posible las lecturas homófobas tradicionales.

En iglesias no fundamentalistas podemos encontramos al Homocristianus Juribus que no tiene problema en cuanto a la compatibilidad de la fe y la orientación sexual, pero que se reconoce discriminado dentro de la iglesia. Por esa razón trabaja desde dentro para conseguir los mismos derechos que el resto de personas de la comunidad. Aquí no hay una lucha contra el fundamentalismo, sino contra el inmovilismo y el conservadurismo. Ocurre a menudo que como dentro de estas comunidades más progresistas los homosexuales no son rechazados directamente, el Homocristianus Juribus no es bien entendido por los Heterocristianus. Su labor por tanto es evidenciar la discriminación y trabajar por su erradicación. Una tarea a largo plazo que no tiene asegurado el final feliz, pero que permite sumar a muchos Heterocristianus a la lucha por la justicia dentro de la iglesia. Ya son varias las iglesias en Europa y América que han reconocido los mismos derechos en todos los ámbitos a los Heterocristianus y los Homocristianus. Que esto pueda ocurrir en España, está por ver, pero no parece fácil a menos en un plazo razonable.

El Homocristianus Bíblicus y el Homocristianus Juribus se diferencian en que el primero todavía tiene lazos con el fundamentalismo, mientras el segundo los ha roto para siempre. Sin embargo los dos comparten la convicción de que hay que convencer al Heterocristianus, que será el que les dará el sí o el no definitivo. De alguna forma la heterosexualidad sigue sin perder su hegemonía, su poder divino que regula y ordena la iglesia, la fe y las sexualidades aceptables. No hay una mirada de igual a igual, sino que en ambas posturas el Homocristianus se somete al Dios heteronormativo. ¿A qué se debe esta necesidad de aceptación que a veces parece enfermiza? ¿Es posible que todavía exista un atisbo de culpabilidad por haber traicionado a la heteronormatividad? ¿Homofobia interiorizada? ¿O simplemente incapacidad de pensarse fuera de la teología heteronormativa?

El último escalón por el momento en esta evolución lo ocupa el Homocristianus Liberum, que se atreve a vivir su fe y su orientación sexual en continuo diálogo. Lo primero no sería convencer al Heterocristianus, sino abrirse a la fe desde la propia manera de ser y sentir, ver que aporta y de que forma puede llevarle a una mejor comprensión de lo que él o ella es. No se trata de convencer, de discutir… los Homocristianus Liberum se abren a lo que la Biblia quiere decirles tal y como son, ahora ella no es un lugar para demostrar algo a los fundamentalistas, sino el lugar donde Dios se revela. El cristianismo no consiste en luchar para conseguir unos derechos dentro de la iglesia, sino en vivir y transmitir el evangelio liberador al entorno. Y para eso el Homocristianus Liberum ya no pierde el tiempo dentro de iglesias que no son verdaderamente inclusivas. Espera que estas cambien, pero el evangelio no consiste en cambiar iglesias, sino en seguir el ejemplo de Jesús en cualquier área de la vida. Y si necesitan comunidades inclusivas, los Homocristianus Liberum las construyen, sin complejos, como millones de cristianos y cristianas lo han hecho a lo largo de la historia. La vista ahora ya no está puesta en lo que ocurre dentro de uno mismo, o en lo que piensa la heteronormatividad, sino en participar en la transformación de una sociedad que necesita el mensaje liberador de Jesús.

¿Cuál será el siguiente Homocristianus? Todavía es difícil saberlo, pero seguro que uno cuya razón de ser esté más cercana al mensaje de Jesús, y más lejos de la opresión y de la muerte. Y para eso se necesita salir a su encuentro, al encuentro del maestro, desde lo que cada uno y cada una es, sin añadir ni quitar nada. Que sea el maestro, o el seguimiento del maestro, el que lo transforme una vez más.

Carlos Osma

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Pedro Zerolo: “Actos de vida”.

Sábado, 13 de junio de 2015
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pedro-zeroloDel blog Homoprotestantes:

“Estoy preparado para el tránsito… he contribuido a cambiar un poquito la sociedad… de irme mañana me iría tranquilo… sabiendo que he hecho lo que tenía que hacer: un buen trabajo. He querido mucho a la gente que me ha querido[1]”.

Supongo que no soy el único que al enterarse esta mañana de la muerte de Pedro Zerolo ha tenido una sensación rara; como si fuese una persona cercana, alguien que forma parte de tu vida, la que ha fallecido. Y es que mientras escribo estas líneas, tengo en mi mesa un dibujo con muchos colores del que Zerolo también es responsable. Un dibujo de un enanito sonriente bajo un corazón y unas letras que dicen: “Para Papá”. Sin la labor de personas como él, la familia que hemos construido mi marido y yo, probablemente hoy no existiría. Así que allá donde estés: gracias.

Formo parte de dos mundos que me condicionan. En el primero de ellos, en el que nací, he conocido a gente que se preocupa por los demás y que trabaja por un mundo más justo. Pero ese tipo de personas son minoría, y sobre todo, son las que menos influyen a la hora de tomar decisiones. Provengo de un mundo donde no hay sueños, ni esperanza, ni deseo de justicia. Sólo hay miedo al cambio, voluntad de control social, doble vida, mentiras y una falsa convicción de poseer la verdad. En esa ideología opresiva que mamé desde niño sólo hay una forma de cambiar tu entorno: imponer una división aleatoria entre buenos y malos en la que personas como yo no existimos, y en el que no importa lo que alguien sienta o desee. No hay nada por encima de la verdad neoconservadora que unos mediocres imponen como universal a otras personas que son incapaces de decidir por ellas mismas. Jamás me olvido que vengo de allí, y soy consciente de que me condiciona, no es tan fácil liberarse de una ideología que se lleva en el ADN.

El segundo mundo del que formo parte es el LGTBI. Muchas personas intentan evitar identificarse con él, quizás porque todavía no han superado la negación impuesta por la homofobia interiorizada de la que no pueden desprenderse. Para quienes me vieron nacer, este mundo, cuando lo conseguían nombrar, era un peligro. De él no se podía obtener nada bueno, sólo tristeza, desenfreno, falta de valores, sexo sucio y repulsivo… Personalmente descubrí que como en todos los lugares hay gente que se mueve por intereses que van desde los económicos al deseo de reconocimiento, o simplemente la necesidad de sentirse útiles. Sin negar todo eso, el movimiento LGTBI que conozco trabaja por la justicia. Así, sin rodeos, intentando que la vida de todas las personas sea más libre.

Pedro Zerolo, una de las personas más relevantes dentro del movimiento LGTBI español de los últimos años, definía su trabajo como “Actos de vida”, implicándose en acciones que hacían posible una vida más feliz para todas y todos. “Actos de vida” que mejoraban el mundo en el que vivía, y el mundo en el que vivían los demás. Que paradoja fue para mí descubrir, gracias a personas como Zerolo, que en un colectivo donde la religión se percibe como enemiga, se vive de forma clara el evangelio. El movimiento LGTBI tiene una evidente voluntad de construir una sociedad más justa y de acabar con las actitudes excluyentes que producen el sufrimiento de las minorías y de las mayorías sin poder. Si algo me ha enseñado el comportamiento de Zerolo, es que el mundo no se cambia por mandato divino, sino siendo sensible a las injusticias que nos rodean. Una sensibilidad que probablemente es más aguda cuando uno mismo ha sido objeto de opresión.

Pedro Zerolo decía que uno de los armarios de los que había tenido que salir era el del ateísmo. Se definía como ateo sin dudarlo, y decía que vivía para vivir intensamente, tanto lo bueno como lo malo. Cuando en una ocasión le preguntaron que haría si tuviera a Dios cara a cara, respondió: “Sé que si Jesús de Nazaret viviera hoy estaría con los más desfavorecidos y los perseguidos, también con las personas LGTB, defendiendo la igualdad de trato, consideración y oportunidades. Al lado de los que sufren, de los desahuciados”. Creo sinceramente que se olvidó decir que también estaría con las personas que como él trabajan por quienes no reciben un trato justo y digno.

Aunque conmocionado y triste por la muerte de Pedro Zerolo, me siento agradecido por su labor y su ejemplo de sinceridad y militancia. En una ocasión comentó que “El amor es siempre militante”. Sea cual sea el origen del amor, sea cual sea la fuente que lo sostiene, ateos, agnósticos y religiosos compartimos la idea de que es el amor el que puede cambiarlo todo. Y que sólo el amor que se implica, que milita, que es capaz de arriesgar, es amor verdadero. Así que de nuevo gracias, gracias por tu militancia, por tu muestra de amor por la justicia que en mi caso, no ha servido para cambiar un poquito mi mundo, sino para transformarlo de arriba abajo.

Carlos Osma

[1] Declaraciones de Pedro Zerolo en una entrevista realizada hace a penas un mes.  https://www.youtube.com/watch?v=z5-0bX0UHd4

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“La túnica de José”, por Carlos Osma

Martes, 5 de mayo de 2015
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Diego_Velázquez_065Del blog Homoprotestantes:

El libro del Génesis termina narrándonos la historia de José, hijo de Raquel y Jacob. Amores, odios, venganza y perdón, recorren a partes iguales esta perla de la literatura universal, en la que cientos de generaciones han visto reflejadas sus experiencias con otros seres humanos y con Dios. Como siempre se han levantado voces apropiándose de la lectura correcta y verdadera, obligando al resto a ponerse en su piel y en sus ojos, antes que en los propios. Muchos han caído en este engaño y los han creído, olvidando que Dios puede hablarles también a ellos a través de ese joven y guapo José, a quien sus hermanos despreciaban.No sé si José se sabía diferente antes, pero el regalo que le hizo su padre a los 17 años, dejaba bien claro que no era igual que el resto de sus hermanos. Una túnica de colores puso al descubierto que su padre sentía un profundo amor por él. Todas aquellas tonalidades, que a partir de entonces adornaban su cuerpo, mostraban de una forma llamativa al resto del mundo que Jacob estaba al lado de José. No había que esconder los matices del rojo, el verde, el rosa o el negro que recorrían aquella túnica. Eso hubiera sido un desprecio inaceptable para quien con aquel trozo de tela quería decirle a su hijo que lo amaba.José tenía sueños, era capaz de mirar al futuro, pero al principio no se creyó autorizado para interpretarlos sólo. Por eso los compartió con los que tenía más cerca, con su padre y sus hermanos. Quizás era demasiado joven aún para darse cuenta de que no todo el mundo tiene sueños, y de que los suyos invertían el orden establecido en la familia por las tradiciones más ancestrales. José no era ni el padre, ni el hermano mayor, por lo tanto era él quien debía inclinarse ante ellos. Pero los sueños de José no tenían su origen en lo establecido socialmente, sino en la libertad de elección de Dios. Era Yahvé el que lo había escogido, y el que finalmente escribiría rectamente, los renglones que sus hermanos trataron de torcer.

Dentro de la cisterna no había agua, eso fue lo que salvó a José de morir ahogado al instante, sin embargo, allí dentro, la muerte lo amenazaba constantemente. Sus hermanos lo habían lanzado al pozo para esconderlo, dentro de esa oscuridad los colores de su túnica eran imposibles de distinguir. Estaba sólo en aquellas profundidades casi demoníacas, pensando quizás, que era lógico que Benjamín no se hubiera atrevido a defenderle. Eran diez contra uno, estaba en minoría, y además era el menor de todos. Y aunque en ningún momento dudaría del amor de su hermano, sabría que a Benjamín le había faltado la fe; si hubiera confiado más en Dios que en su estrategia, hubiera estado preparado como él, para ser testigo de la salvación de Dios.

Mientras se alejaba de su familia y de su mundo, José echaría de menos la túnica que sus hermanos le arrancaron antes de venderle a los ismaelitas. Con ellos, que mucho tiempo antes habían sido desterrados por no respetar la leyes de la familia que situaban a Isaac como heredero legal antes que a Ismael, se dirigía hacia el día del cumplimiento de sus sueños. Probablemente encadenado, y pensando en su padre, llegó a Egipto. Allí ya no pidió a los demás la interpretación de sus sueños, sino que se atrevió él mismo a ponerles palabras, a los suyos y a los de los demás. Gracias a eso, y a la voluntad divina, volvió a vestirse con otra túnica de fino lino que expresaba al mundo entero cual era la identidad a la que Dios lo había llamado.

Sus hermanos utilizaron la sangre de un cabrito para esconder su odio hacia él, era la coartada perfecta para esconder sus inseguridades más profundas, con ella justificaron su cruel acción. Pensaron que manchando la túnica de colores con la sangre del sacrificio podrían dormir tranquilos, la mentira les protegería de la ira de su padre. Pero esto no fue así, por mucho que lo intentaron. Cada día que miraban a los ojos a su padre Jacob, escuchaban la voz de Dios dentro de ellos preguntando: “¿dónde está José tu hermano?” Y aunque ellos respondían que no lo sabían, una voz enérgica les decía: “la voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra” (1).

Con ese temor, que durante años escondieron en su interior, se encontraron con José años más tarde. Pero si había algo que había aprendido José, era que él no era nadie para buscar venganza. Así que prefirió disfrutar junto a ellos de la nueva oportunidad que Dios les daba, en vez de mantener el odio que hubiese acabado a la larga con todos ellos. Le bastaba saber que: “vosotros pensasteis mal contra mí, más Dios lo encamino a bien, para hacer lo que veis hoy (2)”. Por eso se dejó llevar por sus sentimientos, por eso cuando vio a su hermano Benjamín se echó sobre él, lo abrazó y lloró. Y por eso, quizás, esta es una suposición mía, cuando Jacob revivió al reencontrarse con su hijo, le entregó la túnica de colores manchada con la sangre del sacrificio de un cabrito, que desde hacía años tenía guardada.

Carlos Osma

(1) Gn 4, 9-10

(2) Gn 50, 20

Fuente: Lupa Protestante

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Impurezas y posesiones diabólicas.

Lunes, 27 de abril de 2015
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mathisDel blog Homoprotestantes:

Segunda parte del estudio: Un Mesías saliendo del armario

Una lectura queer de Mc 3,20-6,6

  1. UNA CASA Y DOS LUGARES. ESTAR DENTRO Y ESTAR FUERA (3,20-3,34)
  • 1. ¿Quién está dentro?

El evangelista nos sitúa ahora dentro de una casa, probablemente la de Pedro. Jesús está allí con sus discípulos y la casa comienza a llenarse de gente. La acción no tiene lugar en Jerusalén, lo que allí ocurre está alejado del discurso religioso oficial. Estamos en los márgenes del poder, en un espacio donde éste es cuestionado. Es por eso que, como ya vimos anteriormente, los representantes religiosos reaccionan defendiendo el lugar que ocupan. Su lugar es Jerusalén, pero deciden salir de allí, para acercarse al entorno de Jesús y sus discípulos y desacreditarle. La manera es sencilla, intentan resignificar las acciones salvíficas y sanadoras de Jesús como diabólicas. Pretenden que la mirada de sus seguidoras y seguidores no se dirija hacía las acciones liberadoras de Jesús sobre las personas oprimidas, sino que se centren en un discurso teórico que condena al maestro: “los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios [1]”. En otras palabras, las personas que habían sido liberadas de los poderes opresivos que las hacían sufrir, lo habían sido no por un maestro, no por voluntad divina, sino por el más grande de los poderes opresivos. Ese Jesús que daba esperanza a la gente, pero que cuestionaba la enseñanza de los religiosos, era un embaucador.

Sabemos que las mujeres y hombres de la comunidad marcana se reunían todos los domingos en una casa, no en las sinagogas, para recordar la resurrección del maestro que les había liberado; ese era su alimento. Su fe en Jesús, basada en la experiencia vivida de sentirse salvados por él, convierte al maestro en el centro de su espiritualidad, en aquel que resignifica todo discurso teórico, toda acción religiosa. Eso, hizo que el discurso oficial de la religión judía reaccionara negando el lugar que se le estaba dando a Jesús, en detrimento de la Ley y el monoteísmo. El Jesús que usurpa lo establecido por el poder religioso, aunque pueda haberse revelado como un salvador, no es más que un poder demoníaco. Un mentiroso que llevará a la perdición.

Los espacios abiertos en el mundo por las personas LGTBI para poder vivir libremente y poder dar expresión a todas sus potencialidades, son cada vez mayores, aunque no deberíamos dejarnos llevar por lo que ocurre en las grandes urbes de muchas ciudades occidentales; esos espacios, aunque ya no son anecdóticos, sólo existen para una pequeña minoría de la población LGTBI mundial. Y esos terrenos ganados a la exclusión, son para cristianas y cristianos, como la casa donde Jesús se reúne con sus discípulos y discípulas. Lugares de liberación, donde los poderes opresivos desaparecen, y donde los seres humanos se sienten a salvo. Ante eso, como el evangelio nos indica, los poderes patriarcales intentan desviar la mirada de la experiencia sanadora que han vivido las personas LGTBI que forman parte de estos espacios, para lanzar un discurso teórico que hace de nuestro Jesús liberador un demonio. Sólo el Jesús de sus leyes, el de sus dogmas, el de sus costumbres, es el verdadero. El Jesús en el que creen muchos cristianos y cristianas LGTBI es un engaño, una falacia. La justicia por la que trabajan miles de entidades LGTBI es una opresión.  Lo que la realidad muestra, sólo es un espejismo, la verdad es la de siempre: el patriarcalismo, la naturaleza y la doctrina. Y las tres dicen, que vuestro Jesús es demoníaco.

  • 2. ¿Quién está fuera?

Fuera de la casa están la madre, los hermanos y las hermanas de Jesús que han creído a los maestros de la Ley y dan por hecho que su hijo está “fuera de sí”. No hay en ellos una crítica a quienes pretenden etiquetar a su hijo como desviado, les creen a pies juntillas, no ponen en duda los poderes establecidos. Quizás porque sería poner en duda el suyo propio, y la familia tenía por aquel entonces un lugar central en la estructuración de la sociedad. A primera vista parece que la familia de Jesús actúa desde el amor y se preocupa por la salud de su hijo, por eso quieren sacarlo del lugar que ocupa en aquella casa donde predica, para situarlo en su lugar, en el hogar familiar. Pero lo que la madre, las hermanas y los hermanos de Jesús vienen a hacer, es sacar a Jesús de un espacio que les avergüenza. El comportamiento de Jesús trae la deshonra para la familia, y ante eso sólo tienen dos posibilidades: intentar convencerlo para que salga de allí o rechazarlo.

Lo que representa en el texto la familia no es más que una estructura al servicio del poder semejante a los fariseos. Pero a diferencia de la estructura religiosa, que ejerce un ataque directo a lo que Jesús es, la familia aquí representada tiene otra estrategia. Lo que parece mover su comportamiento es el amor, la responsabilidad, la preocupación por Jesús. Quieren que Jesús viva dentro de la casa familiar sin tanta estridencia, sin hacer ruido. Es evidente que la finalidad tanto de la familia como la de los fariseos es la misma: hacer callar a un Jesús que cuestiona el modelo social y religioso que ellos representan. Leer más…

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“Dolor, deseo y liberación, en los brazos del ángel”, por Carlos Osma

Viernes, 20 de marzo de 2015
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jacobangelDel blog Homoprotestantes:

Al final se hizo de noche, y prefirió quedarse sólo. Ya no necesitaba familia ni amigos, se había alejado de ellos poco a poco, casi sin darse cuenta. La continua tensión con la que vivía empezaba a hacer mella en él, por eso buscó un lugar en la noche donde pasar desapercibido. Allí estaba, en medio de la nada, agudizando todos sus sentidos para no ser descubierto, y con la esperanza de encontrar algo de tranquilidad.

Prefirió quedarse sólo, esperando, mientras recordaba las mentiras, engaños, y astucias que le habían ayudado a construir su vida. Siempre había huido de todo, invadido por profundos miedos y desestabilizadores deseos; pero ahora presentía que no podía escapar más, y que muy pronto acabaría por enfrentarse a sus peores pesadillas. Su cuerpo se agarrotaba por esa mezcla de sentimientos, quizás por eso subió hasta aquel lugar inhóspito, donde la oscuridad de la noche impedía distinguir otros rostros.

El terror le atravesó el alma cuando sintió a su lado la presencia de otro hombre. Se giró con rapidez para ver a aquel demonio que se abalanzaba sobre él. Intentó mirarle a la cara, pero era tarde ya, lo tenía encima. Fue una lucha atroz, donde el deseo insaciable por la vida, le ayudó a no darse por vencido. Intentó escapar de los brazos de su enemigo con todas sus fuerzas: empujando, golpeando, incluso mordiendo, pero le fue imposible. Una fuerza sobrehumana que desconocía le empujaba una y otra vez hacia él. Nunca se había resistido tanto, pero jamás había sentido una atracción tan sobrehumana como aquella.

Durante toda la noche no pudo escapar de aquel cuerpo, sintió su fuerza, su piel y el calor que desprendía. Aquello le produjo un profundo dolor que no podía entender ni compartir con nadie, estaba sólo. En cada uno de los golpes que infringía a aquel ser demoniaco se concentraban todas las experiencias de rechazo, falsedad y dolor que le acompañaban desde niño. Toda la energía malgastada en su huída hacia ningún sitio, explotaba virulentamente para repeler aquel cuerpo codiciable. Una noche larga y oscura, con ansias de amor encendido, que no tuvo otra luz ni guía que un corazón ardiente(1).

Pero llegó el alba, y aquellos primeros rayos de luz le permitieron adivinar el rostro de con quién luchaba. No era un demonio, el hermoso cuerpo de aquel hombre pertenecía a un ser celestial. Cuentan los antiguos que fue en ese momento, mientras observaba maravillado, que golpeó a aquel ser divino dejándolo herido para siempre(2). Entonces, como si de un milagro se tratase, sus ojos vieron claramente al varón que yacía en el suelo herido por sus rebeliones, molido por sus pecados, y con una llaga en el costado(3). Aquel ser que había venido, no para luchar, sino para acompañarle en su liberación, le susurraba: “vete, déjame ya, que nace un nuevo día. Vete, yo no te condeno”.

Podía haberle dejado marchar en aquel momento, pero no pudo hacerlo. La experiencia lo había transformado para siempre, eso lo sabía, pero necesitaba mucho más. Por eso, con su deseo liberado, se aferró aún más a él, y lo abrazó con todas las fuerzas que le quedaban. “No, no te dejaré”, le decía una y otra vez, “ahora no; no te dejaré si no me bendices”. Mucho le había costado llegar hasta allí como para perder la oportunidad de llevar siempre consigo algo de la esencia divina. Prefería morir en los brazos de aquel ángel, que volver sólo a la vida que había llevado hasta entonces.

Y milagrosamente recibió lo que pedía, fue transformado, salió de la oscuridad de su vida anterior para entrar en otra nueva. Ya no tenía que escapar de nadie, Dios mismo estaría con él en cada momento de su vida para enfrentarse a sus temores. Su nombre, su falsa identidad, quién todo el mundo creía que era, fue borrado para siempre. Ahora era alguien nuevo, porque se atrevía a ser él mismo en todas las facetas de su vida. No necesitaba mentir, ni engañar, ni esconderse. La experiencia con aquel ser divino lo cambió para siempre, y entro a formar parte de un pueblo. Un pueblo en busca de vida, la que Dios mismo le había dado.

Que alegría recordar aquella noche oscura y dolorosa, que se convirtió en una noche más amable que el alborada, donde fuimos guiados, y transformados por el amado(4). Una noche donde cayeron los disfraces que tan dolorosamente llevábamos y en la que fuimos conducidos ante la verdad desnuda de quienes éramos. Allí vimos perfectamente las heridas que producía la negación de nuestra identidad en aquel que nos dio la vida. Y allí, abrazando al herido por nuestras rebeliones, lloramos por nuestra incredulidad, por nuestra ignorancia, y por todas aquellas veces que le habíamos golpeado pensando que era nuestro enemigo.

Carlos Osma

Notas:

(1) Referencia a “Noche oscura del Alma” de San Juan de la Cruz.
(2) Gerard von Rad sostiene que probablemente, en una forma mucho más antigua de esta saga, y antes de que el texto bíblico quedase fijado como hoy lo conocemos, fue Jacob quién hirió al ángel. “El libro del Génesis”. (Ediciones Sígueme. Salamanca, 1988), p.395.
(3) Referencia a Is 53,5
(4) Referencia a “Noche oscura del Alma” de San Juan de la Cruz.

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Dos Familias Homoparentales Cristianas: Reflexiones y Experiencias.

Jueves, 12 de marzo de 2015
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esculturaDel blog Homoprotestantes:

Carlos:¡Embarazadas! Felicidades a las dos. Supongo que el camino para llegar aquí no empezó hace sólo unos meses. ¿Cuándo te planteaste por primera vez que querías ser madre? ¿Imaginaste en aquel momento que compartirías la maternidad con otra mujer?

Esther: Gracias! Kati y yo estamos contentísimas. Empezamos a pensar en tener hijos desde que empezamos nuestra relación hace 10 años, pero en ese entonces no hablábamos de embarazo sino de adopción- que todavía deseamos hacer algún día. Con el tiempo fuimos recogiendo más información al respecto de un embarazo con donante, primero en Buenos Aires en donde vivimos por unos años y en donde contactamos con una clínica de fertilidad y un banco de semen por primera vez.

Siempre me gustaron los niños/as, siempre quise tener hijos/as propios, nunca sin embargo estuve muy segura de querer parirlos! (jaja).

Antes de estar con Kati ni siquiera me imaginaba una vida posible fuera del armario, lo de la maternidad simplemente estaba fuera incluso de mis propios sueños.

Y para vos Carlos y tu marido, como nació en ustedes la idea de tener hijo/as?

Carlos: La verdad es que creo que siempre dí por sentado que algún día tendría hijos, imagino que nacer en una familia numerosa tiene mucho que ver en eso. Cuando acepté mi homosexualidad, pensé que renunciaba no sólo a la familia que tenía, puesto que creía que no me aceptarían, sino también a la que podría formar en el futuro; me refiero a enamorarme y ser padre. Ser homosexual, me limitaba y me situaba en otro espacio que no era el de la familia y el amor, sino el de la soledad y el sexo esporádico.

Pero esa idea duró poco, al final me fue imposible renunciar a la posibilidad de conocer a alguien y enamorarme, no pude tampoco dejar de desear crear una familia donde la biología no fuera lo más importante. No creo que sea la opción correcta, ni la mejor, ni la que te hace mejor persona, ni la que todo el mundo debe seguir … pero es la opción que a mi me hace feliz. Tengo un marido maravilloso y dos hijas estupendas… no me creí el discurso que me marginaba, así que no pude seguir sus normas.

A diferencia de nuestra experiencia, en vuestro caso la biología juega un papel diferente, tu esposa será la gestante. ¿Cómo os planteáis ese tema? ¿Crees que eso puede ser un elemento positivo, negativo, o no le dais ninguna importancia? Supongo que ya sabéis que el mundo necesitará saber quién es la “madre de verdad” .

Esther: Una que otra persona ha preguntado “quien es la madre” como diciendo que sólo la que gesta a la criatura es la verdadera madre, felizmente la mayoría de nuestro entorno ha asimilado la idea de que las dos somos madres, aunque solo una sea la gestante. Quizá se deba a que en Chicago, el lugar en donde vivimos, las adopciones son vistas con mucha naturalidad así como las familias diversas de dos madres/padres en donde no existen el lazo biológico en uno o ambos casos. Yo soy originalmente de Paraguay, Sudamérica, y estas realidades también existen ahí pero no existe el mismo tipo de transparencia en el sentido de que no se habla del tema abiertamente justamente por la crítica y el posible rechazo. En nuestro caso particular estando fuera del armario con mucha visibilidad y hablando/escribiendo sobre nuestra experiencia quizá sea más factible que realicen comentarios acerca de la conformación de nuestra familia, ya sea en forma negativa o positiva.

10937841_10153106053817941_1430542775_nKati y yo hemos hablado mucho sobre nuestros roles de madre gestante y madre no-gestante. Hemos llegado a conclusiones interesantes sobre nuestra propia relación en estas conversaciones. Primero que la decisión de tener un hijo/a ha sido de las dos, ninguna de nosotras lo hubiera hecho sola porque en nuestro caso específico necesitamos una compañera para realizar este proyecto, lo cual no significa que no apoyemos a las personas solteras que decidan tener hijos. Entonces, desde el vamos! este/a futuro bebé es nuestro/a, no solo de la que lo/a gesta en su vientre. El niño/a ha sido gestado primero en nuestro corazón. Es un proyecto de amor de las dos.

Por otro lado estamos conscientes de que preguntarán no sólo “quién es la madre”, sino también “quién es el padre”. Entendemos que en la mentalidad de todavía mucha gente la familia es concebida solamente con el componente de identidades de género binarias – hombre y mujer, o sea familia quiere decir: “papá, mamá,que procrean hijo e hija”, en este orden de importancia. Este modelo binario de revista nunca ha representado la realidad de las sociedades en donde las familias siempre han estado diversamente conformadas (abuelas/os, tías/os,padrinos/ madrinas, amigos/parientes lejanos criando hijos/as propios y ajenos, así como de personas sin vínculo biológico que deciden ser familia sin que existan niños de por medio). Leer más…

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“Dios sí sale de su armario”, por Carlos Osma

Viernes, 6 de febrero de 2015
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armario-cadaveresDel blog Homoprotestantes:

Es posible que me equivoque pero creo que todo cristiano ha tenido alguna vez la sensación de haber aprehendido algo sobre Dios que hasta ese momento le resultaba totalmente desconocido. Ya se que la afirmación es algo osada, pero hay veces que uno tiene la experiencia de que el Dios trascendente se le revela de una forma nueva. Quizás la clave de todo sea una experiencia personal que nos ha permitido madurar para ver con más claridad lo que siempre ha sido evidente. Pero no podemos descartar, los que aún pensamos que Dios está presente en el mundo, que Él viene a nosotros cada día para darse a conocer y ayudarnos a entender que significa realmente ser un ser humano.

No siempre la experiencia previa a esa revelación es fácil, de hecho en multitud de ocasiones uno vive una especie de desierto personal hasta llegar a ella. Tampoco estoy diciendo que nuestro Dios necesite que suframos un poco para comprenderle, pero si tengo que ser sincero, veo que muy pocos creyentes estamos acostumbrados a plantearnos de que estamos hablando cuando utilizamos la palabra Dios, a menos que las circunstancias nos obliguen a ello. Mientras podamos evitar los interrogantes, ¿para qué necesitamos complicarnos la vida haciéndonos preguntas?

Nos produce más tranquilidad un Dios armarizado, enjaulado en nuestras precomprensiones y experiencias anteriores. Un Dios que no haga saltar por los aires la seguridad en la que vivimos. Pero si al final, nuestro Dios irreverente se decide a salir de su confinamiento, trataremos de volver a encerrarlo en otro armario más bonito y más grande donde tenga algo más de espacio para dejarnos tranquilos. Vivir la experiencia de un Dios diverso, queer, nuevo, distinto, es demasiado desestabilizadora para que deseemos mantenerla mucho tiempo.

Sabemos claramente que la salida del armario de Dios en el cristianismo se llama Jesús de Nazaret. En él, Dios rompió los esquemas de la religiosidad basada en las estructuras, en la Ley y en las costumbres, para mostrarnos que lo realmente irrenunciable, lo de verdad esencial, es el respeto al ser humano y a su creación. Dios no quería estar encerrado en aquel Templo de Jerusalén, en aquella cárcel político-religiosa, quería aproximarse a la especificidad de cada ser humano, a cada circunstancia concreta, para convertirse en liberación. Él quiso que en el seguimiento de Jesús, cada persona saliera del armario de las infinitas represiones que la agobiaban, para vivir una vida en libertad y fraternidad.

Es evidente que a ese mismo Jesús, se le ha vuelto a encerrar en lugares respetables. Y desde allí se justifica como deben ser y comportarse quienes han decidido seguirle. Se pretende que los cristianos se conviertan en esclavos del “Reino de Dios” y se olviden de sí mismos, de su manera de sentir, de pensar, de entenderse a ellos y a su entorno, para quedar atrapados en el mismo armario sagrado y decente donde está Dios. De nuevo, lo importante vuelve a ser la estructura, la ley y las costumbres. Y lo último las personas, y las relaciones de amor entre ellas.

Sin embargo, las experiencias que vivimos a menudo nos dicen también que Dios sale constantemente de ese armario, de esa camisa de fuerza, para aproximarse a nuestra realidad. La divinidad no permanece constante, fija, homogénea, no se deja encerrar para siempre, y se hace presente en las relaciones que tenemos con los otros, siempre y cuando no queramos anularles, sino respetarles como imagen de Dios.

Dios parece darnos siempre otra oportunidad para conocerle, quizás lejos de esos lugares donde siempre habíamos pensado que habitaba, y cerca de un mundo cambiante y complejo. Sólo lejos de lo que se espera de Dios, Él viene a traernos una vida nueva, un sentido nuevo para la existencia, una nueva manera de comprender su creación. Sólo lejos de nuestras seguridades, se hace presente de otra manera, sólo fuera de su armario, Dios puede estar con nosotros.

La revelación, no sólo muestra a un Dios diferente al que hasta ese momento habíamos seguido, sino que permite que nos percibamos también nosotros de una manera distinta. Digamos que la revelación, si de verdad tiene lugar, nos transforma irremediablemente. Y cuanto más profunda es esa revelación, más profundo es el cambio que tiene lugar en nosotros. Porque no sólo tenemos una imagen determinada de Dios, sino también de nosotros mismos, y ambas son igual de inestables.

No existen maneras definitivas de entender a Dios, y de entendernos nosotros, sólo hay formas temporales para hacerlo. Toda definición sobre quienes somos, puede ser útil porque nos da estabilidad, identidad, conocimiento sobre quienes somos. Pero al mismo tiempo es peligrosa si la entendemos de manera estática, o la utilizamos contra los demás para alejarnos de ellos. Ninguna revelación de Dios nos aleja del prójimo, y probablemente es imposible que se den fuera de él. Las definiciones, las percepciones, las reflexiones sobre Dios, sobre el ser humano y sobre nosotros mismos siempre deberían quedar abiertas, evitando convertirse en una prisión en la que esta vez nosotros mismos queramos encerrarnos.

Así que tengamos cuidado con todo aquello que nos puede haber liberado, cuidado con convertirlo en un fin en sí mismo, en un punto de llegada. Cuidado con sus defensores, si es que no se han dado cuenta de que más allá de esta liberación nos queda otra, porque no hay ninguna liberación que al ser divinizada, al final no haya puesto a quienes pretendía liberar a su servicio. Hemos sido liberados, pero no de manera definitiva, ni completa. Por eso estamos a la espera de que Dios mismo vuelva a salir de nuestro armario, para hacernos una vez más salir con Él.

Carlos Osma

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“Donde nace la esperanza”, por Carlos Osma

Jueves, 25 de diciembre de 2014
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child11Precioso artículo que publica Homoprotestantes. Para meditarlo en el silencio y la contemplación…

En la oscuridad de la nada donde el frío hace temblar a quienes no existen, nace la esperanza. Donde no hay camino, salvo el que alguna vez recorrieron animales salvajes, surge la necesidad de construir una senda nueva. Cuando ya no hay nada que perder, cuando no hay techo en el que refugiarse, la salvación puede hacerse presente. Sólo tras los límites de la realidad impuesta por quienes poseen la fuerza, el poder y la verdad, irrumpe el Mesías. Donde nadie lo espera, donde es imposible, donde jamás se imagino; allí al final, Dios se acerca a mujeres y hombres que desean una vida digna.

Siempre hay una esperanza, incluso en la soledad total de quienes no cuentan para nadie. En la indignidad de quienes no tienen nombre, o cuyo nombre es continuamente ensuciado por los santos, la luz de una estrella alumbra a quien hará realidad nuestro anhelo de ser, de sentir, de amar y ser amados, de desear y ser deseadas. Desde la insignificancia de un ser desvalido que acaba de llegar a la vida, Dios se compromete también con quienes creyeron que para ellas y ellos no había vida, no había sueños, no había nada.

Incluso en medio del desierto, donde el viento borra cualquier huella que de fe de nuestra existencia, es posible que el soplo del Espíritu divino abra una nueva senda que nos lleve hacia la libertad, hacia la vida que anhelamos. Sólo quienes no tienen caminos, los buscan con ahínco, y sólo ellas y ellos pueden encontrarlos, recorrerlos y vivir en la tierra prometida que hay tras ellos. Y es allí, en esos caminos imposibles, donde Dios se hace uno de nosotros, una de nosotras, para recorrerlo a nuestro lado.

En hogares inadmisibles para quienes fosilizaron a Dios a su imagen, puede de nuevo Dios hacerse carne. En casas donde no viven reyes y reinas, príncipes y princesas, donde cada día se tiene que pelear por defender la vida y los derechos de nuestros hijos e hijas, la salvación irrumpe con fuerza. Con la ímpetu de un bebé que llora, que grita, que pide comida, calor y amor; viene la salvación de Dios a la vida de madres y padres, de hombres y de mujeres, cuya única casa es el amor que se profesan.

Al final de lo aceptable, de lo deseable, de lo digno, para un dios que se hizo papel, es posible que Dios se haga una de nosotras. Tras la realidad fija y excluyente que dicta la verdad de unos pocos, pero que se ha divinizado como verdad absoluta, surge la realidad de carne y hueso, la realidad diversa, imperfecta, sucia unas veces y brillante otras, por la que aquel niño vino a la vida. Sólo en los despojos de la religión, de la economía, de la moral, de la salud, de lo divino…. irrumpe el Mesías.

Anhela vida quien no la tiene, espera con impaciencia el nacimiento de la salvación, quien se siente oprimido. Sueña de verdad con un mundo justo quien se sabe injustamente tratada, aspira a la libertad quien es consciente de no tenerla. Y es allí, en esos anhelos, esperanzas, sueños y aspiraciones donde Dios está con nosotras, para acompañarnos mientras los construimos y los hacemos poco a poco realidad. Y en esa voluntad común de vida de verdad, de vida plena, también nos acompañan otras y otros que se reconocen excluidos, pero que no se dejan vencer por la desesperación, sino que sabiéndolo o no, se aferran a la esperanza que para nosotras y nosotros, cristianos y cristianas, anuncia la Navidad. La esperanza de una salvación, de una vida plena, para todas y todos.

Carlos Osma

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Carlos Osma: Creyente, protestante, luchador contra la discriminación por razón de orientación sexual

Lunes, 22 de diciembre de 2014
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Manuel LópezInteresante entrevista que hemos leído en el blog Homoprotestantes

El periodismo evangélico en España de luto

La entrevista que a continuación podéis leer, la realizó hace ahora ocho años Manuel López (en la primera fotografía) para la revista Lupa Protestante. Una entrevista que dice mucho más de él que del entrevistado. En ella queda claro el interés de Manuel López por estar cerca de la realidad, su naturalidad para acercarse a experiencias diferentes a la suya y que en la mayoría de entornos evangélicos son todavía hoy tabú. Pero también su valentía para denunciar y desenmascarar a las entidades evangélicas más fundamentalistas.
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Esta madrugada ha fallecido en Dénia este fotoperiodista que con su cámara ha reflejado como pocos la historia reciente de nuestro país. También un articulista al que muchos hemos seguido desde hace años en diferentes medios de comunicación evangélicos, y que parecía no tener miedo a decir con absoluta claridad lo que pensaba.
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Echaremos de menos tus reflexiones.
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Nuestro más sentido pésame a su familia y a sus amistades…  
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IMG_0052Carlos Osma, (segunda fotografía) 33 años, licenciado en Ciencias Matemáticas y profesor de un instituto de secundaria en la provincia de Barcelona. Cristiano comprometido con el seguimiento de Jesús de Nazaret y miembro de una Iglesia Evangélica en Barcelona. Estudia teología en el SEUT y en este momento está realizando un posgrado en “Diálogo Interreligioso Ecuménico y Cultural”. Miembro colaborador y ex-vicepresidente de la Asociación Cristiana de Gays y Lesbianas (ACGIL).
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-¿Cuál es tu experiencia como creyente gay en tu iglesia local [Iglesia Evangélica de Barcelona-Centre]?
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Fue en esta comunidad donde yo descubrí por primera vez, lo que siempre me habían enseñado desde niño: que el evangelio era liberador. Hasta ese momento había sido para mí una especie de red tejida de innumerables versículos que servía para atrapar a las personas.
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Anteriormente había compartido escuela dominical, reuniones de jóvenes, alabanzas, oraciones…con personas a las que aprecio y de las que en muchos casos he aprendido mucho. Pero en aquel entorno cada vez me sentía más fuera de lugar, más rechazado, más obligado a callar… la iglesia, sin saberlo, me hacía daño.
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Lo que más me agradó de Tallers fue el mensaje actual, respetuoso y dialogante con la sociedad. Su intento de entender y ser luz en el lugar en el que esta. Pienso que este es el camino para poder dar una respuesta evangélica a la realidad que nos ha tocado vivir. Muchas comunidades optan por alejarse, por no ser de este mundo. Yo creo que eso no es evangelio.
Mi pareja y yo siempre nos hemos sentido parte de la comunidad. Apreciados y respetados como uno más. En ella podemos crecer y compartir con otros creyentes, podemos vivir en comunidad, cosa que al principio creíamos que iba a ser imposible.
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-¿Qué valoración te merece la decisión de la FEREDE de amenazar con retirar el carné de ministro a los pastores que oficien matrimonios religiosos evangélicos?
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Respecto a la reacción que ha tenido hasta ahora, te diré que me ha parecido bastante decepcionante.
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En primer lugar el comunicado consensuado entre FEREDE, la Conferencia Episcopal, las Comunidades Judías y el Vicario Ortodoxo de Madrid, el 19 de Abril del 2005 pidiendo protección para el matrimonio heterosexual fue, como poco, sorprendente. Con todo lo que ha ocurrido en nuestro país, con todas las reformas legales aprobadas en los últimos años, con la participación de nuestro país en una guerra…por primera vez en la historia de España, si no me equivoco, estas cuatro confesiones se unían para dar un comunicado conjunto.
Esto puede dar una idea de lo terrible que les parecía el matrimonio entre personas del mismo sexo. …
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Además, aunque el comunicado era muy respetuoso, el mismo título era ridículo: “protección del matrimonio heterosexual”. Como hoy día podemos observar su aprobación no ha perjudicado para nada al matrimonio tradicional. Pero ¿Por qué había de hacerlo? No encuentro la razón, por la que personas que tienen padres, hermanas, hijos, amigas…heterosexuales querrían perjudicarles.
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En segundo lugar, respecto a la amenaza sobre la que me preguntas, creo sinceramente que ha ido más allá de sus competencias y del sentido para el cual fue creada. La FEREDE no puede jugar a ser una Conferencia Episcopal Evangélica, que intenta imponer una visión determinada. Dentro de ella hay iglesias que tienen todo tipo de creencias, muchas de ellas discutibles, sobre diversos aspectos. Por poner un ejemplo, en muchas de estas comunidades la mujer sufre una verdadera discriminación eclesiástica.
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No creo que la decisión de casar a homosexuales atente contra ningún pilar básico de la fe evangélica, algunas iglesias europeas o americanas, con una antigua tradición y una enorme reflexión teológica, ya lo realizan desde hace años. Por lo tanto se entromete en la decisión que cada comunidad debe realizar en conciencia.
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Pienso que en la práctica esta amenaza quedará en nada. La mayoría de evangélicos españoles nos casamos primero por el juzgado y después realizamos la bendición en la iglesia. El matrimonio para el creyente evangélico no es un sacramento. Después de casarse por el juzgado cualquier pareja evangélica de nuestro país puede encontrar a un pastor o pastora que les realice una ceremonia particular en cualquier lugar que ellos deseen y se sentirán y estarán perfectamente casados, pese a quien pese.
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-Más dolorosa para vosotros, creyentes homosexuales, habrá sido sin embargo el Manifiesto homófobo de la Alianza Evangélica del pasado verano, ¿no?
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Considero que dicho manifiesto es doloroso para todos los evangélicos. La AEE hace una distinción perversa entre los que afirman la autoridad de la Biblia, que no podían ser otros más que ellos, y los que la rechazan, que son los que piensan diferente a ellos. Una mentalidad semejante a la religiosidad de siglos atrás, que condujo a graves problemas y enfrentamientos entre diferentes confesiones. Muestra del auge del fundamentalismo religioso que también está viviendo actualmente el cristianismo.
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Como mínimo debería tener respeto a las diferentes interpretaciones, respeto a los que intentan reflexionar sobre el tema, y no pensar, que por llegar a diferentes conclusiones, lo hacen de forma interesada. Existe una reflexión profunda y sincera sobre la interpretación de la Biblia desde hace siglos dentro de las iglesias cristianas.
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La AEE no tiene la posesión y la interpretación correcta de la Biblia, es lícito que defienda lo que cree correcto, pero para llegar a esta conclusión debe intentar ser objetiva. No se parte de una verdad y se pasa por encima de la realidad, sobre todo cuando esa realidad son personas de carne y hueso. Hay que partir de la situación concreta para interpretar la voluntad de Dios que contiene la Biblia, así lo hizo Jesús. “No está hecho el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre”.
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Por otro lado deja claro su talante, no hay nada que debatir, nada de lo que hablar. Quizás pensaría diferente si tuviese la valentía de dejar hablar a todas las personas homosexuales que pertenecen a sus iglesias. Quizás les dirían que el silencio al que han sido obligados, que los matrimonios a los que han sido animados, que la renuncia a la afectividad que les han exigido, les ha producido mucho dolor, a ellos y a las personas que han arrastrado con ellos. ¿Cómo es posible que el evangelio haya destruido la vida de tantos evangélicos homosexuales? Sólo tienen que abrir los ojos, mirar dentro de sus propias comunidades. ¿Qué iglesia es esa en la que una persona homosexual no puede compartir sus sentimientos y tiene que fingir? ¿Dónde queda aquello de que la verdad nos hará libres? La AEE tarde o temprano, más bien parece lo primero, tendrá que mirar a todas estas personas y decirles que les ha engañado.
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-Una interpretación externa ecuánime de los datos dice, sin embargo, que la AEE es una entidad teocrática en el más estricto sentido fundamentalista y la FEREDE una entidad democrática de representación orgánica. Así, mientras el Manifiesto de la AEE habría sido elaborado por la dirección doctrinal de la entidad, FEREDE sometió a votación la propuesta de la Permanente. No falta quien interpreta como signo muy positivo el hecho de que el rechazo a la propuesta de retirada de carnés de la FEREDE haya sido rechazada por 243 sobre 1.118 votos representados, lo que viene a ser el 21,7% no del voto del pueblo evangélico, sino de los representantes de los distintos establecimientos eclesiásticos de federaciones de iglesias y organizaciones. ¿Qué lectura haces tú de este dato?
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No estoy tan seguro que en la práctica haya una diferencia real en como han actuado las dos. La propuesta de FEREDE no debería haberse presentado, está fuera de sus competencias. Invade la responsabilidad de las diferentes iglesias. Es un precedente que podría repetirse con muchos otros temas en el futuro y esto debería haberse tenido en cuenta.
Un 80% de los evangélicos no puede imponer al resto su opinión sobre un tema que no tiene que ver con la esencia de la fe evangélica. Vuelvo a repetir que en este momento ya hay, en Europa y América, varias iglesias históricas que realizan bendiciones de parejas del mismo sexo, y muchas otras están debatiendo y reflexionando sobre el tema.
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Tanto la FEREDE como la AEE han hablado, discutido o impuesto opiniones sin preguntar absolutamente nada a los homosexuales evangélicos. Nos han ignorado al igual que ellos dicen sentirse ignorados por el gobierno en muchos momentos. En mi opinión han perdido credibilidad. Los representantes de una iglesia que durante años vivió la falta de reconocimiento y la discriminación del Estado, reproduce este comportamiento en cuanto cree estar en una situación de superioridad.
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Como mínimo deberían haber mostrado empatía, seriedad y responsabilidad por las personas a las que representan. Entre ellos a muchos homosexuales evangélicos. Nosotros no funcionamos con porcentajes, funcionamos con personas reales, y ambas han intentado silenciarnos.
La Asociación Cristiana de Gays y Lesbianas (ACGIL) envió una carta a FEREDE pidiendo ser escuchados y tenidos en cuenta antes de tomar cualquier decisión. La FEREDE ni siquiera nos ha respondido, no ha querido recibirnos. Juega a negarnos, como han hecho siempre hasta ahora. Si hablase con nosotros tendría que reconocer que existimos. De todas formas, el simple hecho de amenazar a los pastores y a las iglesias que realicen matrimonios entre personas del mismo sexo, es una forma de reconocernos.
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-Si las estadísticas universalmente acepadas son no sólo buenas, sino que se extienden también al mundo de la religión, y concretamente a “nuestro pequeño mundo tan feliz” de las iglesias evangélicas, hemos de convenir que en una congregación de 100 miembros, once de ellos son homosexuales…
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No creo que sea importante entrar en una guerra de cifras y porcentajes… algunos dicen un 3% otros un 10%. Lo importante es saber que hay gente, que existen personas que pasan por esta u otra situación y que viven a nuestro alrededor, como creyentes podemos ignorarlos o podemos intentar entenderlos.
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La iglesia evangélica en general no ha sido un lugar de acogida para homosexuales, sino todo lo contrario. Los homosexuales evangélicos sólo hemos tenido dos posibilidades:
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La primera, vivir una doble vida, lo cual es muy doloroso para nosotros y para personas de nuestro alrededor. Hay muchos homosexuales dentro de las iglesias que se rechazan, que luchan contra su orientación, que intentan ser fieles a parejas que quizás quieran pero que no desean.
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La otra posibilidad, abandonar la iglesia, es la que tristemente más se está dando, se la identifica con opresión, con dolor, con mentiras, con intolerancia…la liberación que el evangelio nos promete la encontramos fuera de la iglesia. Por eso entre los homosexuales se está creando una verdadera fobia a todo tipo de religión, cada vez es mayor el rechazo de los homosexuales hacia la iglesia.
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Esto debería llevar a una reflexión, ¿Cómo es posible que una doctrina tan aparentemente clara, produce tanto dolor en la gente? ¿Por qué los no creyentes homosexuales son personas con una vida más plena que sus homólogos creyentes? ¿No está la iglesia alejando de ella a unas personas a las que en ningún momento ha intentado escuchar?
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-Una Historia de la Iglesia desde la perspectiva de género llevada a las últimas consecuencias, la orientación sexual de los hombres y, en mucha menor medida, mujeres que han dejado huella en el desarrollo del cristianismo a través de los siglos, todavía no está escrita, y no cabe duda que el tema tiene madera de “bestseller”. ¿Atribuyes esta laguna en la bibliografía de la religión cristiana a la autocensura o el pudor de autores que podrían investigar en esta línea, a la carencia de fuentes fiables, o acaso a la larga sombra de los despachos eclesiásticos?
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El tema de la homosexualidad ha sido un tabú dentro de nuestra sociedad Cristiana, la construcción de la propia identidad por parte de un homosexual ha sido casi un imposible hasta una época muy reciente. La autocomprensión que tenía una persona que se sentía atraída por personas de su mismo sexo y la que tienen los homosexuales actuales tiene muy poco que ver. Ha hecho falta una construcción del hecho homosexual, igual que se construyó de una determinada forma el heterosexual. Hacerlo dentro de una iglesia Cristiana es algo que todavía esta por conseguir.
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Por esto y muchas otras cosas más, el estudio de este tema dentro de iglesias o sociedades similares a la nuestra es difícil, aunque no imposible. Hay autores que lo han hecho y creo yo que con buen resultado. Un ejemplo sería John Boswell con dos obras muy recomendables: “Las bodas de la semejanza” (Barcelona. Editorial Muchnik, 1996) y “Cristianismo, tolerancia sexual y homosexualidad” (Barcelona. Editorial Muchnik, 1992). Por otro lado tenemos a Mc Neill con el libro: “La Iglesia ante la homosexualidad”. (Barcelona. Editorial Grijalbo, 1979). En nuestro país el Doctor Mirabet i Mullol escribió en el año 2000 “Homosexualitat a l’inici del segle XXI” (Barcelona. Editorial Claret), pero hay muchos más…
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-¿Qué receta tienes para “salir del armario” en las iglesias y el mundo religioso en general?
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Recetas ninguna, tengo muy claro que lo que me ha servido a mí puede que no le sirva a otro. Yo pensé que debía hacerlo, que debía ser sincero con mis sentimientos y con los demás. La mejor forma de decir que la iglesia a la que asistía y que los creyentes con los que compartía la fe, me importaban, era ser real, no esconderme.
No entiendo de otra forma el evangelio. No veo a Jesús diciéndoles a sus discípulos que recogiesen espigas el día de reposo pero que no se lo comentasen a nadie. Tampoco veo a Jesús escondiéndose cuando comía con prostitutas y publícanos. El cristiano debe intentar ser coherente con la realidad que Dios le ha dado. Debe vivir en luz, no en oscuridad, aunque nadie dice que esto sea fácil.
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De todas formas tengo que decir que al principio pensé que el ser sincero con la iglesia significaba perderla. Cuando tome la decisión lo hice teniendo en cuenta esto. Tenía muy claro sin embargo que un lugar donde tuviese que vivir el evangelio de forma represiva tampoco era el lugar más apropiado para vivirlo. También he perdido cosas o personas, pero he ganado otras que han superado con creces las que tenía antes. Sobre todo, con esta experiencia, se aprende mucho de lo que es y lo que no es importante. De la falsa religiosidad, de la hipocresía, del fariseísmo…pero también del amor y del cristianismo auténtico.
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-¿Qué aconsejarías a los creyentes gays o lesbianas que no se atreven a salir del armario” o han decidido no hacerlo?
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El enfrentarse al rechazo, el estar dispuesto a perder cosas que consideras básicas, el miedo de ver sufrir a otras personas….todo esto está en la mente de muchos gays. Ante esto yo no puedo decir nada, la decisión es personal.
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Sí que diré que la iglesia debería crear un contexto donde las personas no tuviesen que pasar por una situación de dolor como esta. Sería preciso construir un clima donde todos los creyentes se sientan acogidos y donde perciban el amor de Dios. Por la experiencia de muchos cristianos y la mía propia diré que esto en la mayoría de ocasiones no es así.
Hay un texto de Martin Luther King que a mí me ayudó mucho en estos momentos de soledad y dolor: “Cuando estamos rodeados de la oscuridad de algún Egipto opresor, Dios es la luz sobre nuestro camino. Nos proporciona la fortaleza necesaria para soportar las pruebas de Egipto y nos da el coraje y el poder de emprender el camino que se abre delante nuestro….Está con nosotros no solamente en el mediodía de la plenitud, sino también en la medianoche de la indefensión”.*
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Considero necesario para todos poder tener un lugar, una entorno donde poder abrirse tal y como son. El dolor de todos estos creyentes tiene también mucho que ver con el sentimiento de soledad. Mi consejo sería encontrar a unas personas con las que poder hablar de todo esto. El primer día que yo lo hice sentí dolor, una especie de sentimiento de derrota, pero también una liberación.
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Nuestra asociación ACGIL pretende ser un lugar donde cualquier homosexual puede encontrar cristianos que han pasado por una situación similar a la suya. A pesar de esto diré, que no hace falta ser gay para entender a un gay, lo que se necesita es amor para entender el sufrimiento de otro ser humano. Personas que son capaces de ponerse en el lugar del otro existen a nuestro alrededor, en general todos los creyentes deberíamos ser así.
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-La virulenta ofensiva desde entornos ultraconservadores del “modelo bíblico” de familia parece campar por sus respetos, dada la escasa o nula relevancia de las voces críticas de sectores liberales de la Iglesia. ¿Qué estrategia proponen los colectivos de creyentes homosexuales?
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¿El modelo bíblico de familia cuál es? Miente la persona o institución que diga que la Biblia propone un único modelo de familia, y sobre todo miente el que afirme que ese modelo es lo que nosotros llamamos familia tradicional.
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El cristianismo debería tener también en cuenta el modelo de familia que Jesús propuso. ¿Es este modelo la familia tradicional? ¿Se agota en ella o va más allá? No digo que esto tenga una respuesta clara, pero creo que es un tema que debe ser profundizado y tenido en cuenta. Halvor Moxnes lo hace en su libro: “Poner a Jesús en su lugar. Una visión radical del grupo familiar y del Reino de Dios” (Estella. Editorial Verbo Divino, 2005).
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El modelo de familia occidental que poco a poco se va imponiendo, aquel en el que la relación se establece en un plano de igualdad, y en el que el hombre ya no es dueño y señor de la casa, es evidentemente un modelo más justo. Gracias a esta nueva visión de iguales entre los elementos de la pareja, ha sido posible creo yo, que una relación entre dos personas del mismo sexo también se conciba como matrimonio. Y esto es bueno, porque en el fondo se está diciendo que es el amor, la ayuda mutua, el compartir…lo que constituye el núcleo del matrimonio y no la procreación o el sexo de los contrayentes.
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-Pero ahí está latente el riesgo de escandalazo público el día en que dos personas del mismo sexo se presenten en el culto principal de una iglesia cogidos o cogidas de la mano, declarándose novios amantes y pidiendo contraer matrimonio religioso evangélico… ¿Qué respondes a la pregunta-tipo de “Cómo explicar esto a los niños”?
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Las cosas pueden hacerse de otro modo, ya no es necesario, y creo que en general no queremos, montar espectáculos. El enfrentamiento no es el camino, a mí no me gustaría que el día de mi boda fuese un día de reivindicación o de lucha. Es un día de amor, con mi pareja, con mi familia. Evidentemente sin buscarlo se convierte en todo lo anterior, y esto frena un poco…pero este plus no se lo damos nosotros. Nosotros solo queremos vivir nuestro amor y nuestra fe como el resto de creyentes.
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En cuanto a lo de explicar esto a los niños, te diría que hay mucha hipocresía en todo este tema. No se trata de que podemos confundir a los niños, sino de una utilización de los niños para defender nuestra exclusión. No es una tarea difícil hablarlo con ellos, el amor es quizás una de las cosas que se percibe mejor en la niñez. Los homosexuales no somos entes abstractos que vivimos en otro mundo, somos mujeres y hombres que vivimos rodeados de hijos, hijas, sobrinos, nietas… la mayoría de ellos son capaces de apreciar nuestro amor.
Siempre me sorprende que las personas piensen en los niños como potencialmente heterosexuales y se olviden que un porcentaje de ellos serán homosexuales. Un mundo donde los niños no encuentren diferencias y vean las diferentes variantes de la sexualidad humana como algo enriquecedor, hará que muchos de ellos no tengan que enfrentarse al sufrimiento y la exclusión que les espera.
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-La normalización que ha llevado a cabo el gobierno Zapatero en este tema se ha “pasado un pueblo”, a decir de muchos, al llamar matrimonio a lo que una mayoría de la población no ve nada mal que se llamase “unión civil”. ¿No crees que el mismo reconocimiento jurídico, pero usando el término “unión civil” hubiese evitado crispación probablemente evitable?
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Durante años las asociaciones gays lucharon por mejorar las leyes de parejas de hecho en España. El gobierno del PP no quiso ni oír hablar de esto. Por otro lado en la gran mayoría de iglesias, la cosa estaba clara, los homosexuales no teníamos ningún tipo de derechos. Incluso éramos expulsados directamente y tratados como enfermos.
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Las situaciones extremas a las que llegaron muchas parejas homosexuales, cuando uno de ellos moría, cuando había separaciones, cuando tenían hijos, eran absolutamente ignoradas por el gobierno y ni que decir tiene, por la iglesia.
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Hoy son estos grupos los que se quejan de la utilización de la palabra matrimonio. Yo me pregunto: ¿Es la palabra el problema? En mi opinión, les ofende que se pongan al mismo nivel dos cosas que para ellos son tan diferentes. Es insultante para muchos heterosexuales que la relación entre dos mujeres o dos hombres se equipare a la suya. Probablemente no conocen ninguna de cerca, pero les ofende. Pero como cualquier observador objetivo puede ver, la unión entre dos personas no es diferente por el género de los que la forman, por tanto deben recibir el mismo nombre.
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La palabra matrimonio permite no sólo terminar con la discriminación legal, sino dar un paso hacia adelante para terminar también con la discriminación social.
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-La Biblia, esa temible arma arrojadiza en manos de los gurús del televangelismo fundamentalista, contiene pasajes ambiguos desde el punto de vista heterosexual, como la amistad de David y Jonatán. Obviamente, son temas que raramente salen a la luz -y cuando osas sacarlos a la luz, te crucifican-. ¿Qué estrategia razonable se te ocurre para una revisión de la Biblia desde el hecho de la sexualidad?
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No soy teólogo o especialista bíblico, pero hay una pregunta importante: ¿cómo entendemos la inspiración de la Biblia? Ese es el tema que realmente levanta ampollas. Si como algunos proponen debe ser leída literalmente, la cosa es complicada, no digo que imposible, y no únicamente para los homosexuales sino para muchas otras personas. En el fondo siempre hay una interpretación, se quiera aceptar o no. La Biblia contiene ideas y pasajes tan sumamente duros que tomados al pie de la letra nos llevaría a serias contradicciones con pilares básicos del cristianismo como por ejemplo el amor.
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Si escogemos el camino de la literalidad, deberíamos partir del hecho objetivo de que la Biblia no condena las relaciones entre dos personas del mismo sexo como las conocemos hoy. Los autores bíblicos desconocen el concepto de orientación sexual, dan por sentado que todo el mundo es heterosexual y por tanto las relaciones homosexuales son una desviación. Actualmente sabemos que esto no es así, y más aún, el sentido común nos dice que la desviación sería que una persona homosexual tuviese relaciones sexuales con otra de distinto sexo. Esto le sería ir contra natura.
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A nivel práctico diré que cuando una pareja heterosexual y occidental del siglo XXI se identifica con una pareja heterosexual, judía del siglo I d.C. o del siglo III a.C., está haciendo un ejercicio nada sencillo. Es capaz de entender que hay elementos que no comparte y que forman parte de la época y de otra cosmovisión distinta a la suya. A pesar de eso se identifica con el amor entre estas personas. ¿Por que una pareja homosexual no puede hacerlo? ¿Es más lícito que una mujer de nuestro país identifique su matrimonio con el de Raquel y Jacob? ¿Dónde pone a Lea?
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-“Mujer y hombre los creó”. ¿Cómo explicas desde el campo homosexual la lectura de este pasaje?
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Este texto sobre los orígenes del ser humano es interesante porque pone en pie de igualdad al hombre y a la mujer. Dios creo al ser humano en dos variantes: hombre y mujer. Muchas veces se olvida este primer texto y se hace más hincapié en el segundo: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea.”(Gn 2:18). Que suele interpretarse poniendo al hombre en el centro de la creación y a la mujer como una ayuda para él más perfecta que lo fueron los animales antes creados.
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No veo ninguna conexión directa entre este texto y la homosexualidad. El problema está más bien en pensar que un hombre sólo puede sentirse atraído por una mujer para ser verdadero hombre, o hacer el mismo razonamiento en el caso de las mujeres.
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La realidad nos muestra que una cosa es la identificación con el género masculino o femenino y otra la orientación sexual.
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Dios nos ha creado como mujeres y como hombres, altos y bajos, zurdos y diestros, rubios y pelirrojos, heterosexuales, homosexuales, bisexuales…. y nosotros debemos ser agradecidos de lo que Dios ha hecho en nosotros. Pero no sólo agradecidos, sino actuar con responsabilidad, creo que sería un gran error querer ser y vivir de forma diferente a como
Dios nos ha creado. Hay que ser coherentes con la realidad.
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-En tu opinión, ¿cuánto nos falta para superar los recelos, desde uno y otro campo?
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Recelo de los homosexuales hacia la iglesia existe y creo que es comprensible. En estos últimos años no ha habido otro colectivo en nuestro país que haya sido más veces insultado por las iglesias. Pero cada vez más, este recelo se dirige hacia los dirigentes, y menos hacia el resto de creyentes con los que conviven. Es aquí donde creo yo, estará el acercamiento en los próximos años. La convivencia real entre todos, homosexuales u heterosexuales, permitirá un conocimiento mutuo que hará caer todo tipo de prejuicios. No se verá al otro como enemigo, sino como prójimo. Las personas sinceras verán el amor que existe en una pareja de personas del mismo sexo, y los homosexuales el miedo equivocado de muchos creyentes, a no ser fieles a Dios.
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Es necesaria por tanto la valentía de algunas iglesias, como en nuestro país la IEE, que apuestan por al reflexión, por el encuentro y el conocimiento. Desde aquí le animamos a seguir por este camino nada fácil pero si justo y evangélico. Creo que con el tiempo muchos cristianos verán que la homosexualidad es únicamente una forma más de discriminación, y que es tarea de toda la iglesia luchar contra ella. Tendrán que reconocer otra vez más, que la sociedad ha sido más sensible a la injusticia que los propios creyentes.
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Por desgracia algunas comunidades no quieren saber nada de este diálogo, para ellos todo está claro. Actúan con miedo, como si la homosexualidad fuese una amenaza a la Biblia y al cristianismo. Son incapaces de verla como una oportunidad de tener un conocimiento más profundo de la creación y de la palabra de Dios.
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Me recuerdan en esto al cardenal Bellarmino que fue incapaz de mirar por el telescopio como Galileo le pedía. Tenía verdadero terror a que su visión sobre el cosmos, que el encontraba en la Biblia, fuese falsa.
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Carlos, muchas gracias por tus declaraciones a Lupa Protestante.
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Manuel López

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General, Homofobia/ Transfobia., Iglesias Evangélicas , , , , , , ,

“Trinidad Indecente”, por Carlos Osma

Miércoles, 12 de noviembre de 2014
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TrinityUn texto, seguro que provocador y que busca despertar conciencias, que hemos leído en el blog Homoprotestantes:

En el principio era el Dios Macho, y todas las demás no éramos nada, nuestra insignificante existencia sólo fue posible gracias a su potente voz masculina que lo ordenó todo. Nada éramos antes que Él y nada fuimos después, y si en algún momento pudimos llegar a ser, lo hicimos por Él y para Él.

 El Dios Macho increado e inengendrado no necesitó jamás justificación, Él siempre fue así, y su poder que lo impregnaba todo era incuestionable. Fue un Dios pringoso, invisible y fantasmagórico que siempre nos vigilaba, y que decía estar escondido en los templos, pero también en nuestras casas, nuestras habitaciones y nuestras camas. Amarle no era una opción, sino el mandamiento primero, y debíamos hacerlo sobre todas las cosas, incluso sobre nosotras mismas. Algunas alucinadas se lo imaginaron con barba y túnica blanca, pero lo predicaron como un padre bigotudo y barrigudo al que la cerveza, y su voluntad de ocuparlo todo, hicieron saltar por los aires los botones de su usada y sucia camisa a cuadros.

Ese Dios peludo, moreno y con callos en las manos, se reveló como un juez con muy mala leche que necesitaba siempre culpables para los sacrificios sangrientos que sus seguidoras más fieles no dejaron nunca de realizarle. Sus sacerdotisas integristas y fundamentalistas se tatuaron su Ley en la lengua, y lamieron con ella hasta los rincones más íntimos de nuestros cuerpos. Explican que entonces, el Dios Macho, sintió una gran satisfacción.

 Jamás mantuvo contacto alguno con la feminidad, con lo último, excepto para embarazar a una adolescente sumisa con una simple mirada. Más tarde la abandonó con su bebé esperando que algún padre putativo se hiciese cargo de la criatura. La realidad, la cotidianidad, lo concreto jamás fueron relevantes para Él. Se sintió siempre más libre en un mundo espiritual que nadie más que Él podía tocar.

 Quizás fue el contacto con una maternidad y una paternidad de carne y hueso la que hizo que aquel hijo engendrado, que no creado por el Dios Macho, se convirtiera en una divinidad gay mucho más humana. El Dios Gay abandonó pronto sus raíces orientales y se convirtió en un occidental rubio y depilado, con una gran formación intelectual y acostumbrada a ir todos los sábados al gimnasio-sinagoga para sacar músculo ante los regordetes adoradores del Dios Macho.

 Como buen hijo, siempre se sintió atraído por las personas que su Padre detestaba, se sentó con ellas y decidió vivir y amar junto a ellas. Explican que le encantaban los imposibles, que se apuntaba a todas las causas y ONG’s que valiesen la pena, y que jamás se perdía una manifestación o un buen escrache. Fue lo que se dice un Dios comprometido, cercano, aunque excesivamente emocional. Atrás dejó la Ley para entregarse en los brazos del amor, la libertad y la justicia.

 Quizás también por contradecir a su Padre, le gustaron las mujeres, pero no quiso con ellas nada físico. Eran para Él algo etéreo, como almas sin cuerpo y sin sexo, que revoloteaban sin nombre ni derechos a su alrededor. Esa excesiva complicidad con el sexo contrarío fue mal vista por sus discípulas no mujeres que pensaban que todo eso podría dar lugar a malentendidos. Sin embargo el Dios Gay dejó bien claro que Él era un Dios masculino alternativo y sensible, pero no una Diosa. Se afanó en mostrar que amar a otros hombres, que dejarse abrazar o dormir junto a ellos, no le convertían en un Dios mujer, en una Diosa.

 Se equivocó claramente con tanta justificación, el ser un Dios tan poco macho, se podía admitir en Galilea, lejos de Jerusalén. Allí en realidad su presencia sólo fue una anécdota, una curiosidad que sorprendía, agradaba y divertía a sus conciudadanas bastante hartas de la ortodoxia y necesitadas de cotilleos y parábolas entretenidas. Pero en Galilea en el fondo, el Dios Gay no cambió nada ni cuestionó la esencia de la religiosidad del Dios Macho. Sólo cuando se atrevió a ir a Jerusalén se dio cuenta de que los dioses maricas no son bien recibidos. Sólo cuando se atrevió a gritar en el Templo del Dios Macho que quería acabar con tanta farsa y que estaba dispuesto a destruirlo todo, se dio cuenta de que su pluma, su amaneramiento y su desviación, por muy divinas que fueran, no eran admisibles.

 Por eso lo clavaron en una cruz, porque era un Dios maricón, un Dios indecente. Y quienes pensaron alguna vez que con un Dios Gay habría suficiente, que sería el último paso hacia la libertad, se equivocaron. Un Dios Gay no es suficiente, los dioses gay son siempre abandonados en una cruz por el Dios Macho que jamás se da por vencido. Pero tras la resurrección y la marcha del Dios Gay, conocimos una Diosa Pansexual y Pangénero.

 La Diosa Pansexual y Pangénero procede tanto del Dios Macho como del Dios Gay, y aunque no nos habíamos percatado antes, su Espíritu se movía desde el principio sobre la faz de las aguas. Es un Espíritu capaz de todo que no se deja encasillar en conceptos opresivos; una Diosa nacida para abarcarlo todo y ser toda en todos. Una Diosa que puede abrazar cualquier realidad, y cualquier modificación de esa realidad; porque para nuestra Diosa el cambio constante no es un problema sino el lugar donde se mueve con más naturalidad. Por eso en ocasiones se revela como una Diosa lesbiana que se enamora de un hombre bisexual, y en otra como un trans hetero al que le encantan las madres maricas. En el fondo a la Diosa Pangénero y Pansexual le sobrarían tantas etiquetas, o necesitaría muchas y más dinámicas, para reflejar infinidad de realidades no nombradas.

 Se manifiesta claramente en el acompañamiento, en el ir con todas y llevarlas hacia todos, no hacia ellas mismas. La Diosa Pansexual y Pangénero que no niega lo concreto y que se abre al conocimiento de las diversas realidades tal y como son, llama al reconocimiento de formar parte de una misma humanidad, de una misma creación múltiple y diversa. Su centro de gravedad no es la institución, ni los ritos, ni los cuerpos, ni los sexos, ni los géneros; ya que eso la llevaría a marginar a quienes viven y practican todo eso de una forma distinta. Su esencia es sin lugar a dudas la experiencia desde la fe que relativiza cualquier tipo de absoluto y sitúa al sujeto como verdadero centro de todo. Pero no al sujeto yo, sino al sujeto otro, que es donde se nos revela a todas esta Diosa de la vida abundante.

 Su mayor pecado es que a menudo en su intento de mostrar diversas realidades, parece negarlas todas. Y en su voluntad de vivir junto a todas las realidades, parece no vivir en ninguna. Por eso en vez de pringarse con lo concreto, como las seguidoras del Dios Gay, se eleva y evapora en la nada.  Y sus adoradoras se quedan con ellas mismas, y sin nadie más, deseando ser penetradas por la revelación de una Diosa tan lejana. Vemos a algunas de ellas en sus modernos burdeles-templos del siglo XXI, levantando las manos para mostrar que están receptivas para revolcarse en el suelo de gozo cuando su amada invisible entre dentro de ellas. Otras, se encierran en la soledad de sus habitaciones con la Diosa sabiduría, y buscan en libros prohibidos razonamientos y teorías que les hagan sentir placeres indescriptibles. Orgías del Espíritu en la que el sexo se tiene con una misma; una verdadera autosatisfacción divina.

 Pero la Diosa Pansexual y Pangénero se resiste a ser manipulada, encerrada o etiquetada y se revuelve ante tanto interés travestido de divinidad amorosa. Decidida está a reventar los muros en los que las buenas cristianas viven escondidas. Si lo consigue, si logra tener éxito, promete llevarlas a ellas y el resto de amigas y enemigas, a la consumación final. Lo que todavía parece desconocer, es que en esa consumación, Ella, junto al Dios Macho y el Dios Gay, será también purificada ante quien es La Eternamente Otro.

 Carlos Osma

 

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“Sepulcros Blanqueados”, por Carlos Osma

Jueves, 6 de noviembre de 2014
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SepulcrosParece que no ha pasado el tiempo desde que Carlos Osma escribió este artículo en Homoprotestantes:

Hay cosas que desesperan, que son tan crueles que te dejan sin palabras, porque no tienen explicación alguna, y aunque lo pretendas, no las puedes entender. Samuel, 17 años, asiste a una iglesia evangélica desde que nació, sus padres le explicaron aquello de que hay que amar al prójimo, pero cuando les dijo que era gay, descubrió que incluso para sus propios padres, él ya no entraba dentro de esa categoría. Loida, 45 años, era también miembro de una iglesia evangélica hasta que le confesó a su marido que se casó con él por miedo, y con la esperanza de que Dios la cambiara, que era lesbiana y que ya no quería seguir fingiendo, que la perdonara pero que ahora sabía que Dios la quiere tal como es. Su tortura no acabó aquí, sus dos hijos de 12 y 9 años tienen que escuchar a diario como su padre, tíos y abuelos evangélicos, les explican lo pecadora que es su madre y lo alejada que está de Dios. Tristemente tampoco tiene la posibilidad de encontrar el calor de una comunidad evangélica donde enseñar la fe a sus hijos y a su nueva pareja, Belén.

¿Dónde está la fe con la que nos educaron? ¿Era todo una mentira más? Probablemente. La fe evangélica tiene, hoy por hoy, muy poco que ver con la fe de Jesús. Por eso muchos homosexuales se preguntan: ¿dónde está la fe de nuestra madre que desde hace 5 años no quiere vernos? ¿dónde está la fe de nuestros hermanos y hermanas que no quieren estar con nosotros para no confundir a sus hijos? ¿dónde está la fe de aquellos amigos con los que crecimos dentro de la iglesia y que hoy nos dan la espalda? En ningún sitio, a la hora de la verdad. ¿Qué tienen que ver todas estas actitudes con el cristianismo? Esto no tiene justificación alguna, y el que no lo quiera ver, es porque está tan cegado por sus prejuicios que hace tiempo que olvidó el evangelio.

 Y tenemos que aguantar las manifestaciones de pastores, profetas de turno, Alianzas Evangélicas, Obispos, Consejos, Feredes, que no tienen ni remota idea de la vida real de todas estas personas, que ni siquiera les importan, y que sólo quieren defender su visión patriarcal de la sociedad, su lectura fundamentalista de la Biblia, y el resto de prejuicios e ignorancias que atesoran con tanta codicia. Sepulcros blanqueados, maestros que cargan a los demás con cargas insoportables que ellos no se atreven ni a tocar con un dedo. ¿Qué tiene todo esto que ver con el cristianismo? Nada de nada, fariseísmo en estado puro.

 También tenemos a los que quieren ser buenos, los que dicen que nos entienden pero piden que vayamos despacio. Díselo a Samuel, a los 17 años ya ha pensado que la vida no le vale la pena, y mucho menos el cristianismo. Puede ir despacio el que tiene todo el tiempo del mundo, el que no se juega nada, el que quiere ser bueno, pero no el que quiere vivir con dignidad, el que quiere ser feliz hoy mismo. La vida no puede esperar hasta mañana porque a algunos les pueda generar problemas institucionales, la vida es lo primero siempre, la institución está a su servicio.

Toda aquella persona, iglesia o institución cristiana que rechaza con amor a una persona por su orientación sexual, no es cristiana. Pero tampoco lo son las que, aunque dicen que no los rechazan, no se comprometen en su defensa. Los que no los acogen, los que no los respetan, los que no escuchan y aprenden de ellos, de sus experiencias, de su visión de Dios, de la Iglesia, del mundo. La lucha activa contra la homofobia y la fe cristiana van irremediablemente unidas. No hay vuelta de hoja, no hay juegos homófobos de palabras que valgan. Si rechazas a una lesbiana, o a un gay, a pesar del enorme amor con el que lo haces, recuerda que Dios te pedirá cuentas sobre la discriminación y la muerte que intentaste echar sobre ellos.

 No parece que haya otro mensaje para los homosexuales evangélicos de nuestro país, que decirles que se guarden de todos esos maestros de la ley que buscan los mejores asientos en las iglesias, y las mejores subvenciones estatales, pero que tienen miedo de ensuciar sus ropas blancas con ellos. ¡Sepulcros blanqueados! Que lejos están de Dios, que pronto olvidaron a sus prójimos. Sus discursos bíblicos son veneno que pretenden introducir en vuestra alma, no os dejéis engañar ni os resignéis, gritadles con fuerza: ¡sepulcros blanqueados! ¿qué tiene todo esto que ver con el evangelio? Vosotros os habéis apoderado de la llave de la salvación, y ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que quieren hacerlo.

 O quizás si que hay un mensaje; no confundáis a Dios con todos estos, si lo hacéis os habrán vencido. Dejaos llevar por vuestra experiencia de Dios, sin comunidad sólo os queda esto, acordaos de cómo a pesar de todo siempre estuvisteis en sus manos. Y aunque a veces creáis que está lejos de vosotros, recordad que sus manos fueron traspasadas por los clavos en una cruz para salvaros. Estáis en sus manos, esas manos del que se arrodilló ante unos simples pescadores para limpiarles los pies, esas manos que se acercaron a los necesitados con amor, esas manos que se extendieron ante el dolor de sus hermanos. Son sólo esas manos las que os harán sentir seguros y alejarán vuestras dudas. En sus manos estáis vosotros y vuestras parejas, vuestros hijos, vuestro hogar, y todos aquellos que quieran compartir con vosotros esas manos abiertas y llenas de amor, que consuelan y dan vida. Los que no, están en otras manos.

 Carlos Osma

Cristianismo (Iglesias), Homofobia/ Transfobia., Iglesias Evangélicas , , , ,

El Consejo Evangélico de Madrid no sigue las enseñanzas de Jesús. Entrevista con la pastora Esther Ruiz de Miguel

Domingo, 2 de noviembre de 2014
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Esther R.Del blog Homoprotestantes:

Esther Ruiz, muchas gracias por acceder a esta entrevista para el blog Homoprotestantes. Eres pastora de la Iglesia Evangélica Española (IEE), concretamente de la Iglesia de Cristo en Madrid. ¿Cuándo se fundó esta iglesia y desde cuando forma parte del Consejo Evangélico de Madrid (CEM)?

La Iglesia de Cristo en Madrid se fundó en 1912 y fue uno de los miembros fundadores del CEM.

Según su página Web el CEM se fundó en 1993 para promover la comunión cristiana y la unión de las Iglesias Evangélicas e instituciones de confesionalidad protestante en la Comunidad de Madrid. ¿Crees que esta sigue siendo su función hoy en día?

No, en absoluto, según lo que yo he podido ver hoy no sigue las enseñanzas de Jesús, ni los principios de la no discriminación, ni de la libertad religiosa que está reconocida en nuestra Constitución y leyes. Hoy el CEM no tiene nada que ver con los propios estatutos sobre cuál es su función principal. Imagínate que de las 400 iglesias que pertenecen al CEM, 48 miembros fueron con una idea común de apoyo a esos dos anexos a esa asamblea extraordinaria.

Te refieres a los dos puntos que el CEM aprobó el pasado siete de octubre para ser incluidos en su Reglamento de Régimen Interno en una asamblea extraordinaria. Uno de ellos el que dice que no aprueba ni apoya las relaciones sexuales que no sean entre un hombre y una mujer dentro del matrimonio. ¿No crees que el CEM se extralimita en sus funciones?¿Se creó para esto?

Claro que no se creó para esto, yo creo que el sector más conservador ha tomado el CEM como si fuera suyo, y faltan al respeto al resto. No puede ignorarse que hay otras interpretaciones de la Biblia, ni se debe cerrar un organismo federativo de manera fundamentalista. El CEM no es una Iglesia, sólo da testimonio de lo que todas juntas confiesan. No saben nada de pluralidad, ni de comunión cristiana, ni de fraternidad. Pero sí saben de imposiciones.

Por tus respuestas entiendo que el CEM no es la casa común de las iglesias protestantes. Según tu percepción, una institución que nació para representar a los protestantes de Madrid se ha convertido en un lugar que pretende uniformizar e imponer el fundamentalismo. ¿Crees que se está intentando expulsar a las iglesias de la IEE de esta institución? ¿Es algo que se ha hecho conscientemente?

Sí, creo que se está intentando expulsar a la IEE del CEM porque entienden que nosotros no tenemos la misma línea que ellos y lógicamente saben que no nos van a imponer nada. Van diciendo que la IEE es una iglesia inclusiva sin dejarnos apenas expresarnos.

En la IEE hay personas que creen en una iglesia inclusiva y personas que no creen que la iglesia deba ser inclusiva, pero mantenemos el diálogo y el respeto. Además, no se si te has dado cuenta de que el voto era secreto y se han permitido concluir y hacer público que esos cuatro votos en contra eran de la IEE sin que nada lo pruebe, saltándose el más mínimo rigor democrático. Nada más terminar la asamblea se dedicaron a difundir la noticia. Lo que más me molestó fue ver al principal inquisidor, sentado en la primera fila y observando.

Por su puesto que lo que ha ocurrido ha sido premeditado. Ya llevaban tras la IEE varios años, pero nuestra participación en una celebración con Santa Cena en marzo de este año con ICM, fue el punto que provocó esta asamblea con la redacción de este anexo en el régimen interno del CEM.

¿Qué te hubiera gustado explicar en la asamblea respecto a la forma en la que la IEE está abordando la pastoral de las personas LGTB?

Algunas iglesias de la IEE, y una parte importante de la membresía de la IEE, no está de acuerdo con la iglesia inclusiva. Otras están totalmente a favor y defienden que esto no debería ni cuestionarse. Lo lógico es ir adelante juntos, en la enseñanza, en el acompañamiento mutuo y en la luchar y la búsqueda para llegar a ser una Iglesia que viva en el respeto.

El Sínodo de la IEE ha recomendado el trabajo bíblico y teológico para avanzar en el consenso y conocer mejor los unos la posición de los otros. En muchas iglesias se ha vivido la diversidad como una fuente exclusiva de división, nosotros hemos elegido abordar la cuestión desde la perspectiva pastoral, en el cuidado de las personas; y eso empieza por nuestra capacidad de diálogo.

Cuando hablamos de homosexualidad muchas veces nos centramos en las tensiones y enfrentamientos. Pero, ¿puedes hablarnos de tu experiencia con protestantes LGTB a quienes conoces? Después de la asamblea del otro día, ¿entiendes mejor la situación por la que han tenido que pasar?

Conozco personas tanto fuera como dentro de la IEE que son protestantes y del colectivo LGTB, y me cuesta hablar o decir algo como experiencia diferente a los que son heterosexuales. Para mí, la relación personal y la experiencia de fe no tiene que ver con el sexo, sino con la persona. Yo miro más la belleza de la amistad o el amor hacia todos. Además Jesús no habló al sexo, habló a las personas.

Después de la experiencia en la asamblea del CEM, pienso que lo que hemos vivido ha sido la discriminación como iglesia plural. No es nuevo que personas que defienden creer en el amor de Dios no acepten la verdad de los demás, ya tenemos experiencia de quienes se atribuyen ser la iglesia verdadera. He sentido una actitud de desprecio y entiendo a las personas a las que les hacen pasar por esa desagradable experiencia. Para nosotros siempre ha sido preocupante el sufrimiento de los excluidos, sean del tipo que sean.

¿Y ahora qué? Si el CEM no quiere seguir el ejemplo de la IEE de mantener en su seno a iglesias con diferente sensibilidad respecto a la aceptación de las personas LGTB en sus comunidades: ¿Qué pueden hacer las iglesias de la IEE? ¿Están obligadas a acatar el reglamento para no ser expulsadas?

Bueno, pues lo que nos han demostrado las iglesias que asistieron a esa asamblea, es que a la IEE no nos quieren tal como somos. Lo cierto es que esto tampoco es nuevo, nunca han aceptado nuestro ecumenismo ni nuestra perspectiva teológica. ¿Qué pintamos ahí, si ese no es nuestro sitio? Dios no hace acepción de personas y todos somos sus hijos. Para nosotros lo que es muy grave es que si se excluye a alguno como hijo de Dios, nos están excluyendo a los demás. Pienso que en esta manera de entender el CEM, como “Iglesia verdadera” y una “Conferencia Episcopal” inapelable, no tiene cabida la IEE.

Por el momento lo que si vamos a hacer es una nota de prensa aclaratoria en la que explicaremos el por qué no aceptamos ese tipo de enmiendas. Las iglesias de la IEE se van a reunir para decidir una postura común y actuar según el mejor testimonio de Jesucristo y de nuestra solidaridad con los excluidos.

¿No crees que la FEREDE debería mediar en todo esto?

Pues claro que sí, estoy segura que ya no les queda mucho tiempo para seguir mirando hacia otro lado. De aquí a nada tendrán que definirse.

¿Crees que su posición será otra?

Hasta ahora ha sido otra. Por ejemplo respecto del reconocimiento en el código civil del matrimonio entre personas del mismo sexo. En aquel momento se declaró la postura mayoritaria, pero no se modificó la normativa para hacerla excluyente. Lo que nos han manifestado es que la FEREDE tiene muy claro su carácter federativo y que no es una súper iglesia.

¿No ves posible crear otro tipo de instituciones formadas por iglesias que no estén envenenadas de fundamentalismo? En otros países las iglesias históricas como la IEE, no se relacionan con el Estado junto a las iglesias de corte fundamentalista. ¿Hay alguna posibilidad de crear una Federación de Iglesias Protestantes? ¿Sólo queda acatar o ir por libre?

Desde luego acatar no, e ir por libre tampoco. Aunque prefiero ir por libre si fuese necesario. Después de este episodio, creo que deberíamos plantearnos como seguir. Respecto a lo de hacer una Federación de Iglesias Protestantes habría que ver como hacerlo. Creo que se podría hacer.

¿Descartas la posibilidad de tomar acciones legales contra el CEM? Es difícil entender que una institución que recibe subvenciones de un Gobierno que está por la igualdad de todas y todos, ponga en su reglamento una cláusula de contenido homófobo tan explícito.

A pesar de todo, no lo descarto. Lo que ha ocurrido es intolerable.

Esther, muchas gracias por acceder a realizar esta entrevista y por contarnos de primera mano lo que ocurrió en la última Asamblea del CEM. Y muchas gracias por defender una Iglesia que es para todas y todos los que quieren seguir a Jesús desde lo que son, y no desde lo que les pretenden imponer.

Carlos Osma

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“Parábola del padre gay que recobra a su hijo. “, por Carlos Osma

Viernes, 24 de octubre de 2014
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shutterstock_103268435Del blog Homoprotestantes:

Cuando Jesús explicó la parábola del hijo pródigo hace ahora casi dos milenios, imagino que sus oyentes la situarían en su propio mundo simbólico. Imagino que cada persona pintaría la casa del padre bueno de una manera bien distinta, teniendo en cuenta su experiencia. Algo similar hacemos las personas LGTB, o al menos deberíamos hacerlo, si es que no seguimos empecinadas en leer el texto bíblico siendo quienes no somos.

Es por eso que al volverla a leer hoy, me he hecho algunas preguntas sobre la aparente soledad del padre bueno: ¿tenía un compañero ausente que no se implicaba en la educación de sus hijos? ¿era padre soltero y tenían que lidiar con la educación de dos hijos, mientras intentaba tener una vida afectivo-sexual con otros hombres medianamente sana? ¿había muerto su compañero? Después me han saltado otras dudas: ¿los hijos eran adoptados, acogidos, de un matrimonio heterosexual fracasado anterior? ¿o una amiga se ofreció para darle(s) los hijos que siempre había(n) soñado tener?

Al final me he dado cuenta de que ninguna de estas preguntas, o sus respuestas, parecen tener importancia cuando pretendemos aproximarnos al mensaje que, con la parábola, quería transmitir el maestro. Y es que en realidad nada de todo eso es esencial, y por esa razón todas las personas, independientemente de nuestras circunstancias y de las casas que somos capaces de construir para el padre bueno y sus dos hijos, estamos igualmente llamadas a reflexionar sobre lo que pretendía enseñar Jesús. No hay nadie, al que el maestro no dirija su parábola, no hay nadie al que se le pida disfrazarse o desprenderse de quien es para poder escucharla y aplicarla a su propia experiencia.

Así que, sin salir de nuestra realidad LGTB, me pregunto si la figura del padre bueno de la parábola refleja algo de nosotros y nosotras, y si todavía dos mil años después, tiene algo que enseñarnos.

“Todavía estaba lejos, cuando su padre le vio; y sintiendo compasión de él corrió a su encuentro y le recibió con abrazos y besos. El hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra Dios y contra ti, y ya no merezco llamarme tu hijo.’ Pero el padre ordenó a sus criados: ‘Sacad en seguida las mejores ropas y vestidlo; ponedle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies.Traed el becerro cebado y matadlo. ¡Vamos a comer y a hacer fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido y le hemos encontrado!’ Y comenzaron, pues, a hacer fiesta….

….Tanto irritó esto al hermano mayor, que no quería entrar; así que su padre tuvo que salir a rogarle que lo hiciese…

El padre le contestó: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo.Pero ahora debemos hacer fiesta y alegrarnos, porque tu hermano, que estaba muerto, ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado[1]”.

Experiencia de abandono. Los dos hijos abandonan a su padre. El hijo pródigo se marchó porque pensaba que la felicidad y la libertad estaban lejos de su padre, y que con él, sólo podría vivir oprimido. El hijo mayor se había alejado mucho antes, porque aunque compartieran el mismo techo, no lo hacían como padre e hijo sino como amo y siervo. El padre era objeto de un abandono que llevaba consigo un borrado de lo que significaba ser padre. Ambos hijos habían hecho desaparecer de delante de sus narices la figura paterna, ahora ya no existía como tal para ninguno de ellos. La relación entre los tres había sido deconstruída, y la consecuencia de todo ello era que el padre, pero también los hijos, se habían quedado solos.

Creo que de esta experiencia podemos hablar largo y tendido las personas LGTB. En la experiencia de borrado que sufrió el padre vemos reflejada la que hemos vivido tantas y tantas veces. La deconstrucción de los lazos familiares, o de las relaciones fraternales dentro de la comunidad cristiana, que ha realizado con nosotros y nosotras la homofobia, queda bien ejemplificada en lo que los hijos hicieron al padre bueno. Hemos sido invisibilizados una y otra vez de miles de maneras y formas distintas, hemos visto negada la posibilidad de decir quienes somos y como somos, a quienes amamos o que nos gusta, cuales son nuestros sueños, o en que queremos convertirnos; en multitud de ocasiones nuestras familias o comunidades han decidido romper los lazos que nos unen, los del amor, para intentar aislarnos y hacernos pagar caro el no ser como ellos deseaban que fuésemos. Al final el abandono, el alejamiento, o la resignificación de lo que somos. Al final no somos ni hijos, ni hermanas, ni madres, ni abuelos… al final no somos hermanos o hermanas en la fe… al final, la familia parece estar completamente destruida.

Ser capaz de respetar la libertad de los demás. El padre no se opuso a la marcha de ninguno de sus hijos, vivió quien era, respetando quienes eran sus hijos y dejándolos ser libres. Es cierto que esa libertad producía su negación, y la pérdida de quienes amaba. Pero respetó la libertad de quienes no le trataron como merecía, quizás porque nunca renunció a la libertad de ser quien él era: su padre. Jamás se creyó la negación, era consciente de ella, pero por encima de todo estaba seguro de su identidad, y que esa identidad le unía a ellos.

Creo que este comportamiento en la parábola tiene bastante que decirnos a las personas LGTB. La mayoría hemos hecho hasta lo imposible para no perder a personas a las que queríamos. Nos hemos callado, hemos escondido nuestros sentimientos o hemos aceptado menosprecios, para que nuestros hijos, padres, amigas, o iglesias de las que formábamos parte, no nos abandonasen. Pero al final ese camino nunca ha traído la liberación, sino que nos ha hecho vivir atrapados en los chantajes homófobos de quienes tanto queremos. Sin embargo en la parábola que Jesús pronunció hace ya tanto tiempo, se nos dice que sólo cuando somos capaces de dar libertad a los demás, aunque los perdamos para siempre, podemos alcanzar la nuestra. Sólo cuando somos libres de prejuicios estúpidos, somos capaces de dejar marchar a quienes no pueden todavía escapar de ellos. Libertad de ser y de dejar ser, ese es uno de los mensajes más directos y que más nos interpelan en la parábola a las personas LGTB.

Mostrarse activos, creer que los cambios son posibles y formar parte de ellos. El padre podría haberse quedado en su casa pensando que su hijo pequeño jamás volvería, o en la fiesta con la seguridad de que su hijo mayor no entraría. Pero en ambos casos sale del lugar donde está y se dirige a ellos sin negarse; es su padre y actúa como tal. Siempre se muestra activo, tendiendo la mano hacia la reconciliación, sabe que sus hijos se han equivocado, pero para él es una fiesta que descubran ellos mismos su error y quieran volver a casa. No hay recriminación, ni vencedores ni vencidos, todos salen ganando si aceptan al otro tal y como es.

La media de las personas LGTB que trabajan por transformar su entorno, es mucho mayor que cualquier otro colectivo que conozco. Pocas personas LGTB de mi entorno han tirado la toalla con su madre, su padre, sus hijos, sus hermanas, o su iglesia; siempre creen que es posible, que todavía hay esperanza de que algún día sus seres queridos superen su homofobia y se dirijan hacia la casa común para abrazarse como quienes son, sin negaciones. Multitud de personas lesbianas y gays de mi alrededor salen cada día de la fiesta de la reconciliación y del amor en la que viven, para recordarle a alguien que le negó su identidad que también está invitado a la fiesta. Manos tendidas siempre, como el padre bueno… y mientras esa mano siga extendida su entorno puede ser transformado y reconciliado. Se trata de no perder jamás la esperanza, pero de no hacer depender la felicidad de la actitud que otras personas tengan hacia nosotros. Mano tendida, desde lo que somos, para amar a los demás tal y como son.

Sobre el perdón. Es evidente que en la parábola Jesús hablaba de un Dios que perdona siempre, y que si nos comparamos con ese amor infinito que demuestra, nos sentimos bastante poca cosa. Dios ama siempre, Dios perdona siempre, con Él siempre es posible empezar de nuevo, tener otra posibilidad. Y eso nos llena de fuerza, nos ilusiona, porque sabemos que jamás nos da por perdidos, que no depende de lo que hagamos o no hagamos, que su amor siempre estará allí con nosotros. Sabemos que quienes ponen condiciones al amor de Dios, es porque realmente no lo conocen. Quienes matizan con un pero ese amor, es porque confunden el amor humano, con el divino. Dios nos ama, a todos y a todas.

Las personas LGTB somos llamadas a imitar ese amor, y es difícil hacerlo cuando tienes que amar a alguien que te niega, te insulta, hace una caricatura de algo que tú no eres, que hace daño a tu familia, o que quiere acabar con todo lo que tiene que ver contigo. Pero aún así, la llamada de Jesús en la parábola sigue en pie: debemos imitar el amor del padre bueno. Creo sinceramente que muchas personas LGTB hacen cada día visible ese amor, aunque de forma imperfecta. Veo mucho amor cuando un padre es capaz de abrazar de nuevo a la hija que no le hablaba ni le veía desde hacía años porque era gay. Veo el amor del padre bueno cuando una hija decide cuidar a una madre enferma que la ha despreciado desde el momento que le dijo que era lesbiana. Pero también veo amor en el hermano que ha perdonado a la hermana con la que jamás volverá a coincidir porque no es un buen ejemplo para sus sobrinos. No siempre el amor es capaz de producir la reconciliación, hay veces que el padre sigue viviendo en su casa, feliz por ser quien es y por haber educado a dos hijos libres, pero sabiendo que no podrá compartir su vida con ellos. También en estas circunstancias es necesario haber perdonado.

Para imitar al padre bueno necesitamos no alejarnos de casa, no rechazar quienes somos, ni humillarnos y anularnos para conseguir el afecto de unos hijos que son incapaces de ver más allá de lo que ellos son. Para imitar al padre bueno debemos olvidarnos de convertirnos en héroes o heroínas, o pensar que el final todo acabará bien. Debemos sobre todo sacar de nosotros y de nosotras el resentimiento por el dolor sufrido, y entender que los demás tienen el derecho a equivocarse, a elegir un camino terrible que no sólo los aleja de nosotros, sino también de Dios, y lo más importante, de lo que ellos y ellas son. Y cuando hayamos acabado con el resentimiento y podamos vivir felices con nosotros mismos, en ese momento seremos capaces de recibir con un abrazo paterno a quienes tanto nos hicieron sufrir. Y si no vuelven, no deberíamos resignarnos, siempre es posible volver a construir otra familia donde el amor sea realmente lo que nos una.

Carlos Osma

[1] Fragmentos de Lc 15,11-32

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