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El Daesh ejecuta a un adolescente de 15 años por mantener relaciones sexuales con uno de sus líderes al que le perdonan la vida

Martes, 5 de enero de 2016
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noticias_file_foto_1026664_1451905886Las noticias que habitualmente nos llegan desde el territorio controlado por el Estado Islámico son espantosas, pero esta desde luego produce un especial asco. Terrible noticia la que hemos conocido recién iniciado este 2016. Un adolescente de 15 años ha sido arrojado al vacío desde lo alto de un edificio, acusado de homosexualidad, después de haber sufrido abusos sexuales (no podemos calificarlo de otra manera, dada la edad del muchacho y su posición de subordinación) a manos de Abu Zaid al-Jazrawi, prominente oficial del Estado Islámico. Al-Jazrawi habría sido degradado de su posición y enviado al frente

El Estado Islámico en Irak y Siria y su brazo armado, ISIS, continúa con su política de terror y exterminio de la población gay. Esta vez, nos hemos quedado estupefactos después de saber que han perdonado la vida a uno de los suyos al que supuestamente pillaron ‘in fraganti’ manteniendo relaciones sexuales con un menor. Sucedió en la ciudad oriental de Siria de Deir ez-Zor, en la que militantes de la organización terrorista ejecutaron al adolescente por su macabro método habitual: Arrojándole desde un tejado por ser gay, según informó la agencia de noticias independiente siria, ARA News, citando fuentes locales.  Pero, lo realmente dramático de este último caso es que la víctima, de 15 años de edad, fue arrestado y juzgado por los cargos de homosexualidad después de haber sido capturado ‘en la casa de un líder ISIS’ en la mañana del pasado jueves. Juzgado inmediatamente por un tribunal islámico fue condenado a muerte. ‘El niño fue acusado de estar involucrado en una relación homosexual con el oficial de ISIS, Abu Zaid al-Jazrawi’, según informó el activista Sarai al-Din a ARA News. . Partidarios de ISIS asesinaban a pedradas a dos hombres acusados de ser gays en Siria , sucedía a finales de octubre de 2015.

CX3VG6dWYAAchlTAbu Zaid Al-Jazrawi, oficial de ISIS

Según estas mismas fuentes, Al-Jazrawi también habría sido acusado de actividades homosexuales, pero en su caso habría esquivado la condena a muerte, a cambio de ver degradada su posición y ser enviado a luchar al frente, le han mandado al noroeste de Irak para unirse a los frentes de lucha ante la insistencia de los principales comandantes de la organización terrorista. Citando fuentes pro-ISIS, un Tribunal de la Sharia en Deir ez-Zor había exigido inicialmente la ejecución del líder ISIS por tener relaciones sexuales con una persona del mismo sexo.  Según diversos medios internacionales recogen, Abu Zaid al-Jazrawi es el dirigente que aparece en uno de los muchos “vídeos promocionales” del Estado Islámico, en este caso entrenando a niños, y que el periodista Zaid Benjamin recoge en su Twitter.

El activista de derechos civiles, Raed Ahmed, explicó a ARA News en una entrevista que, ‘Daesh [ISIS] acusa a la gente de ser gay sólo en base a una información superficial, sin ninguna investigación y sin contrastar los datos. Aunque la ley islámica prohíbe la homosexualidad, el castigo brutal infligido por Daesh del que nunca hasta ahora ha sido testigo la historia’.

El grupo terrorista que controla partes de Siria y de Irak ha ejecutado a decenas de hombres supuestamente homosexuales lanzándolos desde las azoteas de altos edificios y después publicaron las macabras fotos en los medios sociales. ISIS también ejecutó a nueve hombres y un niño acusados de ser gays en Siria en septiembre de 2015 y han reivindicado la autoría de los asesinatos de al menos otros 30 hombres homosexuales en el último año.

Como otras veces que hacemos referencia a las barbaridades cometidas contra las personas LGTB por el autodenominado Estado Islámico, resulta difícil asegurar su total veracidad, pero la noticia parece desde luego verosímil teniendo en cuenta los antecedentes. Ya ha quedado en el olvido el 24 de agosto, cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas abordaba de forma expresa la situación. En una reunión informal convocada a petición de Chile y Estados Unidos, representantes de trece de los quince estados que en ese momento formaban parte del Consejo escucharon, entre otras voces, los testimonios de dos jóvenes, uno iraquí y otro sirio, víctimas de persecución por ser homosexuales, y que por fortuna han conseguido escapar del horror. Otra de las voces que pudieron escucharse fue la de Jessica Stern, directora ejecutiva de la International Gay and Lesbian Human Rights Commission (IGLHRC), que tras hacer un repaso de la situación de las personas LGTB en la región (aquí su intervención, en inglés) hizo cinco recomendaciones prácticas que deberían implementarse de forma inmediata: que todas las agencias de Naciones Unidas en Irak y Siria elaboren programas adaptados a la realidad LGTB; que Naciones Unidas y los gobiernos actúen con urgencia a la hora de acoger a las personas que lo soliciten; que el gobierno de Irak elimine las barreras en el acceso de las personas LGTB a los servicios y a la justicia; que este mismo gobierno de Irak respete la libertad de expresión y que se fomenten las donaciones a iniciativas en favor de las personas LGTB en Siria e Irak.

Han pasado más de cuatro meses desde aquella reunión, pero la realidad en Siria e Irak sigue siendo igual de espantosa. Ya casi hemos perdido la cuenta de los asesinatos que trascienden a la opinión pública. Los últimos a los que hicimos referencia ocurrieron en octubre y noviembre. Entonces dos hombres, acusados de ser una pareja gay, morían arrojados desde lo alto de un edificio en Mosul (Irak). El mismo día, en la cercana Nínive, otros dos hombres también acusados de ser homosexuales eran asesinados por el mismo método. Dos semanas antes otros diez hombres eran ejecutados en Siria, acusados de haber cometido sodomía. Pero no son ni mucho menos los únicos. En aquella misma entrada hacíamos recuento de varios de los asesinatos cometidos con anterioridad, pero además ha habido otros en este intervalo, casi todos ellos cometidos arrojando a las víctimas desde lo alto de un edificio y lapidándolas si todavía quedaban con vida tras la caída.

Un infierno para la comunidad LGTB

Siria e Irak, hace años estados de tradición laica (vinculada al baazismo) en los que las personas LGTB podían encontrar pequeños espacios de libertad, han acabado por convertirse para ellas en un infierno. En Irak, la homosexualidad fue legal hasta 2001, cuando Sadam Hussein, para contentar a los sectores religiosos, decidió castigarla con cárcel y, en caso de reincidencia, con pena de muerte. Tras la invasión, la situación se sumió en un estado de confusión. La entonces autoridad administrativa estadounidense ordenó en 2003 retrotraer los códigos penal y civil a la situación vigente en los 70, pero la diversidad de autoridades existentes según la zona del país, así como el papel preponderante que los líderes religiosos alcanzaron, facilitó que la persecución de las personas LGTB fuera en aumento. En los años sucesivos la situación no hizo más que empeorar, y las denuncias sobre el secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales, involucrando además a las fuerzas de seguridad, no hacían sino aumentar en todas las zonas del país.

En el área suní de Irak, la situación de descontento con el régimen surgido de la invasión, unida a la difusión de las ideas religiosas más radicales, terminó por cristalizar en el surgimiento del Estado Islámico, que también controla ya una parte importante de Siria. En este último país, la revuelta contra el régimen de Bashar al-Asad, alentada en sus inicios desde los países occidentales (y de la que ya en 2013 conocíamos sus consecuencias para los homosexuales sirios) ha confluido en el mismo fenómeno. En este caso, además, el propio régimen de Asad utilizó la persecución de los homosexuales como un instrumento de propaganda contra los rebeldes.

El Estado Islámico o Daesh, finalmente, ha hecho de la persecución de las personas LGTB, y muy singularmente de los varones que mantienen relaciones con otros hombres o que son percibidos como homosexuales, uno de sus principales elementos de propaganda. Cada cierto tiempo son difundidas imágenes de ejecuciones. A finales de julio, por ejemplo, era difundido un vídeo en el que se podía ver como dos jóvenes, supuestamente acusados de mantener relaciones homosexuales, eran arrojados desde lo alto de un edificio en Palmira (Siria) y posteriormente lapidados. A finales de junio, otros cuatro hombres eran arrojados también desde lo alto de un edificio en Deir ez-Zor, también en Siria, muertes que activistas islamistas aprovecharon para “celebrar” a su modo en redes sociales la sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos a favor del matrimonio igualitario.

Antes ya habíamos recogido la ejecución de dos hombres a los que además se les dijo, pocos segundos antes de ser lapidados hasta la muerte, que habían sido “perdonados”. Tras ser conducidos a una explanada con los ojos vendados y abrazarse a uno de sus verdugos, fueron lapidados hasta la muerte por una horda enfervorecida que continuó lanzándoles piedras incluso cuando era ya evidente que habían fallecido. Ocurrió en un lugar indeterminado de Siria. O el degollamiento de cuatro jóvenes en Mosul, ciudad iraquí en manos de los islamistas en la que semanas antes otros dos hombres eran arrojados desde lo alto de un edificio. O la muerte de otro joven arrojado al vacío en Raqqa (Siria); la muerte por lapidación de dos hombres, también en la provincia siria de Deir ez-Zor; el asesinato de otro hombre en un lugar indeterminado, arrojado también desde lo alto de un edificio, o el asesinato de otro hombre de unos cincuenta años arrojado al vacío en Tal Abyad (Siria), luego lapidado al sobrevivir a la caída.

Son solo algunas de las muertes que han trascendido. Por razones obvias, resulta imposible disponer de información contrastada sobre estos asesinatos y torturas. Como otras veces hemos destacado, resulta imposible disponer de información contrastada sobre estos asesinatos. En realidad es difícil saber si se trata de personas LGTB o simplemente de opositores al Estado Islámico a los que se acusa de serlo como pretexto para asesinarlos y utilizar sus muertes como propaganda. Organizaciones en favor de los derechos LGTB hacían en enero un llamamiento a la prudencia, con objeto de no exacerbar el miedo de las personas LGTB que viven en la zona y causar daños mayores. Sin embargo, cada vez resulta más difícil pensar que no asistimos simplemente a un proceso de exterminio, máxime cuando hay testimonios que aseguran que los islamistas se hacen pasar por homosexuales como “gancho” para así atrapar a sus víctimas.

Fuente Ragap y Dosmanzanas

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La persecución a las personas LGTB por el Estado Islámico, ante el Consejo de Seguridad de la ONU… con carácter informal

Jueves, 27 de agosto de 2015
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ONU gaysSubhi Nahas, homosexual sirio refugiado en Estados Unidos, y Samantha Power, embajadora de Estados Unidos ante la ONU, en la sede de la organización en Nueva York, 24 de agosto de 2015.  REUTERS/Mike Segar

Ampliamos con este post de Dosmanzanas la información que dábamos ayer:

Tal y como anticipamos hace un par de semanas, por primera vez en su historia el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha abordado de forma expresa la situación de las personas LGTB en una parte del mundo, en concreto el territorio bajo control del denominado Estado Islámico. En una reunión informal convocada este lunes 24 de agosto a petición de Chile y Estados Unidos, representantes de trece de los quince estados que en este momento forman parte del Consejo de Seguridad escucharon, entre otras voces, los testimonios de dos jóvenes, uno iraquí y otro sirio, víctimas de persecución por ser homosexuales que por fortuna han conseguido escapar del horror.

La reunión fue auspiciada por Cristián Barros y Samantha Power, embajadores ante Naciones Unidas de Chile y Estados Unidos. Al tener un carácter informal, sin embargo, la asistencia de los países miembros del Consejo de Seguridad era voluntaria, y no ha habido compromiso oficial alguno. En cualquier caso, dado el objeto de la reunión y las posiciones de buena parte de los miembros de Naciones Unidas, la mera convocatoria de esta reunión ha sido considerada un paso muy importante por activistas LGTB y en favor de los derechos humanos. Acudieron representantes de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia) y de Chile, España, Jordania, Lituania, Malasia, Nigeria, Nueva Zelanda y Venezuela. Solo Angola y Chad no enviaron representantes, aunque otros cuatro países que sí estuvieron representados optaron por no intervenir (China, Malasia, Nigeria y Rusia).

Sin duda los testimonios más impactantes fueron los de Adnan (nombre figurado), un joven gay iraquí que consiguió huir del país pero que aún así intervino vía telefónica para mantener su anonimato, y Subhi Nahas, joven gay sirio refugiado en Estados Unidos y que sí intervino en persona. Adnan explicó, por ejemplo, que cuando un gay es identificado y capturado por el Estado Islámico, este investiga tanto su teléfono como sus cuentas en redes sociales para identificar y perseguir a sus contactos.

Gay Syrian refugee Subhi Nahas speaks at a news conference at the United Nations headquarters in New York, August 24, 2015. Earlier Nahas and other gay rights activists addressed the United Nations Security Council during an informal meeting on the persecution of LGBT people by Islamic State militants in Syria and Iraq.  REUTERS/Mike Segar

Subhi Nahas (el joven de la foto), cuyo testimonio puedes leer íntegro en inglés, en francés y en árabe, contó como la situación de los gais en su país comenzó a ser un infierno ya en el año 2011, al inicio de las revueltas contra el Gobierno de Siria, cuando este impulsó una campaña mediática acusando a los disidentes de ser homosexuales y organizó redadas contra los locales en los que solían reunirse, deteniendo y torturando a muchos de ellos. La situación fue aún peor cuando en octubre de 2012 Idlib, la ciudad en la que vivía, cayó bajo el control de Al Qaeda: la persecución y la tortura de personas homosexuales se convirtió en norma. En 2014, finalmente, el control de la ciudad pasó de Al Qaeda al Estado Islámico, y fue entonces cuando la persecución homófoba pasó a ser un instrumento de propaganda y las ejecuciones se convirtieron en festejos a los que la multitud llevaba incluso a los niños para que participaran en las lapidaciones. Subhi Nahas no se atrevía a salir de su casa, pero incluso allí dentro no se sentía seguro: no se fiaba ni de su propio padre, enfurecido tras averiguar que su hijo era homosexual.

Dos meses después el joven consiguió escapar al Líbano y luego a Turquía, donde tampoco pudo sentirse seguro. Según explica, mientras se encontraba en ese país recibió amenazas de muerte provenientes de un antiguo amigo del colegio, que se había unido al Estado Islámico. “Era solo cuestión de tiempo que me encontraran y me mataran”, asegura. Finalmente pudo refugiarse en Estados Unidos, donde se ha convertido en uno de los embajadores de ORAM, organización en favor de los derechos de los refugiados, demandantes de asilo y migrantes.

Pero las de los dos jóvenes sirio e iraquí, o las de los embajadores Barros y Power, no fueron las únicas voces que pudieron escucharse. Especialmente interesante resultó la intervención de Jessica Stern, directora ejecutiva de la International Gay and Lesbian Human Rights Commission (IGLHRC), que tras hacer un repaso de la situación de las personas LGTB en la región (puedes leer aquí su intervención, en inglés) hizo cinco recomendaciones prácticas que deberían implementarse de forma inmediata: que todas las agencias de Naciones Unidas en Irak y Siria elaboren programas adaptados a la realidad LGTB; que Naciones Unidas y los gobiernos actúen con urgencia a la hora de acoger a las personas que lo soliciten; que el gobierno de Irak elimine todo tipo de barreras en el acceso de las personas LGTB a los servicios y a la justicia; que este mismo gobierno de Irak respete la libertad de expresión y que se fomenten las donaciones a todo tipo de iniciativas en favor de las personas LGTB en Siria e Irak.

Siria, Irak y el Estado Islámico: un infierno para la comunidad LGTB

Siria-Irak-ISSiria e Irak, hace años estados de tradición laica (vinculada al baazismo) en los que las personas LGTB podían encontrar pequeños espacios de libertad, han acabado por convertirse para ellas en un infierno. En Irak, la homosexualidad fue legal hasta 2001, cuando Sadam Hussein, para contentar a los sectores religiosos, decidió castigarla con cárcel y, en caso de reincidencia, con pena de muerte. Tras la invasión, la situación se sumió en un estado de confusión. La entonces autoridad administrativa estadounidense ordenó en 2003 retrotraer los códigos penal y civil a la situación vigente en los 70, pero la diversidad de autoridades existentes según la zona del país, así como el papel preponderante que los líderes religiosos alcanzaron, facilitó que la persecución de las personas LGTB fuera en aumento. En los años sucesivos la situación no hizo más que empeorar, y las denuncias sobre el secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales, involucrando además a las fuerzas de seguridad, no hacían sino aumentar en todas las zonas del país.

En el área suní de Irak, la situación de descontento con el régimen surgido de la invasión, unida a la difusión de las ideas religiosas más radicales, terminó por cristalizar en el surgimiento del Estado Islámico (también conocido por las siglas ISIS o simplemente IS), que también controla ya una parte importante de Siria. En este último país, la revuelta contra el régimen de Bashar al-Asad, alentada en sus inicios desde los países occidentales (y de la que ya en 2013 conocíamos sus consecuencias para los homosexuales sirios) ha confluido finalmente en el mismo fenómeno. Aunque, como se ha señalado más arriba, el propio régimen de Asad utilizó la persecución de los homosexuales como un instrumento de propaganda contra los rebeldes.

El Estado Islámico (también conocido por las siglas ISIS o simplemente IS) ha hecho de la persecución de las personas LGTB, y muy singularmente de los varones que mantienen relaciones con otros hombres o que son percibidos como homosexuales, uno de sus principales elementos de propaganda. Cada cierto tiempo son difundidas imágenes de ejecuciones. A finales de julio, por ejemplo, era difundido un vídeo en el que se podía ver como dos jóvenes, supuestamente acusados de mantener relaciones homosexuales, eran arrojados desde lo alto de un edificio en Palmira (Siria) y posteriormente lapidados. A finales de junio, otros cuatro hombres eran arrojados también desde lo alto de un edificio en Deir ez-Zor, también en Siria, muertes que activistas islamistas aprovecharon para “celebrar” a su modo en redes sociales la sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos a favor del matrimonio igualitario.

Antes ya habíamos recogido la ejecución de dos hombres a los que además se les dijo, pocos segundos antes de ser lapidados hasta la muerte, que habían sido “perdonados”. Tras ser conducidos a una explanada con los ojos vendados y abrazarse a uno de sus verdugos, fueron lapidados hasta la muerte por una horda enfervorecida que continuó lanzándoles piedras incluso cuando era ya evidente que habían fallecido. Ocurrió en un lugar indeterminado de Siria. O el degollamiento de cuatro jóvenes en Mosul, ciudad iraquí en manos de los islamistas en la que semanas antes otros dos hombres eran arrojados desde lo alto de un edificio. O la muerte de otro joven arrojado al vacío en Raqqa (Siria); la muerte por lapidación de dos hombres, también en la provincia siria de Deir ez-Zor; el asesinato de otro hombre en un lugar indeterminado, arrojado también desde lo alto de un edificio, o el asesinato de otro hombre de unos cincuenta años arrojado al vacío en Tal Abyad (Siria), luego lapidado al sobrevivir a la caída.

Son solo algunas de las muertes que han trascendido. Como otras veces hemos destacado, resulta imposible disponer de información contrastada sobre estos asesinatos. En realidad es difícil saber si se trata de personas LGTB o simplemente de opositores al Estado Islámico a los que se acusa de serlo como pretexto para asesinarlos y utilizar sus muertes como propaganda. Organizaciones en favor de los derechos LGTB hacían en enero un llamamiento a la prudencia, con objeto de no exacerbar el miedo de las personas LGTB que viven en la zona y causar daños mayores. Sin embargo, cada vez resulta más difícil pensar que no asistimos simplemente a un proceso de exterminio, máxime cuando hay testimonios que aseguran que los islamistas se hacen pasar por homosexuales como “gancho” para así atrapar a sus víctimas.

La IGLHRC ha cuantificado hasta el momento en treinta el número de personas que el Estado Islámico, en este ejercicio de propaganda, asegura haber ejecutado públicamente por ser homosexuales. Así lo documenta el siguiente vídeo, preparado expresamente para ser mostrado en la reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y que en este caso consideramos de interés insertar pese a nuestra resistencia a mostrar imágenes de estos asesinatos (el vídeo evita las imágenes más terribles, aunque advertimos de que aun así algunas de ellas pueden herir a las personas más sensibles):

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Naciones Unidas debatirá sobre la persecución a las personas LGTB por el Estado Islámico

Lunes, 17 de agosto de 2015
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ONU-GAYY el papa Francisco no ha dicho aún ni una palabra…  ¿a qué espera? ¿a que nos exterminen?

Por primera vez en su historia el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tratará expresamente sobre la situación de las personas LGTB en una parte del mundo. Será el próximo 24 de agosto, a petición de Chile y Estados Unidos, que pondrán sobre la mesa la persecución de este colectivo en el territorio actualmente bajo control del denominado Estado Islámico. Los asistentes a la reunión, de carácter informal, escucharán los testimonios de dos víctimas que han conseguido escapar del horror. 

La reunión del Consejo de Seguridad será auspiciada por Cristián Barros y Samantha Power, embajadores ante las Naciones Unidas de Chile y Estados Unidos, respectivamente, y abordará qué tipo de protección deberían recibir las personas LGTB, así como definir las acciones que la comunidad internacional está dispuesta a adoptar para detener la sangría. Ante el Consejo intervendrán dos hombres, uno iraquí y otro sirio, que han sido víctimas de persecución por milicianos islamistas por ser homosexuales, y que por fortuna han conseguido escapar del horror.

Al tener un carácter informal, sin embargo, la asistencia de los países miembros del Consejo de Seguridad es voluntaria. Habrá que ver, por tanto, cuántos y cuáles asisten, dados los muy diferentes puntos de vista sobre los derechos LGTB entre sus actuales componentes. Además de los cinco permanentes (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia) el Consejo de Seguridad está ahora compuesto por Angola, Chad, Chile, España, Jordania, Lituania, Malasia, Nigeria, Nueva Zelanda y Venezuela. Una composición que, honestamente, no nos hace ser especialmente optimistas.

El Estado Islámico (también conocido por las siglas ISIS o simplemente IS) ha hecho de la persecución de las personas LGTB, y muy singularmente de los varones que mantienen relaciones con otros hombres o que son percibidos como homosexuales, uno de sus principales elementos de propaganda. Cada cierto tiempo son difundidas imágenes de ejecuciones. A finales de julio, por ejemplo, era difundido un vídeo en el que se podía ver como dos jóvenes, supuestamente acusados de mantener relaciones homosexuales, eran arrojados desde lo alto de un edificio en Palmira (Siria) y posteriormente lapidados. A finales de junio, otros cuatro hombres eran arrojados también desde lo alto de un edificio en Deir ez-Zor, también en Siria, muertes que activistas islamistas aprovecharon para “celebrar” a su modo en redes sociales la sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos a favor del matrimonio igualitario.

Antes ya habíamos recogido la ejecución de dos hombres a los que además se les dijo, pocos segundos antes de ser lapidados hasta la muerte, que habían sido “perdonados”. Tras ser conducidos a una explanada con los ojos vendados y abrazarse a uno de sus verdugos, fueron lapidados hasta la muerte por una horda enfervorecida que continuó lanzándoles piedras incluso cuando era ya evidente que habían fallecido. Ocurrió en un lugar indeterminado de Siria. O el degollamiento de cuatro jóvenes en Mosul, ciudad iraquí en manos de los islamistas en la que semanas antes otros dos hombres eran arrojados desde lo alto de un edificio. O la muerte de otro joven arrojado al vacío en Raqqa (Siria); la muerte por lapidación de dos hombres, también en la provincia siria de Deir ez-Zor; el asesinato de otro hombre en un lugar indeterminado, arrojado también desde lo alto de un edificio, o el asesinato de otro hombre de unos cincuenta años arrojado al vacío en Tal Abyad (Siria), luego lapidado al sobrevivir a la caída.

Son solo algunas de las muertes que han trascendido. Como otras veces hemos destacado, resulta imposible disponer de información contrastada sobre estos asesinatos. En realidad es difícil saber si se trata de personas LGTB o simplemente de opositores al Estado Islámico a los que se acusa de serlo como pretexto para asesinarlos y utilizar sus muertes como propaganda. Organizaciones en favor de los derechos LGTB hacían en enero un llamamiento a la prudencia, con objeto de no exacerbar el miedo de las personas LGTB que viven en la zona y causar daños mayores. Sin embargo, cada vez resulta más difícil pensar que no asistimos simplemente a un proceso de exterminio, máxime cuando hay testimonios que aseguran que los islamistas se hacen pasar por homosexuales como “gancho” para así atrapar a sus víctimas.

Un infierno para la comunidad LGTB

Siria e Irak, hace unos años estados tradición laica (vinculada al baazismo) en los que las personas LGTB podían encontrar pequeños espacios de libertad, han acabado por convertirse para ellas en un auténtico infierno.

En Irak, la homosexualidad fue legal hasta 2001, cuando Sadam Hussein, para contentar a los sectores religiosos, decidió castigarla con cárcel y, en caso de reincidencia, con pena de muerte (aunque la legislación no llegó a ser aplicada). “Entonces teníamos clubes nocturnos, bares, áreas de encuentro y una red de asambleas sociales”, explicaban en su momento desde la organización Iraqi LGBT. Tras la invasión, la situación se sumió en un estado de confusión. La entonces autoridad administrativa estadounidense ordenó en 2003 retrotraer los códigos penal y civil a la situación vigente en los 70, pero la diversidad de autoridades existentes según la zona del país, así como el papel preponderante que los líderes religiosos alcanzaron, facilitó que la persecución de las personas LGTB fuera en aumento. En los años sucesivos la situación no hizo más que empeorar, y las denuncias sobre el secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales, involucrando además a las fuerzas de seguridad, no hacían sino aumentar en todas las zonas del país.

En el área suní, la situación de descontento con el régimen surgido de la invasión, unida a la difusión de las ideas religiosas más radicales, terminó por cristalizar en el surgimiento del Estado Islámico, que también controla ya una parte importante de Siria. En este país, la revuelta contra el régimen de Bashar al-Asad, alentada en sus inicios desde los países occidentales (y de la que ya en 2013 conocíamos sus consecuencias para los homosexuales sirios) ha confluido finalmente en el mismo fenómeno.

Fuente Dosmanzanas

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El Estado Islámico asesina a otro homosexual, el octavo desde noviembre y continúa difundiendo imágenes

Sábado, 7 de marzo de 2015
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264E0ED900000578-2978890-image-a-1_1425461388165La multitud aguarda la ejecución gritando “Alá es grande”

No podemos cerrar los ojos ante el hecho de que los militantes del grupo yihadista autoproclamado Estado Islámico (ISIS) continúan asesinando a hombres, acusados -supuestamente- de ser homosexuales, y difundiendo las imágenes de sus muertes para contribuir a extender el terror. El último de los asesinatos que ha sido publicitado ha sido el de un muchacho arrojado al vacio desde lo más alto de un edificio en Raqqa (Siria) este miércoles (4 de marzo), bajo la acusación de “haber cometido actos indecentes con otro varón” en la provincia nororiental siria de Al Raqqa, su principal bastión en Siria. De nuevo aplicando una interpretación radical de la Sharía (o Ley Islámica) ejecutan a los homosexuales lanzándolos desde elevados edificios, para rematarlos en el suelo con grandes piedras ante un populacho exacerbado. Son escenas duras, siniestras, horripilantes. Escenas que no deberíamos ver jamás. Pero están ahí, son hechos que existen, hechos que tenemos que denunciar. En total, ya son ocho los homosexuales cuyos asesinatos han sido reportados por el ISIS.

El propio ISIS comparte las fotos en las que se aprecia como el varon, de entre 20 y 30 años, se precipita desde lo alto de un edificio y cae delante de la multitud, que espera para lapidar el cuerpo. El reo tiene los ojos vendados, esperando a que los milicianos encapuchados del Estados Islámico lo empujen, y abajo, en la calle, y en los edificios cercanos, una multitud aguarda la ejecución gritando ‘Alá es grande’. Una escena que nos deja sin palabras y que debería hacernos replantearnos muchas cosas. La primera, la barbarie a la que quieren someter al mundo desde esta organización islámica con su particular sentido de la justicia.

264E0EFD00000578-2978890-image-a-4_1425461418149Desde que el Estado Islámico comenzara su expansión, en todas aquellas zonas que han caído bajo su control ha pasado a estar vigente la interpretación más extremista de la sharía o ley islámica, que castiga con la muerte las relaciones homosexuales. Ya son múltiples los reportes de ejecuciones por esta causa. En noviembre, por ejemplo, nos hacíamos eco de la muerte por lapidación de dos hombres en la provincia siria de Deir ez-Zor. En diciembre se difundían fotografías que mostraban el asesinato de otro hombre en un lugar indeterminado, arrojado también desde lo alto de un edificio y luego lapidado.  En enero, otros dos hombres acusados de ser homosexuales eran asesinados por el mismo método en Mosul (Irak). Pocos días después otro hombre, de alrededor de unos cincuenta años, era arrojado también al vacío en Tal Abyad (Siria), siendo después lapidado al sobrevivir a la caída.

Resulta prácticamente imposible acceder a información contrastada sobre estos asesinatos. En realidad es difícil saber si se trata verdaderamente de homosexuales o de opositores al Estado Islámico a los que se acusa de serlo como pretexto para asesinarlos y cuyas muertes son utilizadas como propaganda. En este sentido, organizaciones en favor de los derechos LGTB hacían en enero un llamamiento a la prudencia, con objeto de no exacerbar el miedo de las personas LGTB que viven en la zona y causar daños mayores. Lo que resulta indiscutible es que el odio homófobo está en cualquier caso presente y es utilizado como herramienta aleccionadora.

264E0EDD00000578-2978890-image-a-2_1425461391463Ante todo, la extensión y consolidación del Estado Islámico supone la imposición de un régimen de terror a una parte muy importante de la propia población árabe que vive bajo su dominio. La comunidad LGTB, en este sentido, es una de las grandes perdedoras. No está de más repetir lo que ya hemos publicado en ocasiones anteriores: dos países como Siria e Irak, que al margen de otras consideraciones fueron en el pasado estados de tradición laica (vinculada al baazismo gobernante) en los que las personas LGTB podían encontrar pequeños espacios de libertad, han acabado por convertirse para ellas en un auténtico infierno del que no parece existir salida.

El caso de Irak es paradigmático. La homosexualidad fue allí legal hasta 2001, cuando Sadam Hussein, para contentar a los sectores religiosos, decidió castigar las relaciones homosexuales con cárcel y, en caso de reincidencia, con pena de muerte. No obstante, no se recuerda que dicha legislación llegara a ser aplicada. “Entonces teníamos clubes nocturnos, bares, áreas de encuentro y una red de asambleas sociales”, explicaban en su momento desde la organización Iraqi LGBT. De hecho, durante los años 80 y primeros 90, la vida nocturna de los homosexuales en Bagdad atraía a visitantes de países vecinos, como Kuwait o Arabia Saudí.

264E0EF000000578-2978890-image-a-3_1425461410786Tras la invasión, la situación legal de la homosexualidad se sumió en un estado de confusión. La entonces autoridad administrativa estadounidense ordenó en 2003 retrotraer los códigos penal y civil a la situación vigente en los 70, pero la diversidad de autoridades existentes según la zona del país, así como el papel preponderante que los líderes religiosos alcanzaron (especialmente en el área de mayoría chií) facilitó que la persecución de las personas LGTB fuera en aumento. En los años sucesivos la situación no hizo más que empeorar, y las denuncias sobre el secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales, involucrando además a las fuerzas de seguridad, no hacían sino aumentar en todas las zonas del país.

En el caso del área suní, la situación de profundo descontento con el régimen surgido de la invasión, unida a la difusión de las ideas religiosas más radicales, ha acabado además por cristalizar en un fenómeno como el del Estado Islámico, que también controla ya una parte importante del territorio sirio. Y es que en Siria la revuelta contra el régimen baazista de Bashar al-Asad, alentada en sus inicios desde los países occidentales, y de la cual ya en 2013 conocíamos sus terribles consecuencias para los homosexuales sirios, ha confluido finalmente en ese mismo fenómeno.

En España, COLEGAS solicita al Gobierno que condene públicamente los asesinatos que el Estado Islámico (ISIS) comete contra la población homosexual en Siria e Irak. La Confederación Española LGBT ha pedido en una carta al Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, que condene “el genocidio continuado y publicitado que está realizando el Estado Islámico contra los gays en Siria e Irak”.

“Desde COLEGAS solicitamos al Ministro de Exteriores a que condene oficialmente la atroz sangría de asesinatos públicos de hombres homosexuales mediante bárbaros metodos de ejecución como son el lanzamiento desde altos edificios para su posterior remate mediante lapidación. Esto constituye sin duda casi un genocidio y una limpieza social sin precedentes en el mundo desde el régimen nazi en Alemania”, afirma Paco Ramírez en la misiva remetida a García-Margallo. “El mundo occidental no debe continuar impasible ante esta masacre bárbara difundida además casi en tiempo real por las redes sociales de los yihadistas islámicos como amenaza del nuevo régimen del terror que quieren imponer y exportar al mundo entero, no sólo a los países islámicos. No volvamos a repetir los errores del pasado, paremos en cuanto antes a estos nuevos nazis islamistas que quieren imponer a sangre y fuego sus ideas y volvernos a la Edad Media”, añade.

Si queréis ver el vídeo, podéis acceder de la web de Cuatro. Pero avisamos que la escena es espantosa.

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El Estado Islámico lanza al vacío a un hombre gay y ahorca a 13 jóvenes por ver un partido de fútbol en Mosul

Miércoles, 21 de enero de 2015
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estado_islamico_homosexualesTerribles imágenes las difundidas estos días en las que puede verse como dos hombres, acusados de ser homosexuales, son arrojados al vacío desde el ático de un edificio en Mosul (Irak) por militantes del autoproclamado Estado Islámico. Todo apunta a que los asesinatos se encuadran en el contexto de una operación más amplia de castigo a opositores al régimen implantado en el territorio que hoy día controla el Estado Islámico (buena parte de Irak y Siria).La organización terrorista publica sus crímenes en un foro de internet en el que anuncian sus acciones de forma habitual.

El joven gay fue arrojado desde una azotea ante la mirada de una multitud

Los 13 chicos fueron asesinados en un estadio repleto de personas

El Estado Islámico difunde en Internet las fotos de las ejecuciones

Las autoridades del califato recuerdan que el fútbol es considerado ilícito

A lo largo de estos últimos días, las actuaciones del estado islámico se han radicalizado hasta el punto de arrojar a un hombre desde la azotea de un edificio, por su presunta homosexualidad, ahorcar a trece jóvenes por ver un partido de fútbol y liquidar a dieciséis combatientes yihadistas por huir del campo de batalla.

La organización terrorista ha llevado a cabo estos asesinatos en la ciudad de Mosul –la segunda ciudad de Irak en manos de las huestes del califato desde el pasado junio–, y ha divulgado las imágenes de los crímenes en un foro en el que anuncian sus acciones.

Las instantáneas, que destacan por su dureza, muestran a dos encapuchados de la organización lanzando desde un edificio del centro de la ciudad al hombre, ante la mirada del público, además del momento en que la víctima cae al vacío y fotografías de su cuerpo inerte en el suelo de la plaza.

Uno de los pies de foto recalca que “los musulmanes acuden para ver la aplicación de la ‘sharia‘ (ley islámica)”, mientras que el texto que acompaña las fotos señala que la víctima es “una de las personas de Lot” en referencia a los habitantes de las ciudades bíblicas de Sodoma y Gomorra, castigados por Dios por cometer actos sexuales “desviados“.

El material hecho público también incluye las fotos de dos hombres –supuestamente exmiembros del IS– con los ojos vendados y atados a una estructura de metal a modo de crucifixión, ejecutados por ser considerados desertores de la organización. Varios yihadistas les asestan un tiro en la nunca en mitad de una plaza de Mosul. El último de los crímenes difundidos es la lapidación de una mujer sepultada bajo las telas de un niqab (una prenda negra que cubre todo el cuerpo salvo los ojos) en un parque de la ciudad.

Estos asesinatos se suman a otras cuatro ejecuciones que, según una denuncia de las Brigadas de Liberación de Nínive (un grupo detractor del IS de la provincia del norte de Irak cuya capital es Mosul), se produjeron en la tarde del sábado. Dos de ellas fueron lanzadas desde la sede de la Compañía Nacional de Seguros.

En lo que concierne a la homosexualidad, son ya muchas las víctimas ejecutadas brutalmente a manos del IS. A finales de noviembre, se lapidó en la localidad de Deir Ezzor (este) a dos jóvenes acusados de ser homosexuales, difundiendo también el vídeo a través de internet.

Además, testigos relataron al portal de noticias kurdo Basnews que 16 combatientes del IS fueron liquidados en Mosul por desertar de una de las escaramuzas que se registran aún en los alrededores del monte Sinyar, hogar de la minoría yazidí.

En los últimos días el IS ha redoblado su persecución en Mosul. 13 jóvenes de la urbe fueron arrestados recientemente por patrullas de la organización yihadista -que controla amplias zonas de Siria e Irak- por ver a través de televisión un partido de fútbol que enfrentaba a las selecciones de Irak y Jordania. Los detenidos fueron trasladados a un estadio de la ciudad donde fueron ahorcados en presencia de una multitud.

Tras el crimen, las autoridades del califato recordaron que el fútbol es considerado “haram” (ilícito) conforme a su fundamentalista versión del islam. Según la prensa local, los crímenes permanecen aún colgados, lo que ha impedido que sus familiares -temerosos de las represalias del IS- celebren sus sepelios.

Los yihadistas mantienen un estrecho cerco sobre Mosul. A principios de diciembre el IS anunció la interrupción de las comunicaciones telefónicas a través de sus medios de comunicación sin desvelar las razones. La prensa local sostiene que la suspensión -que incrementa el aislamiento de una urbe con más de millón y medio de almas– se debe a la negativa de las empresas de telecomunicaciones a seguir pagando extorsiones.

Algunos activistas, en cambio, aseguran que la medida trata de evitar que los detractores del IS que habitan Mosul puedan comunicarse con el exterior y proporcionar información para un eventual ataque. La resolución, en cualquier caso, está alimentando la ira popular y estrangulando más si cabe la actividad comercial y económica.

La comunidad LGTB, gran perdedora del proceso abierto con la invasión de Irak

Poco se puede añadir a este horror. Y es que con independencia de su contribución al terrorismo internacional, la extensión y consolidación del Estado Islámico supone en primer lugar la imposición de un régimen de terror a una parte muy importante de la propia población árabe que vive bajo su dominio. La comunidad LGTB, en este sentido, es una de las grandes perdedoras.

Dos países como Siria e Irak, que al margen de otras consideraciones geopolíticas fueron en el pasado estados de tradición laica (vinculada al baazismo gobernante), en los que las personas LGTB podían encontrar pequeños espacios de libertad, han acabado por convertirse para ellas en un auténtico infierno. El caso de Irak es paradigmático. La homosexualidad fue allí legal hasta 2001, cuando Sadam Hussein, para contentar a los sectores religiosos, decidió castigar las relaciones homosexuales con cárcel y, en caso de reincidencia, con pena de muerte. No obstante, no se recuerda que dicha legislación llegara a ser aplicada. “Entonces teníamos clubes nocturnos, bares, áreas de encuentro y una red de asambleas sociales”, explicaban en su momento desde la organización Iraqi LGBT. De hecho, durante los años 80 y primeros 90, la vida nocturna de los homosexuales en Bagdad atraía a visitantes de países vecinos, como Kuwait o Arabia Saudí.

Tras la invasión, la situación legal de la homosexualidad se sumió en un estado de confusión. La entonces autoridad administrativa estadounidense ordenó en 2003 retrotraer los códigos penal y civil a la situación vigente en los 70, pero la diversidad de autoridades existentes según la zona del país, así como el papel preponderante que los líderes religiosos alcanzaron (especialmente en el área de mayoría chií) facilitó que la persecución de las personas LGTB fuera en aumento. En los años sucesivos la situación no hizo más que empeorar, y las denuncias sobre el secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales, involucrando además a las fuerzas de seguridad, no hacían sino aumentar en todas las zonas del país.

En el caso del área suní, la situación de profundo descontento con el régimen surgido de la invasión, unida a la difusión de las ideas religiosas más radicales, ha acabado además por cristalizar en un fenómeno como el del Estado Islámico, que también controla ya una parte importante del territorio sirio. Y es que en Siria la revuelta contra el régimen baazista de Bashar al-Asad (alentada, dicho sea de paso, por occidente) ha confluido finalmente en ese mismo fenómeno.

Un infierno, en definitiva, para las personas LGTB, y del que no parece existir hoy día salida.

Fuente El Mundo y Dosmanzanas

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