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La OMS insta a eliminar la homosexualidad de la lista de clasificación de ‘trastorno de orientación sexual’

Sábado, 5 de julio de 2014
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omsUn grupo de trabajo formado por expertos en la revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades que dicta las directrices a seguir por la Organización Mundial de la Salud ha recomendado la eliminación de la homosexualidad de la categoría de “trastornos de orientación sexual” para evitar que continúe estigmatizando a las personas LGBTI considerándolos enfermos, tal y como os contábamos en el artículo publicado en RAGAP: ‘Terapia de reorientación sexual, historia de un prejuicio clínico’. Pero, habrá que esperar hasta 2017 para saber si se alcanza un consenso que permita rectificar el concepto.

No fue hasta septiembre de 1973 cuando la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) decidió suprimir la homosexualidad del Manual de Diagnóstico de los trastornos mentales’ (DSM) y urgió a rechazar toda legislación discriminatoria contra gays y lesbianas. La acción vino motivada tras una completa revisión científica sobre el tema. Éste sólo fue el primer paso de un lento proceso de cambio que tardaría en llegar al resto del mundo, pues hubo que esperar aún dos décadas, hasta 1990, para que la Organización Mundial de la Salud (OMS), retirara la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales.

Así la Organización Mundial de la Salud (OMS), como órgano dependiente de las Naciones Unidas, se prepara para lanzar una nueva edición de las directrices en 2017 donde ya no aparecerá la palabra ‘trastorno’ asociada a la homosexualidad. La recomendación fue hecha por un grupo de trabajo de expertos en salud de todo el mundo a los que la OMS les ha encargado revisar la sección F66.

Bajo el prisma de las directrices actuales, si un hombre se casa con una mujer, pero luego cambia de orientación sexual y quiere obtener el divorcio para vivir abiertamente su orientación sexual con personas de su mismo sexo, aún se considera un trastorno.

Las personas que sienten atracción por otras de su mismo sexo pero que manifiestan su bisexualidad y aquellas que no están seguras de su sexualidad y experimentan remordimientos y problemas psicológicos por no aceptarse tal y como son, también son clasificados como trastornos.

La 10 ª edición de las directrices de la lista CIE señala: ‘Los trastornos psicológicos y del comportamiento están asociados con el desarrollo y la orientación sexual’. Por el contrario también se indica,’la orientación sexual por sí misma no debe ser considerada un trastorno’.

Los listados de los que el grupo de trabajo discrepa es el concepto sobre los desórdenes de maduración sexual, que se definen como la incertidumbre sobre la propia identidad de género u orientación sexual y la angustia provocada por la incertidumbre’. En otro pasaje de las directrices se especifica que la ‘orientación sexual ego-distónica, por la que una persona se angustia por la atracción no deseadas por alguien de su mismo sexo es un desorden sexual’. Lo mismo de lo que clasifica como ‘preferencias sexuales anormales de una persona que ve difícil tener relaciones con otras personas’.

En las actuales directrices de la lista CIE se nombra la categoría deOtros trastornos del desarrollo psicosexual, para aquellos casos de difícil diagnóstico. Es decir, un cajón de sastre para los trastornos sexuales que quedan fuera de las categorías enumeradas anteriormente.

El Grupo de Trabajo recomienda que estas categorías pueden eliminarse por completo de la CIE-11′, dice el informe de evaluación de los expertos médicos. En el citado texto también se especifica que ‘Los problemas de salud relacionados con la orientación sexual pueden abordarse mejor mediante otras categorías de la CIE’.

Además, el grupo de trabajo de expertos no encontró pruebas que sean de utilidad clínica, ni que contribuyan a la prestación de servicios de salud o la selección del tratamiento ni proporcionan información esencial para la vigilancia de la salud pública. Por el contrario, según el dictamen de los profesionales, ‘el uso de estas categorías puede crear un daño innecesario al retrasar el diagnóstico y los tratamiento precisos’.

Cualquier cambio en las directrices tendrá que ser votada por los Ministros de Salud de todos los países que se integran la Organización Mundial de la Salud de los cuales, alrededor del 80 por ciento, todavía criminaliza la homosexualidad.

Fuente Ragap

General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , , ,

Terapia de reorientación sexual, historia de un prejuicio clínico.

Lunes, 24 de marzo de 2014
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noticias_file_foto_742963_1395145508La comunidad científica actual considera que la homosexualidad no es una enfermedad y que por tanto no puede ni debe ser objeto de curación. Pero esto, como es bien sabido, no siempre ha sido así, habiendo requerido un proceso lleno de dificultades, prejuicios y reticencias, reflejadas en los cambios de posicionamiento de los organismos encargados de decidir lo que debe o no ser considerado patológico.

Así, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), editora del “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” (DSM) consideraba inicialmente que la homosexualidad constituía un trastorno mental (DSM-I, 1952), para luego dejar de entenderla como tal y encuadrarla dentro de las “desviaciones sexuales” (DSM-II, 1973) y posteriormente denominarla “perturbación en la orientación sexual” (DSM-III, 1974), “homosexualidad egodistónica” (DSM-III-R, 1986), “trastorno de la identidad sexual” (DSM-IV,1994) y “trastorno sexual no especificado” (DSM-IV-TR, 2000). La última versión (DSM-V, 2013), publicada en Estados Unidos y pendiente de traducción al castellano, se refiere a la homosexualidad como “disforia de género”, aludiendo a un supuesto disgusto o malestar por la identidad sexual.

Por otra parte, la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), publicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se refiere a la homosexualidad como “orientación sexual egodistónica” (CIE-10, 1992/2010) entendiendo que constituye un trastorno mental cuando la persona tiene una atracción u orientación sexual que no se corresponde con la imagen ideal que tiene de sí mismo, causándole ansiedad y deseo de cambiar o modificar sus preferencias sexuales.

No hay que olvidar que los gastos derivados de la revisión y actualización de los manuales de diagnóstico de las enfermedades mentales y de clasificación de enfermedades corren a cargo, en buena medida, de las multinacionales farmacéuticas, teniendo como resultado la continua ampliación de las categorías diagnósticas, proponiendo el tratamiento farmacológico como la primera línea de intervención.

En ese contexto, la terapia de “reorientación sexual”, también conocida como “terapia reparativa” o de “conversión”, tuvo su origen en 1976, cuando un reducido grupo de pastores evangélicos crearon en Estados Unidos el grupo Éxodus Internacional –autodisuelto en 2013-, entendiendo la homosexualidad como un pecado contra el que había que luchar a base de abstinencia, voluntad y oración.

Éxodus, estrechamente relacionado con el movimiento ex–gay, del que fue precursor, proponía la represión del deseo sexual como método para conseguir el cambio en la orientación sexual de homosexuales y bisexuales, al objeto de convertirlos en heterosexuales o, al menos, eliminar o disminuir los deseos y comportamientos homosexuales.

La terapia de reorientación sexual, en el mejor de los casos, no consigue más que una aparente efectividad basada en un deseo de aceptación social o de paz espiritual a través del cumplimiento de un precepto religioso, revelándose perjudicial en tanto contribuye a la conformación de sentimientos de culpa y ansiedad, afectando la autoestima, favoreciendo estados depresivos y ansiosos, cuando no contribuyendo a comportamientos suicidas.

En países como Alemania o Argentina la terapia de reorientación sexual está prohibida, mientras que en otros, como Perú, Chile o Ecuador se sigue aplicando.

En España, grupos religiosos protestantes y católicos han comenzado a ofrecer cursos basados en la reorientación sexual para “curar la homosexualidad”. Asimismo, el obispado de Alcalá de Henares (Madrid) publicó en 2011, a través de su página web, una guía para dejar de ser homosexual, recomendando la lectura de determinados párrafos de la Biblia, la meditación, la oración y el estudio de las vidas de San Carlos Lwanga y San Pelayo.

Se puede confirmar la existencia de un cúmulo de intereses creados en torno a la homosexualidad, que van desde la propuesta de pseudoterapias que responden sobre todo a la negación de la propia identidad sexual de quienes las promueven, la exhortación religiosa o los intereses económicos derivados del tratamiento farmacológico de la homosexualidad, hasta el cálculo electoral en torno a la defensa ideológica de la homosexualidad.

En términos de salud mental, no debería tratarse de reorientar o de imponer determinado modelo de sexualidad, sino de promover la aceptación coherente y responsable de la propia sexualidad, libre de prejuicios y culpas, como forma de acceder a una vida más plena.

Autor: Eduardo Gallego (psicoanalista) www.terapiapsicoanalitica.com

Fuente Ragap

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