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Detenidos dos jóvenes tunecinos, acusados de mantener relaciones homosexuales

Sábado, 17 de diciembre de 2016
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túnez-bandera-flagDos jóvenes de 20 y 21 años han sido detenidos en la ciudad tunecina de Susa, acusados de mantener relaciones homosexuales. Según denuncia la asociación LGTB Shams, que trató de impedir que se les realizaran los infames exámenes anales, ambos fueron obligados a someterse a la humillante prueba bajo la amenaza de la Fiscalía de considerar su negativa como una confesión de culpabilidad. También manifiestan que fueron maltratados, humillados y golpeados por los agentes de Policía durante su interrogatorio. Los dos jóvenes han sido puestos en libertad con cargos, y se ha fijado su vista ante el tribunal para el próximo 6 de enero de 2017.

En la madrugada del pasado 8 de diciembre, dos jóvenes tunecinos fueron detenidos en la localidad de Susa, bajo la acusación de haber mantenido relaciones homosexuales. Como suele ser tristemente habitual, tras el interrogatorio, la Policía ordenó la realización de exámenes anales a los dos detenidos, una práctica que está considerada una inequívoca forma de tortura, además de carecer de fundamento científico alguno para probar la homosexualidad.

Desde la asociación LGTB Shams y la Liga Tunecina para los Derechos Humanos se trató de impedir la infame prueba, haciendo un llamamiento para que los médicos forenses de los distintos centros hospitalarios se negaran a realizarla. En un principio, la denuncia y el llamamiento parecieron surtir efecto y la prueba fue cancelada.

Sin embargo, una vez liberados, desde Shams se pusieron en contacto con uno de los jóvenes, que relató cómo se desarrollaron posteriormente los acontecimientos. Tras 30 horas de detención e incesantes interrogatorios, en los que fueron maltratados, humillados y golpeados por los agentes de Policía, fueron conducidos ante el fiscal. Este les convenció de que su negativa a realizar el examen anal sería interpretada como un reconocimiento tácito de culpabilidad, por lo que finalmente accedieron a someterse a la humillante prueba.

El examen fue realizado por el médico forense del hospital Farhat Hached, que procedió a insertar un objeto en forma de tubo en el ano de cada uno de los jóvenes. Finalmente, redactó un informe en el que concluía que la prueba había dado un resultado negativo. Tras el informe, el fiscal decidió dictaminar la libertad con cargos de los acusados, y fijar la fecha de la vista ante el tribunal para el próximo 6 de enero de 2017. Ambos se enfrentan a las penas establecidas por el artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales con hasta tres años de prisión.

Shams condena enérgicamente tanto la detención como el maltrato a que fueron sometidos los dos jóvenes, así como la obligatoriedad de someterse al examen anal. Desde la asociación manifiestan que presentarán una denuncia por torturas contra el médico forense del hospital Farhat Hached de Susa. Asimismo, hacen un llamamiento a los defensores de los derechos humanos y de las minorías para que se movilicen de cara al juicio del 6 de enero.

El incremento de la hostilidad contra los ciudadanos LGTB tunecinos

Logo-de-Shams-TunezLa persecución social y de Estado hacia los hombres homosexuales y bisexuales tunecinos es incesante. Los defensores de los derechos LGTB —que luchan por la derogación del artículo 230 del Código Penal, que castiga las relaciones homosexuales con penas de hasta 3 años de prisión— sufren constantes agresiones, hasta el punto de que algunos de ellos han tenido que exiliarse ante las repetidas amenazas de muerte.

Precisamente unos días antes de la agresión, desde Shams se había denunciado el incremento de la agresividad verbal y física contra las personas LGTB tunecinas con el siguiente comunicado:

Túnez está experimentando una gran campaña anti-LGBT, lanzada por un artista tunecino desde un canal de televisión en horario estelar. Este artista lanzó su discurso de odio contra los homosexuales de Túnez, haciendo un llamamiento para su exclusión absoluta.

Después de su emisión, un segundo artista participó en otro programa de debates del mismo canal de televisión, apoyando al primer artista y despreciando a los homosexuales tunecinos. Desde entonces, varios individuos anónimos han tomado la iniciativa de esa campaña en las redes sociales, haciendo un claro llamamiento a la gente para que “se queme o se corte el cuello a todos los homosexuales de Túnez”, a semejanza de los vídeos del Estado Islámico.

La tendencia ha crecido tanto que hay comercios que han puesto carteles que indican: “No se permiten homosexuales en esta tienda”. En Kaiurán, una ciudad situada en la región central, considerada el bastión del salafismo [movimiento islamista conservador], los taxis muestran en la ventana trasera un aviso que indica: “Prohibido para los homosexuales.”

Los actos violentos han llegado al punto de que un joven universitario fue agredido físicamente por transeúntes debido a su apariencia, que al parecer le hacía sospechoso de ser homosexual.

Hasta el momento, las autoridades gubernamentales han permanecido en silencio. Han mostrado muy poco interés en la adopción de medidas para disuadir de la violencia y frenar esta cascada de agresiones y discriminación contra los homosexuales tunecinos.

Por otra parte, el gobierno parece cómplice, porque no está dispuesto a derogar el artículo 230 del Código Penal, que encarcela a los hombres sospechosos de homosexualidad, con un examen rectal como prueba suficiente de culpabilidad.

En esta situación caótica, Shams expresa su extrema preocupación por el aumento dramático de los discursos de odio y la estigmatización de las personas LGBT de Túnez. La asociación denuncia que algunos políticos se sienten tentados de obtener poder mediante la manipulación de esta situación, ya sea con su complicidad silenciosa o, incluso, con un no expresado apoyo a la violencia.

La asociación Shams exige el cese inmediato de esta campaña de difamación y un proceso judicial contra las personas que alientan estos llamamientos a la violencia.

Esta violencia es una preocupación directa y cotidiana de cientos de homosexuales tunecinos, que se convierten en víctimas de los efectos de los discursos y actos violentos, mientras sufren la indiferencia general, en especial de los funcionarios de Túnez y de los miembros de su Parlamento.

Ahmed Ben Amor, vicepresidente de Shams.

Fuente Dosmanzanas

 

General, Homofobia/ Transfobia. , , , , , ,

El activista LGTB tunecino Ahmed Ben Amor logra salir del coma profundo y agradece las muestras de cariño recibidas

Viernes, 5 de agosto de 2016
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Ahmed-Ben-Amor-2-300x283El pasado 20 de julio  recogíamos la tristísima noticia del segundo intento de suicidio de Ahmed Ben Amor, un valiente activista LGTB tunecino de 22 años. Bouhdid Belhedi, portavoz de la asociación Shams de la que Ahmed es vicepresidente y cofundador, decía entonces que “solo un milagro puede salvarlo. No nos queda más que esperar”. Y el “milagro” se ha producido: el joven Ben Amor ha logrado recuperarse del grado 3 de consciencia de la escala de Glasgow (el menor de los posibles) y ha dado las gracias a todos los que se han preocupado por él y pedían noticias sobre su estado.

Después de aparecer en televisión defendiendo la despenalización de la homosexualidad en Túnez, Ahmed Ben Amor comenzó a ser víctima de agresiones y amenazas de muerte, de manera continuada y progresiva. Ben Amor exigió durante su intervención televisiva la derogación del artículo 230 del Código Penal tunecino, que castiga las relaciones homosexuales masculinas con penas de hasta 3 años de prisión. Sin embargo, su situación se volvió tan insoportable que se vio obligado a no salir de su domicilio sin estar acompañado.

Como consecuencia del lamentable acoso sufrido, Ahmed ingirió una gran cantidad de pastillas para tratar de suicidarse, por primera vez, el pasado 9 de julio. Dos días más tarde reconocía que “ya no podía sufrir esas sucias amenazas, el linchamiento y acompañamiento sistemáticos, la muerte es mucho mejor que la negación”.

Y lo volvió a intentar tras recuperarse, días más tarde. Pero, afortunadamente, la vida le ha brindado “una segunda oportunidad”, como él mismo ha confesado. Asimismo, ha querido dedicar “un pensamiento enérgico de amor para los que han pedido más noticias [sobre mí]”:

Fuente Dosmanzanas

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El joven activista tunecino Ahmed Ben Amor se encuentra en coma profundo tras un segundo intento de suicidio

Jueves, 21 de julio de 2016
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Ahmed-Ben-Amor-2-300x283Tristes noticias desde Túnez. El joven activista LGTB Ahmed Ben Amor, de 22 años, ha intentando suicidarse por segunda vez en pocos días, pero en esta ocasión su estado es gravísimo, encontrándose en un coma profundo del que los médicos dan pocas esperanzas de que se recupere. Ahmed, que fundó la asociación Shams cuando solo contaba 18 años, ha sacrificado valientemente lo mejor de su juventud en la defensa de los derechos de las personas LGTB tunecinas, abogando por la despenalización de la homosexualidad de manera pública y continuada, algo que sin duda le ha pasado factura.

Cuando sus amigos le creían recuperado del primer intento de suicidio, Ahmed Ben Amor lo ha intentado por segunda vez. Según Bouhdid Belhedi, portavoz de la asociación Shams de la que Ahmed es vicepresidente y cofundador, el pasado 16 de julio “estábamos con él en su casa desde el primer intento de suicidio. Nos preguntó si podíamos dejarlo solo durante algún tiempo. Aprovechó entonces para tomarse todas las pastillas que los médicos le habían facilitado”. Cuando regresaron algo más de una hora más tarde, le encontraron aún consciente, aunque tardó poco en perder el conocimiento y caer en coma. Antes de hacerlo les dijo: “Solo quiero morir”.

Bouhdid cuenta que, según les han informado los médicos que le tratan, su nivel de consciencia se ha evaluado en el grado 3 dentro de la escala de Glasgow, el menor de los posibles. “Los médicos han perdido la esperanza… Estamos a la espera de qué puede ocurrir”, añade Bouhdid con hondo pesar, “es muy triste. Solo un milagro puede salvarlo. No nos queda más que esperar”.

Ahmed intentó suicidarse por primera vez el pasado 9 de julio. En aquella ocasión logró recuperarse tras ingresar en el hospital, aunque sus primeras palabras tras hacerlo delataban su profundo sufrimiento. Así escribía el 11 de julio en su cuenta de Facebook: “Siento haber dejado todo atrás para dirigirme hacia la única verdad… no podía pasarlo por alto, ya no podía sufrir esas sucias amenazas, el linchamiento y acompañamiento sistemáticos, la muerte es mucho mejor que la negación…”.

Tan solo un día antes del segundo intento de suicidio, volvía a escribir para agradecer los cientos de muestras de apoyo y cariño recibidas personalmente y a través de la redes sociales, desde todas las partes del mundo: “Estoy conmovido, positivamente sorprendido, desbordado y halagado. No encuentro palabras para agradecértelo, me vuelven a dar ganas de atarme a la vida… gracias… muchas gracias”. Tristemente, las fuerzas y las ganas no han parecido ser suficientes para mitigar su profundo dolor.

Yadh Krendel, presidente y cofundador de Shams, no dudaba entonces en culpar a la presión homófoba del primer intento de suicidio: “Las amenazas y la presión cotidianas que sufría Ahmed son, de hecho, la causa de esta desesperada y desafortunada tentativa. Todos los miembros de nuestra organización que permanecen en Túnez, y los demás activistas LGTB, se enfrentan a las mismas presiones con la mirada cómplice del Estado tunecino. Es preciso que este último se involucre en la protección de nuestras minorías”.

Y es que Ahmed había intervenido el pasado mes de abril en el programa de debates Klem Ennes defendiendo la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales masculinas con penas de hasta 3 años de prisión. Tras su emisión, los ataques verbales y las amenazas de muerte llegaron por centenares, de manera continuada y progresiva, haciendo su situación tan insoportable que se vio obligado a no salir nunca de su domicilio sin estar acompañado. En una ocasión, encontró una inscripción escrita con sangre enfrente de su casa y de su coche averiado. Habían rajado los neumáticos con un cuchillo y habían escrito: “La próxima vez, el cuchillo estará en su cabeza”.

Tras el primer intento de suicidio, desde Shams emitieron una nota de prensa titulada “Túnez, ¿qué estás haciendo con tu juventud?”, en la que denunciaban la ferocidad de la homofobia en la sociedad tunecina y la inacción cómplice del Gobierno, de la que Ahmed es una triste víctima: “Ha llegado el momento de un análisis sereno. Ahmed no es más que el síntoma de una juventud sacrificada en Túnez. ¿Cómo un joven tan brillante ha podido ser excluido de todos los ámbitos de su vida? Empezando por su familia, su instituto, sus amigos… ¿Con el único pretexto de que decidió decir que era gay?”. También denunciaban el “increíble doble juego de las autoridades tunecinas, que enarbolan la belleza de la naciente democracia en el extranjero y amenazan, acosan y violan los derechos humanos más básicos en su propio suelo”.

Amenazas y agresiones a los activistas LGTB

Lamentablemente, como denuncia Shams, las agresiones y amenazas contra los activistas LGTB son continuadas. El propio Ahmed Ben Amor, incluso antes de la intervención televisiva, recibía amenazas de muerte diarias. Ha sido golpeado y maltratado por extraños en la calle, le han acosado y atacado violentamente de manera gratuita. Pero lo peor es que, cuando ha intentado interponer alguna demanda por esos hechos, lo único que ha recibido por parte de los policías han sido insultos.

El también vicepresidente de la asociación, Hedi Shaly, se ha visto obligado a exiliarse tras recibir a su vez continuadas y serias amenazas de muerte, viviendo ahora como refugiado en Bélgica. Así describía la dureza de la vida que abandonaba: “En la facultad, las proclamas abiertamente homófobas asumidas por la Unión General Tunecina de Estudiantes, un sindicato estudiantil de tendencia islamista, resuenan contra los estudiantes y militantes LGTB. Acosan a mi padre para que me obligue a dejar de defender a los “maricones”, como nos llaman ellos. Mi hermano, que también está en la universidad, ya no quiere ir a estudiar porque los otros alumnos se burlan de él. Me engañaron haciéndome creer que ahora éramos libres, que vivimos en una democracia, que ya no había lugar para el miedo. Incluso los partidos políticos y las asociaciones que se dicen progresistas nos han fallado. Las prácticas policiales agresivas continúan contra nosotros con total impunidad. La libertad en Túnez es una quimera”.

Hace unos meses, Bouhdid Belhedi, responsable de comunicación de Shams, fue agredido brutalmente por tres desconocidos debido a su activismo, cuando paseaba por la calle de su ciudad natal. Belhedi ya había tenido una experiencia desagradable en el mes de junio de 2015, cuando  fue entrevistado en un canal de televisión y defendió la despenalización de la homosexualidad. Tras su intervención, Bouhdid recibió amenazas de muerte y fue objeto de graves acusaciones difamatorias por parte de los medios de comunicación y líderes religiosos.

Precisamente unos días antes de la agresión a Bouhdid Belheli, Ahmed Ben Amor denunciaba el incremento de la agresividad verbal y física contra las personas LGTB tunecinas con el siguiente comunicado:

Túnez está experimentando una gran campaña anti-LGBT, lanzada por un artista tunecino desde un canal de televisión en horario estelar. Este artista lanzó su discurso de odio contra los homosexuales de Túnez, haciendo un llamamiento para su exclusión absoluta.

Después de su emisión, un segundo artista participó en otro programa de debates del mismo canal de televisión, apoyando al primer artista y despreciando a los homosexuales tunecinos. Desde entonces, varios individuos anónimos han tomado la iniciativa de esa campaña en las redes sociales, haciendo un claro llamamiento a la gente para que “se queme o se corte el cuello a todos los homosexuales de Túnez”, a semejanza de los vídeos del Estado Islámico.

La tendencia ha crecido tanto que hay comercios que han puesto carteles que indican: “No se permiten homosexuales en esta tienda”. En Kaiurán, una ciudad situada en la región central, considerada el bastión del salafismo [movimiento islamista conservador], los taxis muestran en la ventana trasera un aviso que indica: “Prohibido para los homosexuales.”

Los actos violentos han llegado al punto de que un joven universitario fue agredido físicamente por transeúntes debido a su apariencia, que al parecer le hacía sospechoso de ser homosexual.

Hasta el momento, las autoridades gubernamentales han permanecido en silencio. Han mostrado muy poco interés en la adopción de medidas para disuadir de la violencia y frenar esta cascada de agresiones y discriminación contra los homosexuales tunecinos.

Por otra parte, el gobierno parece cómplice, porque no está dispuesto a derogar el artículo 230 del Código Penal, que encarcela a los hombres sospechosos de homosexualidad, con un examen rectal como prueba suficiente de culpabilidad.

En esta situación caótica, Shams expresa su extrema preocupación por el aumento dramático de los discursos de odio y la estigmatización de las personas LGBT de Túnez. La asociación denuncia que algunos políticos se sienten tentados de obtener poder mediante la manipulación de esta situación, ya sea con su complicidad silenciosa o, incluso, con un no expresado apoyo a la violencia.

La asociación Shams exige el cese inmediato de esta campaña de difamación y un proceso judicial contra las personas que alientan estos llamamientos a la violencia.

Esta violencia es una preocupación directa y cotidiana de cientos de homosexuales tunecinos, que se convierten en víctimas de los efectos de los discursos y actos violentos, mientras sufren la indiferencia general, en especial de los funcionarios de Túnez y de los miembros de su Parlamento.

Ahmed Ben Amor, vicepresidente de Shams

Fuente Dosmanzanas

General, Homofobia/ Transfobia., Islam , , , , , , , , ,

El activista LGTB tunecino Ahmed Ben Amor intenta suicidarse al no soportar más las agresiones y amenazas de muerte que recibe por su lucha

Miércoles, 13 de julio de 2016
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Ahmed-Ben-Amor-2-300x283El activista tunecino Ahmed Ben Amor, vicepresidente y fundador de la organización LGTB Shams, intentó suicidarse el pasado sábado 9 de julio, tras las amenazas y ataques sufridos por una intervención televisa en la que defendió la despenalización de la homosexualidad en Túnez. Afortunadamente, ha logrado sobrevivir, aunque aún se encuentra hospitalizado en observación. Las agresiones contra los valientes activistas LGTB tunecinos, en incremento en los últimos tiempos, son tan continuadas y violentas que algunos incluso se han visto obligados a exiliarse.

Desde Shams informaban el pasado fin de semana de que habían encontrado a Ahmed Ben Amor “en estado comatoso” en su domicilio. El vicepresidente de la organización, de 20 años de edad, había intentado suicidarse ingiriendo “una enorme cantidad de medicamentos”. Conducido a un centro hospitalario privado, el domingo se encontraba ya fuera de peligro.

Ahmed había intervenido el pasado mes de abril en el programa de debates Klem Ennes defendiendo la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales masculinas con penas de hasta 3 años de prisión. Tras su emisión, los ataques verbales y las amenazas de muerte llegaron por centenares, de manera continuada y progresiva, haciendo su situación tan insoportable que se vio obligado a no salir nunca de su domicilio sin estar acompañado.

Según Yadh Krendel, presidente y cofundador de Shams, “las amenazas y la presión cotidianas que sufría Ahmed son, de hecho, la causa de esta desesperada y desafortunada tentativa. Todos los miembros de nuestra organización que permanecen en Túnez, y los demás activistas LGTB, se enfrentan a las mismas presiones con la mirada cómplice del Estado tunecino. Es preciso que este último se involucre en la protección de nuestras minorías”.

En el mismo sentido se ha expresado el propio Ahmed Ben Amor, que este lunes ha publicado el siguiente mensaje en su cuenta de Facebook: “Siento haber dejado todo atrás para dirigirme hacia la única verdad… no podía pasarlo por alto, ya no podía sufrir esas sucias amenazas, el linchamiento y acompañamiento sistemáticos, la muerte es mucho mejor que la negación…”.

Desde Twitter se creó el hashtag #WeLoveYouAhmed, que ha sido utilizado a través de todo el mundo por los usuarios de la red social para expresar su afecto y apoyo a Ahmed Ben Amor, así como para respaldar el trabajo de Shams y las demás asociaciones que luchan por la igualdad de derechos de las personas LGTB en Túnez.

Sin embargo, desde Shams también se han visto obligados a expresar su “amargura y rabia” por los lamentables e insidiosos comentarios, preñados de la homofobia más descarnada, que los intolerantes han publicado desde que se supo la noticia del intento de suicidio. También denuncian el “increíble doble juego de las autoridades tunecinas, que enarbolan la belleza de la naciente democracia en el extranjero y amenazan, acosan y violan los derechos humanos más básicos en su propio suelo”.

Como buena noticia, Conor Michael, uno de los mejores amigos de Ahmed, ha comentado que sus padres han acudido a visitarle desde su localidad de Mahdia, y que “ahora aceptan el hecho de que su hijo es gay”. Cuando Ahmed salió del armario, la reacción de sus padres fue echarle de su casa.

Amenazas y agresiones a los activistas LGTB

Lamentablemente, como denuncia Shams, las agresiones y amenazas contra los activistas LGTB son continuadas. El propio Ahmed Ben Amor, incluso antes de la intervención televisiva, recibía amenazas de muerte diarias. Ha sido golpeado y maltratado por extraños en la calle, le han acosado y atacado violentamente de manera gratuita. Pero lo peor es que, cuando ha intentado interponer alguna demanda por esos hechos, lo único que ha recibido por parte de los policías han sido insultos.

El también vicepresidente de la asociación, Hedi Shaly, se ha visto obligado a exiliarse tras recibir a su vez continuadas y serias amenazas de muerte, viviendo ahora como refugiado en Bélgica. Así describía la dureza de la vida que abandonaba: “En la facultad, las proclamas abiertamente homófobas asumidas por la Unión General Tunecina de Estudiantes, un sindicato estudiantil de tendencia islamista, resuenan contra los estudiantes y militantes LGTB. Acosan a mi padre para que me obligue a dejar de defender a los “maricones”, como nos llaman ellos. Mi hermano, que también está en la universidad, ya no quiere ir a estudiar porque los otros alumnos se burlan de él. Me engañaron haciéndome creer que ahora éramos libres, que vivimos en una democracia, que ya no había lugar para el miedo. Incluso los partidos políticos y las asociaciones que se dicen progresistas nos han fallado. Las prácticas policiales agresivas continúan contra nosotros con total impunidad. La libertad en Túnez es una quimera”.

Hace unos meses, Bouhdid Belhedi, responsable de comunicación de Shams, fue agredido brutalmente por tres desconocidos debido a su activismo, cuando paseaba por la calle de su ciudad natal. Belhedi ya había tenido una experiencia desagradable en el mes de junio de 2015, cuando  fue entrevistado en un canal de televisión y defendió la despenalización de la homosexualidad. Tras su intervención, Bouhdid recibió amenazas de muerte y fue objeto de graves acusaciones difamatorias por parte de los medios de comunicación y líderes religiosos.

Precisamente unos días antes de la agresión a Bouhdid Belheli, Ahmed Ben Amor denunciaba el incremento de la agresividad verbal y física contra las personas LGTB tunecinas con el siguiente comunicado:

Túnez está experimentando una gran campaña anti-LGBT, lanzada por un artista tunecino desde un canal de televisión en horario estelar. Este artista lanzó su discurso de odio contra los homosexuales de Túnez, haciendo un llamamiento para su exclusión absoluta.

Después de su emisión, un segundo artista participó en otro programa de debates del mismo canal de televisión, apoyando al primer artista y despreciando a los homosexuales tunecinos. Desde entonces, varios individuos anónimos han tomado la iniciativa de esa campaña en las redes sociales, haciendo un claro llamamiento a la gente para que “se queme o se corte el cuello a todos los homosexuales de Túnez”, a semejanza de los vídeos del Estado Islámico.

La tendencia ha crecido tanto que hay comercios que han puesto carteles que indican: “No se permiten homosexuales en esta tienda”. En Kaiurán, una ciudad situada en la región central, considerada el bastión del salafismo [movimiento islamista conservador], los taxis muestran en la ventana trasera un aviso que indica: “Prohibido para los homosexuales.”

Los actos violentos han llegado al punto de que un joven universitario fue agredido físicamente por transeúntes debido a su apariencia, que al parecer le hacía sospechoso de ser homosexual.

Hasta el momento, las autoridades gubernamentales han permanecido en silencio. Han mostrado muy poco interés en la adopción de medidas para disuadir de la violencia y frenar esta cascada de agresiones y discriminación contra los homosexuales tunecinos.

Por otra parte, el gobierno parece cómplice, porque no está dispuesto a derogar el artículo 230 del Código Penal, que encarcela a los hombres sospechosos de homosexualidad, con un examen rectal como prueba suficiente de culpabilidad.

En esta situación caótica, Shams expresa su extrema preocupación por el aumento dramático de los discursos de odio y la estigmatización de las personas LGBT de Túnez. La asociación denuncia que algunos políticos se sienten tentados de obtener poder mediante la manipulación de esta situación, ya sea con su complicidad silenciosa o, incluso, con un no expresado apoyo a la violencia.

La asociación Shams exige el cese inmediato de esta campaña de difamación y un proceso judicial contra las personas que alientan estos llamamientos a la violencia.

Esta violencia es una preocupación directa y cotidiana de cientos de homosexuales tunecinos, que se convierten en víctimas de los efectos de los discursos y actos violentos, mientras sufren la indiferencia general, en especial de los funcionarios de Túnez y de los miembros de su Parlamento.

Ahmed Ben Amor, vicepresidente de Shams

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Agredido un activista de Túnez por su pertenencia a la asociación LGTB Shams, en un ambiente de creciente hostilidad social y mediática

Lunes, 2 de mayo de 2016
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Bouhdid-Belhedi-300x218Bouhdid Belhedi, responsable de comunicación de la asociación de defensa de los derechos LGTB de Túnez Shams, ha sido agredido brutalmente por tres desconocidos debido a su activismo. El temor a las represalias, tanto sociales como de los mismos miembros de la Policía, determinó a Bouhdid a rechazar el interponer una denuncia. Shams había denunciado días atrás el crecimiento de los discursos públicos de odio en los medios de comunicación y redes sociales de Túnez, ante la inoperancia, cuando no connivencia, de las autoridades, cuya consecuencia es el incremento de la violencia contra los ciudadanos LGTB tunecinos.

El pasado viernes 27 de abril, Bouhdid Belhedi se encontraba en su localidad natal de Hammamet, a donde se había dirigido para someterse a diversas pruebas y cuidados médicos debido a su delicado estado de salud. Antes de regresar a la capital, donde tiene su residencia, fue interceptado en la calle por tres individuos, que le preguntaron si pertenecía a la asociación Shams. Al contestar afirmativamente, los tres agresores comenzaron a amenazarle y golpearle fuertemente en el estómago. La paliza continuó mientras le retenían para impedir que escapara, hasta que unos transeúntes intervinieron y fueron los agresores quienes finalmente se dieron a la fuga.

Se da el caso de que Shams ha obtenido un reciente éxito ante los tribunales, al conservar su estatus como ONG en contra de la decisión del gobierno. A ello se suma la reciente sentencia desestimatoria de los cargos contra unos ciudadanos acusados de mantener relaciones homosexuales, que criticaba fuertemente la actuación de los miembros de la Policía. A su vez, se han difundido internacionalmente las denuncias por las torturas a que son sometidos por funcionarios y presos los detenidos por homosexualidad. Todo ello ha ocasionado que el colectivo LGTB esté presente en los medios de comunicación, y que la actitud tanto de los ciudadanos más intolerantes como de los miembros de la Policía sea fuertemente agresiva.

Así, conociendo de primera mano el desprecio de los funcionarios públicos respecto a los ciudadanos LGTB, Bouhdid evitó acudir al hospital, donde le hubieran facilitado el informe médico de lesiones imprescindible para interponer una demanda. También tenía presente la reciente campaña policial contra los defensores LGTB, lo que le hizo temer ser detenido, a pesar de ser la víctima, y sufrir así todo tipo de abusos y torturas. Por lo tanto, tomó la determinación de no presentar denuncia alguna.

Además, ya había tenido una experiencia desagradable en el mes de junio de 2015, cuando  fue entrevistado en un canal de televisión, donde le preguntaron sobre su labor en Shams. En aquel momento, la asociación estaba en primera línea de noticias por su admisión en el registro de ONG y su defensa de la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales con penas de hasta tres años de prisión. Tras su intervención, Bouhdid recibió amenazas de muerte y fue objeto de graves acusaciones difamatorias por parte de los medios de comunicación y líderes religiosos.

Shams denuncia el incremento de la hostilidad contra los ciudadanos LGTB

Logo-de-Shams-TunezPrecisamente unos días antes de la agresión, desde Shams se había denunciado el incremento de la agresividad verbal y física contra las personas LGTB tunecinas con el siguiente comunicado:

Túnez está experimentando una gran campaña anti-LGBT, lanzada por un artista tunecino desde un canal de televisión en horario estelar. Este artista lanzó su discurso de odio contra los homosexuales de Túnez, haciendo un llamamiento para su exclusión absoluta.

Después de su emisión, un segundo artista participó en otro programa de debates del mismo canal de televisión, apoyando al primer artista y despreciando a los homosexuales tunecinos. Desde entonces, varios individuos anónimos han tomado la iniciativa de esa campaña en las redes sociales, haciendo un claro llamamiento a la gente para que “se queme o se corte el cuello a todos los homosexuales de Túnez”, a semejanza de los vídeos del Estado Islámico.

La tendencia ha crecido tanto que hay comercios que han puesto carteles que indican: “No se permiten homosexuales en esta tienda”. En Kaiurán, una ciudad situada en la región central, considerada el bastión del salafismo [movimiento islamista conservador], los taxis muestran en la ventana trasera un aviso que indica: “Prohibido para los homosexuales.”

Los actos violentos han llegado al punto de que un joven universitario fue agredido físicamente por transeúntes debido a su apariencia, que al parecer le hacía sospechoso de ser homosexual.

Hasta el momento, las autoridades gubernamentales han permanecido en silencio. Han mostrado muy poco interés en la adopción de medidas para disuadir de la violencia y frenar esta cascada de agresiones y discriminación contra los homosexuales tunecinos.

Por otra parte, el gobierno parece cómplice, porque no está dispuesto a derogar el artículo 230 del Código Penal, que encarcela a los hombres sospechosos de homosexualidad, con un examen rectal como prueba suficiente de culpabilidad.

En esta situación caótica, Shams expresa su extrema preocupación por el aumento dramático de los discursos de odio y la estigmatización de las personas LGBT de Túnez. La asociación denuncia que algunos políticos se sienten tentados de obtener poder mediante la manipulación de esta situación, ya sea con su complicidad silenciosa o, incluso, con un no expresado apoyo a la violencia.

La asociación Shams exige el cese inmediato de esta campaña de difamación y un proceso judicial contra las personas que alientan estos llamamientos a la violencia.

Esta violencia es una preocupación directa y cotidiana de cientos de homosexuales tunecinos, que se convierten en víctimas de los efectos de los discursos y actos violentos, mientras sufren la indiferencia general, en especial de los funcionarios de Túnez y de los miembros de su Parlamento.

Ahmed Ben Amor, vicepresidente de Shams.

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El Tribunal de Primera Instancia de Túnez desestima los cargos contra ocho jóvenes acusados de practicar la homosexualidad

Martes, 12 de abril de 2016
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túnez-bandera-flagLa Sala de lo Penal del Tribunal de Primera Instancia de Túnez ha desestimado los cargos contra ocho hombres acusados por practicar la homosexualidad, por ausencia de pruebas. Se trata de la primera vez que un tribunal tunecino aplica esa medida, ya que siempre habían respaldado las versiones presentadas por la Policía. Se sospecha además que las detenciones estuvieron causadas por una venganza policial, pues tres de los ocho implicados pertenecen al grupo de seis jóvenes condenados el pasado mes de diciembre a tres años de prisión por mantener relaciones homosexuales, cuya pena fue rebajada a un mes por la Corte de Apelaciones, y que denunciaron las torturas y maltratos a que fueron sometidos.

Según notificaba el grupo de defensa de los derechos LGTB de Túnez Shams, el pasado 26 de marzo fueron detenidos nueve jóvenes, seis tunecinos y tres libaneses. Contra ocho de ellos la Policía presentó cargos por mantener relaciones homosexuales y por consumo de drogas. Se da la circunstancia de que tres de los seis jóvenes tunecinos ya habían sido detenidos y juzgados por practicar la homosexualidad el pasado año, siendo condenados a tres años de prisión, el máximo estipulado, por un tribunal de la localidad de Kaiurán.

En aquella ocasión, los acusados fueron sometidos a todo tipo de maltratos y torturas, tanto por parte de los miembros de las fuerzas policiales como por los funcionarios de prisiones y presos. Las torturas incluyeron los infames exámenes anales, que sirvieron como prueba para su condena. Los jóvenes quedaron en libertad provisional tras un mes de prisión, al presentar apelación contra su sentencia. La Corte de Apelaciones posteriormente redujo la condena al mes de prisión que ya habían cumplido, con lo que no tuvieron que volver a experimentar el maltrato y las continuadas vejaciones a que fueron sometidos.

Quizás debido a aquella experiencia, en esta ocasión los jóvenes fueron inmediatamente asesorados por el equipo jurídico de Shams, encabezado por Mounir Baatour. Según sus declaraciones, la Fiscalía trató de que el juicio se agilizase lo máximo posible, para que no tuviera lugar la repercusión mediática que habían despertado las detenciones anteriores motivadas por homosexualidad. Sin embargo, los defensores se negaron a que los detenidos fueran sometidos en esta ocasión a los exámenes anales, una práctica ilegal que viola la Convención contra la Tortura a la que se ha adherido Túnez.

Y esa negativa, al parecer, ha sido definitiva, pues “sin testimonios ni pruebas, el juez decidió exonerarlos de todos los cargos”, explica Baatour, por lo que no aplicó el artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales con hasta tres años de prisión, en su sentencia dictada el 30 de marzo. Sin embargo, los jóvenes aún siguen acusados de haber consumido marihuana, por lo que siguen a disposición judicial.

Logo-de-Shams-TunezPero la desestimación de los cargos por homosexualidad ha causado satisfacción entre los activistas LGTB. Según declara el vicepresidente de Shams Hedi Shaly, actualmente solicitante de asilo en su exilio en Bélgica debido a las constantes amenazas de muerte que recibe en su país, “esta es la primera vez que ha sucedido algo así”, pues los jueces siempre habían validado con sus sentencias las versiones aportadas por la Policía. Shaly espera que “la Policía y el sistema de justicia cese en su persecución de la gente por razón de su orientación sexual”. Por su parte, Ahmed Ben Amor, otro de los vicepresidentes de Shams, no duda en atribuir la detención de los seis jóvenes al “comportamiento homófobo de los agentes de la ley” y a su “negativa a respetar las libertades individuales”.

Desde la página de Facebook de Shams, se dio a conocer la noticia con el siguiente comunicado:

Shams ha sido informada de que la Sala Penal número 8 del Tribunal de Primera Instancia de Túnez ha desestimado los cargos en el caso de los 8 jóvenes acusados de homosexualidad,  que fueron detenidos por agentes de la comisaría del departamento de Omrane Superior.

Shams se felicita por la desestimación, algo que ocurre por primera vez en un caso relacionado con la homosexualidad, y aplaude el valor de los jueces que han tomado esa decisión.

Shams recuerda que el principio mismo de continuar procesando a los ciudadanos en virtud del artículo 230 es condenable, porque es una invasión de la privacidad y de la integridad física, y es una violación de los convenios internacionales ratificados por Túnez y de su Constitución.

Shams solicita al Ministerio de Justicia que cambie su política penal y dé instrucciones al Ministerio Público para que cese la persecución de ciudadanos en virtud del artículo 230, que debe ser abolido.

Fuente Dosmanzanas

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Tribunal de Túnez permite a asociación LGTB reanudar sus actividades

Viernes, 26 de febrero de 2016
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n-ASSOCIATION-SHAMS-large570La vista de apelación contra la suspensión cautelar de las actividades de la asociación LGTB tunecina Shams ha resultado exitosa. El Tribunal de Primera Instancia ha fallado a su favor y ha dictado que la asociación puede continuar con su actividad como organización no gubernamental, pues sus estatutos se ajustan adecuadamente a la ley. De esta manera, Shams podrá continuar con su lucha por la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga las relaciones homosexuales con penas de hasta tres años de prisión.

La suspensión durante 30 días de la actividad de “Shams“, forzada por algunos miembros del Gobierno y del Parlamento, fue decretada el pasado 4 de enero por un tribunal de primera instancia tunecino.

 Las autoridades judiciales tunecinas han levantado la suspensión de actividades impuesta por el Gobierno a la organización de defensa de los derechos de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB) “Shams“, pionera en el mundo árabe.
 .
El Gobierno tunecino interpuso una demanda contra Shams, en virtud del artículo 45 de la Ley 88/2011, que regula las Organizaciones No Gubernamentales, el cual permite al Ejecutivo solicitar la suspensión de actividades de una ONG si demuestra que infringe las disposiciones legales. Según la administración, los estatutos de Shams no recogen su principal actividad, que es la defensa de los derechos de las personas LGTB, lo cual violaría el artículo 3 de la citada Ley 88/2011, que establece que “las ONG deben respetar en sus estatutos, actividades y principios de financiación el Estado de Derecho, la democracia, el pluralismo, la transparencia, la igualdad y los derechos humanos, tal como se definen en los tratados internacionales ratificados por Túnez”.
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Para el Gobierno tunecino, además, defender la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que criminaliza la homosexualidad, iría en contra del respeto al Estado de Derecho recogido en el citado artículo 3 de la Ley 88/2011. De conseguir sus propósitos el Gobierno tunecino, Shams se enfrentaría a su completa disolución. Al admitir la demanda, el Tribunal de Primera Instancia emitió una orden el pasado 4 de enero, por la que suspendía cautelarmente durante un período de 30 días las actividades de Shams, fijando para el pasado 18 de febrero la audiencia en la que la asociación podía presentar sus alegaciones.

Tras la vista, este 23 de febrero el Tribunal de Primera Instancia ha fallado a favor de Shams, y ha dictaminado que, al cumplir con todos los requerimientos legales, la asociación puede continuar con su actividad. El Tribunal ha valorado que en los estatutos de Shams se define su actividad como de defensa de los derechos de las minorías sexuales. Según Ahmed Ben Amor, vicepresidente y fundador de Shams, “es un término que engobla por esencia a los homosexuales, transexuales, etc.”.

En un breve texto publicado a través de su página en Facebook, la organización asegura haber ganado la batalla con el Gobierno y afirma que “Shams puede reanudar su actividad gracias a la decisión de los jueces“. Los responsables de Shams han comunicado desde su página de Facebook la victoria en los tribunales, con gran satisfacción, a lo que han añadido que “nos felicitamos por la independencia del poder judicial en Túnez y agradecemos a la sociedad civil que ha luchado a nuestro lado. Es una victoria para la consagración de la universalidad de los derechos humanos y para Túnez”.

El escritor y cineasta marroquí abiertamente gay Abdelá Taia, desde su exilio en Francia, otorgaba a la sentencia la mayor de las relevancias con las siguientes palabras:

Este es un día histórico. Por primera vez en la historia del mundo árabe, una asociación homosexual ha logrado que un tribunal reconozca su derecho a existir. Aprecio plenamente el significado de una victoria semejante, que, estoy convencido, ayudará a los militantes homosexuales árabes en la valiente y arriesgada lucha que mantienen a diario. No puedo evitar el hacer una conexión entre este avance y los obtenidos en los años 70 por el legendario activista gay estadounidense Harvey Milk. ¡Enhorabuena a Shams! Siempre contarán con mi admiración y aliento.

La suspensión de sus actividades se produjo después de que “Shams” denunciara el proceso abierto contra seis jóvenes de la ciudad de Kairauan, condenados a tres años de prisión tras ser hallados culpables de “prácticas homosexuales”, delito según la ley tunecina.

Los jóvenes fueron puestos en libertad provisional hasta que se celebre la vista de apelación, que tendrá lugar el próximo jueves.

El Gobierno recurrió al artículo 45 de la Ley 88/2011, que regula las Organizaciones No Gubernamentales y que permite al Ejecutivo solicitar la suspensión de actividades de una ONG si demuestra que infringe las disposiciones legales.

Según el Gobierno tunecino, los estatutos de Shams no recogen cual es su principal actividad, la defensa de los derechos de las personas LGTB.

El Gobierno tunecino se resiste a derogar el polémico artículo 230 del Código Penal, que criminaliza la homosexualidad y permite prácticas como los exámenes anales, como exige “Shams” y otras ONG y fuerzas de la sociedad civil tunecina.

Una referencia en la lucha por los derechos LGTB

Después de registrarse en mayo de 2015, Shams fue la primera asociación de defensa de los derechos LGTB de Túnez en lograr la legalidad, lo que la convirtió en una referencia en el norte de África y en los países de cultura árabe. Su destacada lucha en el caso del joven Marwen, condenado al 1 año de prisión por practicar la homosexualidad (condena luego reducida a dos meses), le otorgó cierta relevancia social que la puso en el punto de mira del Gobierno, cuyas amenazas se vieron cumplidas con la demanda interpuesta el pasado mes de enero.

Pero también ha causado que sus miembros se conviertan en víctimas de la implacable LGTBfobia social, por lo que algunos, como el vicepresidente de la asociación Hedi Shaly, se han visto obligados a exiliarse tras recibir continuadas y serias amenazas de muerte. Ahmed Ben Amor, a su vez vicepresidente y fundador de Shams, recibe también amenazas de muerte a diario y ha sido golpeado y maltratado por extraños en la calle, que le han acosado y atacado violentamente de manera gratuita. Pero lo peor es que, cuando ha intentado interponer alguna demanda por esos hechos, lo único que ha recibido por parte de los policías han sido insultos

Fuente Agencias/Cáscara amarga/Dosmanzanas

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Activistas LGBTI de Túnez protestan por el ingreso en prisión de seis jóvenes acusados de practicar sexo gay

Viernes, 18 de diciembre de 2015
Comentarios desactivados en Activistas LGBTI de Túnez protestan por el ingreso en prisión de seis jóvenes acusados de practicar sexo gay

noticias_file_foto_1026469_1450090773Seis jóvenes tunecinos han sido condenados a tres años de prisión por mantener relaciones homosexuales. El juez ha dictado además el destierro de su lugar de residencia, la localidad de Kairuán, durante los cinco años posteriores al cumplimiento de la pena. La escalada homófoba en el país magrebí también ha causado el exilio de Hedi Sahly, uno de los vicepresidentes de la asociación LGTB Shams, puesta en el disparadero desde el propio Parlamento tunecino por uno de sus diputados, que la ha calificado de “peligrosa para la paz social”, y desde el mismo Gobierno del país, que ha solicitado a las autoridades judiciales su disolución. Shaly explica que ha recibido serias amenazas de muerte por su lucha por la derogación del artículo 230 del Código Penal de Túnez, que castiga la homosexualidad.

El Código Penal de Túnez establece en su artículo 230 la condena a 3 años de prisión para los que sean “culpables” de sodomía pero esta normativa incluye también a extranjeros en el territorio tunecino. En febrero pasado conocíamos el caso de un sueco de 50 años de edad que era condenado a dos años de cárcel por homosexualidad. El terror se recrudece porque este mes, seis jóvenes han sido encarcelados para cumplir una condena de tres años acusados de relaciones sexuales homosexuales, según un grupo LGBTI local llamado Shams , que el Gobierno tunecino pretende disolver.

Los hombres fueron condenados por un tribunal de Kairouan este pasado jueves, 10 de diciembre, después de que se vieron obligados a someterse a exámenes anales para “probar su culpabilidad”. Además, uno de los jóvenes fue condenado a seis meses adicionales de prisión por ‘exhibicionismo’ tras encontrar la policía videos de contenido sexual gay en su ordenador.

El tribunal también ha desterrado a los seis acusados de su ciudad natal de Kairouan durante un periodo de cinco años. Una condena que comenzará a aplicarse después de completar sus condenas carcelarias. Kairouan es la cuarta ciudad más sagrada en el Islam y atrae a peregrinos de todo el mundo musulmán. Una ciudad donde se aplica a rajatabla la ultraconservadora Sharia.

Los activistas LGBTI de Shams han protestado contra este juicio al que consideran “injusto y piden a la sociedad civil movilizarse para la liberación de los seis prisioneros. El grupo condena la vigencia del artículo 230 por “restringir las libertades individuales y la invasión de la privacidad de los ciudadanos”, escribió el grupo en su cuenta de Facebook.

Esta nueva condena se suma a la del joven Marwen, de 22 años de edad, sentenciado hace unos meses a un año de prisión por el mismo delito. Marwen se hallaba en libertad bajo fianza hasta que se resolviera su apelación, cuya vista también estaba fijada para el 10 de diciembre. Para ese mismo día estaba convocada una manifestación por la asociación LGTB Shams, tanto para apoyar a Marwen como para protestar por el acoso de que es objeto por parte del Gobierno tunecino, que ha pedido a las autoridades judiciales su disolución. La página de Facebook desde la que se convocaba la manifestación se encuentra ahora borrada.

Acoso a los miembros de la asociación LGTB Shams

Precisamente el apoyo a Marwen, cuya sentencia causó revuelo internacional, hizo que los miembros de Shams aparecieran con cierta frecuencia en los medios de comunicación tunecinos solicitando la derogación de las leyes que castigan la homosexualidad. Esas apariciones pusieron en el disparadero a Shams, que fue objeto de ataques en el propio Parlamento tunecino, donde el diputado Ennahdha Abedlatif el Maki llegó a calificar a la asociación LGTB de “peligrosa para la paz social”. Por su parte, el secretario del gobierno de Túnez, Ahmed Zarrouk, solicitaba a las autoridades judiciales la disolución de Shams por su defensa de los derechos LGTB.

Hedi-Sahly-Activista-LGTB-de-Tunez1Todo ello ha tenido como consecuencia que los miembros de Shams se hayan convertido en objetivo de los fanáticos. Hedi Shaly, uno de sus vicepresidentes, ha comunicado que debe partir para el exilio debido a las serias amenazas de muerte de que es objeto. En una entrevista concedida a HuffPost Tunisie, Shaly detalla cómo ha podido acceder a informes internos del Ministerio del Interior gracias a un familiar que trabaja en ese organismo. En ellos aparece como una de las personas oficialmente bajo amenaza. Las autoridades, sin embargo, le han negado cualquier protección.

Shaly denuncia también que desde la mezquita de Hammamet se pidió la muerte del portavoz de Shams, Bouhdid Belhadi, residente en la ciudad. Aunque miembros de la policía local se encontraban presentes en ese momento, no se tomó ninguna medida. Sus compañeros de Shams fueron a buscarle para poder esconderle, por lo que ha tenido que abandonar sus estudios universitarios. Por su parte, la policía únicamente se ha puesto en contacto con él para exhortarle a que se comporte de manera más discreta, sin hacer nada más por protegerle.

Otro de los vicepresidentes de Shams, y miembro fundador, es Ahmed Ben Amor, quien también recibe amenazas de muerte diarias, según relata Hedi Shaly. Ha sido golpeado y maltratado por extraños en la calle, le han acosado y atacado violentamente de manera gratuita. Pero lo peor es que, cuando ha intentado interponer alguna demanda por esos hechos, lo único que ha recibido por parte de los policías han sido insultos.

Miembros-de-Shams-TunezAsí pues, Hedi Shaly teme seriamente por su vida, por lo que ha decidido abandonar el país. No tiene claro aún dónde pedirá asilo político, aunque le sirve “cualquier lugar donde me sienta seguro y pueda terminar mis estudios”. En todo caso, continuará con su labor de defensa de los derechos de las personas LGTB tunecinas allá donde se instale definitivamente. La dureza de la vida que abandona se resume con este último testimonio:

En la facultad, las proclamas abiertamente homófobas asumidas por la Unión General Tunecina de Estudiantes, un sindicato estudiantil de tendencia islamista, resuenan contra los estudiantes y militantes LGTB. Acosan a mi padre para que me obligue a dejar de defender a los “maricones”, como nos llaman ellos. Mi hermano, que también está en la universidad, ya no quiere ir a estudiar porque los otros alumnos se burlan de él.

Me engañaron haciéndome creer que ahora éramos libres, que vivimos en una democracia, que ya no había lugar para el miedo. Incluso los partidos políticos y las asociaciones que se dicen progresistas nos han fallado. Las prácticas policiales agresivas continúan contra nosotros con total impunidad. La libertad en Túnez es una quimera.

Fuente Ragap y Dosmanzanas

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El Gobierno de Túnez pide la disolución de la asociación de defensa de los derechos LGTB Shams

Jueves, 10 de diciembre de 2015
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n-ASSOCIATION-SHAMS-large570El secretario general del gobierno tunecino, Ahmed Zarrouk, ha solicitado que la administración de Justicia disuelva la asociación Shams, que lucha por la despenalización de la homosexualidad y la transexualidad en Túnez. En protesta por esta petición, desde Shams se ha convocado una manifestación para el próximo día 10 de diciembre frente al edificio del Parlamento, coincidiendo con la celebración del Día de los Derechos Humanos y la vista de apelación del joven Marwen, condenado a 1 año de prisión por practicar la homosexualidad.

La petición de disolución de Shams fue efectuada por el diputado Ennahdha Abedlatif el Maki en asamblea plenaria del Parlamento. En su discurso, Abedlatif el Maki denunciaba que la asociación había obtenido la autorización para desarrollar sus actividades el pasado 18 de mayo, sin haber aclarado en sus estatutos que estas comprendían la defensa de los derechos LGTB. El diputado se sentía obligado a “recordar que la ley criminaliza estas prácticas”, en referencia a los actos homosexuales.

En un alambicado discurso, Abedlatif el Maki añadía: “recuerdo, como antiguo preso político, que había una celda destinada para los homosexuales. El antiguo régimen sancionaba a los presos políticos, y en particular a sus dirigentes, mediante el envío a esa celda, lo que suponía un castigo psicológico. Yendo aún más allá, el diputado argumentaba que la autorización de Shams era “peligrosa para la paz social”, comparándola, sin más argumentos, con el aumento de la tasa de divorcios, el consumo de drogas o la violencia conyugal. Finalmente, el representante popular también afirmaba que la legalización de este tipo de asociaciones podría servir de excusa a los terroristas para perpetrar sus actos.

Posteriormente, el secretario del gobierno tunecino, Ahmed Zarrouk, corroboraba los argumentos de Abedlatif el Maki. Zarrouk señalaba que en los objetivos declarados por Shams en su comunicación como asociación “no hay ninguna referencia a la homosexualidad”, y que los miembros del gobierno tunecino se habían quedado “sorprendidos cuando vimos a su responsable hablar de ese tema en la televisión”. A ello, el secretario añadía que la asociación había comunicado su constitución, pero sin cumplir el trámite obligatorio de su publicación en el Boletín Oficial. Por todo ello, Zarrouk ha pedido la disolución de Shams, aunque esa decisión “está en manos de la justicia”.

Logo-de-Shams-TunezAhmed Ben Amor, miembro fundador y vicepresidente de Shams, expresaba su sorpresa por las declaraciones del secretario del gobierno. Ben Amor afirma que su asociación cumplió con todos los trámites legales para obtener la autorización, y que incluso pagó las tasas para la publicación de su constitución en el Boletín Oficial, “aunque la publicación nunca se llevó a cabo, y eso es una negligencia por parte del Estado”

Según distintos expertos en procedimientos administrativos, la publicación en el Boletín Oficial no se efectúa de manera automática, siendo frecuentes tanto los retrasos como las omisiones. En su opinión, “es Shams quien debería interponer una demanda por la falta de una formalidad administrativa exigida por la ley”. También estiman que las asociaciones pueden iniciar sus actividades una vez que han comunicado su constitución, tras lo cual “corresponde a la administración controlar esas actividades y someterlas a la justicia en caso de excesos”.

Manifestación reivindicativa y de protesta

Por todo ello, Shams ha convocado para el próximo 10 diciembre una manifestación de protesta frente al edificio del Parlamento. La fecha coincide con la celebración del Día de los Derechos Humanos, pero también con la vista de apelación del juicio contra el joven Marwen, condenado a un año de prisión por practicar la homosexualidad, y actualmente en libertad bajo fianza hasta que se resuelva la apelación.

La condena de Marwen causó protestas internacionales e incluso el cese del entonces ministro de Justicia Mohamed Salah Ben Aissa, que se declaró contrario a la legislación homófoba, por creerla contraria a la actual Constitución del país. La repercusión en los medios de comunicación fue inmediata, con apariciones televisivas de miembros de Shams en defensa del joven Marwen y abogando por la despenalización de la homosexualidad y la transexualidad en Túnez. Es indudable que la petición de disolución de la asociación LGTB es consecuencia de todo ello.

La convocatoria de Shams, que se inicia con una cita de René Cassin, principal redactor de la Declaración de Derechos Humanos, reza así:

“No habrá paz en este planeta mientras exista un solo lugar donde se violen los derechos humanos”.

Con ocasión del aniversario de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la asociación Shams os invita a una reunión el 10 de diciembre de 2015, a las 11 de la mañana, frente al Parlamento de Túnez.

Esta manifestación tendrá lugar por las siguientes razones:

  • Debido a las declaraciones inhumanas del diputado Abedlatif el Maki contra las minorías sexuales en Túnez y la asociación Shams.
  • En apoyo de Marwen, que se presentará una vez más ante el juez el 10 de diciembre de 2015.
  • Contra los artículos 230 y 226 del Código Penal que penalizan la homosexualidad y la transexualidad.

La difícil situación de los homosexuales tunecinos

shamsTras cuatro años de la llamada Primavera Árabe, que trajo esperanzas de modernización a la sociedad tunecina, y de la redacción de una nueva Constitución el pasado 2014, lo cierto es que ser homosexual en Túnez sigue siendo muy difícil. El anteriormente citado Ahmed Ben Amor, como vicepresidente de Shams, denuncia que se producen al menos 50 detenciones anuales de varones tunecinos acusados de practicar la homosexualidad, y que más de 500 estarían actualmente en prisión por condenas por estos cargos. Según Ben Amor, el trato a que son sometidos tanto en comisarías como posteriormente en prisión es especialmente degradante.

El activista también destaca que no es solo la ley la que dificulta la vida de los varones homosexuales tunecinos, sino que el rechazo social es muy intenso y que cada día reciben en su asociación “mensajes de personas amenazadas, expulsadas por sus familias o torturadas”.

Fuente Dosmanzanas

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Libertad bajo fianza para el estudiante tunecino condenado por homosexualidad

Jueves, 12 de noviembre de 2015
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manifAmpliación de la noticia que publicábamos hace dos días:

El estudiante tunecino que fue condenado el pasado mes de septiembre a un año de cárcel por practicar la homosexualidad ha conseguido la libertad bajo fianza hasta la vista para su apelación. Más de 80.000 personas han firmado una petición para que sea derogado el artículo del Código Penal de Túnez que castiga la sodomía con penas de hasta tres años de prisión. El gobierno tunecino también ha recibido peticiones al respecto de países como Suecia, Alemania o el Reino Unido. El presidente Béji Caïd Essebsi no solo se ha declarado contrario a esa derogación, sino que ha cesado en su cargo al ministro de Justicia por mostrarse favorable.

El joven de 22 años, del que ahora sabemos que se llama Marwan, fue acusado del delito de sodomía tras la investigación de un asesinato en la que fue interrogado como testigo. Varias llamadas telefónicas desde su número de teléfono constaban en el móvil de la víctima. Durante el interrogatorio, las preguntas se ciñeron a las prácticas sexuales que había mantenido con el asesinado. Según su abogado, la policía le forzó a confesar el delito de sodomía tras amenazarle con una acusación de homicidio.

Tras la confesión, fue detenido por violar el artículo 230 del Código Penal tunecino, que castiga con hasta tres de prisión las relaciones sexuales entre varones adultos. Para corroborar la confesión, el joven fue sometido a un infame examen anal, práctica legal en Túnez a pesar de ser considerada una forma de tortura por todas las organizaciones de defensa de los derechos humanos. Ya celebrado el juicio, el pasado 22 de septiembre el joven fue sentenciado a un año de prisión.

La defensa de Marwan presentó una apelación, en base al quebrantamiento de sus derechos a la privacidad y la libertad individual recogidos en la Constitución de 2014, a los que el artículo 230 no parece adaptarse. Según la asociación Shams, que lucha por la despenalización de la homosexualidad en Túnez, Marwan también solicitó la libertad provisional hasta la vista de la apelación, para poder presentarse a los exámenes que tendrán lugar en este mes de noviembre. El tribunal se la concedió con una fianza de 500 dinares (230 euros, 250 dólares) y fijó la vista para el próximo 10 de diciembre.

Estaremos pendientes de la resolución definitiva del caso, que esperamos sea favorable a los derechos de Marwan y de toda la población LGTB tunecina.

Reacciones dentro y fuera de Túnez

Una vez que la noticia de la condena de Marwan se dio a conocer por el mundo, se sucedieron las protestas de asociaciones de defensa de los derechos humanos como Human Rights Watch, de partidos políticos de la oposición tunecina e incluso del comité parlamentario de derechos, libertades y relaciones exteriores de la Asamblea de Representantes, que pidió que el artículo 230 fuera derogado por contravenir la Constitución del país y que se abandonaran definitivamente los exámenes anales. Más de 80.000 firmas se han recogido también en apoyo a esas medidas.

También se dirigieron al gobierno tunecino representantes de países como Suecia, Alemania o el Reino Unido (concretamente de Escocia), solicitando asimismo que desaparezca la normativa que castiga la homosexualidad, en consonancia con el respeto a los derechos humanos.

En los mismos términos se había expresado el  entonces ministro de Justicia de Túnez, Mohamed Salah Ben Aissa, que se mostró contrario a la legislación homófoba, por creerla también contraria a la actual Constitución del país. Según sus palabras, “el problema es el artículo 230, que es el que lo criminaliza. Tras la aprobación de la nueva Constitución, no está permitido violar la libertad individual, la privacidad y las opciones personales, incluidas las sexuales”. Ben Aissa afirmó que el citado artículo 230 debería ser derogado en esta legislatura, afirmación que le costó el cargo.

Y es que sus declaraciones causaron indignación entre las filas de la coalición gobernante, como en Larbi Guesmi, miembro del consejo de uno de los partidos en el poder, que llegó a acusar al exministro de fomentar el libertinaje. El presidente Béji Caïd Essebsi tomó cartas en el asunto y negó, en una entrevista concedida a la emisora cairota CBC, que el artículo 230 fuera a ser derogado: “¡Eso no sucederá nunca!”, afirmó con contundencia. Pocos días después, Essebsi cesaba de su cargo al ministro Ben Aissa.

La difícil situación de los homosexuales tunecinos

Tras cuatro años de la llamada Primavera Árabe, que trajo esperanzas de modernización a la sociedad tunecina, y de la redacción de una nueva Constitución el pasado 2014, lo cierto es que ser homosexual en Túnez sigue siendo muy difícil. Ahmed Ben Amor, vicepresidente de la asociación Shams, denuncia que se producen al menos 50 detenciones anuales de varones tunecinos acusados de practicar la homosexualidad, y que más de 500 estarían actualmente en prisión por condenas por estos cargos. Según Ben Amor, el trato a que son sometidos tanto en comisarías como posteriormente en prisión es especialmente degradante.

El activista también destaca que no es solo la ley la que dificulta la vida de los varones homosexuales tunecinos, sino que el rechazo social es muy intenso y que cada día reciben en su asociación “mensajes de personas amenazadas, expulsadas por sus familias o torturadas”.

Fuente Dosmanzanas

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Sentenciado a un año de prisión un joven tunecino por mantener relaciones homosexuales

Jueves, 1 de octubre de 2015
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200x200p-noticias-20040-2014-5-29-01026Un joven tunecino ha sido sentenciado a un año de prisión por mantener relaciones homosexuales. El acusado se tuvo que someter a la vergonzosa tortura que representa el examen anal mientras fue investigado. Human Rigth Watch y las asociaciones LGTB tunecinas han expresado su indignación tanto por la sentencia como por el humillante tratamiento dispensado al joven. El propio ministro de Justicia de Túnez, Mohamed Salah Ben Aissa, declaraba en medios radiofónicos que la ley que castiga las relaciones sexuales entre varones, vigente en el país, debe ser derogada. Se calcula que cada año son detenidos en Túnez al menos 50 varones por mantener relaciones homosexuales y que más de 500 estarían actualmente en prisión.

El joven de 22 años, residente en la localidad de Sousse, a 120 de la capital tunecina, fue interrogado como testigo en el proceso de una investigación de asesinato. Varias llamadas telefónicas desde su número de teléfono constaban en el móvil de la víctima. Durante el interrogatorio, las preguntas se ciñeron a las prácticas sexuales que había mantenido con el asesinado. Según su abogado, la policía le forzó a confesar el delito de sodomía tras amenazarle con una acusación de homicidio.

Tras la confesión, fue detenido por violar el artículo 230 del Código Penal tunecino, que castiga con hasta tres de prisión las relaciones sexuales entre varones adultos. Para corroborar la confesión, el joven fue sometido a un infame examen anal, práctica legal en Túnez a pesar de ser considerada una forma de tortura por todas las organizaciones de defensa de los derechos humanos. Ya celebrado el juicio, el pasado 22 de septiembre el joven fue sentenciado a un año de prisión.

Eric Goldstein, representante de Human Rigth Watch en el norte de África y Oriente Medio, ha exigido al gobierno tunecino la revocación inmediata de la sentencia y la puesta en libertad del acusado. Según Goldstein, “el gobierno de Túnez no debe procesar a sus ciudadanos por actos sexuales privados y consensuados. Si Túnez realmente aspira a ser un líder regional en materia de derechos humanos en la región, debe liderar la vía de la despenalización de las conductas homosexuales”.

El hecho de que se haya sometido al acusado a un examen anal ha sido calificado por Human Rigth Watch como “cruel, inhumano y degradante”, insistiendo en que la práctica está considerada como una forma de tortura por las Naciones Unidas. También se destaca que “los profesionales médicos que participan en los exámenes anales forzados a personas sospechosas de homosexualidad violan la ética médica y facilitan graves errores judiciales”.

Ya en 2013 se denunciaba que Mounir Baâtour, presidente del opositor Partido Liberal, había sido sometido a un examen anal tras ser detenido acusado de practicar la homosexualidad.

 La difícil situación de los homosexuales tunecinos

Tras cuatro años de la llamada Primavera Árabe, que trajo esperanzas de modernización a la sociedad tunecina, y de la redacción de una nueva Constitución el pasado 2014, lo cierto es que ser homosexual en Túnez sigue siendo muy difícil. Ahmed Ben Amor, vicepresidente de la asociación Shams, que lucha por la despenalización de la homosexualidad, denuncia que se producen al menos 50 detenciones anuales de varones tunecinos acusados de practicar la homosexualidad, y que más de 500 estarían actualmente en prisión por condenas por estos cargos. Según Ben Amor, el trato a que son sometidos tanto en comisarías como posteriormente en prisión es especialmente degradante.

El activista también destaca que no es solo la ley la que dificulta la vida de los varones homosexuales tunecinos, sino que el rechazo social es muy intenso y que cada día reciben en su asociación “mensajes de personas amenazadas, expulsadas por sus familias o torturadas”.

Reacción del ministro de Justicia

Quizás debido a las reacciones internacionales de protesta por la sentencia y el procedimiento seguido contra el joven tunecino, el ministro de Justicia de Túnez, Mohamed Salah Ben Aissa, fue interrogado al respecto en la emisora de radio Shems FM. El ministro se mostró contrario a la legislación vigente en Túnez que penaliza la homosexualidad, por creerla contraria a la actual Constitución del país. Según sus palabras, “el problema es el artículo 230, que es el que lo criminaliza. Tras la aprobación de la nueva Constitución, no está permitido violar la libertad individual, la privacidad y las opciones personales, incluidas las sexuales”. Ben Aissa afirmó que el citado artículo 230 debería ser derogado en esta legislatura.

Baabu Badr, presidente de la Asociación Damj por la Justicia y la Igualdad, se felicitó por estas declaraciones, aunque se mostraba cauto al respecto.  Para Badr, el ministro se ha expresado así “porque es independiente y no hace cálculos electorales”, pero no cree que ese sea el talante del gobierno.

Hasta el momento, tan solo el partido progresista de izquierdas Al Massar, que no tiene representación parlamentaria, ha apoyado expresamente la despenalización de la homosexualidad. Sin embargo, el asunto fue planteado la pasada semana en la Comisión de derechos y libertades de la Asamblea de Representantes tunecina. Su presidente, Belhaj Hamida Bochra, reconoció tras la reunión que Túnez tenía “un marco legal desfasado” que debería “ser revisado para ajustarse a la Constitución”.

Fuente Dosmanzanas

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