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“Qué es más sano?”. Domingo 10 Tiempo ordinario – B (Marcos 3,20-35)

Domingo, 10 de junio de 2018
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10_to_bLa cultura moderna exalta el valor de la salud física y mental, y dedica toda clase de esfuerzos para prevenir y combatir las enfermedades. Pero, al mismo tiempo, estamos construyendo entre todos una sociedad donde no es fácil vivir de modo sano.

Nunca ha estado la vida tan amenazada por el desequilibrio ecológico, la contaminación, el estrés o la depresión. Por otra parte, venimos fomentando un estilo de vida donde la falta de sentido, la carencia de valores, un cierto tipo de consumismo, la trivialización del sexo, la incomunicación y tantas otras frustraciones impiden a las personas crecer de manera sana.

Ya S. Freud, en su obra El malestar en la cultura,consideró la posibilidad de que una sociedad esté enferma en su conjunto y pueda padecer neurosis colectivas de las que tal vez pocos individuos sean conscientes. Puede incluso suceder que dentro de una sociedad enferma se considere precisamente enfermos a aquellos que están más sanos.

Algo de esto sucede con Jesús, de quien sus familiares piensan que «no está en sus cabales», mientras los letrados venidos de Jerusalén consideran que «tiene dentro a Belzebú».

En cualquier caso, hemos de afirmar que una sociedad es sana en la medida en que favorece el desarrollo sano de las personas. Cuando, por el contrario, las conduce a su vaciamiento interior, la fragmentación, la cosificación o disolución como seres humanos, hemos de decir que esa sociedad es, al menos en parte, patógena.

Por eso hemos de ser lo suficientemente lúcidos como para preguntarnos si no estamos cayendo en neurosis colectivas y conductas poco sanas sin apenas ser conscientes de ello.

¿Qué es más sano, dejarnos arrastrar por una vida de confort, comodidad y exceso que aletarga el espíritu y disminuye la creatividad de las personas o vivir de modo sobrio y moderado, sin caer en «la patología de la abundancia»?

¿Qué es más sano, seguir funcionando como «objetos» que giran por la vida sin sentido, reduciéndola a un «sistema de deseos y satisfacciones», o construir la existencia día a día dándole un sentido último desde la fe? No olvidemos que Carl G. Jung se atrevió a considerar la neurosis como «el sufrimiento del alma que no ha encontrado su sentido».

¿Qué es más sano, llenar la vida de cosas, productos de moda, vestidos, bebidas, revistas y televisión o cuidar las necesidades más hondas y entrañables del ser humano en la relación de la pareja, en el hogar y en la convivencia social?

¿Qué es más sano, reprimir la dimensión religiosa vaciando de trascendencia nuestra vida o vivir desde una actitud de confianza en ese Dios «amigo de la vida» que solo quiere y busca la plenitud del ser humano?

José Antonio Pagola

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Marina Ibarlucea

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“Satanás está perdido”. Domingo 10 de junio de 2018

Domingo, 10 de junio de 2018
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962992053-68668015Leído en Koinonia:

Génesis 3, 9-15: Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer.
Salmo responsorial: 129: Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
2Corintios 4, 13-5,1: Creemos y por eso hablamos.
Marcos 3, 20-35: Satanás está perdido.

Para sus familiares Jesús está loco, fuera de sí. Ha perdido la cabeza y deben contenerlo volviéndolo a su casa y haciéndole reflexionar, para eso llevan a su madre con ellos. Y para los letrados de Jerusalén, Jesús está poseído de un demonio. Loco y endemoniado. Desquiciado y dominado por un mal espíritu. ¡Pobre Jesús! Se necesitaba mucha valentía y convicción para superar opiniones tan negativas de su propia familia y de los maestros de su pueblo. ¡Cómo quedarían de confundidos los discípulos después de escuchar comentarios de tal calibre sobre el Maestro que recién comenzaban a seguir!

Jesús no pierde la serenidad. Enfrenta con firmeza profética a sus adversarios. A los escribas los desenmascara colocándolos delante de sus propias contradicciones. Si está poseído por un demonio ¿Cómo puede echar otro demonio? Si Satanás está contra Satanás significa que su reino está siendo destruido. Si una persona está siendo liberada por el poder de Jesús de la alienación a la que estaba sometida, ¿cómo pueden declarar a Jesús endemoniado, si el que aliena y domina es el demonio? Están luchando contra la evidencia de que Dios ha comenzado a actuar en la historia a través de Jesús. Están luchando para no ver, para cerrar los ojos a la verdad. Están luchando contra el Espíritu de Dios que libera y da vida. Ese pecado no puede ser perdonado porque es cerrazón a la gracia, es contumacia, es obstinación. No niegan a Dios, niegan que la práctica liberadora de Jesús sea de Dios. Y a su familia que lo tiene por desquiciado, Jesús agrega una nueva locura: declara que ese pequeño grupo de hombres y mujeres de Galilea, sentados a su alrededor, son más familia suya que la que lo busca. Esa nueva familia está comulgando con sus ideas y sus enseñanzas más que la otra.

Delante de este Jesús valiente y libre, debemos preguntarnos cuántas veces nosotros mismos que nos decimos cristianos, que nos decimos su comunidad, enmascaramos nuestras cobardías ante lo nuevo de Dios y nos refugiamos en poner etiquetas y descalificar lo que no queremos admitir: que donde hay liberación, más salud, más vida y dignidad está actuando el Espíritu de Dios. Leer más…

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“Desconfianza, condena, aceptación”. Domingo 10. Ciclo B

Domingo, 10 de junio de 2018
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115a6555-edb8-44bf-9593-4391e7eadd27Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

… Mi hermano y mi hermana y mi madre

Después de tantas fiestas (Pentecostés, Trinidad, Corpus Christi), volvemos al Tiempo Ordinario y a los comienzos de la actividad de Jesús. Ateniéndonos al relato de Marcos, después del Bautismo y las Tentaciones, Jesús ha predicado en la sinagoga de Nazaret y ha realizado diversos milagros. Sin embargo, su forma de actuar, sus ideas y sus pretensiones, provocan la oposición de los fariseos que, ya desde el principio, «se pusieron a planear con los herodianos la forma de acabar con él» (Mc 3,6). Pero todavía queda mucho para la pasión y muerte. Jesús sigue ganando popularidad en todas partes (3,7-12) y elige a los doce (3,13-19).

En este momento comienza el evangelio de hoy. Se compone de tres episodios que reflejan tres actitudes ante Jesús: 1) Desconfianza: la familia de Jesús desconfía de él y piensa que está loco. 2) Condena: los escribas lo acusan de endemoniado. 3) Aceptación: hay personas que se convierten en la verdadera familia de Jesús.

Desconfianza de la familia

EN aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de si.

Los escribas y fariseos se escandalizan de lo que hace y dice Jesús. La reacción de su familia es distinta. Cuando se entera de que no tiene tiempo ni para comer, piensan que está loco, «fuera de sí» (evxe,sth), y quieren llevárselo a la fuerza a Nazaret. Al principio no queda claro quiénes son «los suyos» (oi` parV auvtou/). Al final, cuando lleguen a Cafarnaúm, sabremos que son «tu madre y tus hermanos y tus hermanas». Toda la familia.

Para Mateo y Lucas, la simple sospecha de que la familia de Jesús lo considerase «fuera de sí» resultaba inaceptable, y suprimieron estos versículos de su evangelio: la madre y los hermanos bajan a visitarlo, no porque desconfíen de él. Sin embargo, el evangelio de Juan confirma esta desconfianza de sus hermanos (no de María): «sus hermanos no creían en él» (Juan 7,5). Si queremos conocer bien a Jesús, este dato es fundamental. Las críticas de escribas y fariseos, el rechazo de los sacerdotes, el desinterés de muchos de sus oyentes, le resultarían dolorosos; pero la desconfianza de la propia familia sería algo más duro de lo que podemos imaginar. Sin embargo, el saberlo serviría de consuelo a tantos cristianos del siglo I para los que hacerse cristianos supondría un enfrentamiento a la familia.

Condena de los escribas

Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:

-Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios.

El los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:

-¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido.

Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.

En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre.

Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

Los grandes conocedores de la Ley de Moisés, los escribas, emiten un juicio más radical: «Tiene dentro a Belcebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios». Lo peor que puede decirse de uno que pretende hablar y actuar en nombre de Dios. A nosotros puede extrañarnos que el evangelista dedique tanta atención a este tema, pero Jesús debía defenderse, y las comunidades cristianas saber responder a esta acusación gravísima. Curiosamente, Jesús no reacciona de forma airada. Se porta como un maestro que hace reflexionar a sus alumnos y los instruye. Su breve discurso contiene un argumento, una enseñanza y una amenaza.

El argumento es de sensatez: si Satanás se introduce en Jesús para expulsar a los endemoniados, está luchando contra sí mismo, destruyéndose. Solo un estúpido puede decir que Jesús «expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».

La enseñanza se centra en la victoria de Jesús sobre Satanás. Los discípulos, al ver los milagros de Jesús y las curaciones de endemoniados, pueden considerarlos hechos aislados, sin relación entre ellos. Para Jesús, demuestran que él ha vencido a Satanás, el aparentemente forzudo, y por eso puede arrebatarle todas sus víctimas. La primera lectura de hoy, tomada del Génesis, pienso que se ha elegido porque anuncia esta victoria de Jesús sobre el demonio.

La amenaza se dirige a los escribas y a quienes piensan como ellos: quien considere a Jesús un endemoniado, blasfema contra el Espíritu Santo y no tendrá perdón jamás. Es el famoso «pecado contra el Espíritu Santo», que desconcertaba a un amigo mío y no sabía cómo interpretar. Sin embargo, me parece fácil: cada vez que Jesús perdona los pecados lo hace con el poder del Espíritu; quien dice que ese espíritu es el demonio, se cierra el perdón, porque Satanás no puede perdonar.

Aceptación

Llegan su madre y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dice:

-Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan.

Él les pregunta:

– ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?

Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:

-Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre.

Jesús ha terminado su breve discurso y le avisan de su familia está fuera y lo busca. Una vez más comienza formulando una pregunta: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos»? Como Sócrates, quiere que la gente piense, aunque lo más probable es que nadie respondiera nada. Pero así adquiere más fuerza la solución: «El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre». Esas palabras las dirige a quienes los rodean y escuchan. Porque la condición indispensable para hacer la voluntad de Dios es escuchar a Jesús. Y ellos lo hacen. Ellos son la familia de Jesús.

En nuestra sociedad, muchos presumen de «conocer» a una familia importante, de haberla visto un día en directo, incluso de haber dado la mano a alguno de ellos. Tenemos un motivo de orgullo mucho mayor: ser la familia de Jesús… si lo escuchamos y cumplimos lo que nos dice.

Nota pastoral para la homilía

En el evangelio hay dos cuestiones que pueden resultar complicadas (por no mencionar la primera lectura, en la que todo es complicado):

1) La familia de Jesús. El mismo Marcos ofrecerá más tarde los hombres de los hermanos: Santiago, José, Judas y Simón. No creo que merezca la pena, en una homilía, perderse en las discusiones sobre este tema: si eran hijos de un primer matrimonio de José (cosa que ya rechazaba san Jerónimo), si se trata de primos hermanos (el concepto de «hermano» es muchísimo más amplio entre los pueblos semitas que entre nosotros), etc.

2) Quienes disfrutan hablando del demonio, como Marcos, tienen este domingo materia abundante. Pero otros pueden sentirse molestos de tener que abordar este tema. El ejemplo de Mateo y Lucas es muy instructivo. Cuando encontraban en Marcos algo que podía escandalizar o extrañar a sus lectores, lo omitían.

Algo me parece esencial en el evangelio de hoy: las actitudes tan distintas que provoca la persona de Jesús, que siguen dándose hoy día. No creo que nadie lo acuse de endemoniado (cada vez son menos los que creen en el demonio); pero el rechazo de su persona, o el rebajarlo a un simple iluso «fuera de sí», son reacciones muy frecuentes. Aunque su familia sea pequeña (cada vez más), aconsejaría centrar en ella la atención.

 

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Domingo X del Tiempo Ordinario. 10 de junio de 2018

Domingo, 10 de junio de 2018
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“Y pasando la mirada por el corro, dijo: -Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.”

(Mc 3, 20-35)

El evangelio de Marcos acaba de comenzar, nos encontramos en el tercer capítulo. Sin embargo, la incomprensión y la oposición a Jesús ya es bien palpable.

Por un lado, su familia lo busca porque piensa que “no está en su cabales”. Por otro lado, los letrados, las personas influyentes del tiempo de Jesús, andan diciendo que Jesús tiene un demonio dentro.

La verdad es que todo junto no se puede catalogar como un buen inicio. Se oye decir eso de que “si es de Dios saldrá”. Es una frase peligrosa.

¿Acaso todo lo que acaba “saliendo” es cosa de Dios? Porque es evidente que muchas veces prosperan cosas que son malas de raíz. Y también sucede que muchas veces hay cosas buenas que encuentran grandes obstáculos y acaban por no salir.

Nosotras, las personas cristianas, creemos que lo de Jesús venía todo de Dios, sin embargo no le salieron las cosas muy bien que digamos. La marca de Jesús es la marca del fracaso personal.

Es condenado a muerte como un criminal, se oponen a él tanto el poder religioso como el poder civil de su tiempo, su grupo de seguidores le abandona y de su familia no volvemos a saber nada, desaparece aquí, al principio del evangelio, y lo que sabemos es que pensaban que estaba loco.

Tendemos a relacionar lo bueno que nos pasa en la vida con la voluntad de Dios y eso está bien. Dios habita nuestras alegrías y, como nos recuerda el profeta Sofonías, ¡es el primero en danzar y saltar de alegría por nosotras! De esto no hay duda.

Pero de lo que no deberíamos dudar ni un solo instante es que Dios habita también nuestros fracasos. Dios también está en la adversidad, es más, nos lleva la delantera (Cfr. Mc 10, 32)

Dios en Jesús nos dice que Él ha querido ocupar esos lugares de desprecio y sin razón, de dolor y de sufrimiento. La muerte en cruz de Jesús es el grito de Dios por la humanidad sufriente. Es la compasión de Dios encarnada y doliente que acompaña a cada una de sus hijas.

Los cristianos deberíamos estar convencidos de que Dios está en cada fracaso humano, en toda adversidad y sufrimiento. No, Dios no nos envía el sufrimiento, no. Lo que hace Dios es sufrir con nosotros, arrimar el hombro, procurar que el peso de la adversidad no nos aplaste.

El sufrimiento forma parte de la existencia humana. Eso lo sabemos todos por propia experiencia. Desde el momento en que nacemos, antes incluso de respirar, experimentamos el sufrimiento. Dicen los expertos que el parto es doloroso tanto para la mujer que da a luz como para la criatura que nace.

Sí, el sufrimiento es un misterio que acompaña la existencia humana y Dios no ha querido desentenderse, al contrario, ha elegido pasarlo con nosotros. Ha querido ser hijo y hermano nuestro.

Oración

Regálanos, Trinidad Santa, esa hermosa mirada de Jesús, que nuestros ojos se encuentren con los suyos y podamos reconocernos como hermanas, y hermanos, y madre suyas.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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Fray Marcos: Jesús no se amolda a la voluntad de su familia.

Domingo, 10 de junio de 2018
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imagesMc 3, 20-35

El tema del pecado y de la salvación es un tema muy serio. El pecado es aparentemente un contrasentido, no tiene fácil explicación; por eso el hombre ha buscado respuesta en los mitos. Hoy tendemos a creer que los mitos eran cuentos inventados para engañar a la gente; sin embargo en ellos se encuentran enseñanzas muy profundas. Lo que sucede es que no se pueden entender literalmente. Hay que decodificar el lenguaje.

El mito de la inocencia primigenia perdida por un pecado del primer hombre, nos quiere trasmitir una verdad profunda, pero no podemos entenderlo al pie de la letra. La situación anterior a la caída, hay que entenderla como una armonía total con la naturaleza por parte del ser humano que aún no había tomado conciencia de su singularidad, de su diferenciación de la realidad que le rodea. Era una situación que se adivina como idílica; parecida a la del niño en el vientre de su madre, protegido y seguro. Seguridad que hay que abandonar si quiere llegar a ser un hombre completo.

Lo que llamamos pecado, es el resultado inevita­ble de esa individua­li­zación. En cuanto el ser humano tomó conciencia de que era algo separado, se erigió en persona con capacidad de conocer y por lo tanto con capacidad de elegir, de tomar decisiones basadas en ese conocimiento. Como el conocimiento no es perfecto, la decisión puede ser equivocada y llega el fallo. En vez de elegir lo que le edifica, elige lo que le deterio­ra; a eso le llamamos pecado. En las culturas orientales, la serpiente no es el símbolo del mal como nos han hecho creer, sino de la inteligencia y de la astucia.

Hay que hacer una sería revisión de lo que entende­mos por pecado. En nuestra cultura, ha estado siempre ligado a la voluntad. Se ha creído que la persona podía elegir entre lo bueno y lo malo. Si elegía el bien, se consideraba a la persona buena, si elegía el mal, se consideraba depravada. Esto no es así. La voluntad no tiene capacidad para elegir el mal. Es una potencia ciega que sólo puede ser movida por el bien. Por lo tanto el pecado es siempre una ignorancia o falta de conocimien­to. Si tuviéramos claro que algo nos hace daño, nunca la voluntad se pegaría a ello. El único antídoto es mayor conocimiento.

Con frecuencia me dicen que la persona obra el mal sabiendo que hace mal. Siempre buscamos nuestro bien, aunque ello reporte algún mal para otro. No basta haber aprendido, por programación, que una cosa es mala. Hay que estar verdaderamente convencido de ello. Si acepto una cosa como mala, solo por programación, podré acomodarme artificialmente a esa enseñanza, pero la actitud fundamental y vital no está de acuerdo con la programación y antes o después, la actitud vital prevalecerá. Esta es la razón de nuestros pecados, confesados una y otra vez, pero nunca rectificados. Nuestra moral es artificial. Nuestro arrepentimien­to ficticio, y nuestras confesiones fingidas.

La existencia del ser humano es imposible si le negamos la posibilidad de equivocarse. Muchas veces no podemos saber que está el anzuelo escondido hasta que no lo mordemos. El ser humano que progresa, no es el que no se equivoca nunca, sino el que reconoce sus fallos. El único pecado irreparable es negarse a rectificar, es decir instalarse en una postura estática y no querer avanzar. Esta postura es mucho más frecuente de lo que nos podemos imaginar. Se debe a dos razones fundamentalmente:

Una, el miedo a equivocarse, el miedo al pecado y al castigo ha paralizado a muchísimas personas que sin ese obstáculo hubieran podido aportar logros increí­bles a la evolución. Cuando queremos actuar desde la seguridad, vivimos volcados en el pasado y el progreso es imposible. Otra, creer que ya hemos llegado. Creer que ya lo sabemos todo, que tenemos respuestas para todo, que no hay que esperar nada nuevo. Es la postura que más daño ha hecho al ser humano. Jesús dijo: “Tengo muchas cosas que deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; el E. S. os irá llevando hacia la verdad plena”.

Este sería el pecado contra el Espíritu Santo. Estar cerrados a toda posible novedad, por miedo a la equivocación, o por creernos en la posesión de la verdad absoluta. Podríamos recordar el dicho castellano: el que no se arriesga no pasa la mar. O aquel otro oriental que me habéis oído tantas veces: El que se empeña en cerrar la puerta a todos los errores, dejará inevitablemente fuera la verdad.

La verdadera salvación sólo puede venir por el camino del conocimiento. En la medida que tengamos conocimiento de lo que es bueno para nosotros, seremos capaces de actuar en consecuencia. No olvidemos la frase capital del evangelio: la verdad os hará libres. Solo la verdad tiene capacidad de liberar y de salvar del error y por lo tanto del pecado. Estar abiertos a la verdad es estar abiertos al Espíri­tu.

Casi nunca se trata el tema de la relación de Jesús con su familia, porque plantea serios problemas. No encaja con el concepto que nos hemos hecho de la sagrada familia. Si somos capaces de superar los prejuicios, veremos como normal que incluso su madre se preocupara de las andanzas de Jesús que no podían acarrearle nada bueno. En los evangelios se ve con toda claridad el conflicto que Jesús tuvo con sus parientes; y eso a pesar de las matizaciones que hacen y la delicadeza con que tratan el tema.

A los doce años nos cuentan el primer problema; se queda en Jerusalén sin que lo supieran sus padres. En su pueblo, les echa en cara su falta de confianza: “solo desprecian a un profeta en su pueblo y entre sus parientes”. Su familia quiere apartarlo de la vida pública porque considera que esa manera de actuar es una locura. El tiempo les dio la razón. Ellos no tenían capacidad para comprender desde qué perspectiva actuaba Jesús. Desde un punto de vista humano, era lógico que su familia se preocupara por las andanzas de Jesús que ponían en peligro su vida.

A pesar de todo Jesús sigue adelante con una postura poco obedien­te… Esta postura de Jesús puede ilustrar el tema de hoy. Jesús no se conforma con lo que le enseñan de Dios, quiere ir más allá en el descubrimiento de lo que Dios es para el hombre y el hombre para Dios. Se abre al Espíritu. No tiene inconveniente en cuestionarse hasta las verdades más sagradas. ¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos?

Meditación

Tu limitado conocimiento te hace falible.
Se debe a tu condición de criatura, acéptalo.
Pertenece a tu esencia, no es una tara.
Estás aquí para aprender de tus errores
y caminar así hacia tu plenitud.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Maestro incomparable del Amor.

Domingo, 10 de junio de 2018
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jesusamorCreo que no hay nada más artístico que amar verdaderamente a la gente (Película Loving Vincent)

10 de junio. Domingo X del TO

Mc 3, 20-35

El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

Hoy la ciencia justifica este amor, no sólo desde el Evangelio, sino también desde el punto de vista de los investigadores de la Genética. Todos los seres vivos tenemos el mismo ancestro común. Y esto se hace patente cuando se compara a los humanos en el árbol evolutivo de la vida con nuestros parientes más cercanos: los chimpancés. La secuencia del genoma de éste y de aquellos revela que ambos son un 96% idénticos a nivel de ADN.

No estaría demás que se informara a los cristianos lo estrechamente relacionados que están todos los seres vivos, incluyéndonos a nosotros“El alma sin ciencia no es buena”, se dice en Proverbios 19, 2.

La directora de cine y guionista polaca Dorota Kobiela, diseña su película con sumo respeto a la obra del artista Vincent van Gogh (1853-1890. Se estrenó en España a finales de enero de 1918. Lleva por título Loving Vincent, y mantiene un brillante lenguaje cinematográfico. Allí están con gran fuerza los trazos arremolinados que hacen vibrar el fondo de sus cuadros: esos cielos en pleno arrebato meteorológico, las luces que tintinean en las pinturas nocturnas, las ondas expansivas de los paisajes. Todo ello con una inteligente diana: dar vida a los cuadros del artista y recorrer parte de su trágica y misteriosa vida a través de las cartas que escribía con frecuencia a su hermano Theo. Precisamente en su última carta Van Gogh le escribía: “Creo que no hay nada más artístico que amar verdaderamente a la gente”.

Él tenía la noble virtud de hacerlo. Y como dice uno de los personajes del film: “no podemos expresarnos mejor que a través de nuestros cuadros”. En nuestro caso lo manifestamos a través de nuestro comportamiento.

Jesús nos ha llamado a ser sus hermanos y es Él el que nos ha elegido y destinado para llevar al mundo la Buena Noticia de su amor. Y esto lo haremos amándonos unos a otros, como Él lo ha hecho al dar la vida por nosotros y por el mundo entero.

En su primera carta el apóstol san Juan dice en 4, 7-8:Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor”.

En su Carta a los Corintios 13, 1 dice Pablo: “El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad”.

Los griegos contaban con El Coro de Musasque, según Hesíodo en su Teogonía, cantaban y danzaban en el monte Helicón. Eran siete, y entre ellas se encontraba Erato, señora de la poesía de amor y del teatro. Lo inmortalizaron con la figura de Psique atravesado por la flecha de Cupido. Fue siempre tema de inspiración en el arte. En LiteraturaKhalil Gibran dijo:“Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura; Que sea, más bien, un mar movible entre las costas de vuestras almas”. En Pintura, El cumpleaños, de Marc Chagall. En Música, Sueño de amor, de Franz Liszt. En Escultura, El beso, de Rodin.

“Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado”, dijoJesús en Jn 13, 34.

SUEÑOS SOBRE LA VIDA DEL ALMA

Te sueño vestida en lencería sexy
-en picardías-
como la que vistió coqueta Caroll
en la película.
¿Era de tul
con hilo multifilamento y fantasía?

Era de gasa con bordados y blondas decolores
que a gritos sugerían
al excitado novio
formas de tus intimidades.

Alma corpórea
como yo te veo y te deseo.
Siempre en noche de bodas,
siempre en picardías.

Y yo siempre esperando
para darte mis besos y caricias
con mis brazos abiertos y mi cuerpo.
Y tú siempre velando

para que con el mío te penetre,
y el tuyo me reciba también dentro.

Luego cesará el viento huracanado,
y en el latir de corazones y silencios
soñaremos unidos como amantes.

“¡Ah, llévame contigo, sí, corriendo,
a tu alcoba condúceme, rey mío:
a celebrar contigo nuestra fiesta!”,
dice el Cantar de los Cantares.

(EVANGÉLICO CUARTETO. Ediciones Feadulta)

Vicente Martínez

Fuente Fe Adulta

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Perder para ganar.

Domingo, 10 de junio de 2018
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thebible_cast(Mc 3,20-35)

Jesús ejerce un gran poder de atracción sobre la gente. El evangelio nos muestra que son muchos quienes le buscan: la multitud, los miembros de su familia, los escribas… Muchos y muy diferentes, como distintas son las razones por las que se acercan a él.

Los primeros -la multitud– le buscan deseosos. La gente está admirada de su enseñanza (Mc 1,22) y de su capacidad para expulsar espíritus inmundos (1,27). Su fama se había extendido (1,28) y había curado a tantos enfermos (1,34; 3,10) que se agolpaban a la puerta de cada casa en la que Jesús se encontrara (1,33; 2,1) acudiendo a él de todas partes (1,45; 2,13; 3,7-9). Todos están maravillados y son capaces de reconocer que Dios actúa en él (2,12). Éstos, los sencillos y débiles, quienes se saben enfermos o incapaces, limitados o sin fuerzas, no dudan que Jesús les atenderá, los escuchará y les ofrecerá su consuelo y su tiempo, hasta el punto de ser capaz de dejar de comer por estar con ellos.

Sin embargo, en el relato aparecen también otros grupos cuyas razones para buscar a Jesús son bien distintas. Quizás porque, a diferencia de los primeros, éstos ya tienen algo que perder en su relación con Jesús. En el caso de los familiares, parecen enfadados (el verbo que Marcos usa para referirse a que se lo querían “llevar” es el mismo que utiliza cuando Jesús es arrestado en 12,12; 14,1.44-45) y preocupados por los comentarios que se vierten sobre él y que indican que está fuera de sí. En una sociedad como la de Jesús, se puede entender fácilmente que sus más allegados tengan miedo a perder el honor que su familia ha adquirido durante muchos años. El honor era un valor esencial en aquella cultura, un valor fundamental que estructuraba la vida diaria de la gente hasta tal punto que una familia no podía entenderse a sí misma si no era desde esta clave. Pero el honor sólo se posee si otras personas lo reconocen, y los comentarios sobre Jesús muestran, más bien, el preocupante riesgo de caer en vergüenza. Podemos, por tanto, entender fácilmente la actitud de esos familiares que sólo desean preservar la buena reputación de su linaje.

Y por último aparecen los escribas, que se ponen en camino (el texto dice que habían bajado de Jerusalén) para hablar mal de Jesús, para acusarle de realizar sus exorcismos con la fuerza del jefe de los demonios, para poner en entredicho su fama. Esta crítica, siendo muy grave, muestra que los signos realizados por Jesús son reconocidos por todos, incluso por quienes lo consideran un enemigo. La capacidad sanadora y liberadora de Jesús asusta a quienes, ante él, pueden perder no sólo poder y fama, sino la estabilidad dentro de una sociedad fuertemente estructurada en la que ellos sustentan puestos reconocidos.

Hasta ahora nos hemos detenido en quienes buscan a Jesús. Pongamos ahora nuestra mirada en él. Impresiona su actitud, la de un hombre con una confianza y una seguridad absolutas, la de un hombre esencialmente libre. Esta confianza y libertad de Jesús contrasta fuertemente con la de los dos protagonistas de la primera lectura de hoy domingo: Adán y Eva que, movidos por el miedo, se esconden ante Dios que les busca.

Jesús no se esconde. Al contrario. Invita a familiares y escribas a acercarse (3,22), a no quedarse fuera (3,31), a formar parte de su círculo íntimo (3,32-35). No se defiende, no discute con ellos. Les confronta con inteligencia y serenidad, buscando que comprendan que las acusaciones no tienen fundamento y que reconozcan que quien le mueve a liberar a las personas de sus posesiones es el mismo Espíritu Santo, el Aliento de Dios.

Ojalá, a nosotros, también sea el deseo lo que nos lleve a buscar a Jesús, la certeza de que él puede sanar nuestras heridas y liberarnos de nuestras opresiones, el deseo de escucharle y dejarnos curar por él.

Preguntémonos también si nos asusta, en nuestra relación con él, perder algo… quizás la comodidad y tranquilidad de nuestras vidas, quizás las seguridades a las que nos agarramos, quizás los poderes que creemos tener en algún ámbito…

Si somos capaces de no quedarnos fuera, de adentrarnos en su círculo, puede ser que perdamos todo eso, pero a cambio, ganaremos el ser parte de la nueva familia de Jesús (3,35). Lo ganaremos todo.

Inma Eibe, ccv

Fuente Fe Adulta

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¿Qué ética crea la Democracia?

Domingo, 10 de junio de 2018
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pensadorDel blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01. NOTA PREVIA.
Normalmente la homilía suele ser un comentario a partir del Evangelio del día.
Así, a lo largo del año, muchos textos bíblicos del AT y también del NT, quedan de lado, pasamos de largo.

Hoy la homilía va a consistir en algunas breves consideraciones a partir de la primera lectura (Génesis) y del momento sociopolítico y cultural que estamos viviendo.

Son unas breves reflexiones sin ningún afán dogmático, mucho menos impositivo, sino más bien en un tono reflexivo. Echemos una “pensada” a la vida.

02. MOMENTO ACTUAL.

Hace unos días el nuevo presidente de gobierno español, Pedro Sánchez, juraba su cargo sobre la Constitución española, prescindiendo, eliminando todo símbolo religioso.

Es cierto que, desde la Revolución Francesa, finales del siglo XVIII, comienza una nueva etapa en la historia, en la sociedad al separarse Iglesia y estado, mundo laico y ámbito religioso. Gran parte de los estados son laicos y viven, gobiernan la sociedad desde el laicismo.

03. NO PERDAMOS SÍMBOLOS Y TRADICIONES.

Pero conviene no olvidar algunas cuestiones:

03.1 LOS PUEBLOS Y LAS SOCIEDADES TIENEN Y VIVEN DE SUS TRADICIONES Y SÍMBOLOS. 

Todo pueblo y toda sociedad tienen una mundo cultural en el que vive y desde el que construyen su universo de sentido.

Un pueblo o una sociedad que olvida su pasado, su traditio, (tradición significa “lo que se nos entrega) está perdiendo mucho de sí mismo, de su identidad, de los criterios que han dado sentido a la vida de ese grupo humano.

No es bueno ni sano dinamitar, (cuando no reírse) de los propios símbolos y del propio pasado, de las tradiciones, etc.

03.2 LA PRIMERA REFLEXIÓN SOBRE LOS PROBLEMAS HUMANOS FUE RELIGIOSA.

La primera reflexión sobre las grandes cuestiones de la vida las hizo y la hace siempre el pensamiento religioso. K. Marx, el padre del marxismo, se dio cuenta de ello. (Más tarde vendrán las ciencias y aportarán nuevos y valiosos datos), pero las primeras respuestas las ofreció y las ofrece la religión.

¿De dónde viene y por qué existe el ser humano, la humanidad? ¿Qué está bien y que es malo (ética)? ¿Por qué el ser humano decide, elige, (libertad)?, ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Por qué la muerte?

La primera lectura de hoy (Génesis) responde -muy primitivamente si se quiere- pero responde a la cuestión ética, la libertad, etc. El paraíso, Adán y Eva, el árbol del bien y del mal son mitos, casi dibujos animados, pero llenos de sabiduría …
El libro de Job se plantea el problema del sentido de la vida, de la muerte, etc.

La primera reflexión es, pues, religiosa, mítica, filosófica.

04. LOS MANDAMIENTOS (PRINCIPIOS UNIVERSALES).
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Los diez mandamientos de la tradición judeo-cristiana provienen del “Sinaí”. En última instancia provienen de Dios. (Otra cosa será cómo podemos entender que Dios pronuncia esos diez mandamientos y cómo los recogiera Moisés y el pueblo de Israel).

De los diez mandamientos, los tres primeros hacen referencia a Dios: 1 amarás a Dios, 2 El nombre de Dios, 3 Las fiestas. Pero los otros siete mandamientos son unos principios universales que están presentes de un modo otro en todos los pueblos y parlamento: 4 Familia, 5 No matar, 6 la sexualidad, 7 el dinero: no robarás, etc…

De manera que los principios éticos-religiosos son también profundamente humanos, laicales y cristianos.

05. DEMOCRACIA Y ÉTICA.

Hoy en día pretendemos resolverlo todo desde la democracia (y desde las ciencias). La democracia es una buena organización de la sociedad, de los pueblos.

Ahora bien, la democracia se ha convertido en el “sancta sanctorum” de la sociedad, de la ética. Los parlamentos son el “nuevo Sinaí” desde donde se pronuncian los nuevos decálogos (“10 mandamientos”) que correspondan.

Ahora bien, ¿la democracia, los parlamentos son capaces de sustentar una ética? En mi opinión, no.

No todo lo que legislan y promulgan los parlamentos es justo y bueno. No todo lo legal es bueno y ético. (Por eso pueden llegar situaciones en las que uno se aplica aquello de los Hechos: hay que obedecer a Dios antes que a los hombres, (HH 4,19.20)

La ética en las democracias brota del número de escaños parlamentarios, de las ideologías. Pero la ética es algo más serio que todo eso y no surge ni de las patrias, ni del capital, ni del poder, ni de los votos, ni de las mayorías. Lo que se legisla en los parlamentos, que denominamos democráticos, está al servicio de los partidos, no del ser humano. Se podría decir algo semejante a lo que se puede decir de la abogacía: el abogado no defiende la verdad, sino a su cliente.

El sentido de la vida y de la muerte tampoco son cuestiones que aborden los parlamentos, pero tales problemas están ahí.

06. LA PROFUNDIDAD DEL SER HUMANO.

Las respuestas a las grandes cuestiones de la vida están en otros ámbitos más humanos y humanistas.

Habrá que bucear en la profundidad del ser humano, que allí esta Dios. Dios se humaniza en la hondura del ser humano.

La ética, el sentido de la vida, de la libertad, el horizonte absoluto brotan cuando se mira, cuando miramos la hondura del ser humano, ahí encontramos la grandeza y miseria, las capacidades y la debilidades, la fragilidad del hombre.

La vida, la educación, la felicidad, la libertad, la paz y la pacificación, la salud, la eutanasia, la educación de los niños y jóvenes, etc. son cuestiones más serias, hermosas e importantes como para dejarlas en manos de los parlamentos, de los políticos y del poder.
Muchas otras personas y pensamientos debieran, -no sé cómo-, pero debieran estar en la “construcción de la ciudad”: pensadores, poetas, místicos, educadores, filósofos, gente de la cultura, creyentes, gente de buena voluntad, etc…

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares,

(Salmo 138)

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