Loughborough, England.
Jueves, 12 de enero de 2017.
Querido IRIMEGO:
En primer lugar, te agradezco el detalle de tomarte el tiempo para ver mis vídeos y escribirme este precioso mensaje. Me ha transmitido mucho coraje y me siento feliz de decirte que mi próximo vídeo va a estar dedicado a ti, IRIMEGO.
En segundo lugar, discrepo completamente con tu mensaje, dado que considero que tenemos puntos de vista encontrados en relación con "el armario". Mi opinión es que en la España del 2017, permanecer del armario es una elección y ya no valen excusas de ninguna clase. He conocido padres de familia cristianos que se han divorciado y han salido del armario con setenta años. He conocido religiosos que han salido públicamente del armario. Y muchas personas más.
Creo con firmeza que el armario es un lugar donde se guarda ropa, no personas. Está oscuro ahí dentro y es aburrido. Hay una vida hermosa ahí fuera, pero hace falta salir para vivirla. Por cierto, sólo se vive una vez en esta vida.
Considero que salvo que tengas nacionalidad iraní y coloquen una horca alrededor de tu cuello, cosa que no me ocurre a mi ni seguramente a ti, no tienes ninguna excusa para permanecer dentro del armario. O salvo que tengas nacionalidad rusa y tu padre sea un político de la ultraderecha, en cuyo caso también lo entendería. Pero alguien que en el día de hoy escribe desde España, si está en el armario, no es porque no pueda salir, sino porque teme salir.
El temor nos mata. Sólo la esperanza, la valentía de romper nuestros límites es lo que nos permite vivir de verdad.
Entiendo que te he podido ofender y quizá me respondas con tus motivos, pero eso no va a sacarte del armario ni te va a hacer más feliz, sólamente te recreará en tu situación actual. Escribo no para hacer daño, porque te aprecio mucho, sino porque las verdades hay que decirlas aunque duelan, y quien no te las diga, poco te quiere.
Somos muchos los que a diario tenemos que salir del armario una y otra vez, y afrontar la incertidumbre... Pero creo que es una obligación moral hacerlo, por la memoria de los que jamás tuvieron la posibilidad remota de lograrlo, y también por la memoria de grandes héroes como Harvwy Milk, quien dijo una vez aquello de "Ya sé que no se puede vivir solo de esperanza, pero sin esperanza... no merece la pena vivir. Salid del armario, ahora".
En mi oración,
JULIO.