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El Ermitaño, el amor y los apegos

(3 mensajes)
  1. Bernardo Yoel
    Miembro

    El joven le pregunta al ermitaño sobre el amor. Por qué nuestro amor es siempre tan imperfecto. Por qué creemos amar a una persona y al poco tiempo dejamos de amarla o deja de amarnos?

    El ermitaño escucha atentamente las palabras y dudas del joven inquieto. Después, pausadamente respondió:

    - Nunca podremos introducirnos en el mundo del amor, si antes no nos desprendemos de nuestros "apegos".

    .El joven preguntó?:

    -¿Que son los "apegos"?

    -Sonrió el ermitaño y respondió:

    Es todo aquello que nos ata, que deseamos con fuerza, que enturbia nuestra percepción.
    Hizo una pequeña pausa y luego prosiguió:

    - Llamamos amor a lo que en realidad no lo es. Nos sentimos atraídos por alguien, de la atracción pasamos al placer, y ahí nace el apego. Pero todo ellos acaba por producirnos cansancio. Ahi no había amor, sólo apego. Has atribuido a la cosa o a la persona un valor que en realidad no tiene. Ese valor sólo existe en tu mente. La cosa, la persona, se han transformado en un apego.

    .El joven dudó:

    -¿Cómo puedo pasar del apego al amor?

    .Sonrió el ermitaño y se explicó:

    -Cuando seas capaz de amar a la persona objeto del apego, y a la vez, disfrutar de cualquier otra cosa.

    .Suspiró el ermitaño y concluyó:

    - Por eso si el amor a Dios hace que nos olvidemos de nuestros hermanos, no es verdadero amor, sino "apego". El verdadero amor a Dios te hará amar plenamente a los demás.

    Bernardo YOEL. Valencia

    Publicado hace 7 años #
  2. Visibles
    Miembro

    Gracias por esta reflexión preciosa. El tema es tan apasionante que podríamos conversar de ello durante horas y horas.

    Paulo Coelho, en "La llamada del Amor", habla del "apego" como lo contrario al amor. Parece que el odio es lo contrario al amor, pero según Coelho, en realidad sería el "apego", porque allá donde hay un apego, no puede existir nunca verdadero amor.
    Bueno, personalmente creo que en esto no le falta razón, (aunque Coelho puede llegar a ser demasiado vehemente y un tanto extremista o radical en cuanto al estilo de vida ermitaño y solitario que propugna...).

    Vale, ahora entro yo. Posiblemente, soy quien menos debería hablar, y sé que mis palabras no pueden ser tomadas como nada más que mi humilde experiencia.

    Personalmente, siento tristeza cuando escucho la expresión "Pero todo en ellos acaba por producirnos cansancio". Vale, es cierto que el apego es pernicioso siempre, y debería evitarse. Ahora bien, he conocido a muchas personas que han utilizado esta frase, esta excusa del cansancio, para justificar el final de una relación. Y es eso lo que siempre me ha generado una tristeza.

    Porque esas personas, creo, han confundido el amor con el apego, y aferradas a ese pretexto, han aniquilado el amor que alguna vez sintieron, simplemente porque han tenido la osadía de decir "ya me he cansado de esto".

    ¿Cómo es posible que el amor sea un motivo de cansancio? ¿Bajo qué infantil pretexto, uno decide que está cansado de amar a otro ser humano, o de seguir adelante?

    Precisamente porque el amor implica "entregarse", o mejor dicho, "comprometerse", pienso que aquél que ama una sensación o sentimiento, está condenado a la esclavitud de sus pasiones. En el devenir del tiempo, su voluntad será inestable y débil, porque la fuerza de su amor será cambiante como el viento. Y eso no es amor.

    Aquél que ama, no sólo "siente que ama", sino que "quiere amar", o "se compromete a amar".

    Porque la experiencia me ha dicho que el amor es paciente (1 CORINTIOS 13:4-7). El amor no es oscilante, sino perenne, constante, y fiel. De esta forma, cuando ante la adversidad sobreviene ese "cansancio", ese hastío o simplemente ese vacío interior donde uno no "siente" que quiera seguir amando, es en ese preciso momento donde el amor se pone a examen. Y si existe verdaderamente el "compromiso", la prueba será superada y el amor vencerá.

    Quiero compartir con vosotros un poema que me encanta, de Shakespeare. Está inspirado en la Égloga X de Virgilio, que decía "Amor omnia vincit et nos cedamus Amori". Bueno, pues un fragmento del poema de Shakespeare, dice así:

    "Amor no sigue la fugaz corriente
    de la edad, que deshace los colores
    de los floridos labios y mejillas."

    Yo no sé expresarlo mejor que Shakespeare. Porque el amor es persistente y constante en el tiempo, en la adversidad y en la edad. Aunque perdamos el color en las mejillas, vengan tiempos de flaqueza, "tiempos de cansancio"... el amor permanece, contra la corriente. El amor permanece.

    Un abrazo para todos.

    Valencia, 1 de julio de 2016.

    Publicado hace 7 años #
  3. Alamo
    Miembro

    Pienso que el amor es como una montaña rusa, estás arriba o estás abajo. Lo importante es que el tren no descarrile y que evolucione.

    En cuanto al amor de Dios... si no tengo amor, no soy nada.

    Un abrazo.

    Álamo. Zaragoza.

    Publicado hace 7 años #

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