Se sentó un joven junto al Abad Ferran y le comentaba:
- Todos hablan de ricos y pobres. Si los que lo comentan trabajan con pobres y marginados, cargan las tintas contra los ricos...Si el que lo comenta está en una parroquia rica o tiene un trabaja bien renumerado, habla inmediatamente de que se puede ser rico y pobre de espíritu...Me parece que desvirtuamos lo que dijo Jesús...
El abad lo miró con simpatía y dijo:
- Si. Las cosas no son tan simples. Ni el pobres es bueno por ser pobre, ni el rico es malo por ser rico.
Hizo una pausa y prosiguió:
- Olvidamos a menudo el momento y el ambiente en que habla Jesús. En hebreo pobre es anaw. Tiene un sentido más profundo que el de no tener dinero. Abarca todos los que sufren carencias, a los que no tiene salud, prestigio social, belleza, conocimientos, aprecio, libertad...Y todo eso unido a la Confianza de Dios. Pobre es el carente que se pone en manos de Dios. Por eso la mayoría somos ricos y por eso los apóstoles se asustaron y quien se salvaría entonces...
Sonrió al joven y dijo:
- Sólo si admitimos nuestra debilidad, nuestras carencias, seremos salvos. Nosotros ciframos la perfección en el seguimiento de ritos y normas...y Dios quiere nuestros corazones, nuestra entrega. Y sólo Él puede ayudarnos a ello...
El joven miro al Abad y añadió:
- Pero en ese caso no seré nadie en la sociedad. Todos me miraran con desprecio...Dirán que soy un fracasado...y salió de la Abadía por que tenía muchos proyectos para el futuro...
Bernardo YOEL (anaw) Valencia