"Tú has tendido tu mano desde lo alto
y has sacado mi alma de estas densas tinieblas,
ya que mi madre, siéndote fiel, lloraba sobre mí
más que cuanto lloran las madres la muerte física de los hijos...
Mi santa madre, tu sierva, nunca me abandonó;
ella me dio a luz con a carne a esta vida temporal,
y con el corazón a la vida eterna.
Lo que llegué a ser y cómo, se lo debo a mi madre." (san Agustín)
Un abrazo
D.G.;Zaragoza