En el camino le conocieron al partir el pan.
En la Eucaristía, una misa para niños en compañía de sus abuelos y algún padre de mi edad el sacerdote ha comentado de forma muy sencilla el evangelio hablando de nuestras heridas comparándolas con las llagas de Jesús transfiguradas. Yo, prefiero quedarme con mi reflexión que es la siguiente:
Los discípulos caminando por la vida, llenos de zozobra se encuentran con Jesús, A Cristo transfigurado y al reconocerle se llenan de paz y sienten su presencia al compartir el pan. Jesús se hace el encontradizo en nuestra vida, cuántos de nosotros hemos pasado por situaciones límites, invadidos por la intranquilidad, el desasosiego, por la falta de de luz. Cierto, en muchas ocasiones nos hemos encontrado desorientados, hemos dudado y en medio del caos ha aparecido en nuestra vida alguien que con un gesto, con su cercanía en la sencillez de la vida nos ha ofrecido ese aliento, esa luz, esa agua que nos ha hecho revivir y a la vez nosotros le hemos reconocido porque estábamos receptivos para escucharle. Hermanos hemos revivido cuanto hemos compartido nuestro pan, cuando hemos descubierto que no podemos ir por la vida solos, que necesitamos al otro. En el compartir, en la apertura al otro, en la empatía con los demás es donde hemos descubierto a esa persona que nos ha dado el aliento para vivir, es donde hemos descubierto a Cristo muerto y resucitado.
Un abrazo
HILARIO