Una mirada limpia
Jesús se hace pequeño, Xto se hace hombre y participa de nuestra condición, se abaja, se anonada. El mismo nos dice que para entrar en el Reino de los cielos hay que hacerse como niños, con limpieza en la mirada, dejándonos hacer, hablando de la realidad limitada que cada uno de nosotros tenemos. Bernardo dice abriros de mente, abrirse de mente significa además de lo que muy sabiamente ha dicho saber reconocer al otro, saber identificar los signos de los tiempos, abrirse desde nuestra pequeñez y limitación al otro. Cuantas veces en nuestras relaciones con los demás tenemos una mirada por decir lo menos fuerte sucia, no sabemos ser simples y sencillos como Jesús. Para reconocer a Jesús en nuestro caminar diario hemos de tener una mirada clara, no complicada para saber identificarle en los demás, sea quien sea ese otro. El reconocimiento del otro se hace desde la propia realidad, desde la propia condición de cada uno. Me decía mi gran amigo y director espiritual durante mucho tiempo, que supuso para mi un encuentro con el otro( mis compañeros de Colegio Mayor); un encuentro con una comunidad religiosa, el saber descubrir la amistad y una referencia de estabilidad en el maremágnum secular, que ya entonces era la universidad, quiérete como eres, no quieras ser algo distinto de quien eres, aceptate y amate como Dios te ha hecho. Esta máxima, que la guardo muy dentro de mi y que he intentado vivirla durante toda mi vida, ha sido una referencia para la aceptación y para quererme como soy: homosexual; cuantas luchas vanas, escrúpulos sin sentido, remordimientos de conciencia absurdos por la razón expuesta y que ahora repito: No tener una mirada limpia, sencilla y humilde, andar en verdad decía Santa Teresa y qué razón tenía.
Roguemos a Dios para que nos conceda una mirada limpia, humilde y sencilla que nos ayude a reconocer al otro en su grandeza y en su pequeñez y así ver y dilucidad los signos de los tiempos y la capacidad para fortalecernos y madurar en el otro, sea quien sea el otro, venga de donde venga y que nos ayude a interpretar las Escrituras.
Un abrazo
HILARIO