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¿ En donde están los profetas?

(1 mensaje)
  • Iniciado hace 9 años por HPMARTIN
  1. HPMARTIN
    Miembro

    Queridos hermanos:
    Esta mañana he leído un texto de la lectio divina y he leío el evangelio de Lucas sobre la persecución. Hoy muchos dicen que son perseguidos pero no por sus signos, si no por quese lo merecen por sus escándalos, ahí tenemos lo mas reciente: los casos de pederastía en la diócesis de Granada.
    Los perseguidos son los profetas y dónde los podemos ver. Este texto tomado de los hermanitos de foucoul me ha parecido muy elocuente, perdonad si es largo:
    "Cómo hacer para seguir siendo una Iglesia profética, un pueblo de profetas, que anima el corazón del pueblo y denuncia todo aquello que le mutila, le oprime y le cierra los caminos de la vida? El profetismo es una llamada urgente a la generosidad, justicia, interioridad radical como elementos indispensables del caminar en presencia de Dios. De ahí la urgencia, el anuncio y la denuncia, la necesidad de verdad...
    En primer lugar habría que reconocer la prioridad de Dios en nuestra vida, dar a Dios su tiempo. El gran sentido del sabat judío no es el culto, sino el reconocer el puesto, el tiempo de Dios. Cuando esto no se da, cuando Dios no es lo prioritario en nuestras vidas, en los acontecimientos con los que convivimos en el quehacer diario, estamos viviendo un "ateísmo práctico". Varias veces se repite esto en la Biblia. Se habla de una especie de ateismo que circulaba entre los israelitas en tiempos de los profetas. No era un ateismo teórico que declarara decididamente o demostrara la no existencia de Dios, era un ateismo, por decirlo de algún modo, "diario". La fórmula que usaban está recogida en los profetas (Jeremías, Sofonías…) del s.VI, o sea, entre los años 650 y 550 antes de la caída de Jerusalén: "Dios no puede hacer ni bien ni mal”. Y los profetas reprochaban esta actitud de alejar a Dios de los pequeños acontecimientos. Se puede leer Jer 5,12-13 ó Sof 1,12 o salmos como el 10, que expresa la oración de un perseguido: "Ellos dicen: Dios no se ve, Dios no se interesa… por tanto, podemos hacer lo que queramos".
    El recuerdo-memoria es el fundamento para mantener viva la esperanza. No somos un pueblo de huérfanos; tenemos nuestra propia historia, aunque se empeñen en ocultarla, llena de riqueza, de luchas, de solidaridades, de creatividad... Tenemos raíces, tenemos identidad, tenemos dignidad. Canta Raimon: "Qui perd el origins, perd identitat" (quien pierde los orígenes, pierde identidad). Y nosotros celebramos el recuerdo-memoria del Crucificado-Resucitado, que sigue haciéndose presente en todos los crucificados, heridos, golpeados, maltratados, difamados, perseguidos, encarcelados de nuestra historia. Recuerdo-memoria de las víctimas y vencidos de la historia, "memoria peligrosa", en palabras de Johan Baptist Metz.
    Este recuerdo-memoria se vuelve actitud crítica frente a todo lo banal, superficial, lo que pretende hacernos olvidar, lo que nos manipula y teledirige, frente a aquello que nos incapacita para ser los hombres y mujeres que Dios quiere, "a su imagen y semejanza". Necesitamos mirar con ojos nuevos, abrir el corazón para ver y sentir lo que hay a nuestro alrededor, para descubrir la injusticia, el dolor, la desigualdad que cada día provocamos con nuestra indiferencia.
    Por eso, la afirmación de la persona, su promoción, su crecimiento, su desarrollo, todo el apoyo necesario frente a toda amenaza, frente a todo sufrimiento, frente a todo "absoluto" con pretensiones absolutas, como lo es en este tiempo el Mercado, al que se ha absolutizado como un dios. Desenmascarar la mentira. Vivir en verdad. Al estilo de Jesús, que cuando le han humillado y vilipendiado, cuando se han reído de él y con él han hecho chanza, cuando le han puesto el manto morado y el cetro de caña, cuando aparece como un no-hombre, es capaz de decir: "Yo para esto he venido, para decir lo que es la verdad" (Jn 18,37)
    Afortunadamente las mujeres han ido tomando conciencia de su dignidad y responsabilidad y con su compromiso van mostrando nítidamente el rostro femenino de la Iglesia, aunque la institución no acaba de aceptarlo. Es mucho lo que se ha avanzado (porque se partía de muy atrás), pero es aún mucho lo que queda por avanzar. Ya Santa Teresa de Ávila, doctora de la Iglesia, hablando de la dignidad de la mujer y en rechazo del machismo, repudiaba a "los jueces del mundo, que –como son hijos de Adán y, en fin, todos varones- no hay virtud de mujer que no tengan por sospechosa".
    En estos años se han multiplicado los Eres (expedientes de regulación de empleo), ha subido vertiginosamente el paro, se ha desmantelado tejido industrial, se ha acudido con presteza en ayuda de la Banca y no de las familias necesitadas, se ha recortado la ayuda social… y vemos cómo la situación no mejora, lo que nos cuestiona el modo de funcionamiento. Se trataría de anteponer el trabajo al capital, acabar con la "cultura del pelotazo", con los beneficios rápidos, de potenciar el vivir sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir, porque la pobreza se cura con pobreza; vivir austeramente, vivir solidariamente, reconocer los derechos de los pobres porque son quienes tienen y sufren mayores necesidades, recrear nuevas formas de vida, de relación entre las personas. De éstas con la naturaleza...
    Sigue siendo válida hoy aquella utopía que señalaba Casaldáliga: "Hoy, nosotros, en la convulsa coyuntura actual, profesamos la vigencia de muchos sueños, sociales, políticos, eclesiales, a los que de ningún modo podemos renunciar. Seguimos rechazando el capitalismo neoliberal, el neoimperialismo del dinero y de las armas, una economía de mercado y consumismo que sepulta en la pobreza y en el hambre a una gran mayoría de la Humanidad. Y seguiremos rechazando toda discriminación por motivos de género, de cultura, de raza. Exigimos la transformación sustancial de los organismos mundiales (ONU, FMI, BM, OMC…). Nos comprometemos a vivir una "ecología profunda e integral", propiciando una política agraria-agrícola alternativa a la política depredadora del latifundio, del monocultivo, del agrotóxico. Participaremos en las transformaciones sociales, políticas y económicas, para una democracia de "alta intensidad" (Hoy ya no tengo sueños)
    Hay un texto en Mc 4,1.35, que puede ayudarnos a entender esta situación: Jesús se sube a una barca y comienza a enseñar a la gente. No es difícil imaginar a un Jesús en frente de la gente, sentado o de pie en la barca, en continuo vaivén, haciendo un esfuerzo por mantener el equilibrio, presto para partir en cualquier momento. En tierra, la multitud, recostada o de pie, en "tierra firme", los pies en tierra, sin esforzarse en mantener el equilibrio… Hay estabilidad. Y Jesús dice: "Vamos a la otra orilla del lago".
    Y esta es la llamada permanente que se nos hace".

    Publicado hace 9 años #

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