Llevamos varias semanas,que algún que otro grupo eclesial anda de convivencia de principio de curso y el tema principal de la reflexión es la sexualidad y la homosexualidad. Los papeles del mamotreto se me han caído de la mano,no por los ataques crueles que nos dirigen, sino por la falta de caridad cristiana. La homofobia se predica en la iglesia en sus seminarios y sus convivencias.
Hoy en día,en la gran mayoría de los países del mundo,las sexualidades diferentes se encuentran en un humillante estado de indignidad; su identidad es negada y perseguida, su libertad reprimida, sus derechos olvidados, una situación auspiciada por grupos fundamentalístas religiosos y partidos políticos.
El caso de la moral sexual desarrollada por el catolicismo institucional asume como divina la heterosexualidad masculina y la subordinación de mujeres y personas lgtb. La diferencia sexual desigual consiste en señalar a todos los que estamos fuera del orden sexual aprobado,a todos los "diferentes" de la heterosexualidad normativa, como sujetos anormales; nuestra homosexualidad es vinculada frecuentemente con lo femenino,lo prohibido,la culpa,las enfermedades, el delito, el pecado,por eso el destino de gays y lesbianas ha sido históricamente amargo: enviados a prisión como delincuentes, internados en psiquiátricos o condenados al infierno como pecadores. En el código de valores que establece la moral oficial católica y otras iglesias ortodoxas y de la reforma,gays,lesbianas,bisexuales y transexuales, en virtud de la diferenciación se nos considera personas anormales,desviados sexuales.
Fue sobre todo a partir de las elaboraciones teóricas de Pablo de Tarso y Agustín de Hipona cuando la iglesia católica primitiva impuso un discurso hostil hacia el cuerpo y la sexualidad, cuyos rasgos esenciales perduran en la institución a lo largo de los siglos. Estos autores elaboraron una ética sexual androcéntrica,homófoba y patriarcal caracterizada por transmitir una imagen negativa del cuerpo,infundir sentimientos de miedo,vergüenza y culpabilidad en lo relacionado con el placer carnal...
fr. barnardo Yoel. Valencia