El abad Ferran regresaba a toda prisa a la Abadía mirando la hora, cuando se cruzo con un joven sordomudo, como no oía tampoco podía hablar. Emitía unos sonidos totalmente raros, no se le entendía nada, tampoco los gestos que hacía... debía de pasar algo malo por que los lagrimones le chorreaban. El Abad, entre zancada y zancada miraba el reloj y al joven. Al final lo cogió de la mano y con un gesto en la cabeza le indicó que lo siguiera.
En la puerta del monasterio lo esperaba fray lumbreras (los monjes le llamaban así por que coleccionaba licenciatura y doctorados) todo serio y con gesto de enfado.
- "Padre los Obispos ya hace media hora que están esperando."
- "¡Que esperen!, Vd. atienda en lo que necesite este joven, que antes de saludar a los obispos tengo que refrescarme, mire cómo vengo."
El Abad Ferran más tranquilo, saludó uno a uno a los obispos y dos arzobispos y empezaron la reunión sobre la pastoral, el esquema a seguir y los temas que convenía ofrecer...
A Ferran la tensión le estaba subiendo y no dejaba de pensar en el sordomudo...
Uno de los monseñores le preguntó Padre ¿qué le parecen las propuesta que vamos a hacer...?
... plufff estalló.
- "Miren, como mi fin no es ser canónigo ni aspiro a un obispado, les seré franco. Vosotros,obispos, también los predicadores de postín, los teólogos de mucho nivel. Lo primero que tenéis que hacer es salir de vuestra burbuja y escuchar al pueblo. Sólo así podréis decir cosas que el pueblo entienda y necesite. Si no, no os enfadéis por que nadie os haga caso. Es que habláis otro idioma formado por sonidos incomprensibles..."
fray bernardo yoel. Valencia.España