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Tras rechazar su solicitud de asilo en el Reino Unido, Adeniyi Raji se enfrenta a la deportación a Nigeria

Sábado, 16 de junio de 2018

dfghjkljhgf-237x160A pesar de que la homosexualidad es considerada un delito en Nigeria y de haber recibido una paliza y amenazas de muere, la solicitud de asilo por orientación sexual en el Reino Unido de Adeniyi Raji ha sido rechazada, por lo que ahora se enfrenta a la posible deportación si no prospera la apelación que ha interpuesto. 

Residente de Lagos, Adeniyi Raji, de 43 años de edad, es sorprendido por su esposa en la cama con otro hombre, lo que le lleva a huir del país tras divorciarse, perder sus trabajo y recibir una paliza y amenazas de muerte a través de las redes sociales. Solicita asilo en el Reino Unido en noviembre del año pasado, siendo puesto en libertad bajo fianza tras pasar por los centros de detención Harsmondsworth y Tinsley House. Después de que un tribunal de inmigración de primer nivel rechazara su solicitud, se encuentra actualmente en proceso de apelación y en riesgo de ser deportado de nuevo a Nigeria.

«Decidí ir al Reino Unido para buscar refugio y protección humanitaria [porque] mi vida estaba en peligro en Nigeria (…). Fui atacado en varias ocasiones. [Mi] exesposa nos sorprendió a mí y a mi expareja en la cama. Inmediatamente levantó la alarma, tan pronto como nos vio. La gente se reunió y comenzó a golpearnos severamente. Después, se divorció de mí», declara Raji, explicando que su jefe le despide por ser homosexual, siendo víctima del escarnio al publicar la policía su imagen y sus datos personales en los medios de comunicación con el objetivo de que le delataran y pudieran detenerle para enfrentarse a «la ira de la tierra como resultado de mi orientación sexual», siendo amenazado a través de las redes sociales con comentarios como «realmente dese que te mataran ese mismo día», «sabes que la práctica gay es una abominación en nuestra tierra» y «será mejor que abandones tus prácticas gays, si no podrías conseguir que te mataran en este país».

Las relaciones entre personas del mismo sexo se castigan con 14 años de prisión en Nigeria. Después de Pakistán y Bangladesh, Nigeria es el país de donde proceden la mayor cantidad de solicitudes de asilo basadas en la orientación sexual. Hasta 362 solicitudes de este tipo procedentes de Nigeria se presentan en el Reino Unido entre el 21 de junio de 2015 y marzo de 2017, de entre las que solo 63 consiguen el reconocimiento como refugiados, rechazando el 81 % restante. Según un informe de The Iniciative for Equal Rights, en 2016 llegan a producirse hasta 152 violaciones de los derechos de personas homosexuales.

«En Nigeria, la gente pone una llanta alrededor de tu cuello y te queman, y a nadie le importa; o te golpean hasta que mueres, y a nadie le importa. El Ministerio del Interior no cree en el impacto de las amenazas de los actores no estatales. La mayoría de las veces es difícil de probar [que alguien es gay], porque viven su vida privada en la clandestinidad. La mayoría no tiene un historial de vida [gay]. Ha habido un aumento en el número de nigerianos que buscan asilo en el Reino Unido sobre la base de su sexualidad», explica Bisi Alimi, ciudadano de origen nigeriano que dirige una campaña para apoyar los derechos de los miembros de la comunidad LGBT de Nigeria que solicitan asilo en el Reino Unido.

«El tribunal ha analizado su caso y ha anulado todas sus pruebas de que corre grave riesgo si lo trasladan a Nigeria, pero no ha habido pruebas de que los documentos no son genuinos», explica Bhaveshri Patel-Chandegra, abogado de Raji y especialista en inmigración del bufete de abogados Duncan Lewis. «A menudo son tratados como mentirosos», puntualiza Alimi, explicando que convierten en la responsabilidad de los refugiados demostrar que son homosexuales, lo que ya pone en riesgo sus vidas en caso de que sean deportados de nuevo a Nigeria, lo que le sucedía a Aderonke Apata, cuya solicitud era rechazada por considerar que no podía ser lesbiana si tenía hijos.

«El Reino Unido tiene un orgulloso historial de otorgar asilo a quienes necesitan nuestra protección y cada solicitud se considera cuidadosamente en función de sus méritos individuales. Hemos trabajado en estrecha colaboración con organizaciones y organizaciones benéficas, incluido Stonewall, UK Lesbian & Gay Inmigratin Group, y el alto comisionado de la ONU para los refugiados para mejorar nuestra orientación y capacitación para los trabajadores sociales de asilo», sostiene un portavoz del Ministerio del Interior.

LGTBfobia de Estado en Nigeria

Mientras la Comunidad LGTBI de Nigeria nos da una lección de Orgullo a todos, la última noticia que publicábamos era la referente a una solicitante de asilo en el Reino Unido, Nneka Obazee, que intentaba suicidarse tras ser detenida para ser deportada a su país de origen, Nigeria, donde podría enfrentarse a la cárcel o incluso la muerte por lapidación al ser lesbiana.

En Nigeria, país con un influyente movimiento evangélico cristiano en el sur y un fuerte apoyo a la ley islámica en el norte, las relaciones homosexuales se castigan con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel o incluso hasta la muerte por lapidación en los estados del norte en los que además se aplica la sharía o ley islámica (el estado de Kaduna, de hecho, es uno de los que aplican en parte de su territorio). El pasado mes de abril recogíamos que 53 personas fueron detenidas en el país, acusadas de haber participado en una “boda gay”. La mayoría de los detenidos eran jóvenes de entre 20 y 30 años, que ya prestaron declaración ante el juez y que todavía esperan que se dicte sentencia.

Cabe recordar que a principios de 2014 el presidente Goodluck Jonathan promulgó la mencionada ley, que agrava el tratamiento penal para cualquier actividad relacionada con la realidad LGTB. Desde su entrada en vigor, de hecho, no han cesado de sucederse los actos de barbarie de la población civil contra las personas LGTB de Nigeria, alentados por los líderes políticos y religiosos, que han creado un ambiente de profunda homofobia social. Hemos informado de algunos de estos terribles hechos, aunque es de suponer que la información de la mayoría de este tipo de actos execrables no alcance a los medios de comunicación occidentales.

En enero de 2014, una multitud de miles de personas rodeaba un tribunal islámico, donde se juzgaba a once hombres acusados de practicar la homosexualidad, exigiendo su ejecución inmediata. Meses después, cuatro de los detenidos, que confesaron los hechos probablemente bajo tortura, fueron condenados a recibir públicamente 15 latigazos y al pago de una multa o un año de prisión. En febrero del mismo año, otra horda enfurecida asaltó los domicilios de doce homosexuales en la capital, Abuja, a quienes terminaron por arrancar de sus casas y golpearles incluso ante las puertas de la comisaría local. En las mismas fechas, en la localidad sureña de Port Harcourt, otros dos homosexuales fueron arrastrados fuera de su hogar y obligados a realizar actos sexuales ante una multitud agresiva.

En enero de 2015, la policía islámica de Kato, una ciudad al norte de Nigeria, comunicaba la detención de doce personas por participar en la celebración de una supuesta boda entre dos personas del mismo sexo. La ley vigente en Nigeria, anteriormente citada, castiga con hasta 14 años de prisión a quienes participen en una ceremonia de unión homosexual. En noviembre 21 estudiantes fueron detenidos acusados de prostitución masculina, según un periódico local.

En marzo de 2016, una turba violenta atacó a 20 jóvenes de quienes sospechaban, por su aspecto afeminado, que eran homosexuales. Todos ellos habían sido arrastrados fuera de sus casas y reunidos para golpearlos sin compasión. La brutal paliza a que les sometieron hizo temer por sus vidas. Ninguna de las víctimas quiso presentar denuncia, por temor a las represalias de sus agresores y por no enfrentarse al estigma de ser considerados homosexuales públicamente. En mayo, seis jóvenes fueron detenidos en Benin City acusados de mantener relaciones sexuales.

En el mes de octubre del mismo año, fue detenido un hombre acusado de mantener relaciones homosexuales, tras negarse a ser víctima de un chantaje. Al parecer, todo fue urdido por una pareja de madre e hijo, que se dedican a extorsionar a homosexuales con la amenaza de denuncia. Tras la negativa, la Policía procedió casi inmediatamente al arresto.

Posteriormente, en diciembre dimos la noticia de que un magistrado del Tribunal de Damaturu, la capital del estado de Yobe, había condenado a cinco hombres a sendos siete años de prisión por haber mantenido relaciones sexuales con personas de su mismo sexo. En abril de este 2017, publicamos la detención de 53 personas, a quienes se acusaba de participar en la celebración de una supuesta “boda gay”.

Actuaciones de este tipo provocaron que el Parlamento Europeo aprobara en marzo de 2014, con el acuerdo de los principales grupos, una resolución de condena a las leyes homófobas de Uganda y Nigeria. El texto de la resolución solicitaba su derogación y proponía que si no había marcha atrás se suspendiese a los dos países del acuerdo de Cotonú sobre intercambio comercial y asistencia entre la Unión Europea y los estados de África, Caribe y Pacífico.

Sin embargo, la directora del programa africano del Centro Europeo para la Gestión de Políticas de Desarrollo (ECDPM), Faten Aggard-Clerx, muy crítica con lo que considera una postura hipócrita de la Unión Europea, se preguntaba, en referencia a Nigeria, si el organismo europeo está dispuesto a “mantener sus valores a pesar de sus intereses en algunas partes de África”. Aggard-Clerx denunciaba que la Unión Europea no había alzado la voz contra las leyes homófobas aprobadas en Etiopía en 2004, pero sí lo hacía una vez que las condenas por homosexualidad iban a carecer de la posibilidad de indulto. También ponía el ejemplo del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, muy criticado por aprobar una ley fuertemente homófoba, pero alabado por su papel en Sudán del Sur.

Parece haber servido de poco, sin embargo. En enero del pasado año nos hacíamos eco de un informe de la organización The Initiative for Equal Rights, que denunciaba hasta 152 graves vulneraciones de los derechos humanos de la población LGTB entre diciembre de 2015 y noviembre de 2016. Evidentemente, se trata de las denuncias que han llegado a conocimiento de las organizaciones de defensa de los derechos humanos. En un país en el que la homosexualidad está fuertemente castigada por el Código Penal y sufre un fortísimo rechazo social, el número real es con seguridad mucho mayor.

Fuente Universogay/Cristianos Gays

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