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31.12.17 ¡Corre, corre José, que no cojan a Jesús y María! Domingo de la familia.

Domingo, 31 de diciembre de 2017

26001093_909140222596504_7701184174724347274_nDel blog de Xabier Pikaza:

Se junta el 31 la fiesta de fin de año (San Silvestre) con la Sagrada familia. Es por un lado la fiesta de las grandes carreras de fondo, con el despilfarro de la Nochevieja (gastar y gastar), y, por otro, la fiesta (!) de los que huyen perseguidos, buscando libertad, como José y María, con Jesús, solos en la noche, con un pobre asno (imagen 1: cuadro de Rembrandt, no necesita comentario).

Acaba así el año con la “navidad” de la Sagrada Familia, formada por José, con María y Jesús, una banda “ejemplar” de emigrantes peligrosos, que deben huir de su patria (donde les persiguen), buscando otra tierra también rica en opresiones (Egipto).

Tomo como evangelio de este día el de Mt 2, que es una continuación del ayer (los Inocentes), un reflejo impresionante de la “fiesta de la vida”, mientras Jesús huye, en un mundo dividido:

— Unos niños mueren en Belén, sin más pecado que el haber nacido en un mundo ocupado por otros, como signo de Jesús, que morirá en la Cruz, ya de mayor, con y a favor de esos niños, y de todos los perseguidos y asesinados de la historia.
— Pero Jesús logra escapar, porque José y María le llevan a Egipto… llevando en el alma la historia de los niños muertos, para vivir y proclamar por ellos (para ellos) el reino de la libertad completa.

26167722_909183089258884_7052104130616249236_nSobre la “huida” y estancia de la familia sagrada en Egipto se han escrito mil historias, y algunos añaden que Jesús habría aprendido allí las artes antiguas del país de las pirámides, haciéndose mago etc. Pero el texto del evangelio, de tipo simbólico, sólo trata de la huida y la persecución sin más, una historia desnuda, pero llena del milagro de la libertad en medio de la persecución.

No sabemos si los padres de Jesús tuvieron que saltar algún muro, cruzar empalizadas, burlar policías con perros adiestrados. Algunos dicen que siguen por ahí, en una patera (imagen 2, tampoco necesita comentario), que aún no ha llegado a las islas de la libertad, otros afirman que intentan salir de Belén, pero que el muro actual es mucho más alto que el de Herodes, otros dicen que siguen buscando coyotes buenos para cruzar la raya de Nueva México o Azizona…

Según el Evangelio, José, con María y Jesús, lograron escapar y huir al exilio, volviendo después, bajo peligros de su tierra. Así aparecen como patronos de emigrantes, fugitivos, ilegales.. Ellos tuvieron suerte, logran escapar; muchos no lo consiguieron entonces, ni lo consiguen ahora. Pero no se escaparon para desentenderse de los otros, sino para ayudarles mejor.

la-familia-en-la-bibliaMientras tanto, muchos de nosotros podemos seguir celebrando la fiesta de la Familia Vacía (vacía de Dios, carente de solidaridad humana…), con mucha cava, perfumes caros y vestidos de diseño,… con regalos inútiles para nuestros niños… corre, corre, familia de Jesús, como una banda célula de exiliados peligrosos, buscados por la policía…

Sigue, sigue la familia de Jesús, como recuerda hoy la liturgia, para que nosotros no olvidemos que Dios nace en una “cuadra” o una “cueva”, en las pateras, en los caminos del exilio, en medio de la noche.

Sigue, sigue, familia de Jesús, tenemos que decir nosotros, no sólo con palabras, sino con hechos, con un gesto de acogida social y familiar, personal y universal, abierta a todos los niños, a todos los mayores fugitivos, errantes, sin tierra, en una tierra que sigue “manando leche y miel” para los privilegiados de la historia.

Ha nacido Dios en una familia de “fugitivos”, emigrantes perseguidos por un tipo de ley que aquí en España, como en la Mesopotamia de Abrahán y en la Judea de Jesús sigue estando al servicio de los “propietarios” de turno, que sirven a sus “dioses”, según la ley inventada por ellos.

Así lo quiere indicar la imagen 3, con Abrahán, que huye también de la alta Mesopotamia, buscando libertad, con sus mujeres e hijos, como digo en ese libro… Su huida fue signo de la huida de los hebreos de Egipto, de la huida de José y María, con Jesús (con un pobre asno, sin camellos)..

Desde Abrahan e Isaac/Ismael, hasta María y José con Jesús, ésta es nuestra verdadera historia, la historia de la familia humana, que ha existido y existe por el tesón de fugitivos como estos. Esto somos, hijos de fugitivos, por ellos existimos. Nuestro Dios es también un fugitivo (Vino a los suyos y los suyos no le recibieron, como dice el relato fundante de la Navidad: Jn 1).

Texto.

Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.” José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: “Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto”.

Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: “Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño.” Se levantó, cogió al niño y a su madre y volvió a Israel. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Y, avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno. Mateo 2,13-15.19-23.

Temas principales

Sería bueno leer el texto completo tiene dos partes: huida a Egipto, con la muerte de los Inocentes (Mt 2, 13-114), y vuelta a Nazaret (2, 19-23). Aquí queremos exponer sólo la primera, insistiendo en su importancia social, en su actualidad.

xxa-112-indio-fugida-02b-xEs difícil que alguien pudiera haber escrito escenas más bellamente duras y sangrantes. Ellas son como el espejo de nuestra historia asesina, que avanza sobre cadáveres de niños sacrificados, de inocentes fugitivos, de varones y mujeres errantes, perseguidos, en busca de patria. Nuestra historia de la falsa navidad avanza sobre la Navidad verdadera que se sigue escribiendo y cumpliendo en los caminos de los fugitivos, en las cárceles del mundo (porque no todos logran liberarse, como la familia de Jesús). Quien quiera precisar los detalles del texto que busque y lea un buen comentario. Aquí sólo podemos destacar los rasgos más significativos en nuestro contexto:

– Rey miedoso, rey asesino.

Parece que lo puede todo, así le llaman Herodes el Grande; y sin embargo está atrapado entre las mallas de su envidia y miedo que le vuelven impotente y duro. Para asegurar su reino tiene que matar a todos los posibles competidores, sentándose en un trono de sangre. Para mantenerse a sí mismo, un tipo de capitalismo o dictadura económica tiene que matar a todos los opositores…

– Dios salvador oculto, Dios escondido ¿Dios impotente?.

Deja que Herodes se imponga con armas de muerte; parece escondido, incapaz de actuar, pero él es quien dirige lo que existe; así protege al niño y a su madre, guiando su camino en medio de las pruebas y peligros de la historia. Es un Dios misterioso: ¿por qué salva a Jesús y no a los niños inocentes de Belén? ¿por qué salva a Jesús y siguen muriendo millones y millones de inocentes? ¡Quizá para que Jesús pueda abrirnos a todo un camino de salvación!

– Familias, sagradas, niños inocentes.

Allí donde el rey (o la política y economía de turno) persigue a los pobres… las familiar pobres y perseguidas son las familias sagradas. Los primeros mártires cristianos son los niños inocentes que mueren “por política”. Sólo se puede celebrar hoy la fiesta de la “buena familia” (con papa, mamá y niños ricos: ¡que Dios los bendiga!), si descubrimos que las familias más sagradas, las que debemos respetar, proteger y potenciar (las familias de Dios) son las que no tienen casa ni patria, ni medios de vida… y sin embargo siguen y siguen caminando

– Jesús Niño.

Herodes le quiere matar, pero no puede pues Dios mismo protege su camino, le libera. Mueren los niños en su lugar, perecen los millones de inocentes, pero él no les olvida ni abandona: crecerá para anunciarles luego el reino y morir por todos ellos, ofreciéndoles la gloria de su pascua.

– La madre.

Comparte la suerte del niño, vive para él, con él asume los peligros de evasión y exilio. Sigue pareciendo pasiva (se le dice a José: toma al niño y a su madre: Mt 2, 14.20) y, sin embargo, en su pasividad ella es la más activa: cuida, protege, educa al niño entre persecuciones y exilio. Mientras haya madre que protege al niño, como la de Is 7, 14… habrá Navidad.

– José.

Vuelve a cumplir, en medio de la persecución, aquella misma tarea de fe que está en el fondo de Mt 1, 18-25: cree en María, acoge, dirige, libera a la madre con el niño, poniéndose al servicio del Dios fugitivo, expulsado, exilado en el mundo. Mientras haya padres como José que se arriesgan por la mujer y por el niño…que son su riqueza, el don de Dios…, mientras haya padres que estén dispuestos a sufrir en el exilio o en la pobreza por sus hijos y por la madre de sus hijos… habrá Navidad.

-Todos los perseguidos del mundo…

En el tema central de esta día católico de la Sagrada Familia quedan todos los niños perseguidos del mundo, todas las “sagradas familias” de los que tienen que huir, emigrar, esconderse…

Reflexión de fondo

Jesús nace sobre un mundo de envidias, violencias y opresiones. Evidentemente asume la suerte de los perseguidos y exilados: como un simple ilegal, “indocumentado” peligroso, se esconde el Mesías. Su madre ha cometido el gran “delito” de dar a luz a un hijo que puede ser liberador; pues bien, persistiendo en el delito, ella esconde y cuida al niño peligroso, por encima (en contra) de la ley de estado que refleja o representa Herodes. No están solos: hijo y madre cuentan con la ayuda de un varón amigo, del fuerte José que les guía escondidos a Egipto y que después les devuelve con prudencia al pueblo de su origen (Nazaret).

Esta es la función liberadora de María y de José: creen en el hijo, lo acogen y lo educan a pesar (en contra) de la ley de estado. Así expresa la razón suprema de Dios sobre la tierra: cuida de la vida amenazada. Allí donde parece que Dios calla y sólo gritan los poderes de la historia (intereses de Herodes, soldados), ella escucha en el niño perseguido la más alta voz de Dios. Para ofrecer vida al pequeño vive en riesgo; por cuidarle está dispuesta a caminar fuera de ley hacia el exilio.

José, varón amigo, verdadero esposo y padre, cree en María, no la deja; quiere al niño, no le niega ni abandona; con ellos y por ellos recorre amenazado, fugitivo, los caminos del destierro. Precisamente ahora, en las noches de persecución, en el miedo del exilio, va gestándose la historia de la nueva humanidad.

No escriben esa historia los potentes triunfadores, los Herodes astutos y envidiosos, apoyados en la fuerza de las armas y el dinero: ellos terminan, destruidos por la misma espiral de la violencia que han venido a suscitar con su egoísmo. Los fugitivos (José, María, el niño) logran, en cambio, perdurar, creando un mundo nuevo. En esa escuela de persecuciones creció el Mesías, compartiendo así la suerte de los hebreos oprimidos en Egipto (cf. Mt 2, 15); creciendo en ella pudo entender e interpretar por dentro nuestra historia.

Aplicación. Perseguidos y redentores

La familia sagrada es la familia de unos hombres que tienen que huir de su tierra… porque en su propia tierra no pueden ofrecer seguridad al niño que acaba de nacer. Los triunfadores del mundo no sólo no reciben a su hijo sino que pretenden matarle en gran violencia; por eso, ayudada por José, sosteniendo al hijo amenazado, ella tiene que escapar a Egipto donde vive como refugiada peligrosa, como fugitiva.

Estas historias han sido evocadas de mil formas por la piedad popular de todos los tiempos, desde los apócrifos de la infancia (de los siglos II – V d. de C.), que añaden rasgos novelescos y curiosos a los hechos, hasta los cuadros y cantos de tiempos más recientes que nos hacen descubrir en los tres fugitivos divinos el sentido (drama) más hiriente de la historia.

En esa línea queremos avanzar, destacando con algunos elementos nuevos la más fuerte actualidad del tema. Es posible que la exégesis llamada científica o más crítica (preocupada por cuestiones de filología y mito) termine no entendiendo el valor permanente de los textos estudiados. Por eso queremos resaltarlo.

– Dios en el suburbio,

fuera de las estructuras de seguridad del mundo: ese es el tema de Lc 2, 1-21. El conjunto de los hombres de este mundo vamos creando entramados de fuerza, vamos buscando espacios de protección donde sólo cabemos “nosotros”, los fuertes. Pues bien, fuera del sistema, en el lugar donde acampan como pueden los más pobres, en la tierra exterior de los cautivos, nace y llora Dios en esta tierra. Quien no sepa caminar por el suburbio, quien no duerma de algún modo a campo abierto (como los pastores) no podrá encontrar a Dios en nuestra historia.

– El Dios fugitivo,

perseguido es tema principal de Mt 2, 13-23. Es un Dios que mora siempre en las cercanías de la cárcel. No matan a Dios en nuestro texto, pero matan a sus representantes (los niños inocentes). No encarcelan a Dios, pero le buscan, le obligan a escaparse. Se dirá que él no es culpable (ni son culpables María y José); pues bien, siguen existiendo millones de varones y mujeres, de niños y mayores de esta tierra que no tienen más culpa que el haber nacido en una determinada estructura social, en unas condiciones culturales o raciales que les hacen diferentes de los otros.

Entre fugitivos, perseguidos, ha crecido Jesús, en las fronteras de la cárcel. Allí tenemos que buscarle y encontrarle los devotos de María, Virgen fugitiva y perseguida, los que celebramos la Navidad, que es fiesta de familia.

El nacimiento de Dios es misterio de gozo, de gloria y de canto; pero, al mismo tiempo, es signo crisis y tiempo muy fuerte de llanto. Para compartir el sufrimiento humano ha nacido Jesús, por eso ha comenzado siendo un fugitivo, un perseguido, “digno” de la cárcel y la muerte (que han sufrido según este pasaje los Niños Inocentes de Belén, sin culpa algunas). . Allí donde es más fuerte la opresión hallamos a Jesús, con María su madre y con José, el esposo bueno, no para escaparse de la muerte (que padecen los otros niños de Belén), sino para hacerse más solidario de ellos y para morir, al fin, a favor de todos.

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