Mano extendida, palabra sagrada, mano recibida.
Del blog de la Communion Béthanie:
Vivimos en un tiempo donde las palabras son reyes.
Nos gusta jugar con las palabras,
hacemos chistes, palabras para reír.
Nunca, sin embargo, exigimos tantos contratos
hacemos contratos para todo y sobre todo,
para una casa o de vida,
para la compra de una cocina,
para asegurar los daños del agua, fuego …
Antaño, era suficiente, dicen, una “palabra”
¡palabra dada, palabra sagrada!
Los viejos campesinos todavía recuerdan,
en el mercado “aquí la señal” y el contrato estaba hecho.
Una palabra dada,
una mano extendida,
una palabra sagrada,
una mano recibida.
Sin necesidad de contrato de seguro, de testigos.
Así, hay vidas que se viven
como con juegos de palabras,
y vidas, por el contrario,
que se juegan sobre palabras.
Vidas sobre equívocos,
palabras para reír,
palabras del corazón para divertirse
palabras desprovistas de sentido,
algo así como palabras en el aire.
Esas vidas, arriesgan su destino,
están construídas sobre la arena.
Pero hay vidas que se pasan sin juegos de palabras,
palabras inútiles, por supuesto,
esas vidas basadas en palabras,
palabras de hombre, de mujer,
palabras que se arriesgan,
palabras que se comprometen.
Y cuando una palabra compromete a alguien,
ella lo despide de su quietud,
de su tranquilidad.
Y cuando se arriesga su tranquilidad,
se pasa a la acción.
Cuando una palabra se enraiza en los hechos,
es como una casa construida sobre roca.
*
Robert Riber
***
Comentarios recientes