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El presidente de Uganda plantea el debate sobre el origen de la homosexualidad en África

Jueves, 22 de diciembre de 2016

ugandaeLGmUIqKrUoAdfh-800x450-noPadNos preguntamos si Francisco piensa lo mismo, visto que no hizo caso a las peticiones para que condenase la violencia homófoba

Yoweri Museveni, presidente de Uganda, y otros líderes africanos sostienen que no habría homosexuales en África sin la contribución de grupos occidentales, achacando que fueron los colonizadores quienes la introdujeron en su continente.

El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, plantea el debate sobre el origen de la homosexualidad en Uganda tras declarar que los niños de su país son reclutados por «grupos occidentales arrogantes y descuidados» con el objetivo de convertirlos en homosexuales. Otros líderes africanos apoyan su punto de vista, como el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, que describe la homosexualidad como «un azote plantado por el hombre blanco en un continente puro», o el expresidente de Kenia, Daniel Arap Moi, que ha llegado a decir que «la homosexualidad va contra las normas y tradiciones africanas». Declaraciones no consiguen otra cosa que reforzar las actitudes negativas hacia el colectivo LGBT y reforzar su rechazo por parte de la sociedad, tal y como denuncian activistas gays y lesbianas en Uganda.

Los conflictos ocasionados por el rechazo del actual gobierno hacia la homosexualidad son continuos y constantes en Uganda. Una encuesta revelaba en febrero la esterilización de mujeres portadoras de VIH sin su consentimiento como una práctica habitual en Uganda. Pocos meses después, el ministro del estado para ética e integridad, Simon Lokodo, anunciaba su intención de iniciar un programa de terapias de conversión para homosexuales después de una violenta redada para impedir la celebración del Orgullo, a pesar de que el año anterior se había celebrado sin mayor problema y sin haber causado ningún altercado. Un mes después, la policía vuelve a impedir la celebración del desfile del Orgullo LGBT, que se había pospuesto hasta septiembre con la esperanza de que se pudiese celebrar.

Un informe de Sexual Minorities Uganda documenta 264 casos de discriminación contra gays, lesbianas, bisexuales y personas transexuales en este año, incluyendo amenazas físicas, ataques violentos, tortura, arresto, chantaje, desalojo, justicia popular y destierro familiar. «Me llevaron a la rehabilitación durante dos semanas esperando que me redimieran y mis sentimientos cambiarían. Pero eso no me cambió (…). Nadie me enseñó a sentirme así. Sucede naturalmente en mí que me siento atraído por los hombres», explica Mugisha, que ha tenido que someterse a una terapia de conversión obligado por su propio padr e quien, finalmente se ha rendido, pero le anima a que mantenga un comportamiento heterosexual en público. De la misma manera, Joyce Buyinza es una lesbiana a quien su padre ha rechazado debido a su orientación sexual.

Es una creencia ampliamente aceptada en Uganda que la homosexualidad no existía en África antes de la colonización. Muchos dicen que nace de la cultura occidental y que va en contra de los valores africanos. Una idea que, indudablemente, tiene su origen en la ignorancia, puesto que la homosexualidad también estaba perseguida y penada por sus colonizadores, y que es rebatida por la propia Buyinza, quien argumenta que «cuando trazamos nuestra historia, aprendemos sobre la gente gay que existe en nuestras comunidades». Sylvia Tamale, activista de derechos humanos y ponente en la Facultad de Derecho de la Universidad de Makerere, asegura que la homosexualidad en Uganda es anterior al colonialismo. No fue ni aprobada ni suprimida por completo, pero sin duda fue reconocida por múltiples grupos étnicos. Según explica, un rey de Buganda, Kabaka Mwanga II, que gobierna desde 1884 hasta 1901, era homosexual e incluso quemaba a hombres jóvenes si se resistían a sus tener relaciones sexuales con él. A pesar de que otros relatos aseguran que Mwanga era bisexual, algunos todavía afirman que era heterosexual y tenía muchas esposas.

Por otro lado, Brenda Namayengo, que se define como amante de la cultura africana, dice que los relatos históricos que afirman que Mwanga era gay son inexactos. «Tenemos que entender que los que escribieron sobre las tendencias homosexuales de Mwanga eran personas que lo odiaban: los misioneros blancos (…). En su mente imperialista y cristiana, distorsionaron su imagen, y pintarle como homosexual era parte de su propaganda. La homosexualidad nunca ha sido una orientación sexual africana», explica, defendiendo que la homosexualidad es un comportamiento occidental, asegurando que hay grupos que pagan a los ugandeses para promover la homosexualidad, «debido a que son perezosos y no quieren trabajar, ven la promoción de la homosexualidad como una manera rápida de ganar dinero». En realidad se trata de la misma opinión que tienen los radicales religiosos occidentales sobre los homosexuales, sólo que en su versión inversa.

«Nunca había interactuado con ninguna persona blanca que me ofreció dinero antes de descubrir que sentía esa atracción sexual hacia los hombres», asegura Mugisha, quien manifiesta su orientación a su familia cuando todavía tiene solamente 13 años de edad. Otra activista, Tamale, sostiene que, precisamente, fueron los colonizadores quienes, a través del cristianismo, convencieron a muchos africanos de que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo van contra la naturaleza humana. Como consecuencia, las personas homosexuales volvieron al armario, sostiene la escritora Jennifer Makumbi, donde han permanecido hasta que el movimiento LGBT se ha ido activando en todo el mundo y comenzaron a surgir personas abiertamente homosexuales en el cine y la televisión, motivo por el que quizás muchos la asocien ahora con la cultura occidental.

Alex Kiwanuka, un ugandés heterosexual, explica que las lenguas locales ya incluían referencias a la homosexualidad mucho antes de que llegaran los colonizadores. Okulyaebisiyaga es la palabra con la que los Baganda describen el sexo entre personas del mismo sexo, que utilizaban mucho antes de que llegaran los colonizadores blancos. Elizabeth Kemigisha, abogada de derechos humanos, declara que los ugandeses necesitan desaprender la noción de que la homosexualidad no es africana, explicando que «el aprendizaje debe comenzar en la escuela primaria y en los hogares». Una propuesta ciertamente positiva, pero que parece todavía bastante improbable cuando el mes pasado una coalición de 54 países africanos demandaban la destitución del experto en discriminación al colectivo LGBT, recientemente propuesto  por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Uganda: una pesadilla continua

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insiste en reintroducir la ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, aprobada por el Parlamento en diciembre de 2013 y a la cual ella misma llegó a llamar “un regalo de Navidad”. Esta ley, que provocó la indignación internacional, fue anulada por vicio de forma por el Tribunal Constitucional en agosto de 2014.La ley finalmente fue invalidada por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había aprobado sin el quórum necesario.

Por otra parte, se suceden los ataques a la libertad de reunión y asociación que citábamos antes. En noviembre de 2015, de hecho, se aprobó una ley que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al “interés público” o si son “contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda”. Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Queda la esperanza de que la presión exterior, como ha sucedido en ocasiones anteriores, rebaje la intensidad de los ataques que desde el Estado ugandés está recibiendo el colectivo LGTB. La administración Obama, por ejemplo, ha jugado un papel importante en este sentido (papel que corre peligro cierto si los republicanos recuperan en noviembre la Casa Blanca). Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico. La sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. Son muy numerosos los frentes en los que hay que seguir trabajando.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es continuo.

Fuente Universogay/Dosmanzanas/Cristianos Gays

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