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Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.

Domingo, 6 de diciembre de 2015
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142Juan Bautista

 Cual greñudo y piloso nazareno,
amigo de alimañas y de fieras,
piel de camello sobre cuerpo enjuto,
como hijo del ayuno y de la estepa,
Juan Bautista predica en el desierto,
-inhóspito desierto de Judea-
y anuncia la llegada del Mesías,
de quien es precursor y fiel profeta.
Y dice que se siente indigno siervo
de soltar sus sandalias y correas.

¡Allanad y hacer rectos los senderos;
preparad los caminos del señor,
porque a punto de llegar está el Mesías
y exige “metanoia”, conversión.
Los que esperáis ansiosos su llegada
del Mesías -Ungido del Señor-
purificad los cuerpos y las almas
en las aguas del Jordán y del perdón!

Y cuando aquel cobarde rey Herodes
mande un día te corten la cabeza,
y Salomé, danzante, se la sirva
en preciosa plateada bandeja,
todos verán, beodos y asombrados,
que tú aún sigues con la boca abierta
gritando la Verdad que nunca muere,
gritando la Verdad a boca llena.

¡Qué bien supiste, Juan, ser de Jesús
su precursor, testigo y fiel profeta!

*

José Luis Martínez

***

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.

Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:

“Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.”

*

Lucas 3, 1-6

***

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“En el marco del Desierto”. 2 Adviento – C (Lucas 3,1-6)

Domingo, 6 de diciembre de 2015
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02_adviento_CLucas tiene interés en precisar con detalle los nombres de los personajes que controlan en aquel momento las diferentes esferas del poder político y religioso. Ellos son quienes lo planifican y dirigen todo. Sin embargo, el acontecimiento decisivo de Jesucristo se prepara y acontece fuera de su ámbito de influencia y poder, sin que ellos se enteren ni decidan nada.

Así aparece siempre lo esencial en el mundo y en nuestras vidas. Así penetra en la historia humana la gracia y la salvación de Dios. Lo esencial no está en manos de los poderosos. Lucas dice escuetamente que «la Palabra de Dios vino sobre Juan en el desierto», no en la Roma imperial ni en el recinto sagrado del Templo de Jerusalén.

En ninguna parte se puede escuchar mejor que en el desierto la llamada de Dios a cambiar el mundo. El desierto es el territorio de la verdad. El lugar donde se vive de lo esencial. No hay sitio para lo superfluo. No se puede vivir acumulando cosas sin necesidad. No es posible el lujo ni la ostentación. Lo decisivo es buscar el camino acertado para orientar la vida.

Por eso, algunos profetas añoraban tanto el desierto, símbolo de una vida más sencilla y mejor enraizada en lo esencial, una vida todavía sin distorsionar por tantas infidelidades a Dios y tantas injusticias con el pueblo. En este marco del desierto, el Bautista anuncia el símbolo grandioso del «Bautismo», punto de partida de conversión, purificación, perdón e inicio de vida nueva.

¿Cómo responder hoy a esta llamada? El Bautista lo resume en una imagen tomada de Isaías: «Preparad el camino del Señor». Nuestras vidas están sembradas de obstáculos y resistencias que impiden o dificultan la llegada de Dios a nuestros corazones y comunidades, a nuestra Iglesia y a nuestro mundo. Dios está siempre cerca. Somos nosotros los que hemos de abrir caminos para acogerlo encarnado en Jesús.

Las imágenes de Isaías invitan a compromisos muy básicos y fundamentales: cuidar mejor lo esencial sin distraernos en lo secundario; rectificar lo que hemos ido deformando entre todos; enderezar caminos torcidos; afrontar la verdad real de nuestras vidas para recuperar un talante de conversión. Hemos de cuidar bien los bautizos de nuestros niños, pero lo que necesitamos todos es un «bautismo de conversión».

José Antonio Pagola

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“Todos verán la salvación de Dios”. Domingo 6 de diciembre de 2015. 2º de Adviento

Domingo, 6 de diciembre de 2015
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02advientoB2cerezoDe Koinonia:

Baruc 5, 1-9: Dios mostrará tu esplendor.
Salmo responsorial: 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6: El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Filipenses 1, 4-6. 8-11:  Que lleguéis al día de Cristo limpios e irreprochables.
Lucas 3, 1-6: Todos verán la salvación de Dios.

Lc 3,1-6: Todos verán la salvación de Dios

El tiempo de adviento es tiempo de esperanza y de apertura al cambio: cambio de vestido y de nombre (Baruc), cambio de camino (Isaías). Cambiar, para que todos puedan ver la salvación de Dios.

En un bello poema Baruc canta con fe jubilosa la hora en que el Eterno va a cumplir las promesas mesiánicas, va a crear la nueva Jerusalén, va a dar su salvación. Jerusalén es presentada como una “Madre” enlutada por sus hijos expatriados. Dios regala a Sión, su esposa, la salvación como manto regio, le ciñe como diadema la “Gloria” del Eterno. La Madre desolada que vio partir a sus hijos, esclavos y encadenados, los va a ver retornar libres y festejados como un rey cuando va a tomar posesión de su trono. Le da un nombre nuevo simbólico: “Paz de Justicia-Gloria de Misericordia”; es decir, Ciudad-Paz por la salvación recibida de Dios. Ciudad-Gloria por el amor misericordioso que le tiene Dios.

Haciéndose eco de los profetas del destierro, Baruc dice una palabra consoladora a un pueblo que pasa dificultad: “El Señor se acuerda de ti” (5,5). Ya el segundo Isaías se había preguntado: “¿Puede una madre olvidarse de su criatura? (…) pues aunque ella se olvide, yo no me olvidaré” (Is 49,15). El Dios fiel no se olvida de Jerusalén, su esposa, que es invitada ahora a despojarse del luto y vestir “las galas perpetuas de la Gloria que Dios te da” (5,1). Es la salvación que Dios ofrece para los que ama, de los que se acuerda en su amor.

¿Dónde está nuestro profetismo cristiano? El profeta no es un adivino, ni alguien que pre-dice los acontecimientos futuros. El profeta se enfrenta a todo poderío personal y social, habla desde el “clamor de los pobres” y pretende siempre que haya justicia. Obviamente le preocupa el futuro del pueblo, la situación sangrante de los pobres. Los profetas surgen en los momentos de crisis y de cambios para avizorar una situación nueva, llena de libertad, de justicia, de solidaridad, de paz.

La misión del profeta cristiano es cuestionar los “sistemas” contrarios al Espíritu, defender a toda persona atropellada y a todo pueblo amenazado, alentar esperanzas en situaciones catastróficas y promover la conversión hacia actitudes solidarias. Tiene experiencia del pueblo (vive encarnado) y contacto con Dios (es un místico), y de ahí obtiene la fuerza para su misión. Por medio de los profetas, Dios guía a su pueblo “con su justicia y su misericordia” (Bar 5,9). El profeta “allana los caminos” a seguir.

En el evangelio, al llegar la plenitud de los tiempos, el mismo Dios anuncia la cercanía del Reino por medio de Juan y asegura con Isaías que “todos verán la salvación de Dios” (Lc 3,6). Para el Dios que llega con el don de la salvación debemos preparar el camino en el hoy de nuestra propia historia.

Juan Bautista, profeta precursor de Jesús, fue hijo de un “mudo” (pueblo en silencio) que renunció al “sacerdocio” (a los privilegios de la herencia), y de una “estéril” (fruto del Espíritu). Le “vino la palabra” estando apartado del poder y en el contacto con la bases, con el pueblo. La palabra siempre llega desde el desierto (donde sólo hay palabra) y se dirige a los instalados (entre quienes habitan los ídolos) para desenmascararlos. La palabra profética le costó la vida a Juan. Su deseo profético es profundo y universal: “todos verán la salvación de Dios”. La salvación viene en la historia (nuestra historia se hace historia de salvación), con una condición: la conversión (“preparad el camino del Señor”). ¿Qué debemos hacer para ser todos un poco profetas?

La invitación de Isaías, repetida por Juan Bautista y corroborada por Baruc, nos invita a entrar en el dinamismo de la conversión, a ponernos en camino, a cambiar. Cambiar desde dentro, creciendo en lo fundamental, en el amor para “aquilatar lo mejor” (Flp 1,10). Con la penetración y sensibilidad del amor escucharemos las exigencias del Señor que llega y saldremos a su encuentro “llenos de los frutos de justicia” (1,11).

Esa renovación desde dentro tiene su manifestación externa porque se “abajan los montes”, se llenan los valles, se endereza lo torcido y se iguala lo escabroso (Bar 5,7). Se liman asperezas, se suprimen desigualdades y se acortan distancias para que la salvación llegue a todos. La humanidad transformada es la humanidad reconciliada e igualada, integrada en familia de fe: “los hijos reunidos de Oriente a Occidente” (Bar 5,5). Convertirse entonces es ensanchar el corazón y dilatar la esperanza para hacerla a la medida del mundo, a la medida de Dios. Una humanidad más igualitaria y respetuosa de la dignidad de todos es el mejor camino para que Dios llegue trayendo su salvación. A cada uno corresponde examinar qué renuncias impone el enderezar lo torcido o abajar montes o rellenar valles. Nuestros caminos deben ser rectificados para que llegue Dios.

Adviento es el tiempo litúrgico dedicado por antonomasia a la esperanza. Y esperar es ser capaz de cambiar, y ser capaz de soñar con la Utopía, y de provocarla, aun en aquellas situaciones en las que parece imposible.

Dejémonos impregnar por la gracia de este acontecimiento que se nos aproxima, dejemos que estas celebraciones de la Eucaristía y de la liturgia de estos días nos ayuden a profundizar el misterio que estamos por celebrar.

Unidos en la esperanza caminamos juntos al encuentro con Dios. Pero al mismo tiempo, Él camina con nosotros señalando el camino porque “Dios guiará a Israel entre fiestas, a la luz de su Gloria, con su justicia y su misericordia” (Bar 5,9). Leer más…

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Dom 6. XII. 15. Adviento 2. Necesitamos volver al desierto

Domingo, 6 de diciembre de 2015
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PangangaralJuanTagapagbautismoDel blog de Xabier Pikaza:

Dom 2 Adviento. Lucas 3, 1-6 Un texto clave:Mensaje de Juan, un camino de esperanza a través de la crisis, sin más solución que empezar de nuevo en el desierto:

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: “Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.”

El evangelio de Juan ofrece la visión más positiva del mensaje de Bautista, en línea de esperanza. Pero esa esperanza exige que volvamos al desierto, para comenzar allí la nueva travesía. Quizá muchos no estamos dispuestos, apegados como estamos a las cosas que tenemos. Pero sin ese retorno al origen, sin un aprendizaje nuevo, puede suceder que nuestra cultura y vida actual se destruya (Imagen de G. Doré)

Juan, maestro de Jesús

Jesús buscó a Dios en la Escritura y en la historia de su pueblo, pero su iniciador y maestro directo fue Juan Bautista, el último en la línea de los sabios (cf. Mt 11, 1-19 par), un profeta que condenaba la violencia de los poderosos y el pecado de los sacerdotes, anunciando el juicio de Dios (cf. Mt 3, 7-12).

Sabía que este mundo tiene que acabar, porque está podrido, y, a pesar de ello, pedía a los hombres y mujeres que se convirtieran, ofreciéndoles un bautismo de perdón para la redención: “Ya está el hacha levantada sobre la raíz del árbol…” (Mt 3, 9-12; Lc 3, 1-9). De un modo especial recibía a los expulsados y excluidos de la sociedad sagrada de Israel y del Imperio. Su mensaje incluía tres notas principales.

(1) Este mundo está maduro ser destruido: por eso anunciaba Juan el Juicio que viene como Huracán y como Fuego que abrasa a los perversos, un juicio de condena que no procede de Dios, sino del pecado de los hombres, a quienes Dios ha confiado el mundo para que lo cuiden, pero ellos se han empeñado de destruirlo por un tipo de fuego (calentamiento, bomba).

(2) En ese contexto, Juan ofrecía una bautismo de esperanza, para escaparse «de la ira que se acerca» (cf. Mt 3, 7) y alcanzar así la salvación, en la tierra prometida, tras el río de las aguas divisorias. Era necesario un cambio urgente, rápido y completo, pues de lo contrario caería el hacha ya para destruir a los perversos…

(3) Una voz grita en el desierto: ¡Preparad…! Se trata, como he dicho, de volver al desierto, que es la austeridad, el contacto directo con la naturaleza y con la vida, ligeros de equipaje, sin más tarea que la de vivir, abriendo un espacio para todos… Sin esta vuelta al desierto, para comenzar de nuevo la experiencia humana, en fraternidad y justicia, corremos el riesgo de caer destruidos por nuestras propias contradicciones.

(4) El anuncio de Juan incluía la llegada de uno que es más fuerte, de alguien que viene en nombre de Dios (o Dios mismo) para realizar las promesas antiguas. Juan era sólo un mensajero, alguien que anuncia aquello que ha de llegar, si es que las cosas (los hombres) no cambian. Sabía que sin volver al desierto y recrear el camino de actual de la humanidad corremos el riesgo de ser destruídos.

En un sentido, Juan afirma que la historia de los hombres ha fracasado,

pero queda un resquicio de esperanza y en ese resquicio quiere mantenerse, para abrir la puerta a los que vengan, en el borde del desierto, ante el río que evoca el paso de la vida y el nuevo nacimiento en la tierra de Dios. Se han acabado las oportunidades de los poderosos del mundo, pero queda Dios y, en su nombre, Juan acoge y ofrece su promesa a los excluidos de la tierra, a los publicanos y las prostitutas… (cf. Mt 21. 32).

De esa forma se planta, como profeta de Dios para los pobres y para todos los que quieran convertirse, junto al río, vestido de piel de camello y comiendo alimentos silvestres (Mc 1, 6). Sólo así puede exigir la conversión y anunciar la salvación de Dios a los que han sido expulsados de las pretendidas salvaciones de la tierra.

Juan es un hombre del confín, en la frontera de los lugares y los tiempos, acusando a los culpables, pidiendo conversión a todos, desde el mismo desierto. Los que no quieran volver a ese principio, aquellos que se aferren a su vida muelle, a su egoísmo y su riqueza acabarán destruyéndose a sí mismos y destruyendo a los demás.

Vivió en un tiempo concreto

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.

El mensaje de Juan marca el comienzo de nuevo tiempo de la salvación. En medio de la historia de los grandes de la tierra (emperadores, reyes y sacerdotes) se escucha su palabra, en un tiempo bien concreto, marcado por ese famoso sincronismo, que nos sitúa en torno al año 28/29 d.C., según los cálculos, pues Tiberio empezó a gobernar el año 14 d.C. (el cómputo de años puede hacerse con algunas variantes).

En ese tiempo concreto, perdido al parecer en la hoya del Jordán, Juan comenzó a proclamar la palabra definitiva del Adviento, mientras emperadores, tetrarcas y sacerdotes andaban a lo suyo… Juan anunciaba un momento de cambio para ellos, invitándolos a venir al desierto de Dios, es decir, al lugar donde comienzan los caminos de la nueva humanidad.

Ésta es la pregunta, éste es el tema: ¿Quién está dispuesto a volver al desierto, para aprender, para cambiar, para empezar…?

Anunció el gran cambio. El fracaso puede convertirse en camino de nuevo nacimiento, desde el desierto:

Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías (cf. Is 40, 3-4):
Una voz grita en el desierto:
Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos;
elévense los valles, desciendan los montes y colinas;
que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale.
Y todos verán la salvación de Dios.”

Vivimos en un mundo de imposiciones, de caminos torcidos,
de montes y quebradas que impiden que Dios se manifieste en nuestra vida. Por eso retoma Juan el lenguaje del 2º Isaías y anuncia la llegada de un cambio cósmico: “elévense los valles, allánense los montes…”, que el mundo entero se vuelva así camino de Dios.

Contemplar el mundo como espacio de revelación de Dios, ésta es la tarea del profeta, que mira y anuncia: ¡Está llegando!

Preparar el camino del Dios que viene implica:

1. Volver al desierto… Lo he dicho ya, debo repetirlo, éste es el mensaje clave de este día. No se trata de hacer ayuno por ayuno, sino de aprender a simplificar, centrándose en lo esencial (¡sólo con lo esencial se puede vivir en el desierto!), sin adornos falsos, sin complejos de superioridad, simplemente “a cuerpo”, reyes y mendigos, todos…

Éste es el mayor favor que puede hacernos Dios a muchos: Llevarnos de nuevo al desierto, para simplificar, para dialogar, para compartir… Si no volvemos al desierto nosotros, los de países ricos, moriremos todos.

2. Elevar lo que está hundido (cuidad a los pobres, los aplastados, los humillados…, hacer que haya espacio para los expulsados), Éste motivo de la elevación de los que están aplastados y humillados forma parte de la experiencia original de los judíos, desde el canto de Ana (en 1 Sam 2) hasta el de María, la madre de Jesús (en Lc 1).

Si no elevamos a los pobres y excluidos moriremos todos… Les mataremos a ellos, nos destruiremos nosotros mismos.

3. Abajar lo que está exaltado (que nadie se imponga desde arriba…); que nadie puede destruir a los pequeños… Que bajen los de arriba, no por espíritu de venganza o resentimiento, sino sólo porque abajo (desde abajo) se pueden ver las cosas, empezando en el desierto, con todos, para todos…

Ésto es abajar: Volver al desierto, renunciar a un tipo de comodidades falsas, para ser nosotros mismos, abajarnos, para así vivir sencillamente como humanos…

El mensaje de Juan es el mismo de María en el Magnificat:
Derriba del tronos a los poderosos
Eleva a los oprimidos

4. Enderezar lo torcido: que no exista engaño sobre el mundo, que no nos ocultemos ni mintamos, que podamos vivir en transparencia… Que este mundo sea un espacio de diálogo y transparencia… Ese es el mensaje del Adviento de Juan.

¿Qué es lo torcido en mi vida, en nuestra vida? ¿Cómo podemos caminar el claridad, en una tierra que se abre para todos, abriendo así un camino para Dios en nuestra misma humanidad?

Dios viene porque es Dios… Pero nosotros somos su camino y debemos prepararnos para su venida. Dios viene porque quiere que los hombres y mujeres sean la señal más honda de su gracia… Viene porque quiere, digo… Pero nosotros podemos y debemos preparar su llegada.

A Juan le mataron por lo que decía y hacía:

Juan fue suave hasta el extremo con los pobres, pero fue implacable con el reyezuelo Herodes Antipas, que se valía de su autoridad para cambiar las leyes a su antojo, aunque contara con la bendición de juristas a sueldo. El rey le mandó matar, porque, como sabe F. Josefo (Ant XVIII, 116-119), era miedoso y no podía permitir que nadie le hablara de esa forma (cf. Mc 6, 16-19).

Antipas le mató, pero Jesús vino a buscarle y le escuchó, uniéndose así con los publicanos y las prostitutas, que buscaban a Dios en las riberas del Jordán.

El mismo Jesús, Hijo de Dios, necesitaba una escuela y la encontró, poniéndose a la escucha de Dios, con los pecadores que buscaban al Bautista. El Hijo de Dios necesitaba un maestro y fue a buscarlo, junto al río, porque a Dios se le escucha y encuentra a través de los auténticos maestros de la tierra. De esa forma le llegó el momento de la iluminación. Juan le había enseñado la más honda lección de la vida, la lección de Dios que está con los pecadores. Y, aprendida esa lección, mientras entraba en el río con esos pecadores, sus amigos, Dios mismo le habló en el corazón, mientras Juan le bautizaba: “Tú eres mi Hijo…”.

El mismo Dios de Juan, el Señor del Juicio, se le mostró y le dijo su palabra más profunda, la primera y más honda de todas las palabras: “Tú eres mi Hijo predilecto, yo te quiero” (cf. Mc 1, 11). Fueron palabras de Dios para él y para todos los hombres y mujeres de la tierra. Ésta es la verdad definitiva. Todo el resto del evangelio brota de aquí, llevando así la marca de Juan el Bautista, a quien Jesús buscó junto al río, a la vera del desierto, para iniciar después su mensaje en Galilea.

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¿Es el morado color de alegría? Domingo 2º de Adviento. Ciclo C.

Domingo, 6 de diciembre de 2015
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Francesco Lay Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Si Pablo Iglesias, líder de Podemos, fuese a misa el domingo (cosa que no creo que haga) le produciría gran satisfacción ver al sacerdote vestido de su color favorito, el morado, dominante durante el Adviento. Sin embargo, la liturgia lo eligió por su sentido penitencial, igual que en Cuaresma. ¿Es la elección más adecuada?

Las lecturas de este domingo no invitan a la penitencia sino a la alegría. La del profeta Baruc ordena expresamente a Jerusalén: “quítate tu ropa de duelo y aflicción”. Y si el sacerdote que preside la eucaristía quisiese realizar una acción simbólica, al estilo de los antiguos profetas, podría quitarse la casulla morada y cambiarla por una blanca y dorada. También el Salmo habla de alegría: “la lengua se nos llenaba de risas, la lengua de cantares”; “el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. Pablo escribe a los cristianos de Filipos que reza por ellos “con gran alegría”. Y el evangelio recuerda el anuncio de Juan Bautista: “todos verán la salvación de Dios”. Las lecturas de este domingo no justifican que se suprima el Gloria, todo lo contrario. Hay motivos más que suficientes para cantar la gloria de Dios.

Primer motivo de alegría: la vuelta de los desterrados (Baruc 5,1-9)

Jerusalén, quítate tu ropa de duelo y aflicción, y vístete para siempre el esplendor de la gloria que viene de Dios. Envuélvete en el manto de la justicia que procede de Dios, pon en tu cabeza la diadema de gloria del Eterno. Porque Dios mostrará tu esplendor a todo lo que hay bajo el cielo. Pues tu nombre se llamará de parte de Dios para siempre: Paz de la Justicia y Gloria de la Piedad.

Levántate, Jerusalén, sube a la altura, tiende tu vista hacia el Oriente y ve a tus hijos reunidos desde oriente a occidente, a la voz del Santo, alegres del recuerdo de Dios.

Salieron de ti a pie, llevados por enemigos, pero Dios te los devuelve traídos gloria, como un trono real. Porque ha ordenado Dios que sean rebajados todo monte elevado y los collados eternos, y colmados los valles hasta allanar la tierra, para que Israel marche en seguro bajo la gloria de Dios. Y hasta las selvas y todo árbol aromático darán sombra a Israel por orden de Dios. Porque Dios guiará a Israel con alegría a la luz de su gloria, con la misericordia y la justicia que vienen de él.

La lectura de Baruc recoge ideas frecuentes en otros textos proféticos. Jerusalén, presentada como madre, se halla de luto porque ha perdido a sus hijos: unos marcharon al destierro de Babilonia, otros se dispersaron por Egipto y otros países. Ahora el profeta la invita a cambiar sus vestidos de duelo por otros de gozo, a subir a una altura y contemplar cómo sus hijos vuelven “en carroza real”, “entre fiestas”, guiados por el mismo Dios.

¿Qué impresión produciría esta lectura en los contemporáneos del profeta? Sabemos que a muchos judíos no les ilusionaba la vuelta de los desterrados; había que proporcionarles casas y campos, y eso suponía compartir los pocos bienes que poseían. Otros, mejor situados económicamente, verían ese retorno como un punto de partida de un resurgir nacional.

Y esto demuestra la enorme actualidad de este texto de Baruc. A primera vista, hoy día Jerusalén es Siria, Iraq, tantos países de África que están perdiendo a sus hijos porque deben desterrarse en busca de seguridad o de trabajo. Pero también nosotros podemos identificarnos con Jerusalén y ver a esos cientos de miles de personas no como una amenaza para nuestra sociedad y nuestra economía, sino como hijos y hermanos a los que se puede acoger y ayudar en su desgracia.

Segundo motivo de alegría: la bondad de la comunidad (Filipenses 1,4-6.8-11)

Rogando siempre y en toda mis oraciones con alegría por todos vosotros a causa de la colaboración que habéis prestado al Evangelio, desde el primer día hasta hoy; firmemente convencido de que, quien inició en vosotros la buena obra, la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús.

Pues testigo me es Dios de cuánto os quiero a todos vosotros en el corazón de Cristo Jesús.  Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo cada vez más en conocimiento perfecto y todo discernimiento,  llenos de los frutos de justicia que vienen por Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.

Pablo sentía un afecto especial por la comunidad de Filipos, la primera que fundó en Macedonia. Era la única a la que le aceptaba una ayuda económica. Por eso, en su oración, recuerda con alegría lo mucho que los filipenses le ayudaron a propagar el evangelio. Y les paga rezando por ellos para que se amen cada día más y profundicen en su experiencia cristiana.

La actitud de Pablo nos invita a pensar en la bondad de las personas que nos rodean (a las que muchas veces solo sabemos criticar), a rezar por ellas y esforzarnos por amarlas.

Tercer motivo de alegría: el anuncio de la salvación (Lucas 3,1-6)

En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Voz que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas;  todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos llanos. Y todos verán la salvación de Dios.

A diferencia de los otros evangelistas, Lucas sitúa con exactitud cronológica la actividad de Juan Bautista. No lo hace para presumir de buen historiador, sino porque los libros proféticos del Antiguo Testamento hacen algo parecido con Isaías, Jeremías, Ezequiel, etc. Con esa introducción cronológica tan solemne, y con la fórmula “vino la palabra de Dios sobre Juan”, al lector debe quedarle claro que Juan es un gran profeta, en la línea de los anteriores. El Nuevo Testamento no corta con el Antiguo, lo continúa. En Juan se realiza lo anunciado por Isaías.

            Juan, igual que los antiguos profetas, invita a la conversión, que tiene dos aspectos: 1) el más importante consiste en volver a Dios, reconociendo que lo hemos abandonado, como el hijo pródigo de la parábola; 2) estrechamente unido a lo anterior está el cambio de forma de vida, que el texto de Isaías expresa con las metáforas del cambio en la naturaleza.

Pero, a diferencia de los grandes profetas del pasado, Juan no se limita a hablar, exigiendo la conversión. Lleva a cabo un bautismo que expresa el perdón de los pecados. Se cumple así la promesa formulada por el profeta Ezequiel en nombre de Dios: “Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará”.

Las dos conversiones

¿Se podría mandar a una persona como penitencia estar alegre? Parece una contradicción. Sin embargo, las lecturas de este domingo y de todo el Adviento nos obligan a examinarnos sobre nuestra alegría y nuestra tristeza, a ver qué domina en nuestra vida. Es posible que, sin llegar a niveles enfermizos, nos dominen altibajos de cumbres y valles, momentos de euforia y de depresión, porque no recordamos que hay motivos suficientes para vivir con serenidad la salvación de Dios.

Al mismo tiempo, las lecturas nos invitan también a convertirnos al prójimo, acogiéndolo, amándolo, rezando por ellos.

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El martirio de las Hnas. de Maryknoll, hace 35 años en El Salvador, clama justicia

Domingo, 6 de diciembre de 2015
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laa-cuatro-monjas-de-maryknoll-martires-en-el-salvador_560x280Violadas y asesinadas por los escuadranos de la muerte en 1980

“Maura, Ita, Jean y Dorothy están vivas y fueron mujeres maravillosas con una entrega generosa”

Desde El Salvador nos llega este conmovedor testimonio de estas cuatro hermanas conocidas en Chile. Nos unimos a las actividades en memoria de estas cuatro mártires por la causa de la justicia y el Evangelio de Jesús que nos libera (NR).

(Madeline Dorsey, en RyL).- Corría el año 1980, cuando comenzaba en El Salvador la guerra entre rebeldes de izquierda que buscaban una reforma social y las milicias represivas del gobierno conservador. Cerca de un millón de personas resultaron desplazadas por el conflicto y más de 75,000 perdieron la vida. Entre los muertos se encuentran miembros de la iglesia, a quienes se les consideraba subversivos por ayudar a los pobres.

La Hermana de Maryknoll Madeleine Dorsey, quien sirvió en El Salvador en ese momento, reflexiona sobre la muerte de cuatro de sus compañeras: la Hermana Ursulina Dorothy Kazel, la misionera laica Jean Donovan y las Hermanas de Maryknoll Ita Ford y Maura Clarke.

El recuerdo de los eventos de 1980 siempre será doloroso y hermoso al mismo tiempo, ya que la fe de la gente querida que perdimos aún nos habla hoy en día. Que yo haya sobrevivido sigue siendo un misterio para mí. Trabajaba con los pobres y tuve las mismas probabilidades de encontrar la muerte que mis compañeras. Ninguna otra Hermana de Maryknoll conocía la complejidad de El Salvador, ni entendía la guerra no declarada del gobierno contra sus propios pobres como yo.

Yo había sido testigo de demasiada violencia ese año y me encontraba sola, sirviendo a una comunidad de 8.000 personas en la Diócesis de Santa Ana. Los recién formados escuadrones de la muerte llegaban por las noches, se llevaban a los jóvenes y, en ocasiones, a sus padres también.

Dorothy Kazel y Jean Donovan, del equipo misionero de Cleveland, trabajaban a hora y media de Santa Ana. Siempre les preocupó que yo estuviera sola. Jean insistía en que no dejara de ir a nuestros días de oración y descanso que planificábamos con anterioridad.

En 1979, cuando el equipo líder de las Hermanas de Maryknoll solicitó voluntarias para unirse a nosotros en El Salvador, Carla Piette, Ita ford, Terry Alexander y Maura Clarke se ofrecieron. Carla llegó el 24 de marzo, el mismo día en que el Arzobispo Oscar Romero fue asesinado mientras ofrecía una Misa. El impacto de su muerte fue sobrecogedor en todo el mundo. Romero denunciaba constantemente la violencia. La voz del pueblo había sido silenciada.

monjas-martires-de-el-salvadorMaura e Ita hicieron trabajo social con los refugiados desplazados. Por designio de Dios, la gentil Maura, tras sólo tres meses y medio en El Salvador, acompañó a Ita, Dorothy y Jean a su martirio.

Es una historia de muerte, sepultura y resurrección. Es la única manera en la que puedo recordar aquellos días desde aquel 2 de diciembre en el que desapareció el automóvil en el que se desplazaban las cuatro misioneras. Dos días de búsqueda después, un granjero le contó a su párroco que había sido obligado a enterrar “cuatro mujeres blancas sin identificar”. Literalmente, “volamos” en un jeep hasta esa zona remota.

Entonces vino la dolorosa exhumación. Jean salió primera, su adorable rostro había sido destrozado. Dorothy tenía una expresión tranquila. La cara de Maura parecía emitir un quejido silencioso. Finalmente, estaba la pequeña Ita. Me acerqué para limpiar la tierra de sus mejillas y colocar su brazo cerca de su costado. Nosotras, las Hermanas, caímos de rodillas en reverencia. Sentí como si fuera un momento de resurrección. Sí, sus cuerpos muertos y abusados estaban allí, pero sus almas estaban con el cariñoso Salvador.

Cada 2 de diciembre se celebra con liturgias, reconstrucciones dramatizadas y procesiones la memoria de estas mujeres que sirvieron a la iglesia. En Estados Unidos, varias obras sociales para gente de bajos recursos llevan sus nombres. En El Salvador, también, un proyecto de agricultura autosostenible fue llamado en honor de las religiosas, así como muchas jóvenes de ese país.

Maura, Ita, Jean y Dorothy están vivas, y yo sólo puedo agradecer a Dios por haberlas conocido, querido y apreciado, mujeres maravillosas con dones de entrega generosa.

Testimonio de la Hna. Madeline Dorsey, tiene 92 años y vive en el centro de las Hermanas de Maryknoll en New York.

Fuente Reflexión y Liberación

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El Papa no respondió en Uganda: “¿Ser gay es un crimen contra Dios?”

Domingo, 6 de diciembre de 2015
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ugandaEn Uganda, ser gay “no es natural” y la amenaza de castigar con pena de muerte esta orientación sexual sigue vigente. Por ahora, la ley que está vigente criminaliza a las personas que realizan actos homosexuales.

El papa Francisco llegó a este país, y las voces de los activistas gays se escucharon con fuerza, a pesar de la amenaza oficial. Pero finalmente el pontífice ignoró estas voces. Algo que no sorprende.

Si bien Francisco ya ha revelado su rostro conservador y nada gay friendly como algunos pensaban, todavía se cree -o creen algunos- que ha llegado para cambiar la iglesia. Su paso por Uganda revela que no, que Francisco y la Iglesia piensan lo mismo.

El artículo de la CNN “¿Ser gay es un crimen contra Dios?”, pregunta un homosexual ugandés a propósito de la visita del papa” recoge el drama de varios homosexuales perseguidos, amenazados y hartos de una sociedad que los considera enfermas. El propio presidente Yoweri Museveni aprobó una ley antigay en febrero pasado, y dijo a la cadena que la homosexualidad “no es natural” ni un derecho humano.

¿FRANCISCO CAMBIARÁ EN ALGO ESTE PANORAMA?

gays-ugandaJackson Mukasa y Kim Mukisa, dos hombres gay que fueron sometidos a juicio por participar en actos sexuales “contra el orden de la naturaleza”, fueron entrevistados por la CNN. Las palabras de ambos son dolorosas.

“Escuchamos personas gritando: ‘¡Los gays están aquí! ¡Los gays están aquí! Esperábamos que nos mataran”, recuerda Mukasa. Mukisa suplicó junto con Mukasa que necesitaban salvar algunas de sus pertenencias.

Relata CNN: “Mukisa escapó por un tiempo, pero la multitud golpeó severamente a Mukasa y luego los hicieron dirigirse a la estación de policía local. Su presunto delito: participar en actos sexuales “contra el orden de la naturaleza”. “Nunca supimos que se sospechaba de nosotros”, dijo Mukasa. “No podíamos dejar de expresar lo que somos. Estamos orgullosos de lo que somos”. Después de una serie de mensajes de texto y cuidadosas instrucciones, nos encontramos con el par en la casa de un amigo en Kampala. Ellos relatan su historia sentados uno al lado del otro, en una cama, en una habitación alquilada en un barrio pobre”.

Pasaron meses en la cárcel antes de que su caso finalmente fuera rechazado por falta de pruebas. Mukasa y Mukisa han sido abandonados por sus familias. Ambos quieren abandonar el país.

“Esperamos que el papa sea capaz de asumir una postura en cuanto a este tema y le confirme a Uganda y al mundo lo que está escrito en la Biblia… y así animar a muchos de quienes han estado trabajando para asegurarse de que la palabra que está escrita en la Biblia nunca sea destruida”, aseguró David Bahati, promotor de la ley antigay.

Mukasa no espera al papa con entusiasmo:  “Así que tengo una pregunta: ¿Acaso ser gay es un crimen en contra de Dios? ¿Es por eso que todas estas cosas están sucediendo?”

Francisco fue recibido por el presidente de ese país, Yoweri Museveni. ¿Qué se dijeron ambos? Un discurso lleno de frases hechas, y vacías. Dijo Francisco que África es el continente de la esperanza. ¿Y la comunidad gay? No, Francisco no habló de la comunidad LGBT.

Se estima que en Uganda hay medio millón de personas homosexuales. Según una encuesta de 2007 delPew Global Attitudes Project, el 96% de los ugandeses dicen que la homosexualidad debería ser rechazada por la sociedad.

➤➤ Si en Uganda se aprueba el proyecto de ley antihomosexual, se introduciria la pena de muerte para las personas homosexuales reincidentes, que sean VIH-positivas, o que realizan actos sexuales con personas del mismo sexo menores de 18 años.

SER ACTIVISTA LGBT EN UGANDA

“Ni siquiera me acuerdo de la cantidad de veces que he sido golpeada y que han intentado violarme para descubrir qué soy realmente”, denunció la activista Kasha Nabagesera en una entrevista para El País de España, donde advirtió que el Gobierno define el movimiento gay como algo insano y malvado. Los comparan con terroristas: “Tienen una lista negra de personas homosexuales peligrosas, entre las que estoy yo. Se nos acusa de varios delitos, el más grave es el de hacer promoción de la homosexualidad. Nuestros rostros son publicados en varios periódicos del país como personas buscadas a las que hay que encontrar y condenar. La gente tiene miedo. Hay que vivir a escondidas y tener muchísimo cuidado”.

Fuentes: sinetiquetas.org / CNN / El Pais, vía Latitud Gay

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El embajador de EE.UU. tilda de “discriminación” las palabras del cardenal de Santo Domingo

Domingo, 6 de diciembre de 2015
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james_brewster_cardenalAunque “no prestan atención” a sus insultos

Su homólogo en la Santa Sede pide defender a Nicolás de Jesús

Cuidemos al Cardenal. Defendámoslo de los planes agresivos que han desatado los demonios por su postura en defensa de la Nacionalidad Dominicana

El embajador de los Estados Unidos en el país, James “Wally” Brewster, y su esposo Robert “Bob” Satawake, calificaron de “ruido de odio y discriminación las críticas del cardenal Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez a la orientación homosexual de los dos diplomáticos norteamericanos.

“Todos tienen derecho a opinar sobre cómo uno debe llevar su vida. Fuera de eso, no tengo una respuesta, dijo Wally Brewster en el programa “El Día“, que se transmite por Telesistema. Añadiendo que tanto él como su esposo no prestan atención a ese tipo de pronunciamiento dicho por el cardenal y que ellos se enfocan en temas importantes.

Volvió a criticar los altos niveles de corrupción en la República Dominicana, y dijo que lo más importante son los temas que tratan con el presidente Danilo Medina y la colaboración que da a la Procuraduría General para mejorar la seguridad de los dominicanos y la persecución al crimen.

Aseguró que “Estados Unidos está colaborando con el gobierno dominicano para tecnificar la Policía y capacitar a los fiscales, porque el propósito es que los criminales sean sancionados”.

Encaramos a los que están involucrados en narcotráfico, a los que son corruptos, a los que han cometido delitos en Estados Unidos” dijo el embajador.

Por su parte, el embajador dominicano ante la Santa Sede, licenciado Victor Grimaldi Cespedes, llamo a la defensa del honor y la valentia del Cardenal Nicolas de Jesus Lopez Rodriguez frente a los ataques de aquellos a quienes tildo de sectores malsanos en la sociedad dominicana.

El diplomatico acreditado en el Vaticano afirmo que “Cuidemos al Cardenal. Defendámoslo de los planes agresivos que han desatado los demonios por su postura en defensa de la Nacionalidad Dominicana y por la sobrevivencia del Pueblo Dominicano.

En correspondencia dirigida al presidente de la republica Dominicana Danilo Medina Sanchez, Grimaldi indico que “Quienes aspiran a derrocar el proyecto de una República Dominicana más justa, independiente y desarrollada están empleados a fondo en este momento calumniando y tramando contra usted y contra todos. A continuacion el texto integro de la misiva.

Roma, Viernes 4 de diciembre 2015

Licenciado Danilo Medina
Presidente de la República Dominicana
Palacio Nacional
Santo Domingo, República Dominicana

Excelentísimo Señor Presidente:

Preocupado por el deterioro del clima social y político de nuestro País, me dirijo a Usted de manera pública de frente a los acontecimientos que observo desde la distancia.

La discreción y la prudencia que le caracterizan a Usted desde siempre son virtudes que ojalá pudieran cultivar tantos aspirantes a sustituirle al frente del Poder Ejecutivo.

Sin embargo, esas virtudes no surgen de la nada. Se forjaron durante 45 años de experiencia política, desde sus inicios en la juventud estudiantil boschista.

Con el Maestro se forjó este proyecto de dignificación nacional y de reducción de las desigualdes que durante muchos años afectaron al Pueblo Dominicano.

La política es un oficio complejo. Juan Bosch, a quien sus enemigos ahora pretenden evocar, formó a sus discípulos para el duro combate contra la mentira y la calumnia.

Quienes aspiran a derrocar el proyecto de una República Dominicana más justa, independiente y desarrollada están empleados a fondo en este momento calumniando y tramando contra usted y contra todos.

Un objetivo de los malsanos es también el Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, Primado de América.

Siempre ha coincidido con nosotros en defensa de los intereses nacionales el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. Por eso es nuestro aliado. Y eso ahora es lo fundamental.

Lo demás es importante, pero secundario por el momento. Lo que está en juego es el objetivo estratégico que usted lucha por conseguir a través de la continuidad en la jefatura de la administración del Estado.

Cuidemos al Cardenal. Defendámoslo de los planes agresivos que han desatado los demonios por su postura en defensa de la Nacionalidad Dominicana y por la sobrevivencia del Pueblo Dominicano.

Creo que por eso es nuestro aliado irrenunciable y sin tapujos.

Me despido con saludos de respetos y alta estima.

Victor Manuel Grimaldi Céspedes
Embajador de la República Dominicana
Ante la Santa Sede

(RD/Agencias)

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Recordatorio

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