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El Congreso de Teología arranca reclamando “urgentes medidas de acogida”

Viernes, 11 de septiembre de 2015

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Francisca Sauquillo denuncia la “depuración étnica” contra cristianos y minorías por parte del Estado Islámico

“Una fe fanática no sólo mueve montañas: sino que arma ejércitos y promueve el odio”

(Jesús Bastante).- Un año más, y van 35, casi un millar de personas acudieron a la inauguración del Congreso de Teología organizado por la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII. Un congreso marcado por la situación de los refugiados y la persecución de los cristianos en Oriente Medio. “Las religiones: violencia y caminos de paz” es su lema. “Hay que tratar al refugiado como lo que es: un ser humano con nuestros mismos derechos y dignidad”.

La presidenta del Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad, Francisca Sauquillo, arrancó su intervención inaugural reivindicó el Congreso de Teología como “un espacio de reflexión y diálogo que es lo que necesitamos con urgencia”. En esta ocasión, con un tema “que como cristianos nos toca directamente: las raíces de la violencia en la que vivimos”.

“¿Son las religiones fuente de violencia o caminos de paz?”, preguntó la presidenta del MPDL, quien constató que, a lo largo de la historia,las religiones han sido y siguen siendo ambas cosas: fuente de violencia y caminos de paz“. “Pero no es la religión en sí misma, sino los fanatismos religiosos o el uso que otros intereses hacen de la religión los que son fuente de violencia”, incidió.

“Nos encontramos ante un mundo de violencia desatada, con retos que no son nuevos, pero sí diferentes para el cristianismo”, subrayó, indicando que “si queremos que nuestro cristianismo sea camino de paz en lugar de fuente de violencia, lo primero que tenemos que hacer es identificar los problemas y tratar de encontrar la vía por la que discurran hacia una pacificación, y que de ninguna manera sean motivo de conflicto“.

¿Cómo lograr esto? En primer lugar, defendiendo “la justicia y el respeto a los derechos humanos”, pues “la violencia que vivimos están íntimamente relacionados temas como la corrupción, la explotación de seres humanos y la pérdida de los valores”.

“Hemos dejado de advertir que nuestro beneficio es perjuicio de los demás”, denunció Sauquillo, quien se preguntó si ¿puede existir la paz cuando hay hombres, mujeres y niños que no pueden vivir según las exigencias de la plena dignidad humana? ¿Puede existir una paz duradera en un mundo donde imperan relaciones sociales, políticas , económicas y mercantiles que favorecen a una minoría a costa de las mayorías populares empobrecidas ¿Puede establecerse una paz genuina sin el reconocimiento efectivo de la sublime verdad de que todos somos iguales en dignidad porque todos hemos sido creados?

Pese a las luchas por un mundo más justo, se siguen viendo “guerras injustas como las de Irak o Siria, el conflicto entre Israel y Palestina, Libia, Eritrea, etc., Con ellas se busca el beneficio de unos pocos y que tienen consecuencias catastróficas para muchos”.

En segundo lugar, la ponente abogó por “la tolerancia y el respeto al otro”, frente a la situación actual, donde una fe fanática no sólo mueve montañas: sino que arma ejércitos, promueve el odio y encuentra en otro mundo las razones para desdeñar la vida humana en éste. El resultado es escalofriante: el supuesto mandato divino es una de las principales causas de muerte en el planeta.

 “El fenómeno del yihadismo afecta a cualquier población que no cumpla los requisitos de unas normas estrictas, basadas en una visión fundamentalista , lo que está obligando a musulmanes, Kurdos, cristianos, etc, a huir de sus territorios”, subrayó Sauquillo, recordando, “pues creo que se habla poco de ello, a los cristianos en Oriente perseguidos y asesinados por el llamado Estado Islámico y otras organizaciones terroristas“.

“Hoy, los cristianos en Oriente Medio forman el 5% de la población, muy por debajo del 20% de comienzos del siglo XX”, y el futuro es muy poco alentador: “se estima que de los 12 millones de cristianos de la región probablemente se habrán reducido a seis millones para el año 2020“.

Los cristianos son verdaderas víctimas de una depuración étnica llevada a cabo por los yihadistas radicales“, que buscan “instaurar una uniformidad religiosa en una tierra donde durante siglos convivieron con amplios grados de tolerancia las tres grandes religiones monoteístas”.

En tercer lugar, Sauquillo habló de “la solidaridad”. “Dedicamos cada vez menos esfuerzos a la cooperación al desarrollo, cuando cada vez gastamos más en armas, etc…”, sostuvo, indicando que “nos encontramos con un problema que exige de nosotros un esfuerzo enorme por la envergadura que ha alcanzado. Este es el problema de los refugiados que han llegado a Europa.

“Los cristianos y las cristianas debemos actuar con generosidad, no solamente a un nivel personal, sino institucional. Las parroquias, las asociaciones, las ONG,s, los organismos y también al más alto nivel de representación de las instituciones eclesiásticas, debemos tomar iniciativas que traten de paliar la terrible situación de los refugiados y obligar a los Estados y en concreto al Estado Español y al Estado Vaticano a tomar urgentes medidas de acogida y hospitalidad, reclamó.

En cuarto lugar, “la sostenibilidad”, frente a la “degradación y muerte de nuestro planeta”. En este sentido, la encíclica papal “ha supuesto un hito en la conversación global sobre la situación ambiental de nuestro mundo, al plantear los problemas que origina el modelo de desarrollo científico técnico de la modernidad: la pérdida de la diversidad biológica, la escasez de agua, la degradación de los océanos o la descongelación del Ártico”.

“El binomio paz y vida, puede parecer un eslogan retórico, pero no lo es”, añadió la ponente, quien indicó, como el Papa, que “todo delito contra la vida es un atentado contra la paz”.

En quinto lugar, la “cultura de paz”, que comporta “la armonía del ser humano consigo mismo, los demás y la naturaleza; la transformación pacífica de los conflictos; los valores cooperativos, la equidad y justicia social; el respeto pleno y la promoción de todos los derechos humanos y libertades fundamentales“.

Algo fundamental ahora que “estamos presenciando cómo muchos hombres, mujeres, niños, viejos, enfermos, están sufriendo y muriendo, y piden ayuda a nuestra vieja y rica Europa huyendo del hambre, de la persecución y el odio, en tiempos en los que los medios técnicos han alcanzado la posibilidad de hacer de la pobreza historia. Y de lograr una vida próspera, y en paz de la humanidad“.

Ante esta situación, concluyó, “este Congreso de Teología no puede permanecer en silencio y tiene que exigir que la Iglesia, el Estado Vaticano y los estados europeos actúen y nosotros no permanezcamos insensibles a ello”.

Fuente Religión Digital

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