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La Homosexualidad a lo largo del ciclo vital: retos y singularidades (II), por Javier Corchado

Miércoles, 4 de febrero de 2015

homosexualidad-niño-arcoiris-compLas familias homoparentales son contextos familiares idóneos para la crianza de los hijos.

Con motivo del Orgullo, en Psicomemorias hicieron un interesante post sobre los retos y singularidades que se puede encontrar el colectivo en el desarrollo de su vida.

A lo largo de esta semana, se celebran en Madrid los actos del Orgullo LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales). Del 2 al 6 de julio habrá diferentes actividades reivindicativas bajo el eslogan “Nos manifestamos por quienes no pueden“, en alusión a aquellos países cuyas legislaciones prohíben y/o persiguen la homosexualidad.

Con motivo de esta fecha, en Psicomemorias queremos hacer una exposición sobre los retos y singularidades que se puede encontrar este colectivo en el desarrollo normal de su vida, desde la infancia hasta la vejez.

Hemos presentado toda esta información en dos entradas: la primera parte el 30 de Junio (Infancia y Adolescencia) y la segunda el 3 de Julio (Adultez, Familia y Vejez).

Adultez

Después de haber vivido una infancia y adolescencia con más o con menos retos que superar, llega la adultez y el afrontamiento de la vida laboral y familiar.

Vida laboral

Supongamos que la persona homosexual, por ejemplo nuestro famoso Pablo, tiene completamente aceptada su homosexualidad, y que vive con libertad y sin trabas. Pero imaginemos que tiene que hacer frente a un entorno laboral nuevo o que puede ser potencialmente homófobo, ¿qué problemas pueden surgirle?

Investigaciones llevadas a cabo por la Universidad de Sevilla y la Universidad de Manchester, revelan datos interesantes sobre la experiencia de gays y lesbianas en el contexto laboral español:

1) Estrategias usadas para comunicar su orientación sexual

La mayoría comunica su orientación sexual de forma indirecta, hablando de forma distendida sobre su vida. Se dan datos sutiles que permiten sacar conclusiones a los compañeros de trabajo. Puede ser hablando de unas vacaciones o un episodio de la vida cotidiana.

Muchas de estas personas afirman además que en algún momento de su vida laboral han escondido su orientación sexual por miedo a padecer consecuencias negativas. Una minoría continúa haciéndolo. En estos casos las relaciones con los compañeros de trabajo se ven afectadas al evitarse todas las situaciones sociales en las que sea necesario hablar de la vida personal, como desayunos o cenas de empresa.

2) Factores que influyen en adoptar una estrategia concreta

A la hora de no decir su orientación sexual, se dan varios motivos: el miedo al rechazo o el aislamiento de compañeros de trabajo, trabajar en sectores con un marcado carácter tradicional (banca o medicina) o muy masculinizado (cuerpos de seguridad o construcción) y trabajar con personas mayores (que puedan no aceptarlo) y con un nivel formativo más bajo.

A la hora de buscar un trabajo o promocionar en el mismo, perciben que desvelar su homosexualidad en la entrevista inicial o de cara a una promoción interna les perjudicaría en su candidatura con respecto a otros candidatos heterosexuales.

3) Consecuencias a nivel personal y organizacional

El hecho de que una persona no revele su orientación sexual puede conllevar una serie de consecuencias personales, tales como: relaciones distantes con los compañeros por la imposibilidad de compartir información sobre la vida personal, deterioro del nivel de motivación laboral, reducción en la percepción de bienestar y justicia (por ejemplo, el homosexual que no comunica que tiene un marido, se verá privado de unos días de asuntos propios por la hipotética intervención quirúrgica de su pareja al pensar en la empresa que está soltero). Esto podría dar lugar a estados de ánimo negativos e incluso depresión en algunos casos.

Entre las consecuencias para la empresa estarían: el deterioro de la calidad del trabajo y el trabajo en equipo (derivado de la falta de comunicación con los compañeros y la insatisfacción asociada), dificultad para centrarse en el trabajo desarrollado y aumentos en la intención de sustituir el puesto laboral por otro en el que sí puedan compartir su vida personal.

Cabe resaltar que en ocasiones se justifica la omisión de la propia orientación sexual por considerar que esta pertenece a la esfera privada de la persona y que no tiene por qué ser evidente en el trabajo. Evidentemente está en la libertad de cada uno vivir su sexualidad como quiera, pero no hay que olvidar que la orientación sexual forma parte de la identidad de la persona, al igual que su nombre, procedencia o aspecto físico. Sería deseable que todas las personas pudieran vivir su identidad de forma completa y no en base al contexto o entorno en el que se desenvuelven.

Vida familiar

Una de las etapas clave en la adultez es la formación de una familia. Puede que Pablo no decida formar una familia nunca, pero se considera un paso normal en esta etapa. Las familias homoparentales son el tipo de familia más desconocido, menos reconocido y aceptado, siendo contemplada con mirada prejuiciosa desde muchos sectores de la sociedad.

¿Cómo puede formarse una familia homoparental?

Existen distintas vías por las que se puede formar una familia. La más frecuente es la de las familias “reconstituidas”, es decir, aquellas en las que un miembro de la pareja homosexual tenía anteriormente una pareja heterosexual con quien tuvo un hijo biológico, y este convive ahora con la pareja homosexual de su padre o madre. Por otro lado, están los métodos seguidos por personas como Pablo, que no han vivido la experiencia anterior y que ya sabían que eran gays o lesbianas: adopción o acogimiento realizada por un miembro de la pareja (legal desde 1987) o por ambos (desde 2005) y la reproducción asistida realizada por un miembro de la pareja (desde 1988), conjunta (desde 2006) o con óvulos de la pareja (desde 2009). Por último, existe otro método que aún no es legal en nuestro país: la gestación subrogada. Ésta es una forma de reproducción asistida en la que, además de los futuros padres, participa una mujer que gesta el embrión. Este embrión puede ser el resultado de una inseminación artificial o de una fecundación “in Vitro” y los gametos pueden proceder de uno de los progenitores y de una donación, de los dos progenitores, o de donaciones.

Prejuicios sociales sobre las parejas homoparentales

Existen una serie de prejuicios sociales frente a las personas homosexuales a la hora de formar una familia. Ante estas ideas han ido apareciendo recientemente publicaciones científicas muy relevantes que han tenido por objetivo conocer mejor a estas familias y a sus hijos e hijas. Las preguntas que se han realizado y a las que han dado respuesta han sido:

1) ¿Son estas familias contextos idóneos para el desarrollo infantil y adolescente?

Se ha demostrado que las familias homoparentales son contextos familiares idóneos, presentando los adultos una buena salud mental, unas capacidades educativas adecuadas basadas en correctos estilos educativos, una dinámica saludable tanto en el ambiente familiar, en la relación de pareja, en las relaciones entre padres/madres e hijos y en la vida cotidiana. Además se trata de familias que disponen de redes sociales de un tamaño medio, con una alta variedad de personas dispuestas a echarles una mano (familiares, amistades, homosexuales, heterosexuales, con hijos, sin hijos…) y, además, se percibe este apoyo como satisfactorio.

En algunos casos, la salida del armario puede provocar un distanciamiento de la persona respecto a su familia extensa. En estos casos, las relaciones mejoran para algunos tras la llegada de un hijo o hija. Aunque no sea así desde el primer momento, se ha comprobado que la aceptación e integración de los padres de los progenitores avanza con el tiempo.

2) ¿Cómo es el ajuste psicológico de los chicos y chicas que viven y crecen en familias homoparentales?

Los distintos estudios muestran un desarrollo sano, no diferenciándose sustancialmente de los hijos de heterosexuales ni en el ajuste psicológico ni en la aceptación por parte de los compañeros. Así, la orientación sexual de los padres no parece comprometer en ningún sentido el desarrollo infantil de sus hijos e hijas.

3) ¿Cuáles son las debilidades y fortalezas de estas familias?

No todo son aspectos positivos en estas familias, tratar de ocultar las debilidades sería poco ético y repercutiría en su invisibilidad, de forma que no se trabajaría para que dichas debilidades disminuyeran o desaparecieran. En todo caso, se trata de debilidades potenciales, que se muestran de forma distinta según las familias y sus contextos cotidianos.

La primera debilidad encontrada está relacionada con la integración de la identidad homosexual de padres o madres. Los adultos, por el hecho de serlo, no tienen por qué haber trabajado anteriormente su homofobia interiorizada, y esto puede repercutir tanto en su bienestar como en el de sus hijos. Es necesario que las personas homosexuales que inicien un proyecto de familia tengan bien integrada su identidad sexual.

La segunda debilidad potencial tiene que ver con la posibilidad de encontrarse reacciones de rechazo en su entorno. Disponer de estrategias frente a la homofobia favorece que no tengan consecuencias negativas importantes. Sin embargo, la mayoría de las familias homoparentales no trabajan con sus hijos estas situaciones hasta que no se dan. Sería recomendable que los padres trabajaran con sus hijos dichas estrategias previas a las posibles situaciones de rechazo, como pueden ser buscar ayuda adulta, ignorarlas o discutirlas intentando razonar.

Una tercera debilidad potencial para las familias homoparentales se encuentra en la excepcionalidad de estas familias y en la ausencia de referentes. La presencia de referentes o la promoción de encuentros entre familias homoparentales, disminuye los efectos de percepción estigmatizante y favorece la visibilidad de estas familias.

Por último, la ausencia de reconocimiento legal y de legitimidad es otra debilidad potencial muy importante. El reconocimiento legal de las uniones entre personas del mismo sexo y de sus familias se asocia con un cambio en la aceptación social de la homosexualidad. Dicha aceptación va ligada a una mayor apertura de las familias y con un mayor bienestar familiar, aportando seguridad. Por suerte, estamos en un país en el que estas familias han encontrado un reconocimiento legal tras una larga lucha.

A continuación, es justo mencionar también los puntos fuertes con los que cuentan las familias homoparentales. Sus proyectos de maternidad o paternidad son muy reflexionados, produciéndose tras una profunda meditación, aspecto que favorece que se encuentren muy comprometidas con ellos. Por otro lado, las familias homoparentales son un contexto de aprendizaje de roles de género igualitarios. En tercer lugar, las familias homoparentales favorecen la educación para la tolerancia, siendo el valor educativo más importante encontrado en los estudios “el respeto y la tolerancia a los demás”. Por último, se trata de contextos que favorecen la educación en una sexualidad libre, no enjuiciándose las orientaciones sexuales como sí ocurren en muchos contextos heterosexuales. Así, los hijos e hijas de familias homoparentales reconocen que han vivido una sexualidad más libre y meditada, sintiéndose aceptados por su familia fuera cual fuese el resultado.

Respecto a esto último, que tanto preocupa a una gran parte de la sociedad, los resultados muestran que los hijos e hijas de estas familias tienen una orientación mayoritariamente heterosexual como ocurre con las familias heterosexuales. La única diferencia es que tienen una mayor libertad y menor prejuicio a la hora de elegir una pareja sea del sexo que sea, sin reducirse a sí mismos a una orientación sexual concreta.

Vejez

La vejez en los homosexuales es un tema nuevo desde el punto de vista divulgativo, pues ahora están llegando la primera generación de homosexuales que, aunque no pudieron vivir su juventud fuera del armario, si ha podido vivir su adultez con libertad.

Como ya hemos visto, las personas homosexuales pueden sufrir discriminaciones específicas ligadas a cada etapa de su vida, siendo las más importantes las sufridas en la infancia-adolescencia y en la vejez. Sin embargo, cada vez es menos tabú la vivencia de joven, pero aún lo es que un anciano o anciana viva su sexualidad. Las asociaciones LGTB están comenzando ahora a luchar por los derechos de sus mayores homosexuales.

Hay que entender dos ideas para comprender la situación actual de los mayores homosexuales en la sociedad:

  • La sociedad invisibiliza la vejez, y cada vez existen más prejuicios hacia esta. Hay todo un mercado que vende formas de disimular o evitar el envejecimiento. Y al contrario, todo lo que tenga que ver con la juventud es deseable.
  • El sexo se considera algo propio únicamente de la juventud. El sexo en la vejez no se imagina y cuando se hace, provoca repulsión. Es perfectamente imaginable una joven homosexual, pero esa misma persona con los años pasa a ser una anciana sin sexualidad.

El colectivo LGTB no es permeable a los estereotipos que hay en la sociedad, muchos de ellos relacionados con la homosexualidad. Los jóvenes gays y lesbianas están concienciados sobre no propagar estas ideas irracionales sobre el propio colectivo, pero no parecen estar tan concienciados a la hora de luchar contra los prejuicios sobre los ancianos gays y lesbianas. Son muchos los jóvenes homosexuales convencidos de que las personas mayores LGTB acabarán sus días solos y aislados. En realidad los ancianos homosexuales tienen una manera distinta de relacionarse, tanto sexual como amistosamente. Muchos viven con sus compañeros en la vejez; otros prefieren vivir independientes en sus propios hogares, pero manteniendo relaciones sexuales y amorosas con un compañero o con varios; otros muchos crean redes sociales que terminan convirtiéndose en su familia o que pueden ser fuente de enormes satisfacciones.

Otro estereotipo que ha calado hondo es el pensamiento de que están más armarizados que los jóvenes, debido a que en la vejez se es más conservador o cobarde. No sólo es falso, sino que es frecuente que ocurra lo contrario. En la vejez mucha gente pierde el miedo, ya no importa lo que piense la familia ni los compañeros de trabajo, y salen del armario.  Pero estas personas son aquellas que disponen de recursos para ser independientes y mantenerse económicamente a ellos mismos. Los ancianos más vulnerables social y económicamente pueden verse obligados a volver al armario por tener que vivir en una residencia de mayores con una mayoría que no le entienda, o por tener que vivir con una familia que no conoce su orientación.

Las discriminaciones se sienten especialmente en esta edad, y es una de las razones de que esta etapa vital pueda ser muy amarga para estas personas. La realidad es que es uno de los colectivos LGTB más vulnerable, porque además de sumar todos los motivos de discriminación anteriormente descritos, se añade el hecho de carecer de servicios de atención especializados que puedan ayudar a que la etapa final de la vida pueda ser un momento lleno de satisfacción y gratificación.

Para finalizar…

Como hemos visto a lo largo de estas dos entregas, las personas gays y lesbianas pueden enfrentarse a situaciones discriminatorias diferentes a las que vive una persona heterosexual. Sin embargo, gracias a la acción legislativa de los gobiernos y a la acción social de las asociaciones LGTB, la situación va poco a poco mejorando en España y otros países. No corren la misma suerte los estados con gobiernos homófobos, y es por ello por lo que hay que continuar con la reivindicación. El Orgullo LGTB desaparecerá de nuestros calendarios en el momento en el que ser homosexual, bisexual, heterosexual, transexual, transgénero o cualquier otra forma de vivir la orientación o la identidad sexual, deje de ser motivo de discriminación. Cuando todas las personas puedan vivir en libertad siendo quienes son y amando a quienes aman.

Para saber más…

 

Javier Corchado

Psicólogo y aprendiz de Psicooncólogo. Ha participado en diversas investigaciones sobre este campo en la Universidad de Sevilla. Desde 2010 colabora con la Asociación Española Contra el Cáncer, al principio como voluntario en el Hospital Virgen de Macarena y desde 2012 como voluntario online en www.aecc.es. Actualmente estudia para ser Psicólogo Especialista en Psicología Clínica, a la vez que escribe en Psicomemorias.

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