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Archivo para Domingo, 25 de enero de 2015

“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.”

Domingo, 25 de enero de 2015
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 Jesús les dijo:

 “Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios:
convertíos y creed en el Evangelio
.”

 “Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.”

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron…

y se marcharon con él.

*

Marcos 1,14-20

***

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“Ir detrás de Jesús”. 3º Tiempo Ordinario – B (Marcos 1,14-20)

Domingo, 25 de enero de 2015
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793781-300x201 Cuando el Bautista fue detenido, Jesús vino a Galilea y comenzó a «proclamar la Buena Noticia de Dios». Según Marcos, no enseña propiamente una doctrina para que sus discípulos la aprendan y difundan correctamente. Jesús anuncia un acontecimiento que está ya ocurriendo. Él lo está ya viviendo y quiere compartir su experiencia con todos.

Marcos resume así su mensaje: «Se ha cumplido el plazo»: ya no hay que mirar hacia atrás. «Está cerca el reino de Dios»: pues quiere construir un mundo más humano. «Convertíos»: no podéis seguir como si nada estuviera ocurriendo; cambiad vuestra manera de pensar y de actuar. «Creed en esta Buena Noticia». Este proyecto de Dios es la mejor noticia que podéis escuchar.

Después de este solemne resumen, la primera actuación de Jesús es buscar colaboradores para llevar adelante su proyecto. Jesús va «pasando junto al lago de Galilea». Ha comenzado su camino. Es un profeta itinerante que busca seguidores para hacer con ellos un recorrido apasionante: vivir abriendo caminos al reino de Dios. No es un rabino sentado en su cátedra, que busca alumnos para formar una escuela religiosa. Ser cristiano no es aprender doctrinas, sino seguirle a Jesús en su proyecto de vida.

El que toma la iniciativa es siempre Jesús. Se acerca, fija su mirada en aquellos cuatro pescadores y los llama a dar una orientación nueva a sus vidas. Sin su intervención, no nace nunca un verdadero cristiano. Los creyentes hemos de vivir con más fe la presencia viva de Cristo y su mirada sobre cada uno de nosotros. Si no es él, ¿quién puede dar una nueva orientación a nuestras vidas?

Pero lo más decisivo es escuchar desde dentro su llamada: «Venid detrás de mí». No es tarea de un día. Escuchar esta llamada significa despertar la confianza en Jesús, reavivar nuestra adhesión personal a él, tener fe en su proyecto, identificarnos con su programa, reproducir en nosotros sus actitudes… y, de esta manera, ganar más personas para su proyecto.

Este podría ser hoy un buen lema para una comunidad cristiana: Ir detrás de Jesús. Ponerlo al frente de todos. Recordarlo cada domingo como el líder que va por delante de nosotros. Generar una nueva dinámica. Centrarlo todo en seguir más de cerca a Jesucristo. Nuestras comunidades cristianas se transformarían. La Iglesia sería diferente.

José Antonio Pagola

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“Convertíos y creed en el Evangelio”. Domingo 25 de enero de 2015. Domingo tercero del tiempo ordinario

Domingo, 25 de enero de 2015
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12-ordinarioB3 cerezoLeído en Koinonia:

Jonás 3,1-5.10: Los ninivitas se convirtieron de su mala vida. Salmo responsorial: 24: Señor, enséñame tus caminos. 1Corintios 7,29-31: La representación de este mundo se termina. Marcos 1,14-20: Convertíos y creced en el Evangelio

Como es sabido, en las lecturas de la liturgia de los domingos, la primera y la tercera están siempre unidas temáticamente, mientras que la segunda suele ir por caminos independientes. Hoy la pareja de lecturas principales son la de la predicación de Jonás sobre la ciudad Nínive, y la predicación de Jesús al comenzar su ministerio, precisamente «cuando arrestaron a Juan», o sea, al faltar el profeta.

La lectura sobre Jonás hoy presenta un contenido positivo: el profeta atiende el mandato de Dios que le envía a predicar, va, predica, y además tiene éxito su predicación, pues la ciudad se arrepiente.

El comentario más simple a este texto puede ir por la línea de la importancia de la predicación profética para la conversión de los que están alejados de Dios. Es un tema conocido. Y, como decíamos, hace un paralelismo con el texto del evangelio: Jesús es un nuevo profeta, que empalma con la línea de los profetas clásicos, que también se lanza por los caminos para predicar un mensaje de conversión.

Para unos oyentes más críticos, esta segunda lectura es preocupante. Porque el conjunto entero de lo que en ella se expresa pertenece a un marco de comprensión hoy insostenible: un Dios arriba, directamente imaginado como un gran rey, que envía su mensajero para predicar un mensaje de conversión, mensaje que antes no pudo surtir efecto porque el profeta no quiso ir a predicar, pero que ahora es atendido y obedecido por los ninivitas. «Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció, y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó». Esta imagen de un Dios arriba, que toma decisiones, envía mensajeros, les insiste, se comunica con los seres humanos por medio de esos mensajeros profetas, y que «al ver» las obras de penitencia «se compadece y se arrepiente de la catástrofe con que había amenazado a la ciudad»… es, obviamente, humana, muy humana, demasiado humana, sin duda. Es, claramente, un «antropomorfismo». Dios no es un Señor que esté ahí «arriba, ahí afuera», ni que esté enviando mensajeros, ni es alguien que pueda amenazar, ni que se pueda arrepentir… Hoy sabemos que Dios no es así, que lo que llamamos «Dios» es en realidad un misterio que no puede ser reducido a una imagen o una imaginación antropomórfica semejante.

Sería bueno, incluso necesario, referirse a esta calidad de antropomorfismo que tiene esta lectura –como tantísimas otras–, y hacer caer en la cuenta a los oyentes que no los estamos tomando por niños, sino que, simplemente, estamos utilizando un texto compuesto hace más de veinticinco siglos, y que la imagen de Dios que aparece en él nos resulta hoy inviable. Es importante decirlo, y no es bueno darlo por sobreentendido, porque puede haber –con razón- personas que se sientan mal al escuchar estas imágenes, como si se sintieran retrotraídas al tiempo de la catequesis infantil. Y, desde luego, es recomendable abordar –en esta u otra ocasión– el tema de las imágenes de Dios, y aclarar que si somos personas de hoy, lo más probable es que no nos encaje bien el lenguaje clásico (o ancestral) sobre Dios, y que tenemos todo el derecho a ser críticos y a utilizar otro.

Éste podría ser, sin más, el buen tema de reflexión central para la homilía de hoy. Es más que suficientemente importante. Recomendamos el libro del obispo anglicano John Shelby SPONG, Un cristianismo nuevo para un mundo nuevo, colección «Tiempo axial», Abya Yala, Quito 2011, tiempoaxial.org).

La lectura de la 1ª carta de Pablo a los corintios también puede iluminarse hoy con la del evangelio de Marcos: ante el reinado de Dios que ha sido instaurado por la actuación de Jesús -su predicación, sus milagros, sus controversias, especialmente su muerte y resurrección-, todas las realidades humanas adquieren un nuevo sentido: comprar, vender, llorar, reírse, casarse o permanecer célibe, todo es diferente y su valor distinto. Lo absolutamente definitivo es el ejercicio de la voluntad salvífica de Dios que Jesús vino a poner en marcha. Por eso Pablo puede afirmar que “la presentación de este mundo se termina”, es decir, que Dios hace nuevas todas las cosas realizando la utopía de su Reino en donde pobres y tristes, enfermos y condenados, excluidos y ofendidos de la tierra son rescatados y acogidos, y en donde los ricos y los poderosos son llamados urgentemente a la conversión.

Después de narrarnos los comienzos del evangelio con Juan Bautista, con la unción mesiánica de Jesús en el río Jordán y con sus tentaciones en el desierto, Marcos nos relata, en unas frases muy condensadas, los comienzos de la actividad pública de Jesús: es el humilde carpintero de Nazaret que ahora recorre su región, la próspera pero mal–afamada Galilea, predicando en las aldeas y ciudades, en los cruces de los caminos, en las sinagogas y en las plazas. Su voz llega a quien quiera oírlo, sin excluir a nadie, sin exigir nada a cambio. Una voz desnuda y vibrante como la de los antiguos profetas. Marcos resume el entero contenido de la predicación de Jesús en estos dos momentos: el reinado de Dios ha comenzado –es que se ha cumplido el plazo de su espera– y ante el reinado de Dios sólo cabe convertirse, acogerlo, aceptarlo con fe.

Muchos reinados recordaban los judíos que escuchaban a Jesús: el muy reciente reinado de Herodes el Grande, sanguinario y ambicioso; el reinado de los asmoneos, descendientes de los libertadores Macabeos, reyes que habían ejercido simultáneamente el sumo sacerdocio y habían oprimido al pueblo, tanto o más que los ocupadores griegos, los seléucidas. Recordaban también a los viejos reyes del remoto pasado, convertidos en figuras de leyendas doradas, David y su hijo Salomón, y la lista tan larga de sus descendientes que por casi 500 años habían ejercido sobre el pueblo un poder totalitario, casi siempre tiránico y explotador. ¿De qué rey hablaba ahora Jesús? Del anunciado por los profetas y anhelado por los justos. Un rey divino que garantizaría a los pobres y a los humildes la justicia y el derecho y excluiría de su vista a los violentos y a los opresores. Un rey universal que anularía las fronteras entre los pueblos y haría confluir a su monte santo a todas las naciones, incluso a las más bárbaras y sanguinarias, para instaurar en el mundo una era de paz y fraternidad, sólo comparable a la era paradisíaca de antes del pecado.

Este «reinado de Dios» que Jesús anunciaba hace 2000 años por Galilea, sigue siendo la esperanza de todos los pobres de la tierra. Ese reino que ya está en marcha desde que Jesús lo proclamara, porque lo siguen anunciando sus discípulos, los que Él llamó en su seguimiento para confiarles la tarea de pescar en las redes del Reino a los seres humanos de buena voluntad. Es el Reino que proclama la Iglesia y que todos los cristianos del mundo se afanan por construir de mil maneras, todas ellas reflejo de la voluntad amorosa de Dios: curando a los enfermos, dando pan a los hambrientos, calmando la sed de los sedientos, enseñando al que no sabe, perdonando a los pecadores y acogiéndolos en la mesa fraterna; denunciando, con palabras y actitudes, a los violentos, opresores e injustos.

A nosotros corresponde, como a Jonás, a Pablo y al mismo Jesús, retomar las banderas del reinado de Dios y anunciarlo en nuestros tiempos y en nuestras sociedades: a todos los que sufren y a todos los que oprimen y deben convertirse, para que la voluntad amorosa de Dios se cumpla para todos los seres del universo. Leer más…

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Dom 25 1 15. Jonás en Nínive, tierra de ISIS

Domingo, 25 de enero de 2015
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mapa-isisDel blog de Xabier Pikaza:

Dom 3. Ciclo b. El evangelio del día lo he visto varias veces en este blog:

Habla de Jesús que llama a sus 4 primeros: Pedro, Andrés, Jacobo, Juan, para la tarea de su Reino (Mc 1, 14-20).

Hoy quiero fijarme en la primera lectura, tomada del libro de Jonás, a quien Dios llamó para predicar en Níniva, ciudad que era entonces y es hoy (con sus ruinas, al lado de Mosul, ver mapa) el centro del Estado de ISIS, uno de los lugares más difíciles y problemáticos del mundo.

Nínive era entonces la capital del imperio de Asiria, quizá el primero de todos los “estados mundiales”, que quiso conquistar el orbe a sangre y fuego, para entregarlo en manos de un Dios de venganza y violencia, que se impuso desde el desierto de Oriente hasta el mar Mediterráneo, dominando sobre israelitas y judíos, hacia el año 700 a.C. Contra Nínive dirigieron Isaías y otros profetas muy duras palabras de crítica y de sátira mordaz.

Las ruinas de Nínive se siguen alzando misteriosas, amenazantes y sagradas, muy cerca de Mosul, la capital de Isis, de donde están llegando las noticias más impactantes y duras de nuestro duro tiempo: Se queman iglesias, se crucifica a cristianos, se lanza al vacío a los homosexuales.

En otro tiempo, Dios mandó hasta Nínive a su profeta Jonás, como sigue contando de forma emocionada una de las más bellas historias de la Biblia.

El Dios de Cristianos y Musulmanes (y judíos) debería enviar hoy alguien a Nínive/Mosul, para anunciar el castigo de sus nuevos asesinos, con un resquicio abierto a la esperanza (y con una llamada de conversión, no sólo para Nínive/Mosul, sino para los buenos de Jerusalén y de las nuevas tierras de occidente, en la línea del mismo Jonás, que debió convertirse primero, en el vientre de la “ballena”).

En otro tiempo, Jonás fue a Nínive/Mosul, y logró la “conversión” no sólo de Nínive/Isis, pues él debió convertirse primero (como hoy, debemos convertirnos primero nosotros, antes de predicar a ISIS. ¿Podremos hacerlo, nosotros y los de ISIS, como sugiere este libro de JONÁS?

Quien quiera hacer hoy (esta semana) una “obra buena” busque en su Biblia, lea y aplique para nuestro tiempo el libro de Jonás, es pequeño, puede leerse en poco más de media hora. Quien tenga menos tiempo, puede leer mi comentario. No hago aplicaciones, que las haga el lector.

Nínive era entonces un lugar difícil. También es hoy difícil Nínive/Mosul. ¿Cómo ir, qué hacer allí? Estas son las preguntas que plantea el texto de hoy:

— ¿Cómo pueden prepararse los profetas para ir hasta allí, como Jonás, a cuerpo, superando el miedo, sin escaparse a las minas de Tarsis, la tierra del oro y la plata?

— Y nosotros ¿quiénes somos para criticar a Nínive/Isis, si no cambiamos como Jonás? ¿Somos falsos Jonás, llamados a la conversión, o somos ninivitas de Isis o de sus aliados?

— ¿Tendrán que convertirse ellos primero o también nosotros, quién empieza? ¿No nos queda más remedio que las bombas, de un lado o del otro?

Imágenes:
1. Mosul, en la vieja tierra de Nínive
2-3. Isis, matando lanzando homosexuales al vacío, matando cristianos
4.Mapa con las tierras irredentas de ISIS

1. Dios clemente y misericordioso: Nínive y Jonás (Jonás 3-4).

Jonás fue un resucitado, como aquellos de que habló Ezequiel . Quiso escapar a Tarsis, extremo legendario de la tierra, en A-Andalus, como ahora dicen muchos; pero en el mismo camino de evasión le alcanzó Dios con su voz y con su mano le introdujo en las entrañas del gran pez haciéndole pasar por la experiencia de la muerte (Jon 2-3).

Era un fugitivo resucitado. Dios quiso enviarle a la ciudad del crimen, a Nínive la inmensa, para anunciar allí en final de su paciencia (¡diles que su maldad ha llegado hasta mí! 1,2). Pero se negó,, tomando el barco en dirección de huida, hasta caer sepultado en un vientre de ballena, convertido en pura angustia. Pero Dios le ha liberó y así, como testigo de piedad suprema, expresión de un poder hecho perdón llegó hasta Nínive.

Son Jonás todos aquellos que, arrancados de la angustia, en experiencia liberada (perdonados) han de llevar mensaje de gracia a los demás. Por eso, contar la trama de Jonás significa contar su propia historia. Nínive es el mundo inmenso que nunca acabaremos de explorar, ciudad de duros contrastes, de admirable grandeza y de violencia que lleva hacia la muerte. Solemos pensar que Dios odia a la ciudad, por eso hemos querido escapar de ella; también nosotros la odiamos y deseamos a veces su muerte. Pero vengamos al profeta:

De nuevo vino la palabra de Yahvé sobre Jonás: -Levántate y vete a Nínive, la gran capital, y pregona allí el pregón que te diré. Se levantó Jonás y fue a Ninive, como le había mandado Yahvé. Ninive era una ciudad enorme (=¡de Dios!);hacían falta tres días para atravesarla.
Y comenzó Jonás a entrar en la ciudad y caminó durante un día pregonando: ¡Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada! Los ninivitas creyeron en Dios, pregonaron un ayuno y se vistieron de saco desde los grandes a los pequeños. Llegó la noticia al Rey de Nínive y se levantó de su trono, se quitó su manto y se vistió de saco y se sentó en tierra; y mandó proclamar a Nínive, de parte del rey y sus nobles:

-Que humanos animales, vacas y ovejas no prueben bocado, no pasten ni beban; que vistan de saco humanos y animales, que invoquen a Dios con toda fuerza; y que se convierta cada uno de su mala vida y de las injusticias que haya cometido. ¡Quizá Dios se convierta y arrepienta, y se vuelva de su ira, de manera que no perezcamos!

Y vió Dios sus obras y cómo se convertían de sus malas obras (= caminos) y se arrepintió de la catástrofe con que les había amenazado y no la ejecutó. Y Jonás sintió un disgusto enorme y estaba irritado. Y oró a Yahvé diciendo: ¡Ay Yahvé! ¿acaso no era eso lo que yo me dije cuando estaba en mi tierra? Por eso me adelanté a huir a Tarsis, porque yo sé que tú eres: Dios misericordioso y compasivo, lento a la ira y rico en clemencia y que te arrepientes del mal (de las amenazas). Por eso, Yahvé, quítame la vida: que más vale morir que vivir.

Introducción (3,1-4).

Como resucitado de Dios (=perdonado) viene Jonás a la ciudad perversa, metrópoli de toda la injusticia y la violencia, para proclamar allí el juicio divino. Nínive (cf Gen 11,1-9 y otros textos de la Biblia) es el signo de la maldad y la opresión suprema. Allí debe acudir el profeta revivido y pregonar su profecia: ¡vuestra maldad ha llegado hasta mí! (1,2). El Dios que oyó el lamento de los hebreos oprimidos (Ex 2,23-24;3,7) rechaza la maldad de los opresores: Jonás debe avisarles del peligro en que moran.

Islamico-edificio-hombres-homosexuales-Mosul_CLAIMA20150121_0064_27Pero Jonás no queda en el aviso. Reinterpreta la advertencia de Dios y la convierte en amenaza: ¡dentro de cuarenta días Nínive será arrasada! Este desfase entre encargo de Dios (1,2) y pregón de Jonás (3,4) determinará el sentido de la historia. Jonás no es profeta transparente: no deja que su vida se convierta en signo de la acción de Dios sino que actúa por su cuenta y convierte su antigua cobardía (huida) en gran resentimiento: quiere que Nínive sea destruida. Odia a la ciudad: odia a este mundo y quiere que en el fondo (y en la forma) se consume la ira de Dios sobre la tierra.

Reacción de Nínive (3,5-9).

Jonás pregona destrucción, pero Nínive conoce mejor a Dios y entiende su palabra como amenaza compasiva: anuncia Dios la ruina precisamente para que puedan descubrir su riesgo y evitarlo (convertirse). La conversión de Nínive se cuenta en forma simbólica, folclórica: los mismos animales dejan de comer y visten de sayal (saco). Es como si de pronto una ciudad y cultura centrada en el lujo (vestidos) y la satisfación (comida) invirtiera su conducta, en gesto de pobreza solidaria.

Es significativo el pregón. Conforme al mito usual, el Rey de Nínive podía interpretarse como un antidios: era el poder hecho opresión, la bestia que más tarde ha visto Dan 7. Pues bien, aquí la bestia cambia y reconoce la misericordia suma: ¡quizá Dios se convierta! (3,9). No vence al rey otro poder del mundo: no le humillan ni doblegan las armas de la tierra. ¡Le transforma la misericordia del Dios que se arrepiente (niham) y perdona.

– Jonás ha proyectado sobre la ciudad su cobardía airada, quizá resentida: quiere que Dios la destruya, muriendo si hace falta con ella. Le falta corazón para amar, para dejarse amar y colaborar con la misericordia de Dios.
– El rey pagano que podía parecer un antidios se ha vuelto más lúcido y humilde que el profeta, descubriendo algo que ignoran los israelitas: la fuerza creadora y universal de la misericordia de Dios, precisamente en medio de la crisis.

Respuesta de Dios (3,10) y solución de la crisis para la ciudad.

El mensaje de ruina de Jonás podía haber llevado al paroxismo universal: ¡quedan cuarenta días!, un tiempo breve en el que todos deben aprovecharse, multiplicando sus deseos, empeñados en saciar todas sus hambres. Es la solución que a veces triunfa dentro de la historia: ¡quedan pocos días! ¡comamos y bebamos! Pues bien, en contra de eso, pueblo y rey invierten el proceso de la destrucción e inician sobre el mundo un gesto de vida “arrepentida”, liberada de violencia.

hombres-crucificados-delito-ciudad-Mosul_CLAIMA20150121_0067_17Dios responde arrepintiéndose (vayynnahem) y perdonando según la previsión del rey. Es claro que, dentro del contexto del relato, ese arrepentimiento parece exclusivo de Dios: cambia de actitud, no descarga la fuerza de su ira. Pero, miradas las cosas en otra perspectiva, el perdón nace también de la propia conversión/cambio del pueblo. Lo que antes era cueva de ladrones, ciudad que se destruye a sí misma, se convierte en campo de fraternidad en el que existe futuro para todos, incluidos animales.

Por eso, conversión de la ciudad y perdón de Dios se unen. Posibilidad fundante de perdón, eso es Dios para Nínive. En el mismo lugar y momento en que culmina el pecado (injusticia que produce muerte) viene a revelarse un nuevo principio de vida. Dios no sanciona lo que existe: no acepta la volencia, no defiende al rey en su injusticia ni a Nínive en su fuerte carrera de opresiones, pero les permite cambiar y les perdona. Conversión recreadora: ese es el nombre que Dios viene a recibir en esta escena.

c) Conclusión y aplicación teológica

El relato de Jonás se encuentra dirigido al pueblo del profeta: a los judíos que no aciertan a entender su puesto ni a cumplir su tarea dentro de la historia. Mil veces resonaron los oráculos de ruina contra las naciones, como puede verse en Isaías, Jeremías, Amós… Daba la impresión de que Dios debería haber ya destruido a los pueblos opresores y malvados. ¿Por qué no lo hace? ¿Por qué siguen en vida los imperios? Por misericordia de Dios y arrepentimiento de los pueblos. Leer más…

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“Un comienzo sorprendente”. Domingo 3º del Tiempo Ordinario. Ciclo B

Domingo, 25 de enero de 2015
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Jesús llamaJuan 1,35-42Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El domingo pasado, el evangelio de Juan nos contó cómo Jesús entró en contacto con algunos de los que más tarde serían sus discípulos. Este domingo volvemos al evangelio de Marcos, que será el usado básicamente durante el Ciclo B. En tres escenas, las dos últimas estrechamente relacionadas, nos cuenta la forma sorprendente en que comienza a actuar Jesús.

1ª escena: Actividad inicial de Jesús.

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía:

̶  Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.

Marcos ofrece tres datos: 1) momento en que comienza a actuar; 2) lugar de su actividad; 3) contenido de su predicación.

Momento. Cuando encarcelan a Juan Bautista. Como si ese acontecimiento despertase en él la conciencia de que debe continuar la obra de Juan. Nosotros estamos acostumbrados a ver a Jesús de manera demasiado divina, como si supiese perfectamente lo que debe hacer en cada instante. Pero es muy probable que Dios Padre le hablase igual que a nosotros, a través de los acontecimientos. En este caso, el acontecimiento es la desaparición de Juan Bautista y la necesidad de llenar su vacío.

Lugar de actividad. A diferencia de Juan, Jesús no se instala en un sitio concreto, esperando que la gente venga a su encuentro. Como el pastor que busca la oveja perdida, se dedica a recorrer los pueblecillos y aldeas de Galilea, 204 según Flavio Josefo. Galilea era una región de 70 km de largo por 40 de ancho, con desniveles que van de los 300 a los 1200 ms. En tiempos de Jesús era una zona rica, importante y famosa, como afirma el libro tercero de la Guerra Judía de Flavio Josefo (BJ III, 41-43), aunque su riqueza estaba muy mal repartida, igual que en todo el Imperio romano.

Los judíos de Judá y Jerusalén no estimaban mucho a los galileos: “Si alguien quiere enriquecerse, que vaya al norte; si desea adquirir sabiduría, que venga al sur”, comentaba un rabino orgulloso. Y el evangelio de Juan recoge una idea parecida, cuando los sumos sacerdotes y los fariseos dicen a Nicodemo: “Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta” (Jn 7,52).

Mensaje. ¿Qué dice Jesús a esa pobre gente, campesinos de las montañas y pescadores del lago? Su mensaje lo resume Marcos en un anuncio (“Se ha cumplido el plazo, el reinado de Dios está cerca”) y una invitación (“convertíos y creed en la buena noticia”).

El anuncio encaja en la mentalidad apocalíptica, bastante difundida por entonces en algunos grupos religiosos judíos. Ante las desgracias que ocurren en el mundo, y a las que no encuentran solución, esperan un mundo nuevo, maravilloso: el reino de Dios. Para estos autores era fundamental calcular el momento en el que irrumpiría ese reinado de Dios y qué señales lo anunciarían. Jesús no cae en esa trampa: no habla del momento concreto ni de las señales. Se limita a decir que “está cerca”.

Pero lo más importante es que vincula ese anuncio con una invitación a convertirse y a creer en la buena noticia.

Convertirse implica dos cosas: volver a Dios y mejorar la conducta. La imagen que mejor lo explica es la del hijo pródigo: abandonó la casa paterna y terminó dilapidando su fortuna; debe volver a su padre y cambiar de vida. Esta llamada a la conversión es típica de los profetas y no extrañaría a ninguno de los oyentes de Jesús (la 1ª lectura, del libro de Jonás, se centra en ese tema).

Pero Jesús invita también a “creer en la buena noticia” del reinado de Dios, aunque los romanos les cobren toda clase de tributos, aunque la situación económica y política sea muy dura, aunque se sientan marginados y despreciados. Esa buena noticia se concretará pronto en la curación de enfermos, que devuelve la salud física, y el perdón de los pecados, que devuelve la paz y la alegría interior.

2ª y 3ª escenas: llamamientos de Simón y Andrés, Santiago y Juan

Pasando junto al lado de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo:

̶  Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. 

Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

Jesús ha pasado unas semanas, quizá meses, recorriendo él solo Galilea. Hasta que decide buscar unos discípulos que lo acompañen y continúen su obra. No los busca en Jerusalén, entre los alumnos de los grandes rabinos. Los busca entre los pescadores. Económicamente no son unos miserables, tienen barca e incluso les ayudan unos jornaleros. Pero en una sociedad agraria, como la del Imperio romano, el obrero manual estaba por debajo del campesino, y sólo por encima de las clases de la gente impura y de los despreciables (en la clasificación de Gerhard Lenski).

El relato de Marcos resulta desconcertante. ¿Es posible que cuatro muchachos sigan a Jesús sin conocerlo, abandonando su familia y su trabajo? El lector moderno, buscando una respuesta, acude al cuarto evangelio, donde se dice que Jesús ya los conoció cuando el bautismo. Pero el lector antiguo, que sólo tenía a su disposición el evangelio de Marcos, se queda admirado del poder de atracción que ejerce Jesús y de la disponibilidad absoluta de los discípulos.

Estos cuatro discípulos representan el primer fruto de la predicación de Jesús: muchachos que creen en la buena noticia del Reinado de Dios, siguen a Jesús y cambian radicalmente de vida.

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“¿Quién es y quién no es protestante?”, por Carlos Osma

Domingo, 25 de enero de 2015
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1262353657609Margot-KaessmanLeído en Homoprotestantes:

En principio es fácil responder a la pregunta sobre quién es y quién no es protestante si nos atenemos a lo que comúnmente se conoce como “las cinco solas”, que no es más que una doctrina de mínimos que comparten todas las iglesias que se consideran herederas de la Reforma, y que podríamos resumir así:

I) Sola Scriptura. La Biblia es la única fuente de doctrina cristiana.

II) Sola Fide. La justificación se alcanza por la fe.

III) Sola Gratia. La salvación se obtiene por la gracia divina.

IV) Solus Christus. Jesucristo es el único mediador.

V) Soli Deo gloria. Toda la gloria es sólo para Dios.

La realidad muestra que estos límites identitarios permiten una gran diversidad. Por esa razón en las relaciones entre diferentes iglesias protestantes hay veces que se descubren muchos puntos en común, otras únicamente las “solas”, y a veces, las menos, se cree que con una determinada iglesia se ha dejado de compartir incluso alguno de estos pilares básicos. Actualmente el principio de la Sola Scriptura es el que está generando una mayor controversia y debate, puesto que no todas las iglesias protestantes leen la Biblia de la misma forma ni desde el mismo lugar, y por tanto, llegan a conclusiones distintas.

Hasta no hace mucho tiempo, al menos en España, esto no había sido un problema de demasiada importancia y cada iglesia iba por su lado. Ya desde finales del siglo XIX, debido entre otras razones a los intereses de las diferentes iglesias extranjeras que habían enviado a sus misioneros, quedó claro que iba a ser imposible que la iglesia protestante en España fuera sólo una. La diversidad dentro del protestantismo español forma parte de su ADN, y jamás se ha logrado una postura común en su casi siglo y medio de existencia, más que la voluntad clara de hacer llegar el evangelio.

El protestantismo en España, desconozco la realidad en otras latitudes, ha sido y es una forma de entender el cristianismo que no ha sabido aglutinar toda esta diversidad que atesora, ni sacar partido de ella. Tampoco ha sabido construir una imagen unitaria, y un discurso en el que todas las sensibilidades se sintieran cómodas. Es posible que algunas personas crean que eso es imposible, pero colectivos como el LGTB, con una mayor diversidad, han mostrado que con una clara voluntad puede lograrse. Lo importante es donde poner los objetivos, las metas a alcanzar. Cuando se ponen en la defensa de los propios intereses o en remarcar aquellos puntos que aglutinan sólo a las mayorías, la unidad siempre se rompe. Si por el contrario se defiende la posibilidad de existir con sus singularidades a cualquier forma de reflejar la fe protestante, podamos estar de acuerdo o no con ella, la unidad puede convertirse en una fuerza que permita una mayor incidencia del evangelio en nuestro país.

Si a la imposibilidad de gestionar la diversidad, añadimos el desinterés por crear puentes entre diferentes sensibilidades o planteamientos teológicos, incapacidad para entrar en diálogo y participar con los distintos agentes sociales, y sobre todo una rigidez fundamentada en la ignorancia de quien cree poseer la verdad, podríamos hacer una foto bastante fidedigna del protestantismo español.

Pero que no haya la voluntad, ni quizás la capacidad, de poder preservar la unidad del protestantismo, no significa que no se le esté intentando dotar de una determinada identidad. Es evidente que hay un interés por crear una identidad protestante, una imagen que pueda ser más o menos reconocible de lo que es ser un buen evangélico. Pero lo triste de todo esto es que se confunde la identidad protestante con la identidad del propio grupo o familia protestante de la que se forma parte. En resumidas cuentas, una lucha fratricida por imponer como válidos únicamente los propios planteamientos teológicos.

Y para crear esta imagen ficticia que permita aglutinar, en vez de abrirse a la diversidad real, se ha decido apostar por cohesionar el grupo utilizando chivos expiatorios. Es decir, se está intentando crear una identidad protestante basada en negársela a las corrientes o planteamientos que se tachan de liberales y alejados de la ortodoxia de las mayorías. Se opta por sacrificar una parte para unir al todo, de acabar con las notas más discordantes del himno oficial. Algo que lo que hace, como siempre, es volver a atomizar al protestantismo y a radicalizarlo, convirtiéndolo en un discurso de extrema derecha en lo político y fundamentalista en lo religioso.

No hay otra salida para los chivos expiatorios que buscar el propio camino, es bastante estúpido quedarse donde no te quieren. Los homosexuales que hemos vivido durante años en iglesias donde no se nos quería podemos explicar lo que sucede cuando uno se empecina en lo imposible: que al final uno acaba construyendo un cristianismo basado más en justificarse ante quienes no aceptarán ninguna justificación, que buscando la propia forma de vivir y compartir el evangelio.

Y por otra parte no es malo que le digan a una iglesia que no encaja y que no se le quiera dentro de una manera opresiva de entender el evangelio. Que no se acepta su manera de interpretar la Sola Scriptura por no mantenerse dentro de unos principios teológicos protestantes del siglo XVIII. O que no se tolera su moral y pastoral basadas en la persona en vez de la Ley. Todo esto, en el fondo, no es más que la constatación de que en el fondo, hay cosas que se están haciendo bien. De que se está dentro de una iglesia protestante viva que no deja de reformarse, y que no está dispuesta a renunciar a la realidad para poder estar dentro de la ortodoxia.

Carlos Osma

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Evangelio de Marcos. El Manuscrito de la Momia

Domingo, 25 de enero de 2015
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CientA-ficos-encontrado-Andong-National-University_CYMIMA20150120_0007_13Del blog de Xabier Pikaza:

RD acaba de publicar una nota de agencia donde se afirma que han encontrado y que pronto publicarán “un fragmento” del Evangelio de Marcos, escrito ente el año 80 y el 90 de nuestra era”, en la máscara de una momia egipcia.

La noticia es de tipo sensacionalista, ha dado la vuelta al mundo, y RD ha hecho muy bien en publicarla quizá debía haber preguntado la opinión de algún especialista de su grupo, como podía ser en este caso el Prof. A. Piñero, pues mucho me temo que estemos ante una “serpiente de invierno boreal” (aunque parece cierto que en el fondo puede haber un núcleo de verdad).

(cf. http://www.periodistadigital.com/religion/mundo/2015/01/21/hallan-la-copia-del-evangelio-mas-antigua-del-mundo-en-la-mascara-de-una-momia-egipcia-religion-iglesia-egipto.shtml ).

No soy experto en papiros, pero algo estudié y algo sé de Marcos, y así puedo ofrecer unas anotaciones críticas, presentando después un trabajo autorizado sobre el tema (en inglés):

1. El texto formaría parte de una máscara de momia egipcia, de “segunda categoría”, del siglo II d.C., para la que se habría utilizado un papiro pre-escrito, con un pasaje del evangelio de Marcos. La momia parece haber sido “saqueada” por ladrones de tesoros, que habrían vendido la máscara (hecha de pobre papiro, no de oro, como en las momias de faraones y altos dignatarios). Eso indica que la procedencia del texto sería “ilegal” (en Egipto no se pueden saquear máscaras, ni venderlas al extranjero). No sabemos pues a ciencia cierta de dónde ha venido el texto.

2. El Prof. Craig Evans, de la Acadia Divinity College in Wolfville (un buen “escolar”, como indico en la nota final de esta postal, afirma que ha investigado bien el texto y que, por la escritura y tinta, es del 80 al 90 d.C., y que contiene un texto de Marcos, pero nadie “neutral” ha visto el papiro manuscrito con el texto, ni ha ofrecido una foto auténtica de su contenido. Por otra parte, partiendo solo de un análisis de la tinta y escritura resulta difícil fijar la fecha en que ha sido escrito un texto.

3. Todo lo referente al descubrimiento y presentación de ese presunto “manuscrito de Marcos” resulta “poco científico”: No se puede hablar de un texto sin publicarlo, determinando modo y locación del descubrimiento, indicando el lugar dónde se encuentra, con “documentación fotográfica” o foto-mecánica. Mucho tememos que en el fondo haya un pequeño fraude quizá “bondadoso” (o una noticia que debe cernirse y decantarse entre los investigadores). Un caso famoso, de tipo semejante, fue y sigue siendo “memorable” evangelio secreto de Marcos, que nadie ha visto tampoco (al parecer). Lo cierto es que se siguen saqueando tumbas… y que en esas tumbas se encuentran a veces papiros y manuscritos (miles y miles se conservan aún en los museos e instituciones oficiales de Egipto y de fuera de Egipto, sin haberse catalogado del todo, pues ello exige mucho tiempo).

4. La antigüedad del texto griego de Marcos fue postulada por el difunto prof. Josep O’Callaghan Martínez SJ, catalán de Tortosa (1922-2001), gran papirólogo, que creyó haber descubierto fragmentos griegos de Marcos del 50-60 d. C. entre las ruinas de Qumrán. Su “descubrimiento” científicamente publicado y estudiado no ha logrado convencer a la comunidad científica, pues las letras griegas esparcidas en cuevas Qumran pueden recomponerse en palabras que se encuentran no sólo en Marcos, sino en diversos libros del AT griego (LXX). O’Callaghan presentó su “descubrimiento” con todas las garantías científicas, la comunidad de los investigadores no aceptó (ni acepta en general) su propuesta, aunque la sigue estudiando. En esa línea, la mayoría de los estudiosos creen (creemos) por análisis interno de su libreo, que Marcos escribió su evangelio en torno al año 70 d.C.

5. Los primeros papiros que tenemos por ahora del NT, bien catalogados y estudiados, son de Mateo (entre ellos el POzy 4404, con una docena más de finales del II y principios del III), lo que indica que fue un texto muy extendido. De Juan tenemos algunos papiros de la colección Bodmer (P.Bod II) y también de Oxirrinco. Los testimonios de Marcos son algo más tardíos. El primero parece el papiro Cherter Beatty delsiglo III (lo mismo que de Lucas). Sería sensacional que contáramos con un papiro antiguo de Marcos, lo que indicaría la rápida extensión de este evangelio.

6. Ciertamente, Marcos pudo escribir su libro entre 70/75 en Siria (o quizá en Roma, como dicen los “descubridores” de este manuscrito de momia)… un texto que viajó pronto y hallaba en Egipto hacia el año 80…, de manera que se escribió una copia, desechada y reciclada luego para “máscara de momia”… Eso no es imposible, aunque no nos parece probable. De todas formas, sabemos que hubo pronto textos de Marcos en Antioquía (donde Mateo los “recreó” en su evangelio, hacia el 89/90) y en Éfeso (donde Lucas hizo lo mismo, hacia el 90/100). Pero nos parece raro que hubiera ya textos u hojas volantes de Marcos “danzando” por Egipto para ser recicladas luego como papiro de momia. Imposible no es, raro me parece.

7. Quien quiera estudiar el tema de los papiros (y textos) más antiguos del evangelio de Marcos y del NT puede seguir leyendo el gran trabajo de L. W. Hurtado, Los primitivos papiros cristianos (Sígueme, Salamanca 2010). Quien siga estudiando e intente situar el tema dentro de la investigación y teología actual, puede leer la introducción de mi libro, El Evangelio de Marcos (Verbo Divino, Estella 2012, 120-138). No es necesario que diga más en esta rápida nota de prensa, sino sólo pedirles a los amigos de RD (que es también mi casa) que pongan un signo de interrogación sobre lo que han dicho este Marcos de momia.

Ofrezco a continuación una nota crítica del tema, escrita por Joel Baden and Candida Moss y enviada por A. Álvarez Valdés, a quien agradezco como siempre su bien hacer crítico.

(Imagen: Foto que acompaña al “lanzamiento de la noticia”, con el texto de un papiro que no es precisamente el de Marcos).

Was oldest gospel really found in a mummy mask?
By Joel Baden and Candida Moss, special to CNN

(http://edition.cnn.com/2015/01/21/living/gospel-mummy-mask/ )

Media outlets have been abuzz this week with the news that the oldest fragment of a New Testament gospel — and thus the earliest witness of Jesus’ life and ministry — had been discovered hidden inside an Egyptian mummy mask and was going to be published.

The announcement of the papyrus’ discovery and impending publication was made by Craig Evans, professor of New Testament at Acadia Divinity College in Wolfville, Nova Scotia. Evans described the papyrus as a fragment of the Gospel of Mark. Leer más…

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“Fundamentalismo religioso: ¿amenaza u oportunidad?”, por José Mª Castillo

Domingo, 25 de enero de 2015
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061217-las-tres-religiones-culturas-alianza-de-civilizaciones-laicista-fundamentalismoLeído en su blog Teología sin Censura:

Los recientes y dolorosos incidentes, ocurridos en Paris y provocados presuntamente por los fundamentalistas religiosos de la yihad islámica, han hecho saltar todas las alarmas no sólo en Francia, sino en toda Europa. Los políticos y los cuerpos de seguridad del Estado se han puesto lógicamente en estado de máxima alerta. En cada país, los gobernantes le dicen a la gente que no tengan miedo, que todo está asegurado y garantizado el orden. No hay motivos de preocupación, ya que contamos con policías armados y cuerpos de seguridad que nos garantizan a todos la necesaria estabilidad para vivir tranquilos.

No hay razones para dudar de que nuestros políticos, al decir estas cosas, nos transmiten la verdad. Y la eficacia con que ha procedido la policía francesa es la prueba más evidente de que estamos protegidos. El problema, por tanto, no está en que las fuerzas de seguridad no dispongan de los medios que necesitan para defendernos. El problema está en que el enemigo, en este caso, supera en peligro todos los medios de defensa que puedan tener los medios de seguridad del Estado. Porque la lucha está planteada entre fuerzas muy dispares. Los medios con que cuenta la policía se basan en la técnica. Los medios con que cuenta el fundamentalismo religioso se basan en la conciencia y en ocultos intereses relacionados con la conciencia. Ahora bien, esto quiere decir que los medios con que cuenta la policía son conocidos, mientras que los medios con que cuenta el terrorismo religioso no son (ni pueden ser) conocidos. Por eso los terroristas fanáticos de una religión atacan dónde, cuándo y como menos se puede imaginar y de forma que nadie podía sospechar lo que sucede o ha sucedido. Si somos sinceros, no tenemos más remedio que reconocer que esto es así. Por más desagradable o costoso que resulte reconocerlo.

Pues bien, estando así las cosas, ¿qué hacer? Por supuesto, en lo que se refiere al papel, que corresponde a los cuerpos de seguridad del Estado, lo que hay que hacer es apoyar el esfuerzo enorme que vienen realizando para asegurar nuestra protección ante las amenazas del terrorismo religioso. Pero, dicho esto, es decisivo tener muy claro que el camino de la solución radical no será el que nos tracen los políticos, con sus reuniones y acuerdos, ni el que nos puedan ofrecer los policías, con sus armamentos y estrategias. Si la raíz del peligro está en las conciencias, lo que urge pensar a fondo es si podemos – y debemos – renovar las religiones de forma que, en ellas, no tengan lugar las conciencias de los terrorismos fundamentalistas. ¿Es eso posible? Más aún, ¿es eso no sólo conveniente, sino incluso necesario?

El dato capital, en todo este asunto, radica en que el punto de partida del hecho religioso no estuvo en la fe en Dios, sino en la fe en los rituales religiosos. Estoy hablando de los lejanos tiempos del paleolítico superior. Más aún, abundan los paleontólogos convencidos de que ya los neanderthal practicaban el entierro ceremonial de los muertos, de forma que actividades semejantes habrían ido acompañadas de ideas religiosas desde hace alrededor de cien mil años (Konrad Lorenz, E. O. Wilson, K. Meuli, W. Burkert, H. Kühn). Así las cosas, se ha dicho con razón que “Dios es un producto tardío en la historia de la religión” (G. Van der Leeuw; cf. R. P. Marret, M. P. Nilsson). Y la historia posterior, hasta nuestros días, se ha encargado de dejar patente que los individuos, desde la niñez, y la sociedad en general al igual que la cultura, asimilan con más facilidad y claridad la fe en los ritos que la fe en Dios. Es frecuente que la gente se aferre a las observancias rituales, en tanto que la seguridad y la claridad, en lo que concierne a Dios, resulta para muchos algo problemático, quizá dudoso y, en todo caso, un sentimiento amenazado por la oscuridad. Las observancias rituales tranquilizan las conciencias. El asunto de Dios es, para muchos, un problema nunca resuelto y que, tantas veces, se vive como un misterio o, al menos, como un enigma.

No es posible analizar aquí la hondura y las consecuencias de lo que acabo de indicar. Pero hay algo, muy fundamental, que no podemos dejar al margen. Se trata de un hecho que estamos viendo a diario y por todas partes. Me refiero a la cantidad de fieles, que nos confesamos creyentes, pero que en nuestra vida somos más estrictos observantes de los rituales religiosos que estrictos cumplidores de las exigencias éticas que tendríamos que cumplir como ciudadanos ejemplares. Reducimos nuestra religiosidad a determinadas prácticas rituales, al tiempo que excluimos de nuestra religiosidad el respeto, la tolerancia, la sensibilidad ante el sufrimiento, sobre todo el sufrimiento de los más débiles. Y así sucesivamente. Hasta llegar a hacer compatible la estricta observancia de la religión con la violencia más brutal ante todo aquello con lo que no estamos de acuerdo.

Esta violencia, por lo demás, es comprensible. Y con frecuencia resulta inevitable. Porque la religión es la creencia en un poder absoluto. La que lógicamente se traduce en la obligación indiscutible de una obediencia absoluta. Ahora bien, desde el momento en que el centro de la vida (y el futuro de la salvación) depende de una obediencia absoluta, la consecuencia inevitable es que tal obediencia se antepone a todo lo demás, incluso a la vida misma de quienes se oponen o dejan de cumplir semejante obediencia.

Naturalmente, una persona que piensa y vive así, no puede estar de acuerdo con la modernidad, con la sociedad secular, en la que los derechos fundamentales del ser humano se anteponen a todo cuanto pueda limitarlos y sobre todo reducirlos o anularlos. Ahora bien, desde el momento en que nos encontramos con este problema, por eso mismo tropezamos con las raíces del fundamentalismo religioso. Es el problema que ya intuyó, en 1909, el profesor de la Universidad de Harvard Charles Eliot, cuando insistió en que el dilema de los cristianos, en el mundo moderno, es el dilema que consiste en si ponemos el centro de nuestra fe en las exigencias éticas o más bien lo situamos en la fidelidad a las creencias ortodoxas y a los rituales sagrados (cf. Karem Armstrong). Como es lógico, los fundamentalistas religiosos centran de tal manera (y hasta tal extremo) su vida y sus intereses en la fiel observancia de los rituales sagrados, que anteponen esa observancia a la vida misma. La vida de quien sea y en lo que sea. Hasta el extremo de estar dispuestos a matar, o dejarse matar, con tal de no permitir que la sociedad democrática, laica y secular se sobreponga a la sociedad condicionada y sumisa a las exigencias de la religión.

En el caso del cristianismo, es conocido el enfrentamiento de los creyentes, sobre todo de la clase alta, a las libertades y derechos del hombre y del ciudadano, tal como habían sido promulgados por la Asamblea Francesa en 1789. Desde entonces, es conocida la postura intransigente de hombres como Louis Bonald, Joseph de Maistre y La Mennais, en Francia, Karl Ludwig von Haller y Friedrich von Hurter, en Alemania, Donso Cortés en España. Y no hay que olvidar la resistencia del papado, desde Pío VI (en 1790) hasta Pío X (en 1906), en cuanto se refiere a las dos grandes exigencias de la modernidad: la igualdad y la libertad.

No pretendo entrar en la complicada historia reciente del fundamentalismo judío e islámico. Me limito a recordar, por lo que se refiere a la actualidad de éste último, los nombres de Mustafa Kemal Ataturk (1919-1922), en Turquía, y Rashid Rida (1922-1923), en Egipto, que propugnaron sociedades más de corte moderno que de fidelidad al pasado islámico por el que se habían regido hasta comienzos del siglo XX. Desde entonces, en el mundo islámico, hay no pocas personas y grupos que ven, en la sociedad secular y democrática, una amenaza para la integridad y estabilidad de sus creencias.

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Budismo, Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, Hinduísmo, Islam, Judaísmo , ,

Blasfemia y libertad: Entre el “humor” y el fusil

Domingo, 25 de enero de 2015
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10933873_821201897953182_8657661431130705386_nDel blog de Xabier Pikaza:

Un famoso poeta evocaba la tragedia que forman tocando a muerto la “campaña y el cañón”. En este caso, en vez de la campaña tenemos un tipo humor (la revista Charlie-Hebdo). El cañón han sido en este caso los “fusiles” de los ejecutores de una muerte “sagrada” por venganza.

Presenté el 17.01 una postal sobre el tema (Entre “blasfemia y asesinato” ¿Todos somos Charlie? http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2015/01/17/p363234#more363234) y en ella mostraba en ella mi perplejidad ante unos hechos que resultan difíciles de explicar y razonar:

a. Por una parte defendía y defiendo el derecho a la libertad, garantizada por la Ilustración racional y la democracia de occidente.

b. Por otra parte suponía que en otro plano las viñetas de Ch.H. me parecían al menos poco adecuadas en un contexto de diálogo de culturas y de religiones.

Sigo pensando lo mismo, aunque J. I. Calleja respondido en unos comentarios, y con toda razón, que debemos distinguir el plano legal, definido y delimitado por las leyes de los estados (que abren un espacio para que Ch.H. pueda publicar sus caricaturas, y el plano ético, en el que quizá ellas pueden y deber ser criticadas.

Admito gustoso la aclaración o rectificación de J. I Calleja, y así vuelvo a publicar los números centrales de mi “propuesta” de entonces, con sus valiosos comentarios, presentando a continuación algunos comentarios de los cientos que se cruzaron esos días en mi Facebook.

Para situar quizá mejor el tema, me atreve a presentar algunas consideraciones, que pueden ser marginales, pero que resultan importantes en esta discusión:

1. Acepto con J. I. Calleja el valor “vinculante” de las leyes, pero con dos anotaciones marginales. (a) Quiero que las leyes mejoren (¡mucho!) y se acerquen en lo posible al ideal ético, en contra de lo que sucede en muchos espacios de la actualidad. (b) Quiero que puedan pactarse unas leyes universales, por encima de los estados concretos (como ha puesto de relieve L.F, es decir, Lucio Florio, en mi facebook).

fotoint14db592744ad34_25042011_1125am2. Como heredero de una tradición cristiana e ilustrada, pienso que un tipo de caricaturas son no sólo “legales”, sino que hacen mucho bien, pues nos enseñan a ver el otro lado de las cosas. Sin un tipo de “humor” la vida sería inviable; sólo quien es capaz de aceptar caricaturas y chistes sobre sus propias creencias y formas de vida es en el fondo maduro.

3. Muchas caricaturas (como la del Asno/Cristo de los principios del cristianismo; volveré a presentar este “grafito” insultante y lo comentaré al fin de esta postal) nos han enseñado a ver las cosas… El mismo nombre de “cristianos” empezó siendo una caricatura ofensiva, pero los seguidores de Jesús la aceptaron, y aprendieron a verse mejor a sí mismos. Esto deberían aprenderlo los “fusileros” islamistas (pero no sólo ellos).

Seguiré hablando del tema, pues merece la pena. Hoy presento tres motivos, para que los lectores juzguen: Mis tres tesis centrales del pasado 17; la respuesta y aclaración de J. I. Calleja (¡gracias, José Ignacio!), y algunos comentarios del face.book.

Propuestas de X. Pikaza (de la postal del 17)

6. Dicho eso, y defendiendo de un modo radical la libertad, tenemos que añadir que sólo es auténtica una libertad que respeta la vida y sentimiento de los otros, en un plano ético. Ciertamente, los caricaturistas de Charlie-Hebdo tienen libertad de pluma y mente, han hecho lo que han creído bien (supongo que con buena intención, sin querer herir a nadie)…, pero ellos no deben despreciar las creencias de otros, que no son un bien privado, sino un “bien social”. En ese sentido les pedimos mucha mayor madurez y responsabilidad si quieren seguir siendo periodistas satíricos. En el fondo de alunas caricaturas de Charlie-Hebdo hay un desconocimiento del Islam y quizá una falta de sensibilidad ante sus más hondos sentimientos personales y religiosos.

7. Tengo la impresión de que los periodistas de Charlie-Hebdo (y otros muchos “cultos” occidentales ) tienden a ignorar los valores del Islam, en su historia, en su cultura de fondo de paz… En concreto, los de Harlie-Hebdo con sus caricaturas han herido sin causa a millones y millones de musulmanes. Podían hacerlo, y les defiendo. Lo han hecho para que todos sonriamos, y les aplaudo. Pero quizá se han creído superiores por pertenecer a un primer mundo que se piensa el ombligo de la razón cósmica, del pensamiento absoluto, y en ello se equivocan.

8. Por su parte, los musulmanes han de aceptar el “juego” de la libertad de occidente, que les permite vivir y practicar su religión (en contra de lo que hacen muchos “estados musulmanes” que no dejan libertad de hecho para los cristianos). Y en este mundo en que estamos (año 2015) han de responder con el pensamiento y la palabra, no con las bombas. Por eso, sigo condenando sin paliativos el asesinato de los periodistas de Paris.

Comentario por José Ignacio Calleja

A mí el punto seis, querido Xabier, me parece el más discutido fuera del mundo de los creyentes; nosotros creemos que la libertad de expresión es un derecho fundamental, -con el límite de los demás derechos humanos , según lo exige la ley democrática-, y también según lo exige un moral común y sensata al tratar las convicciones religiosas o metafísicas de los demás; por supuesto, si estas convicciones son dignas de la dignidad humana y la respetan. O sea, que mofarse por mofarse de las convicciones ajenas o propias, como una libertad total de hacer escarnio de ellas -salvo lo que prohíba la ley- nos parece que es un derecho legal, pero que no es de recibo éticamente. Lo cual no obvia que el terrorismo es condenable de forma absoluta y siempre, se justifique en lo que se justifique. Nos dicen que mezclamos el campo legal con el moral, y que este segundo, fuera de la ley, es opcional y privado. Decimos que separarlos es un tobogán hacia la nada, que puede serlo.

Por el contrario, los ilustrados franceses y contemporáneos creen que ese derecho de libertad de expresión –salvo lo que prohíba la ley- es absoluto, aunque su resultado suponga mofa o desprecio de las ideas y convicciones ajenas: las que sean. Estas tienen su defensa siempre y sólo en el mismo campo de las ideas. Las intenciones buenas, malas o regulares del crítico, no cuentan. La moralidad del dibujo y de su intención, tampoco. En su extremo, la gracia está en negar que haya religión alguna respetable y humanamente positiva. Son dos conceptos. Nosotros estamos por el primero.

Si lees tu texto, verás que mezclas el plano jurídico y el moral -punto 6-, y ellos los separan. Detrás está el debate de que para ellos, el bien es aquello que cabe en el procedimiento de la ley; lo bueno viene dado por cumplir el procedimiento legal común; todo lo demás es opinión, ideología y opción, aunque las religiones, y otros, le llamemos moral. Creo contigo que estamos obligados a cumplir el procedimiento democrático no violento, siempre, pero que no debemos callar sobre el valor moral que está en juego en el modo de ejercer un derecho fundamental y en su efecto final. Esto es lo propio de la lucha moral justa en una sociedad democrática, lucha moralizada por una moral civil justa en los fines y en los medios, en los objetivos y los procedimientos.

Diciendo esto les parecemos poco laicos y racionales, y nada demócratas; yo creo que cumplimos suficientemente los tres requisitos -deberíamos hacerlo, pues bien sabes que a la gente de religión se nos cuela enseguida el dogma y el derecho al castigo divino por mano humano-, y hasta evitamos el artificio de gozarnos de la libertad de expresión al margen del bien común intentado al menos -cuestión a discutir-, y cuestionamos un concepto de libertad de expresión demasiado absoluto por comparación con otros derechos más materiales, como los que nos dan de comer por el trabajo u oportunidades de vida para los niños.

Hay algo extraño en este debate de los derechos con una comprensión dogmática de su jerarquía y significado. Merece la pena ser críticos de los críticos que con razón y derecho nos critican ¿Qué le vamos a hacer, Xabier? Y otra vez, lo asesinatos de Charlie Hebdo, y los otros, hasta 17, son asesinatos sin paliativos ni disculpa ni explicación. Con fe y sin fe, son asesinatos.

Un tema de facebook

He publicado en el facebook (https://www.facebook.com/xabier.pikaza) tres fotos que han sido muy comentadas, los días 10, 11 y 18 de enero, con caricaturas que aquí no me atrevo a reproducir. Allí decía:

¿Os parece de buen gusto esta imagen de Charlie-Hebdo? ¿Te parecen ofensivas? Ciertamente, me parece horrible sin más, condenable del todo, la “respuesta” de los que quieren defender el honor de Muhammad /Mahoma matando a los caricaturistas… pero no me siento del todo feliz con las caricaturas (que no pongo aquí, para no sumarme a ellas). Leer más…

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“La religión exige respeto”, por José Mª Castillo

Domingo, 25 de enero de 2015
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charlie_hebdo_fingerUn texto a reflexionar detenidamente desde nuestra absoluta condena del terrorismo y de los atentados de París y que hemos leído en su blog Teología sin Censura:

El Papa dice que “no se puede provocar” ni “ofender” a la religión

Cameron replica al Papa que en las sociedades libres se puede ofender a las religiones

Los sangrientos incidentes, que se han provocado en París con motivo de los asesinatos causados por el fanatismo religioso islamista contra los periodistas de Charlie Hebdo, han desencadenado la indignación y el miedo por casi toda Europa. Y la lógica del discurso, como es normal, se orienta mayoritariamente a condenar la violencia irracional de los terroristas. Sin embargo, si la cosa se piensa a fondo, me temo que se cargue la mano sobre algo que es muy verdadero: la violencia criminal de los intolerantes de la religión. Pero, tan cierto como lo que acabo de decir, es que el empeño legítimo por defender la libertad de opinar en una sociedad democrática, puede ocultar otro aspecto fundamental de la cuestión, a saber: que la religión es un asunto extremadamente serio. Porque la religión toca las fibras más profundas en las convicciones que dan sentido a la vida de millones de seres humanos. Y con esto – si es que tomamos la vida muy en serio – hay que tener mucho cuidado.

No pretendo en modo alguno justificar el terror y la violencia de los terroristas que, en nombre de “lo divino”, se atreven a violentar e incluso asesinar “lo humano”. Sólo pretendo recordar que la religión es un asunto muy serio. Es más, como se ha dicho con toda razón, “la religión puede ser mortalmente seria”. Es la “seriedad absoluta, que deriva del trato con superiores invisibles…, prerrogativa de lo sagrado que caracteriza a la religión” (W. Burkert, P. Hassler, D. D. Hughes). Más aún, como es bien sabido, la intuición genial de Rodolph Otto nos advirtió sabiamente que la experiencia del hecho religioso es en realidad el encuentro con el “mysterium tremendum”, un misterio “que hace temblar” a no pocas personas y grupos humanos.

Insisto: si es importante respetar la libertad de expresión, y en esta libertad hay que educar a la ciudadanía; pero también es importante que todos nos eduquemos en el respeto a las creencias y convicciones de los demás, con tal que tales creencias no lleven a la violencia en ninguna de sus formas.

Por supuesto que no es equiparable la violencia de un arma de fuego con la violencia de un lápiz. Pero tan cierto como eso es que no debe ser bueno para nadie lo que atinadamente ha dicho un artista francés bien conocido: “Mofarse de todo el mundo es una tradición muy arraigada en Francia desde Voltaire” (Christian Boltanski). Y que nadie me venga con las sutiles precisiones lingüísticas que ha hecho Alberto Manguel. Por supuesto, que “la razón tiene derecho a reírse de la locura”. Como no es lo mismo la “sátira” que el “insulto”.

Estamos de acuerdo con todas las precisiones que los pensadores y lingüistas nos quieran y nos deban hacer sobre lo que han hecho los ingeniosos periodistas del humor de Charlie Hebdo. Pero, ¡por favor!, no olvidemos que las palabras, las ideas y las sutiles distinciones de los sabios, nunca pueden abarcar la totalidad de lo real. Y la realidad – triste y dura realidad – es que, con demasiada frecuencia, el que se dedica al oficio de mofarse de los demás, por muy artista que sea, posiblemente sin darse cuenta de lo que hace, en realidad a lo que se puede dedicar muchas veces es a despreciar a quienes discrepan de sus ideas, por más respetables que sean. Pasar de la sátira al desprecio es más fácil de lo que sospechamos. Pero, es claro, que quien se ve o se siente despreciado, una y otra vez, llegará el día en que se ponga como un loco a violentar y matar al que le ofende.

¿Que hay que vigilar a los terroristas? Por supuesto. Pero que quede claro que no es menos urgente vigilar también a quienes se dedican a la desagradable tarea de la burla y la mofa como oficio.

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